El Campamento de Colonias I

Autor : Carles.

La partida.
El autocar salió puntualmente a las seis de la mañana, una nueva temporada de campamentos acababa de empezar, el destino era una casa de colonias para Scouts junto a un lago, mi grupo estaba formado por 7 monitores y 28 chicos y chicas de entre 17 y 19 años, mi nombre es Liliana y soy una de las monitoras, de hecho este era el primer año que ejercía de monitora pues otros años iba en calidad de campista. Juan era mi novio, tenía 29 años y era monitor desde hacía dos, en el campamento del año pasado nos liamos, y hasta hoy esta durando nuestra relación, yo tengo 24 y si quería que pasáramos juntos aquellas vacaciones tenía que ser como monitora pues no le había tocado ir con los chicos mayores como el año pasado.
En el grupo de 17 a 19 años era normal que en los campamentos se iniciaran muchas relaciones, más o menos serias, de las seis chicas que compartimos cabaña el año pasado sólo yo había mantenido el novio durante tanto tiempo, aunque 5 perdimos la virginidad en el campamento aquel año, con algún monitor, como yo, o bien con otros compañeros Scouts.
El trayecto, que dura casi seis horas, sirvió para ir conociéndonos los monitores, pues veníamos de distintas agrupaciones escoltas, a parte de Juan y yo, había dos chicas mas (Ana y Carla) y tres chicos (Carlos, Pedro y Javier), de hecho solo conocía a Javier del año pasado, era muy peludo y le apodaban el "oso", también era el mayor de todos y un poco el Jefe de expedición.
Con respecto a los chicos, de una manera intencionada se procuraba al hacer los grupos que fueran igual número de chicas que de chicos, así se fomentaban mejor las relaciones entre ellos en aquella etapa adolescente, me fijé que aunque había diferencias de hasta dos años físicamente no se notaban mucho. De una manera instintiva se fueron sentando al llegar los chicos con los chicos y las chicas con las chicas, ellos cantaban canciones propias de las viajes en autocar mientras ellas se dedicaban más a cuchichear entre ellas sobre los chicos (igual que hacía yo años anteriores), me fijé en un muchacho en concreto, debía tener sobre los 17, estaba callado, sentado en la parte de delante, pregunté a "oso" por él y me explicó que no era muy popular entre sus compañeros, sus padres le obligaban a asistir a los campamentos y él no se integraba, además físicamente era poca cosa por lo que los chicos no querían compartir con él los juegos de carácter deportivo, nuestra labor era conseguir que se adaptara al grupo y que fuera admitido por el resto de compañeros.
Después de un par de horas, el silencio reinaba en el autocar, al salir tan pronto hizo que los muchachos se durmieran casi todos, solo Enrique (el chico solitario) seguía despierto, estaba leyendo un libro. Me acerqué a él y me senté a su lado, levantó la cabeza del libro y le saludé
- Hola, ¿cómo estás? - Hola, bien;contestó - ¿Qué lees? - "Escupiré sobre vuestra tumba" de Boris Vian
Me quedé sorprendida, es un libro que había leído yo hacía unos meses, y si no recordaba mal me pareció bastante fuerte, con algún capítulo con descripciones muy eróticas, intenté no darle importancia...
- Y ¿te está gustando? - Bastante; contestó- ¿lo has leído? - No; contesté algo avergonzada de haberlo leído - Es un poco "picante", pero me gusta este tipo de literatura - Ya... -no sabía qué decirle, no estaba preparada para tratar de esos temas con un adolescente de 17 años
- - - ¿Quieres que te lo deje cuando acabe? - Bueno, ¿crees que me va a gustar? Igual me escandalizo -dije esbozando una sonrisa - Seguro que sí, pero escandalizarse un poco tampoco es malo -diciendo esto me guiñó un ojo y sonrió.
