Los inicios 3

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Llegado ese punto estaba claro que tanto ella como yo teníamos muchas ganas de que ocurra. Sin embargo nos contuvimos de salir a buscar a cualquiera y preferimos que para la primera vez se diera cuando se tuviera que dar. Creo que secretamente ambos suponiamos que las vacaciones serían el momento propicio, aunque no imaginamos que tanto, ni lo planeamos demasiado. En dos semanas estariamos una quincena en Valizas, y si estabamos listos tal vez ocurriría.

Llegamos, nos instalamos en la casa que alquilamos, no muy grande, con una buena parrilla, eso si. Cochera, un salón con sofá y sillones, cocina integrada, una habitación con cama doble, lo usual. Lo primeros dos días no hubo mucho destacable, playa de mañana y de tarde, poca caminata, descanso, porro. Al tercer día empezamos a ir a la playa que queda hacia Cabo Polonio, alejandonos un poco. Mi mujer hacía topless más cómoda en esas zonas más alejadas y con poca gente, la mayoría que pasaban caminando de ida o de vuelta de Cabo Polonio justamente. Si, tiene unas tetas hermosas, y doradas por el sol son increíbles. Pasamos dos tardes ahí y el color que tenía ya era hermoso.
Al tercer día, entre los pocos que pasaban caminando, mi mujer se quedó mirando a un chico que iba solo. A unos 20 metros no lo reconocía bien. "Uh, mirá, no estoy segura pero creo que es Juanpi", me dijo. Un ex compañero de trabajo de mi mujer, un par de años menor, yo lo conocía apenas por algún comentario laboral. El chico pasaba ya casi delante de nosotros, pero no demasiado cerca, como con cierto respeto por no molestar. En eso mi mujer se levanta, agita las manos y le grita "Juanpi!, que sorpresa!", y se acerca a él a saludarlo, que apenas da unos timidos pasos hacia nosotros. Cuando al fin la reconoce la saluda, se acerca con más confianza, se dan un abrazo... y mi mujer en tetas. Tardé unos segundos en procesar tanta excitación y calmar un poco los ratones. Estaban a unos cinco metros de nuestras cosas, y mi mujer lo invitó a acercarse y nos presentó. Nos saludamos cordiales, lo invité a sentarse a tomar una cerveza, nos pusimos a charlar los tres, sentados bajo el reparo del sol. Nos contó que venía caminando de Cabo Polonio, que se quedaba unos días más en Valizas y después volvía para Argentina. Hablaron con mi mujer sobre otros ex compañeros de trabajo, se pusieron un poco al día. Era increible como pasabamos por alto el hecho de que mi mujer no se hubiera puesto nada arriba, ni él derrapó con comentarios, ni nosotros le dimos mayor trascendencia. Esa naturalidad se hizo muy excitante. Y no es que no la mirara, todo lo contrario, durante las dos horas que estuvimos charlando se tomo su tiempo para recrearse la vista, pero de a poco, justamente tomandose su tiempo, sin necesidad de tener la vista clavada en los pezones todo el tiempo. Notaba que eso relajaba mucho a mi mujer. Por lo tanto, sus movimientos eran también naturales, sin preocuparse por tapar, ni por quedarse quieta mostrando todo el tiempo.
En fin, que al cabo de dos horas eramos tres amigos charlando en la playa, y que mi mujer fuera mi mujer y estuviera en tetas no cambiaba nada. Por eso no llamó para nada la atención que ella misma lo invitara a cenar esa noche, y yo me comprometí a hacer el asado. Así que de ahí volvimos los tres juntos, Juampi fue a donde estaba parando a descansar un poco y cambiarse, y nosotros a casa.
Entonces si, inevitablemente, tuve que comentar algo. "Que manera de mostrar las tetas hoy, eh?", le dije.
-No te habrás puesto celoso, no?
-Para nada, me sorprendió un poco no más.
-La verdad es que ni me di cuenta cuando me levanté. Entre el porro y la costumbre de estar así, me olvidé. Y después del saludo, cuando me di cuenta que le pegué las tetas al pecho, ya fue, no me iba a poner el corpiño del bikini.
-Y no, más vale, ya estaba hecho. Noté que estabas muy cómoda además.
-Si, Juanpi es divino, re tranquilo. No aparenta su fama, jaja.
-¿Qué fama?
