Inocente Raulito 2

Raulito entra a la casa bien entrada la noche. Su madre esta mirando un programa de televisión.
Inocente Raulito 2

__¡Raulito, antes que me olvide!!
__¿Qué sucede mamá?
__¿Te ha llamado el señor Sile!
__¡El maestro Sile!
__Si bueno, claro, dice que mañana vayas a la clase que no la puedes perder, que tienes una luche el fin de semana
__¿Adónde?
__¡Bueno me ha dicho, ahora no recuerdo!__ se queda pensando la mujer mientras no deja de ver la pantalla.
__¿Y papá?
__¡Ha salido con amigos!!__ Raulito mueve su culazo de un lado a otro y se mete en el baño. Se va a dar una ducha refrescante, ha tenido actividades todo el día y ya está cansado.
Sale de la ducha, se mira en el espejo, se refleja su lindo orto, se lo acaricia, y siente un cosquilleo, hace ya unos días que no tiene sexo y extraña una buena pija en su culito hermoso.
__¡Raulito venía comer algo!!
__¡Ya voy mamá!
__¡mañana tendrás que pasar en algún momento por la farmacia!
__¿A qué hora mamá?__ preguntó un poco molesto
__¡Necesito un remedio para tu abuelo!¡Don Toto ya sabe que pasaras!
__¿Ah si?__ exclamo el chico
__¡Sí, pregunto si ibas a pasar tu!__ la madre sirve la comida y comen mirando la televisión. Luego cansado se va acostar temprano y se duerme tranquilamente.
Al día siguiente Raulito sale camino a la farmacia a traerle el remedio al abuelo, que ya esta viejo y siempre anda con algún achaque.
Camina contoneando su culazo y como es costumbre todos lo miran. Encima lleva unos shorcitos de jean muy ajustaditos que resaltan su hermoso trasero mucho mas.
Algunos lo silban y le dicen piropos y el sonríe satisfecho y caliente, sabiendo que hace alzar a los machos que pasan por las calles.
Siente un bocinazo. Un auto enorme. Color azul profundo, oscuro. Mira y no conoce. Continua caminando por la vereda ancha. El auto se detiene casi a la par. Bajan la ventanilla, es el jefe de su padre.
__¡Raulito, Raulito!!__ llama el jefe Solís.
__¡Hola señor, perdón pero no lo había conocido!!
__¡No es nada criatura!¿Adonde vas?
__Voy a la farmacia a buscar un remedio
__¡Te acerco!
__¡Es acá nomás!
__¡Vamos está apretando el sol!__ dice sonriendo y con un hilo de baba rodándole por la comisura de unos labios grueso y gordos. Apetecibles para el hombre maduro. Raulito sube, está muy caliente y espera que ocurra lo que desea.
__¡Tu dime!
__¡Siga derecho un par cuadras!
__¿Como estas?
__¡Bien señor!
__¡Tu siempre tan lindo!__ la estocada le llega a su colita boquiabierta, Raulito mira como gata en celo, le falta ronronear un poco.
__¡Oh señor Solís!!__ dice ruborizado el inocente Raulito. En tanto el vehículo del jefe de su padre hace una maniobra y cruza unas viejas vías abandonadas, sigue, unos metros mas y parecen debajo de un puente abandonado y lejos de la ruta por donde transitaban.
__¡Tendrás unos minutos!
__¡Pero ¿Por qué estamos acá?
__¡Tu sabes porque, bebe hermoso!¡Mira ese short tan apretadito en tu culazo, me pones tan duro!!
__¡Pero señor Solís!__ se mueve Raulito en el asiento. El señor Solís se toma una dura poronga en sus manos, la ha sacado y se la muestra al chico que babea. La ve tan grande, es lo que ha estado deseando desde que subió la auto.
__¡Mira este bocado…es para ti….cómela bebe, anda!!!
__¡No sé si debo!__ exclama Raulito pero ya el chico se agacha y besa la cabezota de aquella poronga que le ofrecen, no puede resistir. La envuelve con su felina lengua, la rodea, la acaricia entre los suspiros de Solís, el jefe de su padre y sus propios quejidos y soplidos.
