Casa compartida parte III

Hola, regresamos con Daisy y Daniel, para aquellos que apenas encuentran este relato, aquí tiene las anteriores partes para hacerse a la idea de como comenzó todo.

Parte I: http://www.poringa.net/posts/relatos/4105810/Casa-compartida.html



Laura comenzó a subir las escaleras de a poco, y no tuve más remedio que seguirla, me había dado un mini infarto verla ahí, porque eso significaba que posiblemente nos había visto a Daisy y a mí, y si ella se enteraba era posible que ya no quisiera continuar con nuestra relación.

Llegamos al segundo piso y fuimos a la puerta de su cuarto, ella la abrió y me dejó entrar primero, me senté en su cama, tratando no mostrarme preocupado, por cualquier cosa que me fuera a decir.

-Creo que es bastante obvio el porque te llamé.

-No, la verdad no Laura... ¿Podrías decirme?

-Ponte serio Daniel, los vi a los dos, literal, estabas masturbando a Daisy en toda la cocina- La cara de Laura no era una feliz ni juguetona, estaba sería, parecía incluso algo molesta- ¿Qué hubieras hecho si Alice los hubiera visto?

-Tu y yo sabemos que eso es imposible, ella solo sale de su cuarto cuando Daisy la llama para algo por siempre estar estudiando.

-O sea sí, pero, aun así, se arriesgaron mucho.

Suspire por no saber cómo responderle, tenía razón, el hecho de que ella nos haya pillado ya era prueba suficiente, levanté mi mano y solo dije "Culpable, tendré más cuidado la próxima vez", a lo que ella solo me miró con una cara tranquila y sonriendo.

- ¿Y? ¿Cómo fue que lograste cumplir tu fantasía?

- ¿Mi qué? ¿Tu sabias?

- ¿Tú crees que yo soy bruta o ciega o qué? Daniel, siempre te la pasas mirándole las nalgas y las tetas a Daisy, prácticamente se te caía la baba. Alice no se da cuenta porque apenas y se interesa en nosotros.

Me tapé la cara y comencé a pensar ¿Realmente era así? Los recuerdos de Daisy eran mayormente de su trasero marcado en los shorts que llegaba a usar por la casa y de su escote por los momentos en los que se pegaba a mí.

-Joda, bueno, aproveché un día que ustedes dos no estaban y que nos iban a dejar por un buen tiempo, me le arrime y le dije todo, el cómo me ponía al pensar en ella y que me la pasaba viendo cada que podía... Aunque ahora sé que no era algunas veces, si no siempre.

-Bueno, me alegro por ti ¿Pero cuando fue eso? Porque no recuerdo que los hayamos dejado solos por mayo.

- ¿Mayo? Pero si esto pasó el día lluvioso de junio.

Ambos nos miramos sin entender de lo que el otro hablaba, Laura me terminó explicando que llevaba desde mayo escuchando gemidos justo en el cuarto de abajo, el cual era el de Daisy, pero yo le seguí explicando que eso no era posible, porque solo empezamos a con nuestra relación hace un mes, al final, los dos entendimos que era, Daisy andaba caliente desde mayo, y se masturbaba de vez en cuando, tres días por semana.

-Mierda, si yo hubiera sabido eso, me la estaría cogiendo desde mayo... Un momento, si la escuchabas...

-Si, también los escucho cuando andan cogiendo, el piso es lo suficientemente delgado para no necesitar poner mi oído y escuchar tanta bulla. Tengo que admitir que el sonido si era diferente desde Julio, pero me imaginé que era que ya ustedes se habían acostumbrado a coger más fuerte.

Comencé a disculparme y a decirle que prometía ser menos ruidoso, pero ella no le dio tanta importancia porque se le hacía fácil caer dormida y era de sueño pesado, por lo que apenas nos escuchaba, se iba a dormir rápido y ya no nos escuchaba. También le pedí que guardara el secreto, porque si Daisy sabía que ya nos habían descubierto, capaz y no quería continuar con lo nuestro, y ella me sonrió diciendo que ya llevaba dos meses sin decir nada, por lo que no habría problema.

-Gracias Laura, eres un amor- Dije y le di un pequeño abrazo y un beso en la mejilla.

-Lo se lo sé, pero ya bueno, suéltame, que tú sabes cómo es mi novio.

La solté y me levanté, Jesús y yo no nos llevábamos muy bien, todo porque un día lo escuché hablando con Laura y diciendo, en algo de voz alta, que me partiría si descubría que yo le hice algo a ella, él era celoso y posesivo, cosa que no le gustaba mucho a Lau, pero como estaban muy bien apenas y le daba importancia, pero desde ese día, Jesús y yo apenas y nos hablamos bien.