-Cuando trabajabamos juntos, varias chicas comentaban lo bien que la pasaban con el. Mariela varias veces, Ceci también se lo llevó unas cuantas veces, y Belén estaba maravillada.
-¿Pero Belén no tenía novio?
-Si, bueno, pero viste como son las cosas, cuando se comenta... le dieron ganas de probarlo y lo re buscó.
-¿Y vos? decí la verdad, eh? jaja
-No, la verdad que me quedé con los comentarios y las ganas. Me re gusta, pero nunca pasó nada. Hasta ahora.
-Y... quien te dice que esta noche no tengas suerte, no?
-Lo voy a intentar, obvio!
Y se fue a bañar y vestirse mientras yo prendía el fuego. Así de sutil.
Al poco rato llegó Juanpi, mi mujer todavía no había salido de la habitación, así que lo atendí, charlamos un rato, tomamos una cerveza. Cuando salió ella quedé embobado. Un vestido a medio muslo, verde clarito, suelto abajo y ajustado en el pecho, con un escote discreto pero sugerente. Se le veia toda la parte de arriba de las tetas. Juanpi miro, otra vez, con mucha discreción pero sin disimular.
-Estas hermosa.
Lo dijo con naturalidad, sin segundas intenciones aparentes.
Ella se movia sensual al caminar, mientras buscaba otra cerveza. "Es la última" anunció, y le propuso a Juanpi ir a comprar más después de tomarla. Mientras tanto seguimos charlando, mi mujer empezó a bromear con lo que me había contado.
-¿No las viste más a las chicas? ¿A Mariela, Ceci, Belén...?- le preguntó, y yo noté su doble intención. Empezaba el juego.
-La verdad que no, perdí el contacto al poco tiempo. Salvo a Belén, que la volví a ver algunas veces. Una lástima, porque nos llevabamos re bien con ellas.
-Si, si, algo sabía de lo bien que se llevaban, jaja- acotó mi mujer. Juanpi se puso un poco colorado, como nervioso.
-Ah, bueno, si... no sabía que sabías algo, jeje, trato de ser discreto con esas cosas-
Mi mujer se rio.
-Tranquilo, che, me hablaron bien, no dijeron nada malo... todo lo contrario- y agregó dirigiendose a mi- ¿Sabés, mi amor, la fama de Juanpi? jaja, decían que era irresistible-
-Que bien-dije como al pasar-Y lo bien que la debe haber pasado, a cual de las tres más linda!- agregué.
Juanpi se soltó un poco. -Bueno, si. Con la que mejor la pasé es con Belén, re linda. Aunque con la más linda de todas no tuve suerte. Ni chance.
-¿Con quién?- preguntó mi mujer, algo sorprendida-¿Julieta? ¿o Luciana?-
-No, con ellas no tenía mucho trato. Además, si, tuve suerte con las dos, jaja-
-¿Y entonces con quién?- insistió mi mujer.
-Después te cuento- le dijo él, todavía algo timido y sonriendo.
-A que yo se- dije.
Juanpi se puso nervioso de nuevo, y mi mujer me miró sorprendida.
-Pero si vos conocías a Ceci, Mariela y Belén nada más...
-Si, pero si dice la más linda de todas, seguro que sos vos, mi amor, no hay ninguna más linda- le dije mientras le daba un beso suave en la mejilla. Dos segundos de momento incómodo y los tres nos reimos. Juanpi, por las dudas, no dijo ni que si ni que no.
-Uf, bueno, se acabó la cerveza-dije para cortar un poco-¿Querés ir con la más linda a comprar algunas más, Juanpi?- le dije tratando de tranquilizarlo con la complicidad.
Se rió y allá se fueron juntos.
-No tarden mucho que en media hora o 40 minutos va a estar listo esto- les dije al salir, mientras miraba lo hermosa que estaba mi mujer.
Tardaron exactamente media hora, un poco mucho para las dos cuadras que tenían que caminar para buscar cerveza. Después mi mujer me contó que hicieron el camino más largo, paseando un poquito por la playa, charlando. Ella le preguntó si yo había acertado, y Juanpi le confesó que si, pero que había preferido no decir nada por no molestarme.
-Ay, boludo, no sabía que yo te gustaba- dijo ella exagerando un poco la sorpresa.
