en un hotel de lujo con mi suegro

Salgo antes del trabajo y me voy  a comprarme un conjunto de lencería, ya que no es cuestión de encontrarme con un hombre como mi suegro  con la misma bombacha y corpiño con que salí de casa esa mañana. 
. Todavía es temprano, pero mi suegro me avisó que podía retirar la llave de recepción en cualquier momento, solo tenía que darles mi nombre.
La habitación es una suite, una de las más caras, me imagino, por lo suntuoso del mobiliario. Hay flores, bombones, una botella de champagne enfriándose en un balde con hielo, música instrumental. Todo preparado para una velada romántica.
Me doy una ducha y me pongo el conjunto de lencería que compré especialmente para esa noche. Me miro en el espejo y aunque me queda bien, intuyo que no me va a durar mucho tiempo puesto.
Agarro una bebida del frigobar y me dispongo a esperarlo, recostada en la cama, mientras le escribo a mi marido para avisarle que esa noche voy a llegar tarde, por el cumpleaños de mi amiga.
Escucho la puerta que se abre, el estallido cuando descorcha el champagne, sus pasos por el corredor.
Entra al cuarto con una copa en cada mano.
-Hola- me dice, sentándose en el borde de la cama y dándome una de las copas.
Hacemos chin-chin, bebemos un sorbo y nos besamos. Un beso corto, suave, rebosante de burbujas, apenas el prólogo de lo que vendría después.
Agarra mi copa y junto con la suya la deja sobre la mesa de luz, se tiende a mi lado y ahora sí, nos besamos bien, con ganas, con la boca abierta, las lenguas acariciándose la una a la otra, y la saliva fluyendo de un paladar a otro.
Su mano se pierde rápidamente por entre mis piernas, me corre un poquito la tanga y con dedos ansiosos e incisivos, me acaricia los labios.
-¡Estás toda mojada...!- me dice en un susurro.
-Estoy así por vos...- le digo, aunque en realidad siempre estoy mojada como buena yegua que soy
Ese es uno de mis atributos, la humedad constante.
Sin dejar de besarme, me mete los dedos en la concha y me la explora toda por dentro, moviendo el pulgar sobre el clítoris, provocándome esos deliciosos estremecimientos que, como descargas eléctricas, me recorren todo el cuerpo.
Me saca la bombacha y acomodándose ahí debajo, me chupetea toda, desplegando sobre mi sexo todo un decálogo de cómo se debe chupar una concha.
Los dedos son reemplazados por una lengua ágil y traviesa, 
Mi concha toda desaparece absorbida por su boca
Me desquicia, me estremece, me alucina.
Me entrego por completo a esa voracidad sin límites, mojando los labios de mi suegro con la humedad de mis acabadas.
Entonces se levanta, dejándome la concha pidiendo por más lengua, y empieza a desvestirse. Lo veo desnudarse para mí y no puedo evitar morderme el labio inferior, ansiosa y entusiasmada.
Tiene la pija parada,  Se acerca, y colocando una pierna por sobre mi cuerpo, la pone al alcance de mi boca. 
Empiezo lamiéndole los huevos
Dejándole un surco de baba, subo por el miembro principal, largo y grueso, potente, enardecido.
Le paso la lengua también por el glande, saboreando esas gotitas perladas que, persistentes, le fluyen por el orificio de la punta.
Cuando abro la boca, me la mete adentro de un solo empujón,  Aunque empieza a faltarme el aire, no me la saca, me la sigue hundiendo en la garganta, ahogándome a pura pija.
Me la saca cuando 
Recupero el aire a grandes bocanadas y con el rostro congestionado, le vuelvo a ofrecer mi boca abierta y golosa.
¡Más...! ¡Quiero más...!
Dispuesto a complacerme, me la hace comer de nuevo, deslizándose por entre mis labios, pringoso y suculento, sacándola de a ratos para frotarme las bolas por toda la cara.
Después de cogerme por la boca, se me pone encima, por entre mis piernas y me la mete con esa prepotencia que, viniendo de su parte, me resulta tan agradable.
Me abro toda para él, enlazando mis piernas con las suyas para sentirlo aún más nitidamente, disfrutando la forma en que me va llenando y amoldándose a mis partes íntimas.
Que bien me coge, por Dios. 
 no deja de besarme, metiéndome la lengua hasta la garganta, mientras su verga se pasea altiva y posesiva por todo mi interior.
Fluye dentro mío, haciéndome sentir con cada golpe la potencia de su virilidad, esa energía primordial que fusionándose con la mía,
No llega a sacármela. Me acaba adentro con unos lechazos fuertes y cargados, ahogándome con esa efusividad que parece arrasar con todo a su paso.
Se diluye hasta la última gota, cálido, efusivo, desbordante.
Se echa entonces a un lado, soltando un largo y aliviado suspiro.