- - Desde luego, para ser poco popular con los chicos sabía entrar a las chicas, entonces cerró el libro y se incorporó para ponerlo en la bolsa que tenía en la parte de arriba, casi di un grito de sorpresa al ver el tremendo bulto que tenía en su pequeño pantalón corto de Scout, aún no sé cómo me contuve, me dio la impresión que era el paquete más grande que había visto nunca, me puse un poco para atrás, pues prácticamente lo tenía a un palmo de la cara, después de dejar el libro se volvió a sentar, comenzó a contarme que no era la primera vez que iba de campamento pero que no le gustaba, que sus padres le obligaban, que le gustaba más estar en casa con el ordenador o leyendo un libro que ir de excursión. Yo me limitaba a contestarle con monosílabos y hacía un esfuerzo por no mirar hacía abajo, juraría que la punta de su polla sobresalía por la pernera del pantalón, no estaba segura de lo que había visto pero de repente me había excitado mucho, ya dice Juan (mi novio) que me cuesta muy poco ponerme a tono, pero si era cierto lo que me había parecido ver no era para menos que ponerse cachonda perdida. Con la excusa de que quería dormir un poco me levanté y fui a mi sitio, me senté y cerré los ojos, una gran polla apareció en mi mente y no podía dejar de pensar en ella, por fin me dormí.
- - - ¡Despierta! ¡Hemos llegado! -me estaba zarandeando Juan mientras me hablaba. - ¿Qué? ¿Cómo? -desperté sobresaltada - Que ya hemos llegado, espabílate que hemos de organizar todo - Sí, de acuerdo
- - Al ir a levantarme noté mis braguitas mojadas, el sueño que había tenido, aunque no lo recordaba bien, había sido muy erótico. No conseguía recordar con quién había soñado, con Juan o con Enrique. Anudé un jersey a la cintura pues temía que la mojadura hubiera traspasado el pantalón corto por detrás, y comencé a ayudar a los chicos a sacar sus mochilas del maletero, me propuse a mí misma comprobar que la polla de Enrique no había sido imaginación mía, ya se daría la oportunidad en los días sucesivos de espiarlo en las duchas o en el dormitorio.
- - Las cabañas eran de 7 personas, un monitor y 6 Scouts, La única mixta fue la mía, me instalé en ella junto con dos monitores (Pedro y Carlos), Enrique y otro chico algo gordito que tampoco era santo de la devoción de sus compañeros y un par de chicas (después me enteré que las otras no querían dormir con ellas pues decían que eran lesbianas). No pude evitar pensar que durmiendo juntos no me faltarían ocasiones para espiar a Enrique.
- - Javier, el "oso", nos dio unos pequeños consejos a los monitores en la primera reunión que tuvimos, éramos novatos exceptuando a Juan y Carla que era el tercer año que venían, cuando llegó al tema del sexo nos dijo que había que actuar con naturalidad, que era normal en aquellas edades el despertar sexual de los adolescentes y debíamos ser tolerantes; hasta cierto punto, claro.
- - Pronto se hizo la hora de ir a dormir, por ser el primer día todos íbamos cansados, por lo que después de cenar nos recluimos en nuestras cabañas respectivas con la idea de estar frescos para mañana. Me acosté esperando a Juan, llevaba todo el día caliente por culpa de Enrique y me apetecía mucho estar con él. Tardaba en venir, casi sin darme cuenta mi mano bajo hasta la vulva y comencé a acariciarme, procuré ser lo más discreta posible pues aunque estábamos a oscuras, podía oír a las dos chicas cómo susurraban una conversación y no dormían, no podía entender lo que decían, sólo eran murmullos, mis dedos ya se perdían por dentro de las braguitas que llevaba puestas cuando los susurros de las dos chicas se convirtieron en ahogados gemidos, mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad y pude distinguir como en la cama de una de ellas había dos cuerpos, deduje que serían ellas dos y que los rumores de lesbianismo serían ciertos, al oírlas mi calentura fue en aumento, me acariciaba los pechos e introducía mis dedos en mi coñito muy mojado. No pude evitar un ligero suspiro cuando llegué al orgasmo, pero ni me oyeron enfrascadas como estaban entre ellas, los demás dormían.
- - Alguien picó a la ventana, era Juan, me bajé de la cama sin hacer ruido, las dos chicas pararon, pasé a su lado y las miré, nuestras miradas se cruzaron unos segundos, salí al exterior y allí estaba mi "macho".