-Otra cosa Laura ¿Sabes de un puesto libre en el café que trabajas?

-Pues, ahora mismo no hay, pero uno de mis compañeros está pensando en salirse ¿Por?

-Porque me gustaría empezar a ganar algo de plata por mi cuenta, lo que me mandan mis padres solo me da para pagar la estadía y algunas cosas que necesito para la universidad.

Laura prometió avisarme cuando su compañero renuncie, salí de su cuarto dejando un largo suspiro y comencé a bajar las escaleras, cuando escucho a Daisy decir que ya todo estaba listo para comer. Daisy casi siempre nos hace de comer a todos, pero le facilitamos la vida cocinando de vez en cuando o pidiendo para todos, también lavándole los platos.

Los tres nos sentamos a comer, digo los tres porque Alice tomo su plato y subió a su cuarto para continuar con lo suyo, pero Laura mantuvo una cara completamente neutra, sin demostrar nerviosismo, se le notaba que ya estaba acostumbrada a guardarse el saber lo mío con Daisy. Mientras comíamos, Laura y Daisy hablaban de algunos temas de la renta y las compras que se debían hacer del mes, de vez en cuando se dirigían a mi para pregúntame, pero se me dificultaba el poder hablar mientras Daisy pasaba su mano por toda mi pierna para estimular mi miembro, lo cual era una tortura en venganza por masturbarla antes.

Terminamos y el trabajo de lavar los platos quedó en mí, pero yo necesitaba quedarme sentado por un buen rato para esperar que ella se fuera a su cuarto, porque no quería que Laura viera el bulto en mis pantalones, y apenas se fue para prepararse para salir con Jesús me levante de a poco para empezar, dejando que Daisy lo viera por completo.

-Anda querido ¿Unos simples toques ya te ponen así? -Me preguntó con un tono juguetón, se notaba que disfrutaba de tenerme así.

-Tu misma sabes el porqué, no te hagas la inocente- Dije y me quedé pensando un momento en lo que me dijo Laura acerca de ella estando caliente desde, por lo que comencé a idear un plan en mi cabeza -Daisy, creo que te tengo una sorpresa para la noche.

- ¿Crees? ¿Cómo que "crees"? ¿Se te acaba de ocurrir o qué?

-Si, pero sé que te va a gustar, iré a tu cuarto un poco más temprano, no creo que afecte en algo ¿Verdad?

-No, tú has lo que quieras- Dijo me robó un beso y me dio uno en la mejilla antes de irse -Espero y ese regalo si sea bueno- Dijo con una sonrisa y dejándome ver su trasero mientras se iba para la sala para ver algo en televisor.

Terminé de lavar los platos y me sequé las manos, fui directamente a mi cuarto y empecé a buscar entre mis cosas una crema que mi padre me mandó para hacer masajes relajantes, ya que él es masajista y me ha enseñado algunas cosas, cuando por fin lo encontré, lo dejé al lado de mi cama y me quedé en la cama esperando a la noche.

Cuando por fin cayó la noche, a las 8 de la noche, me aseguré de ver si Alice y Laura estaban encerradas en su cuarto y me fui al de Daisy sin hacer ruido y con la crema de masajes en mano. Toqué la puerta y esperé por un momento, cuando me abrió la puerta, me recibió con una linda sonrisa y un pequeño beso.

-Bueno ¿Cuál es tu sorpresa? -Preguntó mientras me daba espacio para poder entrar, intentando ver detrás de mí, ya que mantenía la crema escondida en mi espalda.

-Pues... -Saqué la crema y se la presenté poniéndola frente a su cara.

- ¿La crema que te mandó tu papá?

-Tú sabes que él me enseño algo de masajes, y creo que unos masajes te harían bien... ¿O es que ahora te da cosa que te toque todo el cuerpo? -Dije en tono burlón, alejando la crema un poco.

Daisy me agarró el brazo y me acercó a ella, incluso obligándome a inclinarme para vernos cara a cara, diciéndome "No te creas, más bien es que dudo que hagas un buen trabajo" y dándome un beso en la mejilla para así soltarme y comenzar a desvestirse, quedando en un sujetador y braga de encaje color rojo que dejaba ver sus pezones y vagina perfectamente.

-Esta era mi sorpresa para ti, que me quitaras la ropa tú y las vieras, pero ya quedó para otro día- Dijo con su típica sonrisa pícara mientras se los quitaba, quedando completamente desnuda y acostándose boca abajo en la cama.

Ella realmente gustaba de jugar conmigo, pero este era mi momento de venganza. Me quité los pantalones y la camisilla que llevaba puesta, quedando en bóxer y me monté en la cama, quedando sobre ella, acomodándome para estar en sus piernas, dejando sus nalgotas frente a mi entrepierna, pero solo para así estar cómodo y no tener que estar moviéndome para alcanzar distintas zonas.