Agarra las copas, volvemos a brindar 
Charlamos durante un buen rato, yo le cuento mis cosas y él las suyas. 
Cuando terminamos nuestras copas se levanta y así desnudo, va a buscar el champagne a la sala. Vuelve y empuñando la botella, me pregunta:
-¿Otro brindis?-
-Ahora no sé si quiero brindar o alguna otra cosa- le digo en obvia alusión a la verga que le cuelga pesada y  entre los muslos.
-Podemos brindar más tarde- sugiere y dejando la botella a un lado, empuña ahora su pija.
Se la sacude con firmeza y cuándo ya la tiene bien parada se acerca a la cama. Me pongo de rodillas, le sonrío complacida y se la chupo. Está vez soy yo la que se la come, devorándosela hasta atragantarme.
 se la chupo con más fuerza todavía, tragándome todo ese juguito que destila y que se acumula, cálido y espeso, en mí paladar.
Entonces ya no se aguanta más. Me la saca de la boca, se tiende de espalda en la cama y haciendo que me le suba encima, me la mete y entra a cogerme desde abajo.
Me hace vibrar a puro embiste, clavándomela hasta los pelos, arrancándome unos gemidos y jadeos que deben de escucharse hasta en el pasillo de ese piso.
Cuando se detiene para chuparme las tetas, soy yo la que empieza a moverse, atras y adelante, disfrutando cada metida, cada sacada, cada golpe de sus huevos, 
De pronto me hace a un lado, se levanta y dejándome ahí, tendida boca abajo, comienza a besarme la espalda, primero los omóplatos, de forma dulce y cariñosa, para luego seguir el camino de la espina dorsal, siempre hacia abajo, continuando, al llegar a la cintura, por la raya de mi culo.
Cuando siento que me puntea el ojete con la lengua, suelto una exclamación de placer.
Me pone entonces en cuatro y metiéndomela de nuevo por la concha, me fulmina a puro garche,
Estoy entregada, cuando me doy cuenta, ya me la está metiendo por el culo.
Aprovecha que tiene la pija toda mojada con mi flujo y su propio líquido preseminal, para deslizarse con  comodidad por mí entrada posterior.
Suelto unos cuantos quejidos de dolor, pero no le pido que pare, por el contrario, yo misma me abro las nalgas con las manos permitiéndole que me la entierre hasta lo más profundo.
-Tenés una cola hermosa sami , me encanta cogértela...- me susurra excitado mientras, en efecto, me la coge.
Lo siento moviéndose encima mío y no puedo dejar de mojarme, empapando las sábanas y hasta el colchón con mis acabadas.

Su cuerpo chocando contra el mío  tremenda  culeada que me está dando.
 me la deja adentro y me llena el culo de leche.
Se queda un buen rato sobre mí, aún después de haber soltado hasta la última gota, suspirando plácidamente, besándome el cuello y diciéndome esas cosas que a las mujeres tanto nos gusta escuchar cuando nos hacen el amor.
Cuando me la saca siento que un chorro de semen sale disparado hacia afuera.
-¿Pido otro champagne para tomarnos en el jacuzzi?- me pregunta.
Mi respuesta es obvia, le digo que sí. Mientras él llama al servicio de cuartos, le envío un mensaje a mi marido:
"Me quedo a pasar la noche con Carmen, 
Al rato me llega su respuesta acompañada de una foto de mis hijas durmiendo 
 .
Nos bebemos la segunda botella de champagne en el jacuzzi, volviendo a compartir una charla de lo más interesante  
 No sé si sería el agua del jacuzzi, las burbujas del champagne  pero estallé como en ninguno de los polvos anteriores, 
-¡Sos una mujer increíble, que hembrón se pierde  mi hijo!- me dice, contemplándome con sincera admiración.
-De lo que que no  perdió es de ser cornudo- le aclaro, recuperando de a poco la lucidez, con la pija todavía adentro, bombeando las últimas gotitas de semen.
-Te digo que a mí no me importaría ser cornudo siempre y cuando me atiendas de ésta manera- repone.
-¡Ésta pija nunca estaría desatendida!- le aseguro, apretándosela con los músculos de mi vagina.

Antes de salir del hotel la llamo a Carmen, para comprobar que mi marido no la haya llamado, no creo, pero no está de más asegurarse.
Llego a mi casa antes de que amanezca. Hace frío , así que me meto en la cama y me acurruco junto a mi marido que, entre sueños, me pregunta cómo me fue.
"Bien, 

en un hotel de lujo con mi suegro

7 comentarios - en un hotel de lujo con mi suegro

aparicio99
Que buen relato nena quisiera ser tu suegro para ponerte una tremenda cogida
valeriadefant
Hermosa como siempre y me dejas al palo falta que subas un par de fotos cojiendo
Mauricio_2431
mostrame tus tetas mami, me encantaria hacerte el orto como tu suegro, o queme la chupes hasta acabarte toda
Mauricio_2431
el orto y las tetas que tenes....
Mauricio_2431
mostrame tus tetas mami, me encantaria hacerte el orto como tu suegro, o queme la chupes hasta acabarte toda