Mi prima Valeria (V)

Todo el resto de la noche estuvimos intercambiando miradascómplices. Me moría de ganas por estar a solas con ella y poder retomar dondelo dejamos. Ni siquiera estaba del todo seguro qué era lo que seguía, peronecesitaba saberlo.


Desgraciadamente eso no fue posible. Todo el resto de lanoche nuestros primos estuvieron con nosotros en todo momento.


-       Voy a buscar algo más para tomar – dijeen un momento dado, mirando a Valeria, para hacerle entender que la esperabaadentro.


-       ¡Banca! Vamos todos directamente, ya estárefrescando, vayamos y seguimos adentro - acotó mi primo, arruinando todaposibilidad de quedarme a solas con mi prima.


Ese fue el único intento de poder volver a hablar con ellaque llegué a realizar. Al poco tiempo de mudarnos al comedor, ya todosempezaron a levantar campamento y decir que era hora de irse. No me quedó muchamás opción que hacer lo mismo. Después de todo, mis tíos estaban dele repetirque “era tarde”, invitando cordialmente a que cada uno se vaya a su casa.


Saludé a mis primos, mis tíos y mis viejos. Quedó para elfinal Vale a la cual al estar rodeados por toda la familia no pude más queabrazar y dar un beso.


-       Feliz cumpleaños primita, espero que lo hayaspasado bien hoy – le dije, honestamente sin ningún tipo de doble intención.Es algo que solía decir en esas situaciones.


-       Si, muy, gracias – me dijo con unasonrisa de oreja a oreja.


Cuando me dijo eso entendí el doble sentido que podía habertenido mi frase y le correspondí la sonrisa.
-       ¡Bueno! Parece que se arreglaron las cosas– acotó Sofía que estaba justo detrás de su hermana.


Era verdad. El escenario era completamente distinto. Habíallegado a esa casa y mi primita me había recibido con ojos llenos de furia ydurante casi toda la noche no me había querido dirigir la palabra. Y ahora meestaba yendo mientras compartíamos una sonrisa cómplice y un secreto que solonosotros conocíamos.
Eran las 3 y media de la mañana cuando llegué a casa y nodebo haberme dormido antes de las 5, seguía repitiendo ese momento en el livinguna y otra vez en mi cabeza.


Quería mandarle un mensaje a mi prima, pero no queríaparecer un desesperado. Yo era el grande, el maduro en todo esto, no podíacomportarme como un pendejo necesitado. La veinteañera era ella. Guau, veinteaños, alegre, hermosa y divertida. Mi primita. Lo que hace unas semanas parecíauna fantasía fuera de lugar, ahora estaba convirtiéndose en realidad.


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Dos y media de la tarde. Dolor de cabeza. Sol entrando por laventana y dándome directo en la cara. Así fue mi despertar.


Me costó unos minutos terminar de despabilarme pero cuandologré hacerlo y empecé a estirarme, todo lo acontecido la noche anterior empezóa volver.


Tanteando con la mano, busqué mi celular en la mesa de luz,pero no estaba. No era la primera vez que pasaba. Rebusqué con los brazos entrelas sabanas y bingo. Me había dormido con el celular en la mano de nuevo.


Prendí la pantalla y ¡Sí! Tenía mensajes sin leer. ¿Me habíaescrito mi primita?


Desbloquee el celular y entré a Whatsapp. Tres mensajes sinleer en total. Todos de la misma persona. Todos de Laura.


Hace una semana eso me hubiera alegrado la mañana y puestode bueno humor. Nos llevábamos bien, me parecía super interesante. Pero esamañana, al ver su nombre en los mensajes sin leer, me sentí decepcionado. Noera la persona que quería que me escribiera ese día.


-       Eu! Cómo estas?
-       Tenes ganas de hacer algo hoy a la noche?
-       Un amigo me sugirió un bar que creo que tepuede gustar.


Los mensajes eran de hace un par de horas. Con el celularentre las sábanas, con una almohada encima, tal cual como lo había encontrado,claramente no había hecho el ruido suficiente cuando entraron los mensajes, comopara lograr despertarme.