- - Sin decir nada me besó, nos dirigimos a la cabaña del embarcadero, yo necesitaba una polla urgentemente, así que en cuanto entramos me arrodillé y de una vez le bajé el short hasta las rodillas, su pene estaba semi erecto y me lo metí en la boca, comencé a succionar y noté cómo aumentaba rápidamente de tamaño, la chupaba y lamía frenéticamente, tenía ganas de sentir la leche caliente en mi boca, pero Juan me hizo parar y se estiró en suelo, adoptamos una posición de 69, volvía a mamarla mientras él pasaba su lengua y metía sus dedos en mi raja, notaba como su lengua entraba dentro mío y cómo con sus dientes aprisionaba mi clítoris y lo mordisqueaba, mis flujos mojaban su cara, me estaba corriendo una y otra vez cuando arqueando la espalda y con un espasmo soltó su descarga en mi boca, la tragué toda pasando mi lengua por su polla y recogiendo hasta la ultima gota de leche. Me estiré a su lado y me abrazó
- - - ¡Sí que te sientan bien los campamentos! -dijo - Llevo todo el día deseando estar contigo, cariño - ¿Que te ponen caliente los Scouts? -sonrió - No seas tonto, sabes que sólo me gustas tú - Mal hecho - ¿Cómo? -dije sorprendida - Digo que mal hecho que sólo te guste yo, verás cuando estamos en casa me encanta ser tu novio y ser fiel y que tú también lo seas, pero aquí es un problema, ahí demasiadas tentaciones. - ¿Qué dices? ¿Me engañarías con otras de aquí? - No se trata de engañarte, sino de disfrutar de la juventud que nos rodea. Te propongo un trato. - ¿Cuál? -me estaba dejando atónita con lo que me decía - Tú sabes que me vuelves loco, pero te propongo que los 10 días que vamos a estar aquí disfrutemos al máximo con quien queramos, sin celos ni malos rollos. ¿Qué te parece? - ¡¡¡VETE A LA MIERDA, CABRÓN !!!
- - Me levanté y me fui casi corriendo, el muy cerdo pretendía que le dejara follar con quien quisiera y después volver conmigo como si nada. Entré en la cabaña y me acosté, ahora sí dormían todos, cada uno en su cama, estuve un rato llorando hasta que me dormí.
- - Primer día. - - Por la mañana, Carlos vio la cara que hacía yo y me preguntó si me encontraba mal, le dije que no había dormido bien y me aconsejó que descansara un poco, él se encargaría de mi trabajo con los chicos, me quedé sola, pensaba en lo que me había dicho el cabrón de Juan, decidí no volver a salir con él nunca más, y a partir de aquel momento ya sin novio desde luego que me follaría a quien quisiera. Al cabo de media hora entró "oso" en la cabaña, Carlos le había dicho que no me encontraba bien, se acercó a mí. - -
- Cómo estás -dijo - Bien, no te preocupes, en unos momentos saldré - Quieres contarme algo, soy el mayor y si puedo ayudarte... - Quizás sí que debería pedirte consejo - A ver, dime. Qué pasa - Sabes que era la novia de Juan. ¿No? - Sí - Pues ayer me propuso dejar de serlo durante los días que estemos aquí para así tener libertad para hacer lo que queramos y con quien queramos, el muy cerdo... - Y ¿has pensado qué vas a hacer? - Por supuesto dejarlo, así ya será libre, que folle con quien quiera - Pero ¿volverás con él después? - ¡¡¡NOOO!!! - Piénsalo bien, tal como lo veo yo es mejor decírtelo como te lo dijo que engañarte sin que te enteres, y a mí me consta que él te quiere... - Y yo qué hago, ¿follarme todo lo que encuentre también? - Si es lo que quieres, ¿por qué no? - Me sorprendes - Cada año, chicos y chicas se juntan en estos campamentos, muchísimos de ellos se inician aquí sexualmente, por qué los monitores van a ser distintos, no seas tonta, disfruta lo que puedas y cuando vuelvas a la ciudad decide si quieres volver con él o no. - Quizá tienes razón, lo pensaré cuando vuelva, me voy a divertir mientras esté aquí. - Pues venga, arréglate y sal, te esperan las chicas.