-Bueno, es que como vos tenías novio siempre fui muy discreto-
-Si, claro, Belén también tenía novio- le dijo ella.
-Si, pero ella me buscó. Re loco, le pidió permiso al novio para que nos pudieramos ver, y él ningún problema. Al menos eso me dijo Belu.- contó él.
-Ah, muy bien. Bueno, quién te dice que yo no pida permiso también, jiji- dijo ella.
Y me contó que justo entonces llegaban de vuelta a casa, y ella lo agarró de la mano.
Así los vi entrar. Juanpi llevaba la bolsa de las cervezas en una mano, y con la otra venían agarrados de la mano con mi mujer. Disimulé mi excitación lo mejor que pude.
Durante la cena, mi mujer me contó lo del permiso que le pidió Belén a su novio para verse con Juanpi, y me preguntó: ¿Si yo te pidiera permiso, me dajarías?.
-¿Verse con él? y, ya se están viendo-dije con la intención de que especificara.
-Bueno, dale, no te hagas el que no entendes- dijo ella.
-Si yo le diera permiso ¿vos te la cogerías? le pregunté a Juanpi, usando esa expresión clara y concreta para que no queden dudas.
Creo que entre el porro y las cervezas ya no se intimidaba con la charla, pero aún así su respuesta fue muy respetuosa.
-Ni loco haría nada con ella, a pesar de todo lo que me calienta. Pero si tiene permiso, si eso no les va a traer inconveniente a ustedes... y, si, me encantaría.
-Bueno- dije aparentando calma pero con el morbo que la situación daba- si me pide permiso lo pensaré.
Terminamos de cenar y Juanpi pasó al baño. Mi mujer se sentó a upa mio, me abrazó, me dio unos besos.
-¿Me vas a dar permiso?- me pregunta con una sonrisa maliciosa.
Me causó gracia. -¿Te parece que no? obviamente, mi amor, podés hacer lo que quieras.-
En eso volvió Juanpi. Mi mujer se levantó y propuso fumar un poco más de porro en el sillón, así que allá fuimos.
-Vení, Juanpi, sentate conmigo- y se sentaron en el sillón doble. Yo, en un sillón individual frente a ellos.
Después de darle unas pitadas y pasarle el porro a Juanpi, mi mujer le dijo, mientras se recostaba sobre su hombro y le acariciaba el pecho:
-Bueno, conseguí el permiso- y lo empezó a besar.
Juanpi quedó un poco sorprendido por un momento, después respondió el beso y me pasó el porro a mi. Ya con las manos libres se abrazaron y besaron. Mi mujer empezó a bajar la mano y le acariciaba el bulto por encima del pantalón.
-¿Sabés como decían las chicas que tendría que ser tu apellido?- le preguntó separandose un poco, y continuó: - Judo, decían que te quedaría bien con el apodo Juanpi-
Nos reimos los tres, el porro había distendido completamente.
- ¿No te sacarías el vestido para mi? me encantaría ver lo que tenés abajo- le dijo él, y agregó mirandome - Si no es molestia.
Mi mujer me miró.
-Ay, chicos, no necesitan aprobación para todo, en serio, hagan lo que tengan ganas, que se ve que ganas juntaron bastante-
-Bueno, te voy a mostrar, estoy de estreno- dijo mi mujer. Se levantó, se sacó el vestido dejandolo caer al suelo de espaldas a el, de frente a mi, guiñandome un ojo. Tenía un conjunto de corpiño y tanga less de encaje color púrpura con transparencias que efectivamente nunca le había visto.
-Uff, mejor de lo que imaginaba- le dijo él girandola para que haga una vueltita. Estaba impresionante.
-Me lo puse para vos, hermoso-dijo en un susurro mientras se agachaba para besarlo suavemente, y agregó; - Ahora quiero ver algo yo, ¿te gustaría que compruebe tu fama?- Y sin esperar respuesta se arrodilló en el suelo poniendo un almohadón y empezó a desabrocharle el pantalón. Escuché como le aflojaba el cinto, le desabrochaba el botón y le bajaba el cierre. Después le bajó el pantalón (él levantó un poco la cola para facilitarle la tarea), y lo empezó a masajear sobre el calzoncillo. Yo no veia nada desde mi lugar, solo intuía por los movimientos que hacía mi mujer. Me di cuenta que se la había sacado cuando dijo en un susurro pero bien audible: - Uff, que pija hermosa. Es enorme - Sentí el sonido de un beso. La guacha le estaba dando besos en la cabeza de la pija.
