Crónica de unos cuernos anunciados

Esta historia transcurre a principios del año 2000 y es 100% real ...


Yo tenia 35 años, trabajaba en una empresa de correo privado en el puesto de responsable operativo y a principio de año había entrado a trabajar una conocida del secundario de nombre Blanca como responsable comercial.
En la empresa eramos 45 hombres y 4 mujeres: la responsable administrativa de unos 55 años, dos señoras grandes encargadas de la limpieza y Blanca "la nueva".
Demás está decir todas las miradas iban para ella: algo baja de estatura - 1.60 aproximadamente-, con una cara muy linda de grandes ojos y pestañas largas, boca de labios tipo triángulo en su parte superior que dejaban ver sus dos dientes delanteros haciéndola mas chica de edad y mas sexy, pocas tetas ... pero sus piernas y su cola eran dignas de colección.

Blanca se hizo muy compinche mío dado que nos conocíamos desde hacía varios años y entre tantos hombres en la empresa era hasta lógico que se sintiera más cómoda conmigo, sorprendiéndome gratamente cuando la volví a ver (el día que la presentaron como nueva integrante de la empresa) ya que nada quedaba de esa chiquita debilucha que yo había conocido en la secundaria.
Blanca con el correr del tiempo comenzó a contarme intimidades de su vida: casada desde hacía 17 años, iba al gimnasio 3 veces a la semana para "descargar tensiones" según decía,  con dos hijos casi adolescentes, un marido empleado estatal y puntero político que la hacía sufrir más de la cuenta - según ella- ya que le habían llegado comentarios que se vivía revolcando con pendejas compañeras de andanzas políticas, con lo cual su vida sexual era casi nula ...
Como les decía anteriormente, ella se fue abriendo cada vez más, confesándome que en algunas oportunidades se masturbaba antes de dormir para aplacar su calentura.

La empresa tenía por costumbre hacer una cena de camaradería cada semestre para evaluar resultados, con lo cual ese viernes tendríamos que asistir los responsables de cada área.
Blanca llegó con un vestido corto de lycra negro, ajustado a su cuerpo .. lo corto de la falda dejaba a la vista unas piernas de muslos marcados por tanto gym ... lucían extraordinarios.
Se ubicó a mi lado, con lo cual al sentarse me permitió una maravillosa visión de sus piernas ... ella no atinó a acomodarse nunca, dejando que el momento transcurriera de manera normal.
Charlamos alegremente durante la cena en la que ella tomó vino y brindó con champagne (algo que no hacía habitualmente me dijo) y al término de la reunión/cena de trabajo cerca de las 23 hs., estaba bastante "alegre".
Como se dio cuenta que en esas condiciones no podría manejar me pidió -poniendo cara de nenita traviesa - si la podía acercar hasta su casa.Dejamos su auto en la empresa y emprendimos viaje a su domicilio.
 Blanca reclinó un poco el asiento diciéndome que estaba algo mareada ... el vestido subió hasta casi dejar sus muslos totalmente libres, se lo bajó un poco y se cruzó de piernas ... mi pija no respondía a mi ruego mental de que se quedase quieta.
Me rogó que pasásemos por el local político dónde debería encontrarse su marido ya que le quería decir que el auto había quedado en la cochera de la empresa, para no preocuparlo.
Me sonó algo rara esa excusa y una cuadra antes de llegar me dijo que estacionase en la vereda de enfrente, pero sin que nos viesen.
Ella pegó su cara a la ventanilla y empezó a maldecir ... le pregunté que pasaba y me dijo que su esposo estaba coqueteando con una mina. Traté de calmarla recordándole que había bebido mas de la cuenta, que no hiciera nada que la dejara mal parada, y haciéndome callar me señaló a un tipo y una mujer subiendo a una camioneta. Era su marido.
Me hizo seguirlos a una distancia considerable para confirmar lo que ella intuía: iban a los besos en el vehículo y después de un corto camino entraron a un motel.

Blanca comenzó a maldecir y a llorar desconsoladamente .. intenté calmar sus nervios pero fue imposible. La abracé y acaricié su cabello hasta lograr bajar su pena. Estuvimos así abrazados un largo rato, podía sentir sus pechos y su respiración alterada ... llevé una mano a su pierna y la rozaba suavemente dándole calor y contención ... mi pija explotaba.
Me pidió que nos fuésemos, que la llevara a su casa.