- - Durante el día en estas acampadas se suelen realizar caminatas, competiciones deportivas, concursos culturales en fin, lo normal en estas situaciones, vi a Juan dos o tres veces durante el día, pero no le dirigí la palabra, me di cuenta que ente los chicos y chicas enseguida se habían formado pequeños grupos, las "Les" de mi cabaña (las llamaré así), eran inseparables, otro grupo lo formaban 5 o 6 chicos solos, otro era mixto de 8 o 9 entre chicos y chicas, otro eran chicas solas, y Enrique y "gordi", (así apodaban a Eduardo, el chico algo gordo), también iban juntos. Entre los monitores enseguida noté que Ana y Pedro se llevaban muy bien así como Carla y Juan (mi ex), Carlos se acercaba a mí en cada ocasión que podía, no cabía duda que yo era su objetivo, "oso" era el único que no parecía tener necesidad de compañía.
- - Por la tarde, después de comer, estábamos todos descansando junto al lago, aprovechando las sombras de la arboleda, tenía ganas de ir al servicio, me dirigí a los lavabos, cerré la puerta tras de mí y me senté en la taza, había alguien debajo de la ventana del baño, oía unos ruidos que no dejaban lugar a dudas, a alguien se la estaban chupando, me puse de pie en la taza y casi me caigo al ver la escena que tenía lugar allí, "oso" estaba apoyado contra la pared mientras dos niñas le chupaban la enorme polla a la vez, pugnaban entre las dos por tener dentro de sus boquitas el gran aparato de Javier, ahora entendía que lo de "oso" no era sólo por el pelo que cubría su torso, mientras una chupaba la otra pasaba la lengua por los huevos y el trozo que a la otra no le cabía dentro, él con los pantalones en los tobillos, y ellas dos completamente desnudas formaban un cuadro impresionante, las dos chicas se acariciaban sus coñitos con muy poco vello, masturbándose mientras tragaban alternativamente de aquella polla magnifica, él mientras acariciaba una teta de cada una pellizcando los pequeños pezones que se podían apreciar muy duros, eran la culminación de unos pechos pequeños pero bien formados que cimbreaban a cada acometida de Javier. Mientras tenía lugar esto, yo empecé a masturbarme, abrí un poco las piernas y con cuidado de no caer empecé a pasar mi mano y a meter mis dedos en mi coño, no tardé en correrme, casi a la vez que "oso" y las dos nenas. Limpiaron bien la polla de Javier con las lenguas, en su cara se veían claramente los restos de semen que las habían salpicado, sentadas más que arrodilladas, exhaustas por el placer que habían tenido, las dos chicas pasaban ahora las lenguas por la cara de la otra limpiando los restos de la corrida mientras Javier que las cogía por las cabezas las guiaba hasta que se encontraron las bocas y se fundieron en un beso. Bajé de mi posición, me subí el tanga y los pantaloncitos y salí al exterior, disimuladamente di la vuelta a los servicios y encontré a las dos chicas solas vistiéndose, Javier me debió oír y desapareció en unos segundos. Vi a las dos chicas con detenimiento, una era Juani de 17 años y la otra Marga de 18, empezaban pronto a saborear el sexo pensé, no les dije nada, las saludé como si nada y seguí andando.
- - Me dirigí a mi cabaña, necesitaba una polla con urgencia, se la había chupado a Juan la noche antes, pero ahora la necesitaba entre las piernas, pensé en ir a buscar al cabronazo de Juan, pero mi orgullo me lo impedía. Al entrar encontré a "gordi" estirado en la cama durmiendo, sólo llevaba puesto el calzoncillo, no me atreví a mirar debajo, pero no parecía tener la polla demasiado desarrollada, cogí una toalla y me dirigí a las duchas, -lo arreglaré con una ducha fría- pensé.
