Los inicios del amor tribal 4 (Lesbi)

Los inicios del amor tribal 4 (Lesbi)



Parte uno:


http://www.poringa.net/posts/relatos/4051570/Los-inicios-del-amor-tribal-I.html



Parte 2:


http://www.poringa.net/posts/relatos/4064545/Los-inicios-del-amor-tribal-II.html



Parte 3:


http://www.poringa.net/posts/relatos/4069484/Los-inicios-del-amor-tribal-III.html



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En medio de aquel fragor oral, mis manos sujetaban con firmeza los maravillosos melones de Kili. Sobre la tela de su vestido, mis dedos buscaba los pezones de mi diosa canela totalmente erectos para juguetear con ellos. Los pellizcaba mientras mi princesa respiraba con agitación. Recíprocamente, Kili sujetaba con firmeza mis tetas, enterraba sus uñas en ellas y con sus dedos acariciaba mis pezones.


Tensé mi espalda para exhibirle en su totalidad mis senos sedientos de sexo a mi amante. Kili, sacó uno de los hielos del margarita y muy lentamente y sin desprender su mirada de mis ojos atónitos, muy lentamente, empezó en sutiles movimientos concéntricos a jugar con el hielo alrededor de mis pezones deslizándolo por la totalidad de mi areola. Primero el pezón derecho y luego el izquierdo. Yo gemía débilmente mientras sentía como una corriente de fluidos invadían mi sexo. Mi princesa canela se acercó a mis pezones congelados y suavemente sopló sobre ellos. Me sentí morir de la excitación. Luego mi amante repitió el ejercicio pero no con sus manos, sino que, sujeto el hielo entre sus labios y con su boca recorrió mis pezones extasiados. 


La miré a los ojos. –Cómeme las tetas, ya no aguanto más- casi que le imploré.


Entonces Kili colocó su boca cerca a mis senos y dejo caer un hilo de saliva primero sobre mi pezón izquierdo y luego otro sobre el derecho. Luego, muy lentamente y sin quitarme los ojos de encima, mi amante utilizó sus dedos índice y medios para sensualmente, esparcir su saliva sobre mis pezones. Su piel en tibio contacto con la mía me hacía delirar. Quería brincar sobre ella. No aguantaba más.


Mi amante se inclinó sobre mis tetas. Enterró sus uñas en mi seno derecho, mientras que de una sola intención introdujo todo mi pezón izquierdo a su boca. Lo chupo una decena de veces con vehemencia mientras gemía como gatita perdida y coronó sus dadivas de placer con un sutil mordisco sobre mi pezón. Lo jaló ligeramente con sus dientes, mientras que mi seno derecho permanecía totalmente aprisionado por la mano lujuriosa de Kili.
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-          ¡Ahhhhh Kili, dale más duro, me encanta que me muerdan los pezones!
-          Nena, tus tetas saben a gloria, me voy a volver adicta a ellas.
-          ¡Chúpame duro princesa!...me encanta como me estás mamando.


Mi diosa de lujuria, se apoderó entonces de mi seno izquierdo, escupió sobre mi pezón e inmediatamente inició unos movimientos de repique con su lengua a una velocidad frenética. Su lengua acariciaba sin cesar mi pezón totalmente erecto, mientras que con sus uñas, jalaba mi pezón derecho. Me sentía desvanecer. Gemía como loba en celo aullándole a la luna. Esa lengua frenética sobre mis tetas me hacía tocar el paraíso.


-          ¡Sí princesa, esa lengua tuya es magnífica! Si así se siente en las tetas, no quiero imaginar cómo se sentirá en la concha.
-          ¡Mmmm, que ricas tetas!...Soy la lengua más rápida de la ciudad ya lo verás.
-          ¡Ohhhh, que sabroso se siente Kili! ¡Chúpame, quiero que me saques leche! ¡Muérdeme los pezones, lo deseo!