- Que bueno que te guste - le dijo él.
-Me encanta, esas venas, esa cabezota, es re ancha - decía ella ya entre jadeos. -Y que rica está- Sin girar dijo en voz más alta para asegurarse de que yo entendiera que se dirigía a mi - Pasate al otro sillón, mi amor, así ves bien como se la chupo-
Efectivamente, al cambiar de lugar y quedar de costado a ellos, mi mujer me miró y me guiño un ojo mientras le pasaba la lengua a esa enorme poronga desde la base hasta la punta. Después lo miró a Juanpi y empezó a metersela todo lo que podía en la boca, y lo que sobraba de la base de la pija lo agarraba con toda la mano derecha, mientras con la otra le acariciaba los huevos.
Después de un rato, mi mujer se sacó el corpiño.
-Que tetas hermosas que tenés- le dijo él.
-Gracias, hermoso, mirá como hacen juego con tu pija- Y diciendo eso le empezó a hacer una turca increíble. La pija era tan larga como para quedar abrazada por las tetas de mi mujer y que al mismo tiempo le chupara todo el glande. Por un momento se la sacó de la boca para decirme: -Mirá mi amor, la de el llega hasta la boca- y se la volvió a meter mientras con las manos juntaba las tetas y las movía arriba y abajo pajeando el resto de la pija. Una imagen increíblemente morbosa y caliente.
Después de un rato mi mujer le dijo: - Vamos a la cama, quiero hacer un 69, ¿tenés ganas?-
- Por supuesto, vamos- le dijo él.
Pasaron a la habitación, y yo los seguí. Me senté en una silla a los pies de la cama. Ellos se acostaron, Juanpi ya estaba desnudo, mi mujer en tanga y con los tacos. Se abrazaron, se dieron unos besos manoseandose por todo el cuerpo. Juanpi le sobaba las tetas con ganas y cada tanto le pasaba la lengua por los pezones. También le metió la mano por abajo de la tanga, masturbandola suavemente. En ese momento dijo, algo sorprendido: -Estás re mojada-. Mi mujer le respondió en un susurro:- es que me tenés re caliente, las ganas que tenía de chuparte, de que me cojas bien cogida...- y largó un suspiro.
Juanpi le quiso sacar la tanga, pero mi mujer no lo dejó:- cojeme con la tanguita puesta, así la estrenamos bien-.
Después volvió a su pija, y lo montó para hacer un 69. Quedó de frente a mi, y me miraba a los ojos mientras jugaba con aquel pene enorme. Lo sostenía con la mano, lo miraba extasiada, lo investigaba, le pasaba la lengua, se acariciaba toda la cara con la cabeza. Mientras tanto, Juanpi le había corrido la tanga y le chupaba la concha. Mi mujer empezaba a jadear y gemir. -¿te gusta mi amor?- le pregunté. -Me encanta, me vuelve loca- dijo. -¿Y vos cómo estás? me preguntó mientras jugaba con la lengua en la punta de la pija de Juanpi. -Re caliente- le contesté. - Bueno, pajeate, mi amor, ¿no querés? mirá que hoy me coje solamente esta hermosa pija- me dijo. Hablabamos como si estuvieramos solos, aprovechando que Juanpi estaba metido entre sus nalgas del otro lado. Sin dudarlo saqué mi pija y me empecé a pajear. Mi mujer me sonrió. - Que grande- dijo, y agregó- la diferencia entre una y otra...-Nos reimos, y escuchamos a Juanpi decir: - No seas mala, che, encima que te da permiso...-
Pasó poco tiempo hasta que mi mujer me pidió que le alcance los forros. Iba a buscar en el cajón de la mesita de luz, pero Juanpi me dijo: - mejor buscá los que traje yo, en el bolsillo de mi pantalón, que los comunes me aprietan.-