Ni siquiera pasó por mi cabeza contestarle. Después de leerlos mensajes dejé caer el celular sobre la cama de nuevo y me quedé mirando eltecho.


¿Por qué Valeria no me había mandado nada todavía? ¿Lo iba adejar pasar como algo de una vez y listo? Quizás estaba asustada por lo quehabía pasado. No, no podía ser, una parte de mí me decía que ella quería lomismo que yo, quería que yo la besara y por eso no dijo más nada. Por eso mesonrió después. Quizás no sabía cómo manejar esa situación. No podía culparla,a mí me pasaba lo mismo y se supone que yo era el más grande de los dos. El quetenía más experiencia y tenía todas las respuestas. Después de todo, yo fui elque la besó a ella.


Decidí levantarme y preparar algo para comer. Mientras lohacía, recordé que no le había respondido nada a Laura. La verdad con lo quehabía pasado la noche anterior, no sabía cómo actuar con ella. Valeria se habíapuesto así cuando supo que había pasado algo entre nosotros, seguir saliendocon ella, seguramente iba a ser para peor.


Tenía muchos sentimientos encontrados. Por un lado, Laura megustaba. Pero si tenía que elegir, ella no me hacía sentir lo mismo que miprima. Vale me tenía totalmente loco. Cada vez que pensaba en ella su imagen seveía bien lúcida en mi cabeza. Su sonrisa, sus ojos, ella de cuerpo entero,posando para una foto, sonriendo, luciendo ese cuerpito tan perfecto que meencantaba. Cada vez que pensaba en todo eso mi cuerpo sentía la necesidad de tenerlaentre mis brazos. Agarrar su cinturita con mis manos y traerla hacia mí. Sentirsus brazos sobre mis hombros con sus manos juntándose detrás de mi cabeza.Nuestra mirada fija en los ojos del otro.


Laura no me hacía sentir todo eso. Era solo Laura, una chicalinda, divertida, que me gustaba y estaba buena, sí, pero ese era elsentimiento, ahí terminaba.


Había algo más que debía tener en cuenta después de lo quehabía pasado la noche anterior. Vale era una chica joven, 20 años, una pendeja.Quién sabe cómo podía reaccionar si después de besarla, yo seguía saliendo consu amiga. ¿Quién sabe qué podía pasar si hacía algo que a ella no le gustaba?Sentí un poco de pánico. ¿En qué lío me había metido? La situación que me habíaimaginado la noche anterior con toda mi familia queriendo matarme todavía sepodía volver realidad.


-       No, calmate – me dije a mi mismo – Valeriaes mucho más madura que eso. No llegaría a hacer algo así solo por sentirserechazada. Tendría que irme muy a la mierda como para que algo así pasara. Relajá.


Frenar y pensar en frío era lo correcto. Lo que tenía quehacer ahora era comer algo, relajarme y pensar qué le podía responder a Laura.Tampoco quería tratarla mal, ella no tenía nada que ver y no se lo merecía.
Decidí que lo mejor era verla en persona, pero que no pasaraa mayores. Solo salir como amigos y después decirle que no nos veía funcionandocomo algo más. Esa era la opción uno. La dos, era decirle que mantengamos todo100% a espaldas de mi prima. Iba y venía entre las dos. Era arriesgado, pero ala vez, tener la posibilidad de ponerla de vez en cuando no es algo que setiene que tomar a la ligera, además no sabía si lo de Valeria iba a prosperar osi había sido una cosa de una sola vez. Después de todo era una situacióncomplicada como para “proyectar a futuro”.

Decidí escribirle y empezar a decidir el mejor camino sobre la marcha.


-       Ey! Todo bien! Disculpá. Recién me levanto.Lo del bar puede estar bueno!


La respuesta no tardó mucho en llegar.


-       Noche larga, no?


-       Si, era el cumple de Vale y nos quedamoshasta tarde.


-       Cómo estuvo? Lo pasaron bien?


-       Si, estuvo tranquilo, pero estuvo bueno.


-       Si, ella me dijo lo mismo.