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El hombre agarra las nalgas del culazo del chico. Las aferra, mientras siente como la boca gentil lo traga por completo, hasta el tronco, entre ahogados gritos y exclamaciones fuertes.
El chico, sutil, afloja el botón de su pantaloncito, entonces la mano del hombre se pierde fácilmente entre sus nalgas potentes y firmas, dos globos tremendos, que pone loco a cualquiera. Llega al agujerito de aquel magnánimo orto, lo soba, mientras el chico no ha dejado de meter y tragar el pedazo de carne.
El jefe de su padre en una extraña maniobra hace que el short de Raulito caiga y quede su culote a merced de sus manos, mete un dedo en el ojete del chico que grita de placer, su pija se levanta muy dura y cabeceando hacia arriba. No deja de mover su lengua sobre el garrote del jefe de su padre. Este gime y suplica que siga. Se mete en la boca las bolas del hombre que desfallece de placer. Chupa, da suaves mordiscos y la vara se tensa mucho más. Una roca.
__¡Ohh Raulito eres un chico muy especial, ahhh, ohhhh, como chupas…suave, sí, así, ohhhh!!!__ Raulito el inocente se pone sobre el hombre, a horcajadas, el jefe Solís tira el asiento y casi queda acostado, antes abre la guantera y sacando una crema la esparce en el agujerito babeante del joven que gime alzado y muy caliente. Raulito busca la boca del macho que lo esta por clavar. El hombre empuja dos dedos dentro del canal del muchacho. Los mete y los saca.
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El chico comienza a sentarse. La barra de carne palpita, siguen besándose, comiéndose la boca, se chupan las lenguas. La crema chorrea, porque es abundante, los dedos han agrandado el agujero y el enorme pistón busca entrar en el. El hombre lo desea, el chico lo desea, los dos quieren, sienten el ardiente deseo, el loco placer, las hormigas abundan los cuerpos, la poronga entra despacio, se abre paso, la carne y la piel se chocan, se juntan, el anillo se abre con pasión, Raulito se sienta en es mástil que se hunde y taladra. La siente entrara a fondo y sube y baja, apretando los hombros del macho que quiere sacarse la camisa que lleva abierta por completo, el chico acaricia las tetillas gruesas del hombre.
__¡Disfruta de mi pija precioso!!
__¿Te gusta papito como me como tu poronga?
__¡Ohh si sigue, húndela en tu ojete hermoso, eres una criatura increíble!!__ la criatura increíble besa al hombre y sigue cabalgando despacio, no se apura, siente el inflamado perno clavado en su anillo y disfruta por completo.
Siente la mano del jefe de su padre que apresa su propia pija erecta, la menea, la masajea, eso lo vuelve loco al chico putón y caliente, con un trasero enorme y capaz de calentar a cualquiera que lo vea contonearse.
Otra mano se aferra a una nalga generosa y firme del joven que gime y resopla encantado con el tronco clavado en su ojete. Brama como animal en celo. Gruñe como loca, aúlla de placer.
Apura los movimientos, nota que el agarre del jefe Solís es cada vez más desesperado y ardiente. La poronga se inflama mas y más, muerden sus labios y Raulito empieza a chorrear sus jugos sobre el cuerpo del hombre, inflama las narices y las bolas del macho que desbordado empieza a llenar el ojete lujurioso del chico que se mueve exprimiendo hasta la última gota de leche. Queda extenuado el hombre, agitado, busca aire, Raulito muerde los labios y deja marcas sanguinolentas, en tanto el macho suspira aún con el garrote clavado en el culito del joven amante. Se restriegan, el inocente chico como una gata en celo, insatisfecho, el macho mas calmado, pero con ganas de ese culazo que ha comido su garrote que poco a poco busca desinflarse.
__¡Eres un bebe precioso, quiero seguir viéndote!!
__¡Cuando tu quieras papi!!__ dice el joven lamiendo los labios del hombre, que traga saliva y comienza a retirarse del anillo baboso y chorreante.
Momentos después Raulito baja del auto del jefe de su padre, lo saluda desde la vereda con la mano y el vehículo se pierde en el tránsito arduo de la ciudad.
La farmacia está allí nomas. Abre la puerta y entra. Toto el farmacéutico lo ve. Levanta la mano en señal de saludo y su sonrisa ancha ilumina la cara, la baba, se le va cayendo en un hilito imperceptible y su poronga se endurece instantáneamente.