Mi princesa introdujo todo mi pezón izquierdo a su boca y empezó a chupar como posesa. Sus profundas succiones electrizaban mi piel. Alternaba estos besos exquisitos con mordiscos sin tapujos sobre mis areolas. Con sus dientes jalaba mi pezón hasta casi arrancarlo. Yo deliraba de placer. Mientras me entregaba estas dadivas de placer sobre un seno en el otro me propinaba de cuando en vez, sonoras cachetadas y luego cambiaba de seno y realizaba el mismo procedimiento. 
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Era una experta comiendo tetas. Me encantaba como poseía mis senos con total lujuria lésbica. Sus manos firmes cogiéndome los senos me electrizaba la piel y sus palmadas impertinentes me hacían rogarle por más. Nunca había estado tan excitada. Había empezado a recorrer los caminos del lesbianismo y me encantaba.


-          ¡Ahhhhh si princesa, me encanta como me das palmadas en las tetas!…¡dame más por favor, quiero mis tetas rojas, que ardan de pasión!


Kili se desprendió de mis senos y se acercó a mi rostro metiendo su lengua de improvisto en mi boca, tomo mi pelo y lo jaló hacia atrás inclinando mi cabeza ligeramente. Veía en sus ojos la chispa de la pasión.


-          Nena abre la boca como si Esteban se fuera a correr en ella-Me susurró mi amante en un arrebato de lascivia.


Obedientemente seguí sus órdenes y abrí mi boca de par en par, al mismo tiempo que sacaba mi lengua y esperaba ansiosa. Gemía como gata en celo.


Kili me regaló una dádiva de saliva que se desprendió de su boca y muy sutilmente se estiró hasta tocar la punta de mi lengua. En ese preciso momento mi amante me propinó una sonora palmada en mi seno derecho, luego, mientras me obsequiaba otro de sus besos húmedos me propinó otra en mi seno izquierdo. Deliraba de placer.


-          ¡Si, dame rico en las tetas! ¡Me gusta, me excita!…¡Dame duro que a esta zorrita le gusta ser dominada!
-          Te voy a poner las tetas tan rojas que mañana te vas a acordar de mi todo el día- Me susurró Kili al oído mientras me apretaba con fuerza las tetas para luego pegarles sonoras palmadas.
-          ¡Ahhhh, sí! ¡Déjame tus manos marcadas y no solo en las tetas, estámpame el culo también!
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Mi princesa canela cambió de posición y con lentitud se colocó detrás de mí. Sus senos turgentes totalmente comprimidos contra mi espalda y su lengua recorriendo con pasión mi cuello me hacían sentir a un paso del paraíso. Mientras que con su lengua serpentina jugaba con mi oído, grácilmente mi amante se quitó su vestido de noche quedando totalmente desnuda. Por primera vez percibí el contacto de sus tibios senos contra mi piel. Sus pezones estaban como lanzas de guerra, los podía sentir.
Los inicios del amor tribal 4 (Lesbi)

 Al ritmo de un son cubano que ahora sonaba en el estéreo, Kili contoneaba sensualmente sus caderas frotando su pubis desnudo contra mi culo. Mis pulsaciones debían estar por las nubes. Me faltaba el aire y mi concha se contraía y distendía continuamente producto de la excitación.


- Preciosa, no te estorban esos leggings…¿por qué no te los quitas?- Me susurró Kili al oído mientras me apretaba las tetas.


Me uní al baile de mi diosa y muy lento, moviendo sensualmente las caderas, mientras Kili me besaba el cuello, empecé a bajarme el pantalón licrado. Poco a poco mi trasero hacía contacto con el ambiente nocturno al mismo tiempo que mi sexo se liberaba de los tapujos de una prenda innecesaria. 
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Mi amante me devoraba con frenesí, su lengua recorría mi cuello en su totalidad y sus manos me sujetaban las tetas enterrándome las uñas en mi piel. Sentía que mis pechos se iban a explotar. Poco a poco las manos de Kili fueron bajando por mi cintura hasta encontrarse con las mías y juntas, terminaron de liberar mis nalgas suculentas del estorboso leggings blanco. Mi princesa los bajó hasta mis rodillas y luego mientras subía, su mano derecha se apoderó de mi sexo, masajeándome la concha entera, mientras la izquierda jalaba mis pezones, primero uno y después el otro. Girando mi cabeza hacia atrás, mis labios se encontraron con su lengua y nos fundimos en un beso húmedo tan mágico como la noche.
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- Estas súper mojada putita hermosa- Susurró Kili mientras su respiración se entrecortaba.
- Es que tú me calientas mucho…
- Me encanta oír eso
- Estoy súper arrecha, siento que voy a explotar.
- Entonces prepárate para explotar- Me dijo Kili mientras me empujaba hacia adelante obligándome a colocarme en cuatro, como una perrita solitaria y obediente.


