Todo empezó en el bondi (parte 1)

Un sábado a la noche, volviendo de trabajar tomé el tren y tuve el típico y fugaz cruce de miradas que se tiene con una chica en el transporte público. Flaquita, tatuada, rastas teñidas de rojo y un jean apretado. Muchos piercings y unos lindos ojos celestes. La mirada fue sólo de curiosidad, totalmente vacía de esperanzas no sólo por mi inseguridad de siempre sino porque además llevaba un bolso pesado, estaba muy cansado y mi cara seguro estaba adornada por unas ojeras marcadas por arriba de mi barba desprolija.

Me bajé en la terminal y fui a ocupar un lugar en la larga fila que siempre hay para tomar el colectivo de regreso a casa. Veo pasar a la chica de rastas una vez más y ella se puso en la cola del otro ramal con una amiga morocha, carita de buena, escotada y con una remera de una banda. Flasheé varias veces que me miraban a mí y se reían pero a los pocos segundos me juré que me mentía a mí mismo, era imposible, salvo que se rían de mis ojeras como alguna vez me pasó volviendo de un trabajo nocturno que había tenido. Una de ellas se acercó a mí y me preguntó si sabía como ir hasta donde tocaban los Gardelitos porque no encontraban un colectivo que las llevara directamente. Les conté que tenían que tomarse en el que iba a ir yo, bajarse en donde yo me iba a bajar y de ahí tomarse otro. Se pusieron detrás mío a esperar provocando las miradas disconformes de quienes estaban varios lugares atrás en la fila. Entendí entonces porqué me miraban "Me vieron con pinta de rockero, cara de buen tipo, me preguntaron, obtuvieron la información y encima se colaron". Encima anulé toda posibilidad de chamuyo porque cuando pagué con la sube me fui a parar al fondo por costumbre mientras ellas se pusieron en el medio sin conseguir asiento tampoco. Todo iba a quedar ahí.

Al menos eso creía yo, pero se fue llenando el colectivo (había casi una hora hasta llegar a mi destino) y se fueron acercando entre la gente, apretadas como todos. Después de una nueva instancia de miradas y roces inocentes con la chica de las rastas, me consultaron donde bajar y hubo una charla simpática después de mi "yo les aviso". Se me vinieron pensamientos de fantasías a la mente, pero luego quedé en un "al menos voy charlando en el viaje" sólo interrumpido por imágenes sexuales cuando la morocha se sentó y sus pechos rebotaban con el andar del colectivo. A la hora de bajar hubo una pequeña y concurrida caminata hacia la puerta en la que el roce pasó a apoyada que me avergonzó y a la que renuncié inmediatamente pero que o pasó desapercibida o fue tolerada.

Ya abajo del colectivo, me pidieron que les indique donde estaba la otra parada y cual colectivo tomar. Como buen ciudadano las acompañé y me quedé esperando a que tomen el correcto, no sea cosa que se pierdan en el oeste del conurbano bonaerense. Les hice bromas sobre mi vocación cívica y su condición de visitantes y se rieron quizás de lo estúpido de mi humor, ahí me solté un poco más. El colectivo tardó en llegar (era sábado pasadas las 23:00hs) y la morocha sacó un faso y me preguntó dónde podían ponerse a fumar sin problemas. Era una zona céntrica llena de locales y en la que la policía pasa cada 5 minutos, aunque vi a varias personas fumando porro por ahí, así que fuimos a la entrada de un edificio que estaba medio oscura. La actitud de la tímida morocha cachetoncita cambió y empezó a sonreir todo el tiempo, En mi fantasía ellas ya no iban nada al recital pero cuando se acercó el colectivo correspondiente a lo lejos, la de rastas preguntó "¿es ese?" y les confirmé que sí. Les pasé mi número por si alguna vez se perdían de nuevo y la morocha lo anotó, o hizo como si lo anotara, algo que es común para sacarse a alguien de encima.

El lunes me llegó un mensaje de ella y nos pusimos a hablar del recital, de las bandas, de tatuajes, de rock y me agregó a uno de esos grupos donde no conocía a nadie y todos sobreactúan destacando sus gustos en común para chamuyar o alimentar su ego. Vi con agrado que en el grupo también estaba la chica de las rastas rojas y varias rockeritas más: una morocha con flequillo bien recto y otra que su foto de perfil sólo dejaba ver sus ojos claritos y una boca hermosa. Organizaron una juntada en un recital justo el día que tenía un evento de esos aburridos pero que quedás mal si faltás sin avisar. Pero me quedaba relativamente cerca, planeé estar un rato para marcar presencia y después aparecerme en el club de barrio donde era el recital de esas bandas under. Seguí mensajeando en el grupo, aunque la morocha del colectivo no me habló más a mí sólo, y llegué a aquel día con cierta confianza con varias personas de las que asistirían a la juntada.

Me fui rápido del evento y chequeando los mensajes del grupo encaré para el otro lugar. La morocha no iba a ir, la de rastas, la del flequillo recto y la de la carita hermosa sí. Me tenía una inusual confianza para intentar al menos pegar onda con alguna de ellas. Cuando llegué todos me recibieron como si nos conociéramos de antes, incluso los pibes, en especial cuando ofrecí ir a comprar más cerveza. Me puse al lado de la chica de rastas porque era la única que conocía en persona pero no me daba mucha bola: había otro pibe del que se notaba a la legua quería su compañía. Me puse a hablar con la morocha del flequillo y era muy simpática y muy linda, tenía un shorcito de jean que dejaba ver bien que hacía honor al mito de que las rolingas tienen todas buena cola. Mucha cerveza, nos reimos mucho y todo, pero ella también parecía querer hablar con ese otro pibe (después me dijeron los demás que había una historia ahí, una era la ex, otra la actual no blanqueada).

Vi llegar a la "chica de la carita" y me encantó, de calzas, caderas anchas y una campera Adidas azul cuyo cierre estaba a la altura justa para funcionar de escote de unas tetas impresionantes que estaban apretadas y eran una delicia para las miradas. Llegó justo cuando ya habíamos tomado bastante y yo ya estaba medio en otra cosa pero igualmente un poco hablamos y ella parecía tímida o simplemente no tenía mucho de qué hablar con quien no conocía para nada. Entre chistes malos y anécdotas de recitales terminé siendo "el amigo" del grupo y me invitaron a ir a una casa de alguno de ellos en Capital para seguir la joda. Repasé un segundo y estaban la de rastas y el pibe, la de flequillo y el vecino, la de la camperita azul y un amigo...yo sobraba. Le dije a la rolinga que no quería joder que encima no tenía cómo ir, ya me quería volver a casa, pero el pibe salto y me dijo que me llevaba él que estaba todo bien y no sé que más. Me fui en su Falcon, atrás porque adelante lo acompañaba la de rastas. Estaba con dudas y desmotivado pero cuando me dijeron que íbamos a la casa de la tetona y que no pasaba nada con ese amigo que la llevaba, me volvieron las ganas de divertirme.

PARTE 2 acá
http://www.poringa.net/posts/relatos/4028595/Todo-empezo-en-un-bondi-parte-2.html

1 comentario - Todo empezó en el bondi (parte 1)

ksr
interesante relato
NoSoyUnRobot2 +1
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