__¡Vienes!!__ mas que pregunta es una invitación del farmacéutico a Raulito que menea las caderas y eso hace que el hombre se vuelva loco. Entran en una especie de oficina que tiene una camilla ancha y mullida.
__¡Teresa voy a tardar un rato!¡No me molestes por favor!__ le dice a la empleada y cierra la puerta con llave.
Se restriega las manos. Ansioso se acerca al chico y le baja los shorcitos.
__¡Oh si quiero comerte ese ojete, mira que lindo es…ahhh…no aguanto, quiero comerlo ya!!!__ diciendo así el farmacéutico deja en pelotas a Raulito que suspira y se apoya en la camilla sacando su hermoso trasero hacia atrás, el hombre alzado se prende a sus nalgas, las abre , mete la lengua hasta el fondo y come, chupa goloso, Raulito se abre un poco más, para que el molusco de Toto se introduzca sin problemas.
__¡Ahh que gusto tienes, me encanta, sacarte todos los jugos!!!__ dice Toto en un alto de la chupada de culo que le esta dando al chico, que mueve las caderas y gime como chiquilla, como una hembrita hambrienta de carne.
Su agujerito se abre un poco más, es una frutilla húmeda y receptiva, quiere comer otro poco de carne, la desea y contonea sus caderas.
__¡Uhhh me encanta como me coges con la lengua ay, ay, ay, sigue así ohhhh como me gusta!!__ llora el inocente Raulito entregado por completo a la penetración de aquella lengua juguetona del macho que lo chupa.
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Toto, el farmacéutico se baja los pantalones blancos y aparece el fenomenal glande, enhiesto, erguido, duro, rocoso y lleno de fuego. Lo pasea por las nalgas grandes y tersas del joven que aúlla de placer, esperando que le metan el hierro caliente, que lo sometan de una buena vez, quiere tragar la carne. Regodearse en la lujuria de su piel. El fuego interior lo consume.
Toto busca el agujerito bañado en saliva, chorreante, jugosos, ya le sale humo de tanto calor.
__¡Anda Toto métemela ya…por favor…quiero tener tu garrote en mi colita!!!__gime el bravo culón insaciable.
__¡¡Ohh ruega por tu pedazo de carne, me encanta, eres una putita tragona y me tenías olvidado!!
__¡Sé bueno papi, anda, mete tu cosa en mi anillo, te lo doy…es todo tuyo, ahhhhh!!!__ ruega el inocente chico. El glotón. Quiere ser poseído por ese pedazo de carne que palpita en las manos de Toto y que su piel siente. Lo acaricia con el. Lo roza en sus cantos preciosos.
Toto lentamente introduce su pedazo en el ansiado túnel que todo lo traga. Raulito tira un poco ms la cola hacia atrás y la penetración se hace rápida y hasta el fondo. Pronto las bolas del macho golpean las carnosas nalgas del muchacho que resopla y gime de placer y gusto.
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La verga de Raulito se tensa rocosa. Se levanta y las manos de Toto se hacen cargo de ella acariciándola y masajeando. Raulito abre un poco más su cola ardiente. El macho va y viene dentro , taladrando aquel glorioso agujero. Bombeando y perforando ese dulce anillo que antes ha besado y adorado. Los gemidos se van alzando y deben reprimirlos porque están en un negocio y la gente va y viene.
Raulito se hamaca cada vez con mas intensidad, juega con la poronga enterrada en su ojete, Toto aprieta sus bolas jugando, el chico gime y resopla, siente que ya viene su semen, sus jugos explotan en la mano del hombre, que vuelve a depositar el jugo en la propia pija de la que ha salido y sigue masajeando, formando una crema que emana un olor enloquecedor para los amantes. Muerde la nuca del chico. Lame y chupa las orejas.
Toto se aferra a las caderas del muchachito que se mueve de forma acalorada y casi salvaje, con una mano aprieta un poco los pechitos de Raulito, se tira sobre el chico y va largando su leche en escupitajos salobres y abundantes, las descargas son furiosas, sus piernas se aflojan, busca aire, casi desfalleciendo, saca el perno aún gordo y veloz se lo pone en la boca a Raulito que come las últimas gotas y deja el sable limpio y brillante, en tanto Toto ahoga sus gritos, mordiéndose una mano.
