La fiesta en la piscina II

Esta es la segunda parte del relato que publiqué, espero les guste. Cualquier comentario es bien recibido, todo sea para mejorar.

Parte 1 del relato: http://www.poringa.net/posts/relatos/3864837/La-fiesta-en-la-piscina-I.html

La fiesta en la piscina II

Seguía sorprendido acerca de lo que estaba pasando, jamás me imagine que mi prima estaría aprovechando la situación de esta manera, no voy a negar que alguna vez me puse a fantasear con ella y en como poseerla, pero esto era otro mundo, se salió de control y me encanta.

La fiesta en la piscina II

Al llegar al borde de la cama, sentí el rosar de esos pechos abultados en mi torso, la cadera moviéndose al ritmo de mi cuerpo y sus manos descontroladas en mi espalda, parecía que me estaba devorando, cuando ella separa su boca de la mía y comienza a bajar besando mi pecho centímetro a centímetro, a veces incluso solo era su lengua lamiendo mi piel, todo hasta que llego al botón de mi short y como si no tuviera más tiempo que perder, descontrolada empezó a abrirlo, bajando el cierre y recorriéndolo por mis piernas para dejarme en ropa interior.

Se levantó y comenzó a quitarse su parte inferior del bikini también lo más rápido posible, en ese proceso le ayudé yo mientras ella gemía ligeramente a la orilla de la cama, yo lo arranqué de un solo tirón. Solo quedaba una prenda por quitar, pero no deje que pusiera sus manos sobre mi, la tomé de los hombros, la empujé sobre la cama, y lentamente fui bajando para que ella pudiera ver centímetro a centímetro de lo que se iba a comer hoy.

-Primo, que bien disimulas eso!
No tengo un miembro descomunal, tampoco es un mal tamaño, sin embargo la manera en que Diana lo dijo ayudó totalmente para que su dureza continuara aumentando.
No le di ni siquiera tiempo a que siguiera hablado, apenas ella había terminado esa frase cuando yo ya estaba poniéndome sobre la cama y por ende sobre ella. Comencé a besarla de una manera salvaje, recorriendo todo el frente de su cuerpo con mis palmas de los dedos, haciendo presión en todos los puntos que me llamaban la atención.

Ella me seguía el paso, sus manos tocaban mi espalda como si pintara un lienzo, a veces bajaba, tomaba mi trasero para acercarme a ella y sentir mi miembro sobre su abdomen; sus besos eran sumamente húmedos, teníamos toda la cara mojada ya para ese punto, entre sudor y saliva me estaba inundando, peor fue cuando sentí su mano pasar a mi abdomen, bajar por mi pelvis rasurada y tomó con fuerza mi pedazo de carne.

-Dios, ya no aguanto, tienes que meterlo- me decía con una cara de satisfacción en el oído mientras movía mi cara a su cuello para devorarlo, yo no quería meterla todavía, sin embargo ella logro cambiarme de posición mientras me besaba, me empujó para quedar con la espalda sobre la cama mientras ella se sentaba en mi.

No tardó nada en tomar mi verga y dirigirla a su pequeña rajita, empezó a chocar mi punta con ella y de un momento a otro se dejó caer encima, el paraíso era poco: Podía sentir cada pequeño rastro de su interior, era suave y húmedo, a pesar de que no había sido rápido, entró como si le hubiera dado un oral de dos horas, y ni hablar de los movimientos que ella hacía sobre mi. Diana había tomado clases de baile regional hace mucho, y por lo que sé, eso le aligeró las caderas tanto que podía moverla con toda la facilidad posible.

-Verga, Diana, espera, vas a hacer que me venga, debo ponerme protección- le dije a mitad de una serie de suspiros.
Ella me respondió con una sonrisa traviesa -Ay, papi eso no me importa, quiero sentir esa leche dentro, ya mañana me tomó la del día siguiente- después de esto no tuvo piedad y aumento el ritmo como si estuviera compitiendo o con su exnovio a un lado.

Seguimos bombeando por varios minutos, yo la tomaba de las caderas para ir guiando los movimientos y poder mostrarle que era lo que más me gustaba, también masajeaba sus pechos suaves y moldeados con cincel, pellizcaba esos pezones con la punta de los dedos y me levantaba constantemente para meterlos en mi boca y lamerlos con furia, jalarlos y absorberlos.

Ella no se quedaba atrás, ponía sus manos sobre mi pecho y lo masajeaba, metía sus dedos en mi boca, me hacía chuparlos para luego llevarlos a su entrepierna y tocar su clítoris con fuerza y velocidad, mientras sus movimientos violentos continuaban subiendo y bajando el trasero, haciendo círculos y demás bailes que lograban mantenerme disfrutando y gimiendo levemente, sin decir que ella resultó más ruidosa de lo que pensé.

