Mi familia: mi mamá y mi hermana

Buenas a todos, hoy les voy a contar cómo es la convivencia en mi casa. Si a alguno le pasa lo mismo, comente o quizás yo solo corro con esa suerte.

Mi familia está conformada por mis padres y mi hermana dos años menos que yo. Una familia chapada a la antigua, muy conservadora que evitó siempre todos los temas tabúes. Lo que mi hermana y yo sabemos sobre sexo, lo aprendimos por nuestra cuenta.

Hace ya nuevos años, mis padres se separaron. Él ahora vive a más de una hora de casa con su mujer. En el próximo relato, les contaré cómo es nuestra relación y particularmente un episodio que pasamos juntos.

Entre idas y vueltas, hoy vivo con mi madre y mi hermana. Mi mamá es una mujer cincuentona, morocha de 1,50 aproximadamente. Tiene buenos pechos y una cinturita envidiable a su edad. Por otro lado, mi hermana también morocha, de grandes caderas y por lo tanto un buen culo. Y bueno, yo soy un pibe de 24 años, de estatura promedio, común y corriente, sin nada que agregar. Cómo les dije, siempre fuimos muy reservados, a tal punto que desde que tengo uso de razón no recuerdo ver a mi mamá en bikini o a mi hermana sin un short y yo rara vez andaba sin remera. Así vivíamos, pudorosos pero a poco fuimos rompiendo con esas cosas. Ya somos grandes y vemos las cosas de otra manera, mi madre se va amoldando de a poco a los tiempos que corren y con mi hermana, obviamente, pensamos de otra manera. Con el tiempo se nos fue yendo la vergüenza de mostrarnos. Durante el verano solemos andar en trajes de baño todo el día, poco a poco fuimos mostrando y así empezamos. La primera vez que la vi a mi madre en bikini, no podía creer el semejante minón que es. Lógicamente la primera fue mi hermana, despojada de todo, hoy por hoy se pasea en tanga por la casa. Quizás para muchos es normal pero no para nosotros. Lo mismo mi madre, suele levantarse a la mañana con camisón algo transparente que le llega solo a la mitad de su culo, sin corpiño por supuesto. Yo me paseo en bóxer todo el día sin ningún problema.

Pero todo no termina ahí y quizás acá viene lo mejor. Una tarde como cualquier otra yo estaba en mi cuarto con los auriculares puestos pajeándome mientras veía porno hasta que de pronto y sin avisar entró mi mamá. Rápidamente salió espantada, yo me vestí lo más rápido que pude y salí detrás de ella. Todo tenía un límite para mi mamá y ese era uno. Se enojó conmigo por no tener más cuidado y no respetar a quienes vivían conmigo. Yo no podía hacer nada más que pedir disculpas. Mi hermana intercedió al escuchar los gritos y trató de calmar la situación. Al enterarse de lo qué pasó le dijo a mi mamá que no era para tanto, todos miramos porno y nos masturbamos y sería hipócrita no reconocerlo. Mi madre lo negaba, ella no hacía eso. Una cosa era andar con poca ropa dentro de la casa y otra era pajearse en pleno día mientras ellas estaban dando vuelta por ahí. Para mi era normal, siempre lo hacía. Mi hermana le dijo que podía solucionarlo tocando antes de entrar, así me daba tiempo a taparme. Mi mamá cayó en la cuenta de todo lo que decía mi hermana y se horrorizó que ella también se masturbara. “Es algo normal, repetimos una y otra vez. Después de una larga charla explicando que no había nada malo en eso, entendió. De ahí en más tocaba antes de entrar. 

Días después mi hermana me contó que mi madre preguntó si era verdad lo que ella dijo o si solo lo hizo para cubrirme a mi. Mi hermana confirmó todo y comenzaron a hablar del tema. Obviamente mi madre sabe cómo pajearse pero jamás había visto porno, entonces le mostró la cantidad de páginas que había y cómo podía buscar. Todos sabemos que el porno es un camino de ida, a mi madre le empezó a interesar y no paró más. Por mi parte, después de esa charla comencé a prestar más atención a los sonidos de la casa y se podía escuchar cuando mi hermana se pajeaba, sobre todo a la noche.

Con el tiempo todo el tema de la masturbación pasó a ser algo normal, rompimos con ese tabú. Tras muchas charlas descubrimos los gustos de cada uno y cada tanto nos recomendamos videos que sabemos que al otro le puede gustar. Por ejemplo, a mi madre le encantan los videos de lesbianas o los hardcore, mientras que a mi hermana le gusta el anal y los tríos. Entre ellas hablan más del tema, creo que es algo lógico al ser dos mujeres, comparten más cosas. Yo todavía no tengo esa confianza con ellas. 

Un día cuando este tema ya estaba instalado mi madre me llamó a su cuarto. Al entrar la vi completamente desnuda con su celular en la mano. Se quejaba que el wifi no funcionaba y quería que se lo solucione. Cómo pude ver, estaba pajeándose y el video no cargaba. Encaprichada con ese video de dos lesbianas jovencitas, estuve un buen rato con ella buscando el mismo video en otra página para que lo pueda ver. Luego de eso, me encerré en mi cuarto a pajearme, esa imagen de ella con las piernas abiertas acariciándose la vagina suavemente esperando su video para continuar me quedó grabada. Desde ahí todos los límites se rompieron. Ya mi madre dejó de golpear para entrar a mi habitación. Solo entra con total naturalidad y yo igual, no paro de pajearme, sigo en la mía. Y con mi hermana lo mismo, aunque ella ya ni se molesta en cerrar la puerta. 

Una vez llegué a casa y las dos estaban pajeándose en el living viendo una película, una al lado de la otra. Un hermoso recibimiento me dieron, mi hermana completamente desnuda con sus dedos dentro de su vagina y mi madre con su mano dentro de su tanga, frotando su clítoris sin parar. No me dejaron ni hablar, estaban concentradas en su película. Por los gustos de mi madre sospecho que entre ellas algo pasó o pasa que mi hermana siempre lo negó. “Me gusta más la pija que a vos la concha”, se excusa siempre. A mi madre nunca le pregunté, hasta ahora. 

Así llevamos más de dos años. Para su último cumpleaños le regalaron un lindo consolador a mi mamá para que lo disfrute. Apenas lo recibió corrió a su cama para probarlo. Los fuimos detrás de ella y vimos en vivo y en directo como lo estrenaba. Ya ninguno se esconde, disfrutamos del sexo como nunca. Sin tabúes, sin inhibiciones. Claro que me excita verlas así, vivo con la pija parada todo el tiempo y no paro de imaginar cómo sería un trío con ellas pero por ahora dejo que todo siga su rumbo, no quiero cagarla. Así vivimos muy bien y yo disfruto de verlas en tanga o en bolas por la casa o pajeándose a cualquier hora del día. 

Obviamente esto es algo que queda dentro de la casa, solo nosotros tres lo sabemos. Para el resto, seguimos siendo la misma familia tradicional de siempre. 

2 comentarios - Mi familia: mi mamá y mi hermana

humber63 +1
Muy bueno. Tengo ganas de saber como sigue