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__¡Uhhh que placer me has dado!¡Eres tan hermoso como un ángel!
__¡Soy tu ángel Toto!__ dice Raulito poniéndose de pie y acomodándose un poco.
 El hombre le alcanza unas toallitas húmedas y el chico se limpia cuidadosamente. Raulito vuelve a calzarse los shorcitos apretados. Una vez vestido, el hombre le da un paquete, que es lo que realmente venía a buscar.
Se abrazan y el hombre toma de la barbilla al chico y besa unos momentos los labios que gustan, apretando el culazo del chico por sobre los pantaloncitos. Son caricias breves. No quiere encabritarse otra vez.
Raulito sale del cuarto y se va como llegó. Moviendo sus caderas y mostrando ese hermoso culazo que tiene.
Raulito entra en su casa.
__¡Mamá llegué!!!__ grita
__¡Era hora! ¿Dónde te metiste? ¡Ay Raulito, Raulito!__ dice la madre haciéndose la enojada. El chico deja el paquete que traía. Va a la heladera y saca una fruta. La come despacio, tranquilo.
__¡No te olvides de ir a ver al maestro Sile!
__¡No ma, no me olvido, pero el está a la tarde!!
__¡Si Raulito no abandones a tus amigos!!__ diciendo esto su madre encendió la televisión para ver el noticiero. El joven se metió al baño y se dio una larga ducha, dejando su cuerpito perfumado y limpito.
Luego se fue a descansar antes del almuerzo. Estaba bastante agotado por la mañana ajetreada que había tenido. De solo recordar las cogidas que gozo ya sentía el fuego ardiendo en su interior y su sexo palpitante quería levantarse.
Pensó en otra cosa y encendió el televisor para ver algún programa y olvidarse un rato del placer.
Se entre durmió y al rato la madre lo llamó a comer algo. Allá fue. Luego del almuerzo nuevamente se fue a recostar. Y durmió una siesta muy reparadora.
Antes de salir de la casa nuevamente se dio una ducha refrescante. Tomo el bolso deportivo. Tomo su maillots azul oscuro y partió silbando bajito.
El atardecer se venía caluroso y soleado. Unos últimos rayos de sol naranja alumbraban las veredas en las que Raulito iba meneando su culazo. Los albañiles de la obra cercana a su casa silbaban y le gritaban cosas. El sonreía contento, saboreando el encuentro con el maestro Sile.
Los autos le ofrecían bocinazos y algún que otro improperio salía de un camión repartidor de bebidas.
Al fin llegó al gimnasio pequeño del barrio. No había muchas luces encendidas. es más estaba muy silencioso. Busco con sus ojos, esperando que se adaptaran al cambio de la luz. En un rincón del tatami estaba sentado el maestro Sile con su clásico pantalón corto y su musculosa blanca. Hacía unos abdominales tranquilamente.
__¿Regresaste?__ dijo secamente
__¡Hola maestro!__ contestó el chico
__¡Bueno y vas a practicar o vas a quedar mirando!!__ el chico se perdió a los vestuarios y se coloco su apretadito maillots.
Cuando regresó meneando las caderas, el maestro Sile lo miro deseándolo. Sintió el golpeteo en sus sienes y sus genitales. En eso se escuchó una voz.
__¡Hola padre!¿Como estas?__ era el hijo del maestro Sile Lucho. Un muchacho un poco mayor que Raulito, con un físico armado y desarrollado en musculo y fibra.
__¡Lucho, hijo viniste!
__¿Habíamos quedado así?
__¡Genial vístete que quiero luches con Raulito!!
__¡Hola Raulito!
__¡Como estas Luchito!!
__¡Tu siempre viéndote bien, mira esa mallita!!__ mientras dice eso pasa su mano acariciando el trasero grueso del chico que sonríe. Entra a cambiarse al vestuario y aparece al momento también con un maillots que marca un tubo poderoso y semi duro. Raulito se relame.
Comienzan a luchar. Hacen unas cuantas llaves. Caen. Se levantan. Vuelven a empezar. Empiezan a sudar. Sus ropas se desacomodan. El maestro Sile oficia de arbitro y se relame cada vez que Raulito cae y queda culo para arriba.