Abrí la botella de la crema y dejé caer un poco en su espalda y aplicando otro poco en mis manos, restregándolas y comenzando el masaje por los hombros y el cuello, la crema en si era fría, que relajaba los músculos y permitía que el masaje fuera más relajante y placentero. Utilicé mis dedos para ir de cuello a los hombros de Daisy, presionando en los músculos más tensos para ayudar a relajarlos y acomodarlos un poco, estaba empezando con lo más básico para hacerla sentir realmente bien, y lo estaba logrando, ya que ella solo soltaba pequeños suspiros de alivio.

De los hombros me moví a los omoplatos y fui dando movimientos circulares por estos con mis palmas, dichos movimientos hacían que mi cadera tocase de vez en cuando su trasero, poniéndome duro por los fuertes deseos de ya soltar lo que tenía aguantado, pero debía esperar. De los omoplatos me moví a los hombros nuevamente para centrarme en su columna, teniendo el mayor cuidado y usando el talón de mi mano contra esta suavemente para no hacerle daño, y al terminar con este, pasé a la clavícula y a los brazos que traté con el mismo cuidado que a su columna.

Cuando termine con estos, Daisy se estiró aun conmigo encima, dejando salir algunos pequeños gemidos por aun estar con los músculos relajados, cuando terminó de estirarse me pidió que me levantara, dándome las gracias por el masaje y diciendo que ya se encargaría del bulto en mi bóxer.

- ¿De qué hablas? Todavía no termino- La cara de Daisy lo decía todo, era entre incrédula y expectante a que más podría hacer.

Me volví a echar la crema en las manos y le di un fuerte agarre a su trasero, haciéndola sobresaltarse un poco, a lo que no pude evitar burlarme un poco para empezar de una vez con la otra parte del masaje, pasando a su cintura para masajearla con el talón de mis manos otra vez y pasando de ahí a los muslos, en los que me concentré en solo usar mis dedos.

Terminando con sus muslos, me acomodé para poder estar otra vez con mi miembro, ahora causando un gran bulto en mi bóxer, frente a las nalgas de ella, colocando mis manos otra vez en estas y dándoles un fuerte apretón y separándolos para ver su ano y vagina, parece que Daisy se dio cuenta de mi plan, ya que intentó quitarme de encima y alejarse, pero para detenerla, le di una fuerte nalgada y deje que sintiera mi peso encima de ella, haciendo que su gordo trasero rebotara y que ella soltase un espasmo.

-Ya es muy tarde para escapar, por lo que te recomiendo que no te muevas, ahora es tu turno.

Deslice mi mano y la coloque en su coño, jugando con esta usando mis dedos, pasándolos por los labios, agarrando su vagina y moviéndola, hacia de todo lo que te pudieras imaginar, la estaba torturándola con el placer, sin introducir mis dedos, sin jugar con su clítoris, haciendo las cosas más superficiales para hacerla sobresaltarse y dejar salir pequeños gemidos.

Luego de un buen tiempo así, deteniéndome cada que se le notaba estar cerca de terminar y no dejándola masturbarse, por fin introduje mis dedos, tres de ellos, pero también, introduje uno de mi otra mano en su ano, el cual estaba algo abierto, seguramente de haberlo hecho anteriormente con su esposo.

-Déjame correrme, por favor~

-Nah, me está gustando esto- Dije sonriendo y empecé a meter y sacar todos los dedos, tocando cada pliegue en su vulva y moviendo el dedo en su ano-

Seguí masturbándola por un buen rato, volviendo a negarle el orgasmo cada que notaba que se le acercaba, Daisy empezaba sentirse más y más impotente cada que sacaba mis dedos y la dejaba con las ganas de correrse, moviendo sus caderas y tratando de hacerme bajar el bóxer para ya metérsela de una vez.

- ¿Sabes una cosa? Hay algo que me he estado guardando hasta ahora, por la simple y llana razón de esperar a este momento... ¿Por qué nunca fuiste a mi cuarto si llevabas meses masturbándote? Te hubiera quitado esa calentura desde hace mucho- Daisy se quedó callada y hundió su cabeza en la almohada para esconder su cara, levantando como pudo su trasero y meneándolo frente a mi miembro para simplemente metérsela de una vez.

No aguanté más, saqué mi verga completamente dura y acomodé a Daisy boca arriba, jalándola hasta el borde de la cama para dejar su cuerpo reposando en esta y poner sus piernas alrededor de mi cintura mientras estoy parado. No aguantando más al sentir como mi pene estaba casi por explotar, lo introduje de golpe, y la sensación fue tal, que ambos tuvimos que taparnos la boca para no soltar un grito de placer.

