Vacaciones sin mi marido.

Con mi marido, hicimos un pacto: una semana de las vacaciones de ese año, cada uno de nosotros podía pasarla a su antojo, sin límites para el sexo o las relaciones con otras personas. Lo pusimos en práctica y, nuestra relación, en lugar de deteriorarse salió fortalecida.

La primera tarde, de mi semana libre, después de mi llegada a un complejo turístico fui a pasarla junto al mar, para relajarme tranquilamente y tomar el sol en biquini, mostrar mis senos, mi culo, mis piernas.
Ósea, tirar el anzuelo.
Pero la playa estaba escasamente concurrida porque el clima no era el mejor. El cielo estaba gris, nublado y amenazando lluvia.
Elegí quedarme en la playa porque no quería perderme un día libre de esta manera y esconderme en algún lugar cubierto.
Después de un tiempo, al no poder tomar el sol debido a las nubes, decidí dar un paseo por los alrededores. Dejé la bata de toalla en la arena y, mientras caminaba, sin dirección determinada por la arboleda pegada a la playa, escuché pasos acercándose y detrás de un árbol vi aparecer a un hombre guapo, también en short de baño ajustado, bata de baño bajo un brazo, con cuerpo y músculos hermosos. Bajé los ojos y noté un bulto fantástico, que dejaba conjeturar una verga de proporciones considerables.
De aspecto normalísimo y simple, (no como esos machos a menudo pagos de sí mismos), me llamó la atención por su modo de mirarme, largamente, como estudiándome.
*¡muy positivo, en principio!” pensé.
Fingí “como si nada” y seguí caminando por el pequeño sendero que serpenteaba entre árboles y arbustos.
Siento que me está siguiendo y de repente una mano agarra mi brazo.
Me doy la vuelta y veo que me está mirando con una hermosa sonrisa y, clavo mis ojos en sus hermosos ojos verde intenso.
“¡qué lindo muchacho!!” pienso.
-¡Quedé embobado al encontrarte de pronto!.... mi nombre es Gabriel ¿el tuyo?-
-Laura,… ¡gracias por el piropo!-
-¿Estás, en el complejo, con tu familia?-
-En el complejo si, pero solita, sin compañía, llegué hace un rato y voy a quedarme unos días, -
Vaciló en la elección de las palabras.
-De solo a sola ¿te puedo acompañar? Tengo una cabaña, aquí cerca, y estoy solo también -
-Sí, no hay problema, pero no aquí, se viene la lluvia... acompañame a buscar mi bata y buscamos abrigo -
No lo pensó demasiado, estuvo de acuerdo inmediatamente y con entusiasmo.
Nos encaminamos a la playa, mientras las primeras gotas ya caían del cielo, nos pusimos las batas y, comenzamos a caminar rápidamente uno detrás del otro. Las gotas se volvieron copiosas. Corrimos, pero igual nos empapamos.
Al llegar al alojamiento del complejo:
-Estamos hechos sopa. Subamos a mi habitación para quitarnos las prendas empapadas por la lluvia- le dije
No se hizo rogar, subimos al tercer piso y, ni bien cerramos la puerta detrás de nosotros, me tomó del cuello, me acercó y, sin decir una palabra, me besó en la boca. De mi parte no dudé y mientras me besaba, con la mano derecha empecé a masajear, debajo de la bata, su bulto, que reaccionó de inmediato.
Nos separamos. Lo vi un poco sorprendido por mi determinación.
-Lo primero que tenemos que hacer es quitarnos las prendas empapadas de lluvia.
Te traigo un toallón para que te seques y voy al baño a cambiarme-
Rápido de reflejos, respondió:
-¡Así no vale! Yo no tengo ropa de recambio. Traé el toallón y nos secamos juntos-
Sonreí y al volver con el toallón, su bata y malla estaban en el piso y su verga apuntaba al cielorraso. Mis prendas se unieron a las suyas y nos envolvimos con la toalla.
Enseguida su boca se “prende” a uno de mis pezones erectos, mientras su mano baja a mi concha, mojada (no por la lluvia) .y comienza a jugar con mi clítoris.
Yo, con alteración intensa, lo agarro del cuello y lo beso en la boca, mientras él continúa trabajando en mi concha.
Sus manos se vuelven audaces y, sus dedos, ahora empapados de mis humores vaginales, van a parar a la parte baja posterior de mi cuerpo y comienzan a jugar con mi agujerito. No sabe que retozar con el culo es una de mis debilidades y trata de forzar mi asterisco suavemente con un dedo. Para su sorpresa, mi agujero cede de inmediato y se abre a su dedo.
"¡Guau!" lo escucho exclamar como un nene que descubre un frasco de mermelada.
Dejo caer la toalla, giro, me inclino apoyando las manos en el colchón. De inmediato siento su verga dura contra mi culo, separando mis glúteos y entrando de un solo envión. Pero no en la concha, en el culo.
“Es la primera vez en mi vida que un tipo comienza a cogerme por el culo” pienso.
-¡Lo tenés realmente roto!- me susurra al oído mientras saca la verga y la vuelve a poner hasta las bolas. Luego se entrega a un entra y sale, acelerado y violento.
Por cierto, la suya, no es una gran verga, mi culo da para bastante más, pero el “juego” me divierte, me deleita, me excita. Llego al clímax del placer gritando.
Él, con un “¡Acabooo!” y salpicando gran cantidad de semen, dentro de mí, alcanza el suyo.
-Se impone un descanso,…. estoy cansada- le digo acostándome en la cama.
El me imita y se tumba a mi lado Sonríe sin mirarme.
-¿Te divertiste?- le susurro
-¡Mucho… muchísimo... de maravilla… ¡-. Suspiró
-Me dí cuenta…. estuvo bueno, para mí también-
Solo ahí escucho nuevamente el sonido de la lluvia golpeando violentamente contra el vidrio del ventanal.
“¡Gracias a este mal tiempo hoy voy disfrutar tanto!” pienso.
Y no me equivoco. No tardó en venir lo mejor: dos polvazos al usanza tradicional, en pose misionero con profusión de besos, caricias, halagos, placer y….. de “leche” en mi concha.
Gabriel, también, hizo ameno el resto de mis cortas vacaciones, sin mi marido

2 comentarios - Vacaciones sin mi marido.

Guiyote07
Excelente experiencia.....a disfrutar se ha dicho!!!
Wincer0
Muy bueno no querés ir conmigo de vacaciones

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