Lo que me pasó con Adriana (segunda parte)

Antes de comenzar, les dejaré el enlace de la primera parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3373157/Lo-que-me-paso-con-Adriana.html

Después de secarme las lágrimas por tan garrafal error, proseguí con mi vida normal, pero siempre pensando en lo que sería hacer el amor con aquella divina travesti. Le dedicaba paja tras paja. Pasó un mes y Adriana me escribió un mensaje, primero para saludar y después para preguntarme que por qué había dejado de hablarle, a lo que le respondí que entendía su molestia y prefería mantenerme distante, por lo que ella me dijo que la amistad jamás había terminado. Comencé a convivir con ella y su grupo de amistades; íbamos a bares, al futbol, al cine, a reuniones en casa, etc. Al poco tiempo, aquella princesa comenzó a salir con un tipo muy elegante, abogado de profesión, de unos 36 años, quien encajó bastante bien en el grupo. El chico saludaba muy bien a todos, siempre con un semblante sereno y caballeroso. Pasaron 2 meses y aquel hombre cambió su semblante por completo: Ahora se le veía con una sonrisa extrema, excelente humor, no se separaba de Adriana por nada, siempre quería estar besándola, tocándola, etc. Ahí me di cuenta que aquel chaval ya estaba cogiendo con Adriana, y que definitivamente él ignoraba que ella tenía verga, hasta que tuvieron intimidad, lo cual Adriana me confesó sonrojada un día. La relación de ellos terminó debido a que el tipo se enfermó de celos, además que quería estar chupándole el ano a Adri las 24 horas del día (¿quien no?), por lo que ella decidió abandonar aquel noviazgo. Un domingo por la tarde, Adriana me llamó y me pidió que la acompañara al centro comercial. Pasé por ella a las 4 de la tarde (yo estaba muy caliente, ya que me había ido de fiesta la noche anterior y bebí demasiado) y salió con un pantalón muy entallado, mostrando aquellas suculentas caderas, una blusa apretada que le hacía notar las enormes y deliciosas tetas con los pezones, maquillada de manera celestial, y con un perfume que me volvió loco. La nena impregnó mi coche de aroma a mujer. En el trayecto me lanzó sonrisas pícaras y me dijo que iba a comprar ropa interior, ya que la necesitaba. Entramos a la tienda de lencería y se me puso durísima la verga al ver a tantas mujeres viendo esa ropa y probándosela. Después de un rato, Adri se decidió por 5 bragas y 5 sostenes, obviamente todo divino. Yo no soportaba la resaca y mucho menos la calentura, me urgía llegar a mi casa a pajearme, cuando Adriana me dijo que la acompañara a su departamento de alquiler, al cual se acababa de mudar. No podía negarme. Llegamos, y me invitó a su habitación, me llevó un Gatorade, y muy coquetamente me dijo que era para ayudarme con la resaca. Ya en su habitación, sacó la lencería de la bolsa, agarró una braga y un sostén negros, y comenzó a desnudarse. La tenía frente a mí, desnuda; aquella mujer por la que tanto me he pajeado, estaba frente a mí, divina, con su cabellera suelta, bien perfumada, con las tetas al aire, listas para ser devoradas, con sus nalgotas luciendo ese delicioso surco interglúteo que a cualquiera le haría perder la razón; y por supuesto, aquella deliciosa verga colgando de ese cuerpo hermoso. Estuvo caminando unos momentos, aun portaba los tacones, como modelando su cuerpo, y yo simplemente sufriendo. Me obligó a que le pasara cada uno de los conjuntos y se los fue probando, preguntándome que cómo se veía. Algo que noté es que se fue poniendo duro su pene, por lo que deduje que yo le sigo gustando, y eso me dio un manojo de esperanza. Antes de probar el último conjunto, desnuda, se sentó en la cama a mi lado, me dio un beso en la mejilla, sus tetas se pegaban a mi cuerpo y me dijo: "Bebé, esto es parte de tu castigo. En verdad me dolió mucho lo que me hiciste". Yo me limité a decirle que lo entendía, pero por dentro estaba muriendo con semejante tortura. Me dio otro beso y me dijo que tenía que ir a casa de sus padres, por lo que la llevé y me fui a mi casa, a hacerme 3 pajas continuas y saciar esa calentura tan grande.