Se trenzan cada vez mas agotados. Los brazos pasan de un lado a otro. Las manos agarran y corren las ropas. Una llave y otra. Los muchachos caen uno arriba del otro. Se quedan allí unos momentos.
__¿Pero que pasa que no se mueven?__ pregunta ansioso el maestro Sile
__¡Es que…siento algo muy duro en mi trasero!!
__¡Oh tiene un culo tan caliente Raulito!!
__¡Pero hijo!
__¡Creo que Luchito quiere tener otra pelea!!__ comenta caliente el inocente Raulito, sintiendo en su culito parado y deseoso la tremenda erección que lo apoyaba. Lucho se corre de donde está, para que Raulito corra la malla del otro y salte elásticamente una verga joven y potente, muy dura.
La boca de Raulito se apodera de ella y comienza a chorrear sobre ella litro de saliva. La baña, mientras juega con ella. Levanta su culito precioso. El maestro Sile viendo eso, se pone cachondo y siente un calor abrazador, su poronga se alza definitivamente. se pone realmente dura. Se quita de un tirón su ropa y queda desnudo, se acaricia el pecho, se toma los genitales y siente sus bolas gordas y llenas.
Inocente Raulito 2

El maestro Sile se pone entra las nalgas de Raulito y se apodera del agujerito que se abre rápidamente. Dilatado, caliente, el agujero sabroso lo vuelve loco. La saliva lo moja y mete un dedo y luego dos. Raulito gime, sin dejar la hermosa y brava tarasca de Lucho que se retuerce de placer, el inocente chico se prende de las bolas llenas de aquel muchacho que brama de placer. Gime ya desnudo como Raulito.
El maestro Sile ha entrado con tres dedos en la colita abierta de para en par. Va y viene dentro del túnel. La pija de Raulito larga chorros de leche viscosa, salpicando por doquier. Mientras traga el sable del hijo del maestro.
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Ahora el maestro acerca su garrote a la boca del inocente Raulito y esta se reparte en tragar ambas barras de carne. Las goza. Las admira. Las pone cada vez mas duras. Los machos gruñen de placer y locura. Le gusta la boca de aquel chico insaciable.
Ahí es cuando el maestro Sile se acuesta en el piso del tatami con su mástil apuntando al techo alto. Raulito se va sentando con su ojete alzado y baboso, Se entierra la poronga centímetro a centímetro. La come. Aprieta los pezones duros del macho. Lucho se agacha y besa la espalda del chico. Llega al trasero ensartado por el garrote firme de su maestro y pasa la lengua por allí. Ora a la vara, luego l borde del anillo agrandado. Los gemidos de Raulito y el maestro se agigantan cada vez mas. El chico cabalga al macho. Sube y baja por sobre la vara de carne, ese pedazo que lo vuelve loco. gruñen como salvajes. Lucho no aguanta mas y se pone detrás de la cola ardiente. Apoya su pedazo. Intenta meterse. La piel elástica del ojete va cediendo, grita y lloriquea el chico. Siente que van a entrar finalmente en el con dos porongas suculentas. Lucho hace y hace hasta que logra penetrar con la cabeza de su choto. Los mismos jugos facilitan un poco la penetración de los dos juguetes calientes y duros.
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Lucho empuja y se mete lo mas que puede. Los gritos de los tres se hacen armoniosos, jadean, salvajes, calientes, sacados.
__¡Ohhh me van a matar…ahhhhh. que placer…ahhh que locura!!!
__¡Goza bebe goza de estos dos machos que te cogen!!!__ gritaba el maestro Sile
__¡¡Ay, ay, ay, papi sigue clávame!!!
__¡Que putita eres, Raulito, eres un putón…y me encantas!!__ exclamaba Lucho con su poronga totalmente clavada en el ojete del chico. Raulito largaba su semen una vez mas sobre la cara y el pecho del maestro, apuraban las embestidas. Los movimientos se inflamaban, las narices buscaban aire, soltaban gritos, chillidos, mientras además soltaban sus jugos, padre e hijo llenaban, rebalsaban el ojete deseado de aquel inocente Raulito que los había gozado a ambos juntos...

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