¿Había hablado con Valeria? ¿Hoy? ¿Para qué?


-       Ah! Ya hablaste con ella?


-       Si, como no me respondiste y sabía que había festejadosu cumpleaños con la familia anoche, le pregunté por las dudas, a ver si habíasido. Pregunte por arriba para que no sospeche nada raro.


Valeria no es ninguna boluda, ya sabía todo desde antes deque yo se lo confirmara. Pero no valía la pena decirle nada a Laura, mejorcortar el tema ahí.


-       Ah! Okok. Y cómo querés hacer hoy a la noche?


-       Si te parece, nos encontramos ahí a las 10.Es cerca de mi casa. Se que no te queda muy a mano, pero de última después tequedas en casa así no tenés que volver hasta allá.


No podía decirle que no sin darle demasiadas explicaciones.Así que no me quedó otra que decirle que si.


-       Si dale! Te veo ahí entonces.


Pasé una buena parte de la tarde imaginando escenarios en micabeza de cómo podía comportarme con Laura esa noche. Hasta no saber qué eratodo esto con mi prima y no descifrar donde iba a terminar, no podíaarriesgarme. Tenía que congelar la situación con ella. No hacer algo quepudiera molestar a Vale pero tampoco sacarme de encima a Laura de una. Si mifantasía con mi prima no se volvía realidad, Laura era mucho más que un premioconsuelo. Definitivamente era una chica con la que me veía saliendo.


Tipo 6 de la tarde me llegó un mensaje de Laura.


-       No me mates, pero te molesta si Vale se nossuma hoy a la noche?


Me descolocó por completo esa pregunta. ¿Cómo sabía Valeriaque nosotros íbamos a salir? Laura no le había contado nada y yo no le habíadicho a Laura que Valeria ya sabía.


-       Mi prima?


-       Si, perdón! Es que me escribió parapreguntarme si te había podido localizar. Se ve que no fui muy sutil cuando leescribí a la mañana. Me dio a entender que ya sabía que estábamos saliendo, asíque le conté que nos íbamos a ver hoy a la noche.


-       No era que íbamos a mantenerlo entrenosotros?


Sentía un poco de bronca, todo mi plan de manejar las cosascon calma se estaba viniendo abajo.
-       Si, perdón! Pero me parece que ya sabía. Porsuerte no me dijo nada malo. Se lo tomó super bien. Me preocupé por nada se ve.


No. No se había preocupado por nada. Valeria estaba superenojada la noche anterior y era porque Laura y yo habíamos estado juntosdespués del bar. No había forma de que se estuviera tomando todo esto bien. Estaba disimulando para que la amiga no se diera cuenta. Pero si venía connosotros al bar iba a explotar y seguro la noche terminaba en escándalo. Teníaque inventar algo para evitar que se sume.



-       No va a ser medio raro que venga connosotros?


-       Yo le di a entender lo mismo, pero meinsistió mucho, no le pude decir que no.


¡Mierda! Claramente quería enfrentarnos y ponerme en esa situaciónde mierda. Quizás hasta le terminaba diciendo a Laura lo que había pasado lanoche anterior. 

A Vale la conocía lo suficiente como para saber cómo podía reaccionar ensituaciones normales, pero no tenía ni idea cómo podía reaccionar Laura al enterarsede que yo había besado a mi prima. Ya me veía siendo viral en redes. Elpervertido del que todos comparten fotos para advertir a las mujeres.


No se me ocurrían muchas excusas para inventar y tarde otemprano iba a tener que enfrentar la situación, así que decidí ir paraadelante y aceptar lo que venía.


-       Ok, no te preocupes. Nos vemos en el bar alas 10 y listo, Vale es copada, no es que nos va a arruinar la salida.


-       Obvio! Dale, gracias! Y perdón de nuevo!


No estaba contento con la situación, pero tampoco había muchoque pudiera hacer. Que pase lo que tenga que pasar, pensé.


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Eran las 22.15 cuando llegué al bar. Había estado dandovueltas un buen rato hasta encontrar donde estacionar. Al ser una zonaresidencial, había muchos autos en la calle y pocos lugares permitidos paradejar el auto.