Estacioné al frente de su domicilio, estaba bastante oscura la calle. Allí me agradeció y nos volvimos a abrazar. Ella sollozaba y suspiraba emitiendo alguna que otra maldición. No quise perder oportunidad y comencé a acariciar esas piernas perfectas, el vestido se había subido casi hasta su cintura dejando ver su bombachita negra... Blanca me besó.
Apuré el franeleo llegando hasta su entrepierna ... ella me dejaba hacer y ofrecía todo lo que tenía, y besándome en el cuello me dijo que entráramos a su casa.
Abrió sin hacer ruido la puerta y la seguí, acariciando su culo con cada paso que dábamos, subimos las escaleras hacia la planta alta donde se encontraban los dormitorios no sin antes asomarse a ver si sus hijos dormían.
Nos besábamos apasionadamente: su vestido ya era historia, solo su ropa interior se interponía entre nosotros. Me tomó de la mano y me llevó hacia la escalera. Me hizo sentar y bajó totalmente mis pantalones, se acomodó un par de escalones más abajo y empezó a lamer mi verga hasta tragársela por completo. Yo estaba en la gloria.
Con mi mano acariciaba su culo, pasaba mis dedos entre sus nalgas, le daba pequeños chirlos que a ella la enojaban ya que podían despertarse alguno de sus hijos. Le dije que iba a terminar enseguida si seguía succionando de esa manera: se rió y se la hundió hasta la garganta haciéndome explotar y largar la leche acumulada.
Limpió mi verga hasta el mínimo detalle, la saboreó y la besó, y levantándose me indicó que la siguiera.
Entramos en una habitación que me dijo era del personal de servicio, se tiró en la cama sacándose el corpiño y quedando desnuda totalmente. Nos besamos y fui bajando de a poco, lamiendo cada centímetro de su piel... Blanca gemía y se retorcía. Lamí y chupé su concha depilada hasta que me llenó con sus jugos. Blanca se veía sonriente, relajada, feliz.
Mientras me besaba, me confesó que había tomado alcohol para animarse a esto: todo había sido planeado ... y había salido bien. Me dijo que era la forma de vengarse del marido, de hacerlo cornudo y en su propia casa...
Se sentó, miró la hora y en puntas de pie me fue guiando hasta su dormitorio, dándome la visión de ese culo tan hermoso propio de una mujer de casi 40 años pero perfeccionado por la gimnasia.
Me acostó en la cama y -como una gata- fue lamiendo mi cuerpo desde los pies hasta la pija ...
se subió encima mío y comenzó a cabalgarme: ella tenía el dominio de la situación.
Luego se puso en 4 y me dijo: " haceme el culo por favor, mi marido nunca lo tuvo ... aunque me duela quiero que me lo rompas, que tengas algo que él nunca va a tener..."
Debo decir que costó un Perú, su culo era increíblemente cerrado, pero fue cediendo terreno hasta lograr - con sudor y lágrimas literalmente- dejar entrar toda mi pija.
Bombié suave y despacio, y dado lo apretado de ese recto, acabé a las pocas embestidas.
Quedé encima de ella, con mi miembro adentro, latiendo por la labor cumplida ... ella giró su cabeza para besarme y fue entonces que dijo: "... no hay nada peor que una mujer despechada y vengativa..."
Luego de un rato - en donde nunca se me cruzó por la cabeza que podía llegar su marido y encontrarnos abotonados- nos vestimos y me acompañó hasta la puerta.
Nos besamos largamente... me agradeció por entenderla y estar a su lado y me propuso ser amantes.
Durante 6 años, al menos dos veces a la semana, hicimos el amor en su casa (a veces en la mía) ...
Blanca consiguió otro trabajo mejor pago en una compañía de seguros, nuestros encuentros se fueron espaciando por nuestras diferentes actividades hasta no hablarnos nunca más. Hoy es un hermoso recuerdo, sobretodo cuando paso por el frente del local político y veo a su marido hablando con las "compañeras".

2 comentarios - Crónica de unos cuernos anunciados

negro66678
EXCELENTE HISTORIA!!!
Ojalá puedas contar algunas más con tu ex compañera de laburo
😉