- - Llegué y me desnudé, creía estar sola, sin preocuparme en taparme me fui hacía el chorro de agua, una voz me sobresaltó: - -
- Hola - ¡Qué susto! Hola, Carlos, no te había visto -ya era tarde para taparme, mi tolla había quedado fuera en el vestuario. - ¿Tienes calor? - Sí un poco, por eso he venido a ducharme - No te importa que esté yo, ¿no? - No, que va, además tú estabas antes, si quieres salgo - ¡Qué dices! Quédate y dúchate, esto es muy grande y cabemos de sobras -dijo riendo - Vale -lo mire de arriba a bajo, tenía un cuerpo bien formado, y su pene colgaba flácido pero se intuía que en erección era de buen tamaño. - ¿Quieres que te enjabone la espalda? -dijo - Sí -aún no sé por qué contesté que sí, sería la calentura de aquellos dos días - Ven
- - Me acerqué a él, me dio la vuelta y vertió jabón en mi espalda, sus manos la recorrían en su totalidad, cada vez que pasaban por mis caderas bajaban un poco más hasta que ya acariciaban completamente mis nalgas, noté algo que rozaba mi culo, sus manos se asieron a mi cadera y me atrajo hacía él, bajé la mano y me encontré con la verga que ya estaba tomando proporciones importantes, me di la vuelta, ahora sus manos acariciaban mis pechos y su polla se me colaba entre las piernas sin entrar pero haciéndomela sentir cómo recorría toda su longitud rozando la entrada de mi cueva, me besó con pasión, su lengua entraba y salía de entre mis labios dándome un inmenso placer, me empujó hasta que mi espalda tocó la pared de la ducha, cogiéndome por los muslos me levantó y con mis piernas abrazadas a su cuerpo me dejó caer sobre su tranca que entró hasta el fondo de una sola vez, grité de dolor al notar aquel trozo de carne que se había colado directamente hasta el fondo. Empezó un movimiento salvaje de mete y saca y convirtió el dolor inicial en placer, cogida a su cuello lo apretaba contra mis pechos que con el roce de su cuerpo ya muy duros me proporcionaban un gran placer, él besaba mi boca y cuello dándome pequeños mordiscos que me volvían loca. Sus manos me sostenían por el culo, abriéndomelo a la vez que un dedo jugaba con la entrada trasera de mi cuerpo por la cual era virgen y aunque el dedo no era una polla debido a la estrechez del mismo lo notaba entrar y salir de allí como si fuera un gran cipote, gemía y gritaba sin parar, me tenía ensartada hasta dentro del todo a la vez que su dedo entraba en mi culo frenéticamente, me corrí violentamente (creo que hasta le mordí en la lengua) a la vez que noté cómo oleadas de leche entraban en mis entrañas a borbotones y resbalaban por mis piernas. Quedamos los dos sentados en el suelo debajo del chorro de agua que limpiaba nuestros cuerpos de flujos y sudor, nos miramos y nos besamos tiernamente. Nos levantamos y nos secamos, entre besos y caricias nos vestimos y salimos al exterior de las duchas. Nos separamos y volví a la cabaña, quería vestirme para cenar.
- - Por fin había echado un polvo en condiciones, la verdad es que lo necesitaba, lo cierto es que con el único chico con el que había follado había sido Juan, con otros no había pasado de toqueteos o alguna mamada, y me estaba dando cuenta que Juan no era nada del otro mundo, desde luego con Carlos había pegado el mejor polvo de mi vida, y la polla que había visto de Javier era mucho más grande, incluso la de Enrique (a falta de confirmación) me pareció más importante. Estaba descubriendo nuevas posibilidades dentro del mundo sexual, incluso el dedo de Carlos en mi culo me había hecho experimentar algo inimaginable antes de aquellos días. Con estos pensamientos andaba hacía la cabaña cuando a unos 50 metros de llegar vi entrar en ella a Enrique, pensé que era la ocasión, deduje que iba a cambiarse el bañador por ropa larga para cenar, por la noche refrescaba y había que taparse un poco. Con cuidado me acerqué a la ventana para espiar cómo se vestía e intentar verle la verga y confirmar lo que me había parecido ver el día antes. Tardé unos minutos en llegar, menuda sorpresa me encontré, Enrique estaba de pie, desnudo junto a la cama de "gordi", este le chupaba la polla que crecía a ojos vista, Quique acompañaba con la mano la cabeza de "gordi", no era un ritmo rápido pero metía la polla completamente cada vez, parecía imposible que aquel pollón perteneciera a un muchacho de 17 años, (rondaba los 20 cm), y menudas tragaderas tenía el "gordi", desde luego le traspasaba la campanilla y le entraba hasta la garganta, lo que tampoco me acababa de creer es que aquellos dos fueran gays, a Enrique le excitó el libro de Boris Vian que no es homosexual, y había visto a "gordi" mirando a las chicas de una manera que no dejaba lugar a dudas sobre sus apetencias sexuales, no lo entendía. Después de unos minutos, aceleraron el ritmo y apartándose de la cara de "gordi" que se masturbaba con la mano mientras chupaba, se corrió copiosamente sobre el suelo de la cabaña. No había visto mal, su polla era impresionante. Esperé un par de minutos para que se recompusieran y entré en la cabaña.