La jale hacía mi para poder besarla y así disminuir las posibilidades de que alguien nos escuchara, sin embargo esa posición facilitó el movimiento de caderas de ambos, provocando que lo hiciéramos con una mayo fuerza y velocidad, eso hizo que ella no resistiera soltar el gemido más fuerte de toda la tarde, que incluso hasta su hermano escucharía. Aproveche lo pegados que estábamos para volver a tomar el control y ponerme sobre ella, y ya se imaginarán, su cuerpo de diosa abierto de piernas, los brazos doblados a su lado esperando que me depositara sobre ella, una escena que aún recuerdo y me provoca erecciones instantáneas.

Arremetí contra su cuerpo sin esperar mucho, solamente deje caer saliva sobre mi verga para excitarla aún más y poder jugar con la cabeza de mi pene en su clítoris, sin saber que eso haría que ella me jalara con sus piernas de golpe, haciendo que la penetrara con mucha violencia. Una vez que estuve dentro no quería salirme nunca, sin embargo, parece ser que el ruido que ella había provocado antes trajo consecuencias.

-Diana, dónde estás?- Preguntaba Genaro desde fuera, probablemente no en el pasillo de mi cuarto pero si en la cercanía.
-Carajo, mi hermano nos escuchó- ella se puso nerviosa, pero a mi me excitó sobremanera, tanto que ni siquiera me preocupé y seguí bombeando -Pero que ha...haces? Nos va a a descubrir, no me puedo call...-
La besé mientras la seguía cogiendo, pero para mayor seguridad me retiré y le tape la boca con una mano mientras con la otra la seguía ocupando como punto de apoyo para seguir de misionero.

Se veía en sus ojos y en lo húmedo de su boca que esto le fascinaba, por no decir que sus piernas apretaban con mayor fuerza, sabíamos que su hermano se acercaba y eso nos ponía muchísimo a los dos, por lo que no tardamos mucho en terminar el asunto.
-Dianaa, me voy a venir, no aguanto más- le dije bajando a su oído para no gritar
-Vamos papiii, vente ya, yo también necesito esto- ella no resistió decirlo con un alto volumen, lo que provocó que a las pocas embestidas, dejara toda mi leche en su interior.

Ambos nos derrumbamos casi al mismo tiempo, ella sintiendo como mi verga se engrosó cuando me vine y yo con la manera en que apretaba de manera descomunal, era como hecha a la medida. Caí sobre ella, nos volteamos a ver y con una sonrisa supimos que aunque solo fue un momento, habíamos descubierto una razón para vernos cada vez más seguido.

El momento no duró mucho pues su hermano parece que estaba buscando cosas en la bodega.
-Oye Atlas, estás en el cuarto? Estas son las cosas que hay que llevarnos?- Carajo, pensé, olvidé llevar todo y las dejé justo afuera, al menos eso quizá lo detuvo de tratar de abrir la puerta directamente.
-No, creo que se fue a la tienda- Respondió Diana de manera repentina, yo no sabía que hacer, pero ella me puso un dedo sobre la boca y me guiñó el ojo, tenía dominada la situación -me dijo que cuando acabara de cambiarme fuera a decirte, pero Karina me marcó y me quede charlando, ahora voy-
-Vaya, en su fiesta y está haciendo todos los trabajos, bueno, pues ya apúrate- respondió mientras iba abriendo la puerta
-Tarado, no abras, me estoy cambiando- dijo ella con una voz nerviosa y totalmente alarmada desde la cama, mientras yo me levantaba para salir de la vista de la puerta, solo tomó una de las sabanas y se cubrió con ella
-Aún no te cambias? Vaya, como pierdes el tiempo- dijo su hermano mientras volvía a cerrar -solo apresúrate que necesito que me ayudes a llevar esto a la piscina-
-Sí, lo que quieras, pero ahora lárgate- le aventó una almohada y la puerta se terminó por cerrar

Yo no podía estar más excitado por la situación, pero sabíamos que no podíamos volver a hacerlo o volvería pronto Genaro, por lo que solo nos volvimos a besar unos minutos, una pequeña dedeada y tomamos una rápida ducha sin mojarnos el cabello para quitarnos el olor a sexo y sudor de la tarde, nos secamos los cuerpos mutuamente y nos vestimos con los trajes de baño. Al momento de salir del cuarto, echó un pequeño vistazo para asegurarse de que no hubiera nadie, y mientras lo hacía le di una fuerte nalgada para que no se olvidara de nada de lo que había pasado y que quería seguir haciéndolo, ella me sonrió, me dio un beso húmedo, apretó mi entrepierna, tomó un paquete de carbón y fue para la piscina.

Yo esperé unos 15 minutos más, salí de la casa pensando ir a comprar cualquier tontería y regresar como si nada, el problema llegó cuando al cerrar la puerta notó que por la calle se acercan dos conocidas, y una de ellas era Brenda, mi objetivo principal de la fiesta.

Fin de la parte II

Aclaraciones:

Todos los nombres fueron cambiados por privacidad de los involucrados y las imágenes empleadas son meramente ilustrativas, estos relatos contienen datos y experiencias reales así como arreglos ficticios en beneficio del ritmo y desarrollo de la trama. Gracias.


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