Madre acalorada, culona endiablada

Comparto este relato que encontré por ahí.

En una hermosa ciudad del estado de Guerrero, (México), para ser más precisos en el bello puerto de Acapulco la temperatura era demasiado elevada, el termómetro marcaba los 34° centígrados, mas sin embargo la sensación térmica era de un calor sofocante… 
Dentro su casa y con ropa a tono con el calor de verano, Emiliano tenía puesto un short corto de tela muy suave y una camiseta deportiva que le descubría ambos hombros…
Minutos después de haber llegado de la Universidad y sin nada que hacer a las tres de la tarde, Emiliano había ido a descansar al sofá de la sala donde prendió la televisión, conecto su consola de videojuegos e inmediatamente le comenzó a dar al mando electrónico...
 
Repentinamente, Emiliano oyó los pasos de su madre y levantó la vista…
-Vaya, por dios, ¡qué deliciosa hembra! Que suerte tiene mi padre… mamá es preciosa, Pensó…
 Y es que su madre, sin duda también afectada por el calor, tenía puesto un short corto muy ceñido que hacía resaltar sus hermosas piernas blancas y redondas...
Además, vestía una blusa casi transparente que permitía adivinar sus hermosos pechos más bien descubiertos por aquel brassier que apenas alcanzaba a cubrir las copas de sus tetas…
–¿Te gusta mi look?... Le preguntó la maciza hembra a su hijo, viéndolo directamente a los ojos mientras le sonreía coquetamente…
-Si mamá, me encanta, parece que el calor te pone espléndida…
Emiliano dio por terminada la conversación y bajo la vista nuevamente para concentrarse en el videojuego y el control que tenía entre sus manos…
 
Insistentemente, oía el deambular de su madre moviendo cosas en la sala, lo que después de unos minutos lo hizo verla de nuevo…
 La visión que se dibujó a sus ojos le provocó una descarga que desde su cerebro le recorrió el pecho, su estómago, su verga y sus bolas…
Por supuesto, fue la acción de su madre lo que hizo que se olvidara de su videojuego...
De espaldas, su madre le estaba permitiendo un paisaje fabuloso…
 Y es que por la parte de atrás, su short no solamente le quedaba muy ceñido al grado que marcaba claramente la raya de sus nalgas, es que además estaba exageradamente corto, de modo que destapaba sugestivamente sus gigantes, redondos y amelonados glúteos…
–Ay mamá, eres toda una ricura… Se le escapó arrepintiéndose al instante…
 –Vaya, o sea que si te gusta mi look… Respondió su madre a la distancia, girando la cabeza, sonriéndole con guiño picaresco y meneando su curvilínea cintura…
 -Y dime pues, ¿qué es lo que más te gusta de mi atuendo?... Se acercó su madre… Pero entonces sonó el timbre y la deliciosa madura desapareció de su vista para ver quien llamaba a la puerta de su casa...
 –Ahora vuelvo, chiquito…
 
Emiliano no pudo evitar seguir el movimiento de aquella cintura con la mirada…
 -¡Qué culote! Pensó, mientras veía a su madre alejarse sonriendo…
Volvió nuevamente a tomar el control de su videojuego e intentó concentrarse en la pantalla…
Pero por laguna razón, su madre parecía tener especial interés en atraer su atención…
 –No me has respondido chiquito… Oyó la voz de su madre que se acercaba de nuevo…
Entonces Emiliano soltó el aparato electrónico sobre la mesa y se sentó derecho en el sofá para observarla detenidamente…
 –Te lo diré, siempre que me regales un par de vueltecitas, sugirió…
 -Muy bien, chiquito… Este calor está tan animante que hasta bailaría para ti….
 Y provocativamente empezó a danzar moviendo coquetamente la cintura y a girar lentamente para que su hijo la pudiera apreciar…
 
-Todo lo que vistes te luce muy bien, pero lo más especial es tu short...
 
–¿Por qué? Dímelo…
 –No sé, mama… me da un poco de vergüenza decírtelo…
-No te avergüences papito, dime lo que piensas como hombre, como macho, olvídate por unos instantes que soy tu madre, necesito tu respuesta…
-De acuerdo, te lo diré, ese short hace que resaltan muy bien tus nalgas y porque se marca bien tú tanga en la parte de arriba…
Los colores se le pintaron al rostro a Emiliano, no sabia como se había atrevido a decirle eso a su madre, estaba apenado, pero al ver el rostro de su madre lleno de lascivia, la vergüenza se le esfumo…
 
–¿ mmm… Algo más chiquito?...
 Al parecer su madre quería una descripción completa…
¿Que le sucedía a su madre?... Emiliano, no se lo pensó dos veces y le contesto a mama lo que ella quería escuchar…
 
-No sé, creo que notar como desaparece tu tanga más abajo es exquisitamente delicioso, mamita…
 
–Si que sabes donde poner los ojos, machito atrevido...
 Le reprendió su madre siempre con la sonrisa maliciosa solicitando más piropos como aquellos…
–¿Me puedo sentar en tus piernas?...
 Dicho y hecho, su madre se le acercó y puso sus abultadas nalgas sobre las piernas de su hijo mientras se reclinaba hacia el respaldo del sofá…
 
Emiliano estaba sorprendido… ¿Qué le pasaba a su madre? …
Sería la ausencia de su padre que había salido de viaje hace tres meses y volvía hasta en dos más…
Sería que estaba demasiado “Horny” y Borracha por las 8 “Caribes Coolers” que estaban por ahí regadas… 
 Sería que tenerlo a él en casa después de una larga jornada de tiempo sin que un hombre le brindara algún piropo…
O simplemente es que ¿aquella hembra estaba en celo?...
Emiliano decidió no preguntar sino apreciar lo que tenía pegado a él y disfrutar del momento…
–Vamos, hazme un masajito en la espalda, pidió su madre…
 