- - - Hola chicos - Hola Lily -dijeron los dos al unísono - ¿Preparando para la cena? - Sí, nos vamos a vestir -estaban los dos con el calzoncillo sólo - Mejor id así mismo, seríais el centro de todas las miradas -dije riendo - Se reirían de nosotros como siempre -dijo "gordi" - Por el bulto del calzoncillo no creo que las chicas se rieran de ti Enrique, las volverías locas sin duda. -dije con la intención de saber qué pasaba - ¿Tú crees? - A ver, bajaos los calzoncillos, veremos si me equivoco -me lo jugué todo a una carta, quería saber si eran gays o no.
- - Se miraron los dos, primero "gordi" se bajo el slip, su polla aún erecta, pues no se había llegado a correr, dejaba ver una verga normal para la edad
- - - La tienes muy bien -dije - Normalita - Ahora tú, Enrique, venga ánimo - Me da vergüenza - No seas tonto, no será la primera que veo una, y entre vosotros ya os la habréis visto en alguna ocasión - al decir esto le guiñe un ojo - Como quieras -se bajó el calzón y dejó al aire su hermosa polla ya flácida - La tienes hermosa -no podía apartar la vista de aquel trasto - Pues a las chicas no les gusto, dicen que soy raro - A mí me pasa lo mismo -dijo "gordi"- dicen que estoy gordo y no me hacen caso - Por que serán unas niñatas que no saben lo que es bueno, una chica con vuestros aparatos disfrutaría como una loca - ¿Disfrutarías tú? -dijo de repente Enrique
- - Por unos segundos quedé pensativa, si respondía que sí corría el riesgo que me quisieran follar allí mismo y si decía que no podía crearles un trauma, aunque después de lo que había visto hacía un rato, si les gustaban las chicas y se lo hacían entre ellos el trauma ya lo tenían. Después de todo aquel día estaba resultando sexualmente muy activo, ya no venía de aquí y respondí que afirmativamente
- - - Claro que disfrutaría con dos pollas como las vuestras para mi sola, y si fueran a la vez, mejor - ¿De verdad? - Sí, "gordi" de verdad -mientras hablaba me acerqué a ellos y los cogí por los hombros, los acerqué a la cama y sentándome en ella quedé con las dos vergas delante mío. - ¿Vas a chuparnos ? - ¿Queréis? - ¡¡¡Claro1!! -exclamo "gordi" - Siiii - dijo Enrique
- - Comencé a chupar la de gordi primero, que estaba más excitado, mientras pajeaba a Enrique con la mano, iba alternando las dos pollas en la boca, ellos tocaban mis tetas que habían quedado al aire, no tardó mucho en correrse "gordi". Enrique, que se había corrido hacía un rato, aguantaba más, me dediqué a él, casi no me cabía toda en la boca, recordaba cómo antes "gordi" se la había tragado entera e intentaba imitarlo pero me resultaba imposible, sin avisar de repente soltó un chorro de leche que entró directa hasta mi garganta y que tragué con gusto. Se la limpié con la lengua y recogí hasta la ultima gota que salió. - -
Se sentaron a mi lado y dijeron casi a la vez
- - - Gracias Lily, ha sido fantástico
- - Continuará...

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