Kili aprovechó la posición para quitarme totalmente los leggings, dejándome finalmente desnuda. Tomándome los muslos me los separó un poco, abriéndome totalmente y colocando mi trasero en pompa al alcancé de su boca. Me sentía al borde del desvanecimiento.


- Con ambas manos sepárate esas nalgas gordas de puta que tienes- Me ordenó mi amante con un tono enérgico. – Yo obedecí al instante.
- ¡Princesa, tienes el anito más rosadito y delicioso que he visto en mi vida!- Me dijo Kili mientras me propinaba una sonora palmada en mi nalga derecha.- Yo estaba sin habla, mi visión se nublaba.


Mi diosa canela dejó desprender un lascivo hilo de saliva que me cayó directo en mi esfínter anal, el cual, por acto reflejo se contrajo. Una de las manos de mi amante me abrió aún más mi trasero, mientras la otra se apoderó de mi concha masajeando mi clítoris desnudo con vehemencia. 


La boca de Kili se adueñó de mi ano, tal como una tormenta inesperada se adueña de un mar calmo. Con su lengua extendida lamía a la velocidad del rayo mi esfínter anal de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Con la exactitud de una partitura musical, de vez en cuando, detenía sus movimientos de repique y sus labios se posaban como una ventosa sobre mi ano, succionándolo con pasión. Posteriormente Kili continuaba lamiéndome el trasero con su lengua de seda que se sentía como un motor de placer sobre mi culo. Yo gritaba posesa por la lujuria.


- ¡Ohhhhhh princesa, que rico me comes el culito, ve voy a venir….que placer!
- Qué culito tan sexy tienes, ya sé porque Esteban te sodomiza cada vez que puede.
- ¡Siiiii, me encanta que me cojan por el culo, lo adoro!
- Prepárate amor, que te voy a meter la lengua hasta el fondo de tu culito rico.
- ¡Dale mami, métemela toda que estoy que me vengo!


Mientras mis palabras rompían el silencio de la noche, Kili me propinaba un par de nalgadas muy bien puestas, para después ensartarme su lengua larga y poderosa en mi culito ansioso.  Su lengua húmeda se deslizó hasta el fondo de mi esfínter. La sentía deliciosamente rígida. 


Allí Kili, como toda una maestra en las artes del beso negro, la empezó a mover en vaivenes ondulatorios que me erizaron la piel. Mi princesa me tomó por mis caderas y me indicó que iniciara un movimiento sutil hacia adelante y hacia atrás, con el cual, su lengua entraba en mi rincón más íntimo para volver a salir. No podía creer que por primera vez una hermosa mujer me estuviera penetrando analmente con su lengua. 
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Sentí una ola de calor que me quemó el tuétano de los huesos y que se concentró en mi sexo. Mis jugos de placer se empezaron a deslizar por mi clítoris. Sentí como un inmenso orgasmo estaba a punto de ser liberado sin restricción. Tomé a Kili por su pelo y lo jalé hasta que su cara estuvo clavada entre mis nalgas y su lengua al fondo de mi ano.


- ¡Siiiiii corazón, me vengo, me vengo, dame lengua por el culo!


La lengua de mi amante insertada cerca de mi punto g, fue la gota que literalmente rebosó la copa, haciéndome venir en un inmenso orgasmo húmedo en el cual chorros de placer que salían de mi concha, mojaron parte del rostro de Kili y la totalidad de sus tetas. Dos, tres, cuatro chorros de mi líquido más íntimo bañaron el cuerpo de mi amante mientras yo gritaba como una loca recién escapada de un psiquiátrico.


- ¡Dios me corro puta, me corro! ¡Me hiciste venir como una golfa! ¡Ahhhhhhhhh!


Al sentir mis chorros de pasión en su cuerpo, Kili también empezó a gemir como gatita en celo. Se quedó pegada a mi esfínter por unos segundos, propinándome sendas chupadas que intensificaban los estertores de mi placer. Kili se puso en pie y se colocó junto a mí, eso sí, no sin antes propinarme dos sonoras nalgadas en mi culo ya rojo.