Entré al bar y empecé a buscar a Laura, hacía 10 minutos mehabía avisado que ya estaba ahí, sentada en una mesa chica. No la estaba viendopor ningún lado, el bar estaba bastante lleno, como suele pasar llegando a finde año.


-       Tenés que seguir derecho y mirar a laderecha, ahí está nuestra mesa – me dio un escalofrío en todo el cuerpocuando escuché eso. Inmediatamente me di vuelta y la vi.


-       Vale…


-       Hola primito – me dijo con una sonrisa.


-       Hola – Respondí como un autómata, no sabíabien cómo reaccionar.


Ella solo me sonreía, esperando que yo diga algo. No parecíaenojada por el hecho de que yo haya decidido salir con Laura. Eso me dejaba condos suposiciones. Valeria estaba ahí para mandarme al frente delante de Laura yhumillarme como venganza por besarla y al día siguiente salir con alguien más.O, estaba ahí solamente para divertirse a expensas mías. Ver cómo me poníanervioso y me retorcía un poco. La segunda opción era la más probableconociéndola.


-       Dale, Lau nos está esperando – dijopasando por adelante mío y guiando el camino mientras cargaba una pinta decerveza en cada mano.


Tenía puesto un jean bien ajustado y una blusa que terminabajusto donde empezaba el pantalón, por lo que se le veía un poco la espalda alcaminar. Y cómo caminaba, ese jean hacía que se moviera de un lado al otro comoun péndulo intentando hipnotizarme ¡Qué tortura!


-       ¡Dale! ¡Vamos! – me gritó dándose vuelta,cuando notó que no la estaba siguiendo y sacándome de mi trance hipnótico.


¡Dios! De adelante era peor, se dejaba ver un poco de supancita totalmente plana, con el pantalón justo debajo de la línea de sucintura. Incluso se me pasó por la cabeza que parecía no tener ropa interior,porque a esa altura ya debería verse algo. Si miraba más arriba, el atuendo culminabacon un escote bastante pronunciado, claramente tenía puesto un corpiño push-up.Nunca se vestía con algo tan expuesto. Me había dejado congelado de laimpresión.


Seguimos caminando hasta llegar a la mesa donde Laura estabasentada.


-       ¿Estaba difícil estacionar? – me preguntósonriendo al vernos llegar.


-       Si, es un quilombo venir en auto acá, estasuper lleno – le dije mientras le daba un beso en el cachete y me sentabaen la silla que estaba enfrente a ella. Valeria se había sentado en la queestaba al lado de Laura, así que no tenía mucha más opción.


-       Yo vine en taxi, pero me cobró una fortuna, ala vuelta me voy en bondi – dijo mi prima haciendo puchero.
Pasamos un buen rato conversando de todo un poco. La semanaque habíamos tenido y la que se venía. Hasta que Laura mencionó el cumpleañosde mi prima.


-       ¿Cómo lo pasaron anoche? – preguntómirando a Valeria.


-       ¡Re bien por suerte! – contestó con unasonrisa


-       Si, estuvo bueno – agregué yo


-       ¿Nada raro? – insistió Laura, dejándomeun poco preocupado, pensando en por qué estaba haciendo esa pregunta.


-       No. ¿Por? – contesté con la voz un pocoentrecortada y dando un sorbo a la cerveza para disimular.
Las dos me miraron. Laura haciendo una mueca extraña y miprima sonriendo. Estaba disfrutando verme sufrir la pendeja.


-       No, para sacar conversación – dijo Lauramientras posaba su mano sobre la mía.


Me estremecí un poco y creo que ella se dio cuenta, por quesacó suavemente su mano.


-       Voy a pedir otra. ¿Quieren? – nospreguntó a mi y Valeria mientras se levantaba.


-       No, gracias. Todavía me queda la mitad deesta – señaló mi prima.


-       Dale. Yo si quiero otra. ¿Queres que vaya yo?– le ofrecí.


-       No no, vos fuiste la última, ahora vengo– dijo mientras encaraba rumbo a la barra.