Así que fui, los busqué, se los di a mi mujer, y ella sin apuro, con la pija de él en la boca, abrió uno y se lo empezó a poner. -Que complicadas son las pijas grandes para esto- dijo, mientras nos reiamos y Juanpi le seguía chupando la concha. Cuando por fin terminó, se dio vuelta y lo montó. No tardó mucho en metersela toda, estaba muy lubricada y a pesar del tamaño, sus movimientos arriba y abajo sin que Juanpi se moviera la fueron abriendo de a poco. Cuando la tuvo toda adentro lo comprobó llevandose la mano a la concha y estalló en un orgasmo fenomenal. Recien ahí Juanpi se empezó a mover suave. -Despacio que es enorme- le decía ella entre jadeos y gemidos. -No te preocupes, ya me lo han dicho, la se usar con cuidado- respondió él. -Te voy a hacer acabar de nuevo, y después me la vas a chupar hasta que acabe.- le dijo también, más en tono de plan que de orden. -Ay, si, dale, hagamos eso, pero no creo que vuelva a acabar con el orgasmo que tuve- dijo ella. Pero él empezó a hacer movimientos más largo, no demasiado fuerte, pero metiendola hasta el fondo y sacandola casi por completo, mientras con una mano le agarraba la cola y le jugaba con un dedo en el ano. -Yo creo que si, te tengo bien caliente, vas a ver como acabas otra vez-. Mi mujer jadeaba de nuevo cada vez más fuerte, sin dejar de cabalgar. Lo veia todo desde atrás de ella y parecía una película en cámara lenta. Ella se agachó y le susurró al oido:-me estás volviendo loca con ese dedo-. Él se lo volvió a mojar con bastante saliva y le dijo:-ahora vas a ver como te vuelvo loca en serio- y le empezó a meter el dedo en el culo. No tardó ni cinco segundos mi mujer en gemir y moverse para sentirlo cada vez más, mientras la tremenda pija le abría la concha. Empezó a hablarle con vos ronca, cada vez más fuerte:- si, dale, garchame así, bien cojida, no pares, me volvés loca, estoy re caliente- y a medida que se acercaba al orgasmo empezó a decirle:-que putita me pones, dame pija, dame pija, soy tu putita, quiero ser tu putita-. En ese momento él le hundió el dedo en el ano al tiempo que le decía:-Eso estaba esperando, que te pongas bien puta, ahora si, vas a acabar, putita, goza mi verga-. Mi mujer acabó escandalosamente mientras lo besaba y seguía diciendole:-si, soy tu putita- hasta caer rendida sobre su pecho. En esa posición, y con Juanpi quieto, lo empezó a besar suavemente, preguntandole al oido:-¿que querés ahora? pedime lo que quieras, soy tu putita, te lo ganaste con la cogida tremenda que me diste.- Lo primero que pensé es que le iba a pedir el culo. Pero no, empezando a moverse muy despacio le dijo:- ya te dije, quiero que me la chupes hasta acabar en tu boca, siempre tuve esa fantasía con vos, llenarte la boca de leche.-
Estaban como en su mundo y yo no quería interrumpir nada, sólo miraba. Mi mujer le dijo que si, obviamente, y lo desmontó. Al girarse para sacarle el forro me vio, y fue como que se percató de que no estaban solos. -¿Te gustó? ¿te pajeaste mucho?- me preguntó mientras le sacaba el forro. -Me encantó, pero parece que a vos te gustó más- le dije. -Y, si, mirá el pete que se ganó-. Lo sentó a un costado de la cama y se arrodillo. Nos hablaba a los dos mientras lo pajeaba y chupaba. - No te imaginabas que era tan putita, no?- le preguntaba a él. -No, jamás pensé que la chupabas tan bien-. Se metía todo lo que podía, le acariciaba los huevos, me miraba y me decía:- ¿querés ver como me acaba en la boca? mirá que me la voy a tragar toda, me puso re puta.- Y yo a punto de acabar le decía:- si, quiero ver eso, mostrale tus habilidades-. Juanpi ya se tensaba y parecía que acababa en cualquier momento. -Chupala, putita, chupala toda, ahí te va la leche, así te la tragas-. Con toda su habilidad, mi mujer esperó el primer chorro con toda la pija adentro, y después separó los labios apuntando bien, y todas las lechadas siguientes fueron a parar a su lengua. La saboreó, tragó todo, y con la lengua le terminó de limpiar toda la verga.
Mientras tanto yo terminaba mi paja y la leche caía al piso.

3 comentarios - Los inicios 3

pulporubio +1
que excitante tu historia. Espero parte 4!!
lorenaycris +1
Wauuu excelente quiero vivor algo asi con mi esposa!!!