-F-finalmente, dios, extrañaba esta sensación- Dije entre cortado y jadeando un poco, miré hacía la conexión de nuestros sexos, y se había corrido por penetrarla después de haberle negado el orgasmo por tanto -Y veo que no fui el único- Sonriendo, moviendo mis caderas de a poco para empezar a cogerla.

Daisy nunca habló, mantuvo su mano en su boca para evitar que se le escapara algún gemido que terminase despertando a las otras, los metí de golpe otra vez, haciéndola arquear su espalda un poco y aumentar el agarre con sus piernas, se sintió tal y como se siente si me estuvieran abrazando con fuerza.

Incluso con su agarre, seguí moviéndome de tal forma que podía sacarlo y meterlo por completo para disfrutar bien de su coño, y con cada metida, los senos de Daisy se movían de un lado a otro y ella empezaba a acostumbrarse otra vez y a poder controlar sus gemidos para no hacer tanto ruido, lo que si hacía era el choque de nuestros cuerpos.

Luego de siete minutos de aguantar cuanto pude para poder disfrutar bien, lo terminé soltando todo sin sacarlo, pude sentir cada disparo como si fueran litros saliendo de una, debía ser por haber estado tanto tiempo sin masturbarme ni tener sexo con Daisy. Hablando de ella, en los siete minutos la sentí cerrar su vagina hasta el punto en que sentía que me arrancaría mi pene como dos o tres veces, posiblemente corriéndose en grandes cantidades por lo antes.

Jadeando, ambos nos miramos y ella solo miró a otro lado, me reí un poco y comencé a sacar mi pene, pero ahí es cuando me di cuenta, no usamos condón, había liberado todo mi semen dentro de ella, lo cual ella también notó, porque me empujó para alejarme y ver el semen saliendo poco a poco de su vagina.

- ¡Estas jodido! -Dijo Daisy mientras saltaba de la cama y empezaba a golpearme en el brazo -Primero te pones a no dejarme correrme, luego lo metes sin condón y terminas dentro de mi, pero no solo eso... ¿Por qué no me hiciste nada si ya sabías que me masturbaba? ¿Por qué te lo guardaste hasta ahora?

-Auch... Porque... -Pensé por un buen momento mientras me sonaba el brazo-Porque tampoco quería probar suerte y que me echarás de la casa- Mentí como pude, no podía ahora decir el hecho de que Laura fue la que me dijo y que sabía todo de nuestra relación.

-Bueno, admito que cuando te me acercaste ese día y me dijiste, no sabía cómo reaccionar, estuve a punto de echarte de la casa- Dejó de hablar por un momento al notar que me estaba deprimiendo al escucharla decir eso -P-pero después me besaste y... Sentí tu bulto contra mí... Me hiciste sentir deseada otra vez.

Me empecé a reír un poco, por lo que Daisy intento darme otro golpe, pero detuve su brazo y le robé un pequeño beso, separándome y sonriendo.

-No me estaba burlando, me río porque estoy feliz de saber de al final si terminamos de esta forma.

-Bueno, vete a tu cuarto y duerme, necesito lavarme.

-Pero, todavía n-

- ¡Shhh! Tienes suerte de que no puedo quedar embarazada, pero tengo que limpiarme para evitar tener complicaciones otra vez, además, este será tu castigo por torturarme, solo poder soltar lo que tienes acumulado una vez... Pero te prometo que mañana lo haremos otra vez.

Al decir eso, me robó otro beso y empezó a empujarme hasta sacarme del cuarto, cerrando la puerta en mi cara y dejándome en el pasillo con una erección que pedía por seguir cogiendo.

Caminé a mi cuarto mientras hacía gestos y me aguantaba los distintos gritos e insultos que quería decir para no hacer ruido, aun así, estaba feliz, feliz por saber que Daisy realmente estaba contenta por estar en nuestra relación.

Bueno, esto es todo por este capítulo, se que no es mucho, pero es porque he llegado a estar ocupado por algo que ha pasado en mi casa, también el hecho de que Casa compartida no es algo que requiere de mucha escritura para presentar mejor los escenarios, intentaré hacer la siguientes partes más largas si llega a ser necesario, aun así, espero que hayan disfrutado de este relato. Aquí te dejo el link de la siguiente parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/4166233/Casa-compartida-parte-IV.html

Si te gustaría leer otro de mis relatos, aquí tienes los links:

Amante japonesa: http://www.poringa.net/posts/relatos/4109453/Amante-japonesa.html

¡Bye!

1 comentario - Casa compartida parte III

DnIncubus +1
Estuvo bueno bro, se entiende que cuesta escribir para generar la historia y el ambiente de la misma, Waooo extrañaba a Daisy, saludos gente!! 😎