Vale y yo nos quedamos solos por primera vez en la noche.Llevaba más de una hora conteniéndome para no mirarle el escote, no prestarlemás atención de la que correspondía para evitar que Laura notara algo raro.Pero en cuanto Laura desapareció de la vista, me di vuelta para mirar a miprimita.


Ahí estaba ella, mirándome con una sonrisa en la cara,totalmente consciente de lo particularmente provocativa que estaba y de lonervioso que me ponía.


-       Parece que están muy cariñosos ustedes dos -dijo manteniendo su sonrisa,


-       ¿Cariñosos? – respondí yo.


Se limitó a mirarme con cara de “No te hagas el tonto” yseguir sonriéndome.


-       Tampoco la puedo culpar. Estás lindo hoy. Tequeda muy bien esa camisa, primito – dijo mientras me sonreía pícaramente.


-       Gracias. Vos estás muy linda también.


-       ¿Si? ¿Te gusta lo que tengo puesto? –preguntó mientras se tiraba un poco para atrás mirándose el escote y pasando“inocentemente” su mano por el borde del mismo.


Ni siquiera le respondí. Mi sonrisa lo decía todo. Ellaestaba jugando conmigo y lo estaba disfrutando.
Nuestro intercambio de sonrisas se vio interrumpido cuandoLaura volvió a la mesa.


Me dio mi cerveza y volvió a poner su mano sobre la mía. Enrealidad, sobre mi antebrazo, acariciándolo un poco.


-       ¿De qué hablaban? – preguntó mirando aValeria con una sonrisa.


Mi prima tardó un poco en contestar. El gesto de su amiga nole había gustado mucho.
-       De anoche – dijo de repente, haciendo quemi corazón se frene por un instante.


-       ¿Si? ¿Qué cosa de anoche? – preguntóLaura


-       De lo hábil que es mi primito para algunascosas – respondió con total seguridad y sosteniéndole la mirada a su amiga.



-       ¿Hábil? ¿Hábil con qué? – volvió apreguntar Laura acariciando más mi antebrazo.
Yo quería que me tragara la tierra ahí mismo.


-       Me dejó completamente dada vuelta anoche, fuecasi un abuso – dijo haciendo una leve pausa que mi corazón acompañó –perdítodo lo que aposté jugando al poker contra él. ¡Y eso que era mi cumpleaños!¡Cero piedad!


Laura se rio ante el comentario de mi prima y nosotros laacompañamos en su risa. Aunque la mía era más nerviosa que otra cosa.


La conversación siguió por otros rumbos, un poco de esto, unpoco de aquello, mientras se iba haciendo más tarde, hasta que de golpe enmedio de un silencio que se había hecho, Laura habló.


-       Estoy un poco cansada. Me parece que voy aencarar para casa.


-       Si, yo también, estoy muerta – acotóValeria


-       Si, yo estoy igual – dije intentandoaprovechar la oportunidad para escapar de esta noche tan rara.


-       ¿Queres acompañarme a casa y tomamos algoantes de que vuelvas? – me preguntó Laura.


-       ¿No estabas cansada? – dijo de repente miprima.


Yo me quedé en silencio, se estaban mirando entre ellas yprefería que lo resolvieran solas. Desgraciadamente la jugada me salió mal ylas dos me miraron para que diga algo.



-       La verdad, yo estoy bastante muerto. Si no tejode yo también encaro para casa.


-       ¿Seguro? – insistió Laura tirándome unamirada por si no había entendido lo que “tomar algo” realmente significaba.


-       Si, perdoná, es que mañana me toca levantarmetemprano – mentí.


Mi respuesta no le gustó mucho a Laura, pero creo que prefirióno subir más el tono, la situación ya estaba bastante rara con mi prima en elmedio.


-       Si, obvio no hay problema. Igual, en lasemana arreglamos para vernos – Ese último comentario no había sido casual.Parecía que Laura estaba intentando marcar el hecho de que si no era hoy, iba aser en la semana, pero que nos íbamos a ver a solas de nuevo.


Vale se dio cuenta del tono que usó su amiga y para echar unpoco más de leña al fuego, no tardó en hablar.