- ¡Mira putita como me dejaste! Estoy toda mojada. ¡Literalmente me bañaste con tu eyaculación de hembra guarra!....y me encantó…fue mágico.


Nuestros rostros se acercaron y nuestras bocas se fundieron en un beso torrencial. Posesa por la lascivia, estiré mi lengua y lentamente me desprendí del beso cálido de mi amante. Bajé con gracilidad por su cuello hasta llegar a su pecho perfecto. Mi lengua se perdió entre ese par de melocotones magníficos recogiendo y relamiendo una a una las gotas salobres de mi orgasmo que permanecían sobre su piel. Al mismo tiempo, ¡por fin!, mis manos apretaban con ansias las tetas magníficas de Kili. Mi amante respiraba con frenesí.


- Tienes unas súper tetas princesa. Desde la primera vez que te vi, me vislumbré comiéndote tus melones- mientras decía esto besaba con delicadeza los pezones de Kili.
- ¿Y qué es lo que más te gusta de mis senos mi amor?
- Todo princesa. Que son grandes y turgentes. Tus pezones rosados que contrastan con tu piel canela….y ahora, su sabor a mar…
- ¡Eres magnífica Amanda! Me traes loca…


Como una loba en celo con mis dos manos aprisioné el seno izquierdo de Kili y sin pensarlo dos veces, mi boca se cernió sobre el pezón erecto de mi diosa canela. Empecé a chupar con frenesí, como si de ello dependiera mi vida. El sabor agridulce de ese delicioso pedazo de piel me caló hasta lo más profundo de mi paladar. Chupaba y chupaba mientras jadeaba como niña obsesa disfrutando de un juguete nuevo. Mis manos apretaban esa teta hermosa mientras mi succión frenética llevaba a mi amante a las fronteras del placer lésbico.


- ¡Mmmm, me chupas de maravilla! ¡Que rico me comes las tetas! Siente lo mojada que estoy.


Kili tomó mi mano derecha y la dirigió hasta su almeja salvaje. Efectivamente, estaba muy mojada.


Mis labios se desprendieron del seno izquierdo de Kili para ahora poseer el derecho. Primero extendí mi lengua y agitándola grácilmente como una serpiente encantada lamí una y otra vez el pezón rosa de mi diosa canela. Como una ventosa mis labios se aferraron a su magnífico pezón derecho. Nuevamente empecé a succionar con delirio. Mientras chupaba continuaba acariciando el conejito de Kili. Su clítoris se encontraba hinchado y sus labios menores tensos de placer. Succionaba con vehemencia mientras mi mano se retorcía en el sexo húmedo de mi amante.


Kili tensó su espalda ofreciéndome en la turgencia máxima sus senos de ensueño. Mis manos poseían sus tetas y sin escrúpulos mis dientes mordían sus pezones. Lentamente Kili extendió su mano y de debajo de un cojín que se encontraba perdido en algún rincón del sofá, sacó un dildo con la forma perfecta de un pene hermoso. De glande ancho y cuerpo venoso. Un espectáculo de polla artificial de más de veinte centímetros. Mi princesa cerró sus ojos y con la sexualidad de una diosa olvidada empezó a chupar ese pene de plástico con una cadencia musical. Lo chupaba, lo engullía y lo salivaba para volverlo a engullir. Es una perfecta mamadora de pollas- pensé- a Esteban le va a encantar.


- Nenita, pégame en las tetas mientras termino de humedecer este falo magnífico para ti- me indico Kili con su voz magnética de sirena.


Entonces mientras mamaba de una teta de mi princesa, a la otra le propinaba sonoras cachetadas. Nuevamente mi coño se llenó de líquidos.


- ¡Más duro puta! Mira, así ¡Slap, slap!- Kili se propinó ella misma unas deliciosas palmadas en sus tetas que de inmediato pusieron sus senos de una tonalidad rojiza.


Seguí las instrucciones de mi nena y mientras ella continuaba mamando como obsesa esa portentosa verga de plástico, yo le propiné dos, tres, cuatro y cinco sonoras palmadas sobre sus deliciosos melones. En verdad, me sentía actuando en una película porno. Mi sueño hecho realidad, llevado a unos límites insospechados.