-       Primito, ya que vas para tu casa, ¿me podríasalcanzar? – mientras ella me sonreía, Laura la fulminaba con la mirada.


-       Eh… si, supongo que sí. Lau ¿Segura que no temolesta? – le pregunté a Laura. La verdad es que toda la situación era unpoco extraña, mi prima parecía que estaba marcando territorio.


-       No, obvio, vayan. Mejor que la lleves que yaes tarde como para que vaya en colectivo sola – lo que decía y lo queaparentaba iban en sentidos totalmente opuestos.


Finalmente salimos del bar y nos despedimos en la entrada.Laura y Valeria con un abrazo y cuando yo fui a besar a Laura en el cachete,ella movió la cara y me besó en la boca fuerte, agarrándome de la cara. Cuandome soltó me miró fijo a los ojos y se despidió.


-       ¡Vayan con cuidado! ¡Nos vemos!


Yo no dije ni una palabra, empecé a caminar rumbo al autocon Valeria a mi derecha. En el camino no intercambiamos ni una palabra. Trescuadras caminando totalmente en silencio.


Subimos al auto y encaramos rumbo a lo de Vale. Va, lo demis tíos que es donde ella vivía.


Todo el camino, de nuevo, ni una palabra, lo único querompía el silencio era la radio. Yo resistía la tentación de mirarla todo eltiempo. No sabía si estaba enojada conmigo y no tenía muchas ganas dedescubrirlo, así que me limité a manejar.


Al llegar, frené enfrente a la entrada de la casa de mistíos. Tiré del freno de mano y giré mi cabeza hacia la derecha para ver a miprima.


No había terminado de girarme que los labios de Valeriaestaban totalmente apoyados contra los míos.
Me tomó totalmente por sorpresa. Hasta ese momento nohabíamos tenido más que un par de intercambios de miradas y sonrisas a lo largode la noche. Pero no me veía venir eso así, tan de golpe. Menos después delbeso de Laura.


Su boca estaba presionada contra la mía, esperando que yohaga un movimiento. Tardé un par de segundos en reaccionar pero le devolví elbeso. Incliné un poco mi cabeza a la derecha y empecé a besar tu labioinferior, a abrir un poco mi boca y empezar a besarnos de verdad, lenta perointensamente. Recordar el momento en el que la punta de mi lengua se encontrócon la suya, me sigue causando escalofríos. Creo que en ese momento a ellatambién, porque justo después de ese contacto sentí que se tiró levemente paraatrás. Podría jurar que también se le escapó una sonrisa. Sé que a mí me pasóexactamente eso.


Seguimos besándonos despacio. Había llevado mi mano derechaal costado de su cara y acariciaba su mejilla suavemente. No queríamos que esemomento terminara. En parte porque no sabíamos cómo íbamos a actuar cuandotuviéramos que vernos de nuevo a la cara, pero también en parte porque era unasituación única. Tantas idas y vueltas, tanto había pasado hasta llevarnos aesto que los dos queríamos y sabíamos que tarde o temprano iba a pasar, era muydifícil dejar ir ese momento.


Posé mi mano izquierda sobre su pierna de forma muy suave,la sentí estremecerse cuando hice eso, se separó por medio segundo de mi bocapero enseguida volvió a besarme.


Empecé a mover mi mano sobre su pierna muy despacio,subiendo. No lo hice con ninguna intención en particular, fue un acto reflejo,pero otra vez se estremeció. Esta vez se separó despacio de mi cara y me miró alos ojos. Estaba sonriendo. Estábamos sonriendo. Los dos al mismo tiempo nosmordimos el labio inferior y lo sentimos con la lengua, todavía estábamossaboreando el beso que nos acabábamos de dar. Nos reímos al darnos cuenta deque habíamos hecho lo mismo y eso rompió el silencio dentro del auto.
-       Guau – es todo lo que salió de mi boca.


-       Si, guau – sonrió mi prima – estuve todala noche esperando poder hacer eso.


-       Yo también – dije sonriendo y dándole unbeso suave en los labios. Esa boca era irresistible al tenerla tan cerca.


Nos quedamos en silencio unos segundos, mirándonos a losojos sin saber realmente qué más decir. Yo quería arrancar el auto y que nosfuéramos de ahí, pero no quería presionarla.


Vale se incorporó en el asiento y yo hice lo mismo, miréhacia adelante. No sabía que hacer con mis manos, la izquierda se posó en elvolante y la derecha sobre mi pierna. Giré un poco la cabeza para poder verla.Ella seguía mirando para adelante, todavía un poco perdida pero semi sonriendo.Seguro pensando también qué es lo que podíamos hacer. Me miró y abrió la bocacomo para decir algo. Por fin ella tenía algo para decir, porque yo estabatotalmente congelado.


En ese mismo instante vi detrás de mi prima que las luces dela casa se prendían. Había alguien despierto y si estaban prendiendo las lucesdel living es porque estaban en esa habitación. Probablemente ya habían vistoel auto. Vale vio mi reacción y se dio vuelta para ver qué había pasado atrássuyo.


-       Uf – suspiró mientras miraba el techo ydejaba caer su cabeza contra el asiento en clara señal de frustración.


-       Ya deben haber visto el auto – le dije


-       Si, que pesados.


-       No creo que vean adentro del auto igual, esde noche y los vidrios están polarizados.


-       Si, no vieron ni ahí. Debe ser mi viejo queno le gusta que esté en un auto afuera de casa mucho tiempo. Tiene miedo de quealguien nos sorprenda y nos traté de robar al entrar a casa, cuando me dejanmis amigas hace lo mismo. Es un paranoico – dijo mientras se incorporaba denuevo en el asiento y me miraba.
-       Algo de razón tiene, capaz es mejor queentres – le respondí sin tener ningún deseo real de dejarla ir.


-       Si – dijo ella sintiendo lo mismo. Loveía en su mirada de frustración.


Vale miró hacia la casa una vez más. Abrió su cartera parasacar las llaves y después de volver a cerrarla me miró.


-       Andá con cuidado – me dijo con un tonoentre pedido y orden, lo cual me hizo sonreír.


-       Si, no te preocupes. Anda dale, descansa.


Me sonrió al darse cuenta de cómo había sonado su frase.Como una novia sobreprotectora. Miró una vez más hacia la casa, creo quebuscando lo mismo que yo, ver si no se asomaba nadie por la cortina de laventana del living. Me miró de nuevo y sin dudar me clavó un beso mientrasagarraba mi cara con la mano derecha, como para asegurarse de que no me iba aescapar. Fue solo un segundo, pero tener sus labios sobre los míos de nuevo sesintió muy bien. Nos despedimos con una sonrisa y se bajó del auto.


Me quedé hasta que la vi entrar y con mi cabeza todavíadándome vueltas, encaré hacia casa. Me sentía muy bien. Como al final de unaprimera cita con la persona que te gusta, en la que todo sale como loesperabas. Pero esto era levemente distinto. Había sido una noche rara, perodefinitivamente terminó mejor de lo que hubiera esperado. Ya no era un juego deprimos, no era solo un secreto que guardábamos en complicidad, de algo que habíapasado solo una vez, esto ya era algo más.


Todavía me quedaban dudas sobre cómo iba aseguir la cosa. Algo me había quedado claro, Vale estaba marcando su territorioesa noche. Me había dejado en claro que quería lo mismo que yo. Con Laura lanoche no había sido la mejor, pero no me importaba, la salida con ella ya sesentía como de una noche diferente. Lo único para lo que tenía espacio en micabeza era mi primita. Lo linda que estaba esa noche, lo bien que le quedabaese pantalón y lo dulce que se sentían sus labios. Iba a estar difícilconciliar el sueño.

4 comentarios - Mi prima Valeria (V)

Yellow1111 +1
Ecselenteeee.... Parte seis yaaa
ruso201784 +2
exelenteee .... cada vez me quedo con mas ganas de seguir jajaja que venga la parte seis y siete y ocho jajaja
javirockr +2
buenisimo el relato, ojala puedas subir el desenlace pronto