- ¡Ayyy, que rico! ¡Me dejaste las tetas ardiendo y la cuquita toda mojada! Te mereces lo que te voy a dar…
- Soy tuya, haz conmigo lo que plazcas.
- Ven nenita, ponme culito otra vez. Ponte en cuatro para mí, con esas nalgas bien arriba.


Presentía lo que venía y de solo pensarlo una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo. Hice lo que mi amante sugirió, le di la espalda y me puse en cuatro nuevamente, levantando mi trasero lo más que podía.


Kili separó mis nalgas y mientras me lamía el culito me dio a probar el falo artificial. Yo lo engullí un par de veces y lo escupí para humedecerlo.
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Mi princesa no se puso con niñerías (igual, yo no quería que se pusiera con niñerías) y sin pensarlo dos veces, me clavo senda tranca en mi culo. Mi culo no puso mucha oposición y la verga se introdujo de un solo empujón hasta la mitad. Un delicioso dolor placentero me carcomió la piel y me electrizó los sentidos. Mi concha se llenó de jugos inmediatamente. Kili empezó a penetrarme muy lentamente y con cada estocada esa pija de plástico se introducía más en mí, hasta que finalmente, me entró toda hasta la base de los huevos. Mi respiración agitada me hacía gemir desaforadamente.


-¡Guau Amanda, eres una cerda! ¡Te entró toda!
-¡Ohhhhhhh, siiiiii! ¡Dame duro por el chiquito, es que me encanta el sexo anal!
- ¿Cuánto te gusta perra?
- ¡Ahhhhhhh, mucho!
-¿Más que una mamada de cuquita?
- Sí.
-¿Más que una buena paja rusa?
-¡Ahhhhhh sí, lo adoro!
- ¿Más que el sexo vaginal?
- Si más que el sexo vaginal…¡Ahhhh que rico, sígueme dando por el culo!
- ¡Amanda, eres una golfa!
-¡Ohhhhhhh, sí, soy puta y me encanta!
- ¿Te gusta que te den por el culo, más que la leche?
- ¡Ahhhhh, la leche es rica, tanto como una buena enculada! ¡Lo que más me gusta es que me den por el culo y luego que me llene la cara y la boca de semen fresco!
- ¡Eres tan puta como yo, a mí también me encanta eso! Te voy a dar rico por ese culito, hasta que te vengas a chorros…
- Si mi vida, dame duro, ¡lo deseo!


Mi Diosa canela se colocó debajo de mi sexo y mientras que continuaba enculándome sin compasión, complemento tales penetraciones con dadivas orales sobre mi clítoris. Kili me penetraba con vehemencia y al mismo tiempo su lengua experta poseía mi clítoris lamiéndolo rápidamente de un lado a otro y succionando mis labios menores con frenesí. Nunca había sentido nada así. 


Mi culo, mi lugar más erógeno, estaba lleno y al mismo tiempo mi clítoris erecto y caliente gozaba de una lengua experta torturándolo con pericia. No tarde ni cinco minutos en volver a llegar a un orgasmo múltiple. Mi clítoris vibraba, mi culo se estremecía y mi concha volvía a producir chorros masivos de pasión.


- ¡Ahhhhhh mi amor, me viene un multiorgasmo! ¡Me corro, me corro!
- ¡Si, dámelo en la boca puta!
- ¡Siiiiii Kili, mi amor! ¡Me corro como puta otra vez!
- ¡Lo quiero en la boca nena, en la boca!
-¡Ábrela, ábrela, ábrela!


Rápidamente cambié de posición, me recosté de medio lado con mis piernas totalmente abiertas. Con una mano, continué sodomizándome como una demente y con la otra, me abrí el coño totalmente. Kili se arrodillo entre mis piernas, abrió su boca de par en par, sacó su lengua y cerró los ojos…




Los inicios del amor tribal 4 (Lesbi)







Esta historia continuará…










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1 comentario - Los inicios del amor tribal 4 (Lesbi)

dan_84
Muy buen relato me explotó la cabeza de la pija de lo morboso, como lo cuánta!!!