Obediente, Emiliano extendió sus manos y fue subiendo hasta agarrar suavemente sus delicados trapecios femeninos...
Empezó a presionar sus dedos lentamente, a masajear con ambas manos extendidas la espalda de su madre…
Luego utilizaba el canto de sus manos para golpetear suavemente, entonces cerraba los puños y los dejaba caer sin fuerza martillando por toda aquella superficie de carne delicada...
–Vaya, eres bueno para el masaje, le halagó su madre, creo que me vendría mejor si no tengo la blusa… ¿Me la quitas?...
Emiliano abrió los ojos con asombro pero evitó pensar… Simplemente deslizó ambas manos por debajo de la blusa y empezó a levantarla…
Su madre enderezó su tronco y levantó los brazos facilitando el desprendimiento de la prenda...
 
Ahora pudo ver que el brasier era de un amarillo intenso… ¿También se lo quitaría?... ¿Sería del mismo color la tanguita?...
–Sigue masajeándome rico, dijo su madre, mientras se reclinaba nuevamente sobre el respaldo del sofá…
Emiliano volvió a cubrir la espalda de su madre con sus manos ejerciendo una suave presión de abajo hacia arriba…
Notó que el contacto directo con la piel de su madre le proporcionaba una sensación de placer distinto que no pudo definir bien…
Lo cierto es que después de diez minutos de empezar aquel contacto, empezó a ver a su madre de una manera distinta…
Recorrió con la mirada aquel cuerpazo… Empezando por la cabellera de su madre, quien en ese instante, como si adivinara la faena de su hijo, se tomó el grueso de cabello deslizándolo a un lado de su cuello…
Emiliano apreció y sintió la sensualidad de su nuca, de los lóbulos de sus orejas, y se inclinó para oler la fragancia de aquel cuello, de su cabello…
Instintivamente pellizcó sin brusquedad esos lóbulos, presionó con ambos índices los costados de su nuca y dibujo una línea por todo lo largo de su espalda…
 –Mmm, que sensación más deliciosa, oyó que musitaba aquella hembra…
-Chiquito, el brasier me aprieta…
 
O sea que sí, se lo quitaría también…
Pero no pudo, fue su nerviosismo, su torpeza o ¿había algo de complejo en el seguro del brasier?...
 -Ay chiquito, no me digas que ¿nunca le has quitado el brasier a una hembra? …
Le recriminó su madre quien en un segundo se lo desabrochó y se irguió frente a Emiliano para que terminara de quitárselo…
 Entonces se volteó ligeramente mostrándole sus enormes tetas…
 
–¿Qué te parecen?...
En un desquiciante impulso Emiliano le contesto a su madre...
 
–Me dan ganas de volverás a mamar…
 
-Pero esta vez no tienen leche, ¡papacito!...
 
Emiliano apretó las copas oscuras de aquellas tetas con sus yemas, los pellizcó, y los amasó con su pulgar…
Un susurro de placer se le escapó a su madre…
Desde su espalda, Emiliano la rodeó con sus brazos alcanzando con sus manos aquellas tetas que lo amamantaron en su niñez…
Con las palmas sobre la cima de sus pechos, inició a amasarlos suavemente, a moverlos en forma circular, de arriba hacia abajo… De modo que sus cuerpos se juntaron, y Emiliano pudo hundir su nariz en la cabellera de su madre, mordisquear sus orejas y pasar la punta de su lengua por aquella nuca tan sensual…
 -Papacito, pero si no te has quitado la camisa…
 Dijo su madre, al tiempo de girarse sobre sí e iniciar a quitársela, luego de lo cual volvió a reclinarse sobre el respaldo del sofá ofreciéndole a Emiliano toda su espalda…
El chico volvió a meter sus brazos y a rodear las tetas maternas con sus manos…
-¡Qué suaves!... ¡ Y qué grandes!...
Después de veinte minutos de iniciar aquella sesión con su madre, empezó a reconocer la frescura, el olor y el calor de aquella hembra…
 
La tenía frente a él, completa, sentada en sus piernas, con su dorso desnudo...
Entonces reparó en sus imágenes devueltas por el espejo de un mueble escondido en el fondo…
Vio el rostro satisfecho de su madre, su pelo alborotado, el bamboleo de sus tetas en sus manos…
Notó el mordisqueo que hacía su madre con sus labios, y como su lengua salía a relamerlos...
Le gustó verla, le gusto verse, se recostó a su espalda, le besó la nuca y le excitó la imagen…
 –Quien me viera así, pensaría que me estoy cogiendo a una stripper, pensó...
 
La recorrió nuevamente de arriba abajo con la mirada y solo en ese momento pareció darse cuenta que ambos estaban tapados de la cintura…
Entonces volvió a concentrarse en ese atrevido short que tapaba el culote de la mamasota y a apreciar la tanga que desaparecía de pronto…
¿De qué color sería?... ¿Como luciría ese culo sin nada?... Tenía que descubrirlo...
Volvió a pasar la punta de su lengua por las orejas de su madre, se los metió en los oídos y lamió sus pabellones, la sintió estremecerse y escucho un…
 –¡Qué delicia!
 Recorrió con su lengua toda la espina dorsal de su madre, y se detuvo donde empezaba el short...
 Regresó, volvió y regresó de nuevo…
Cuando vio al espejo, notó que su madre lo estaba mirando, y le sonreía con lascivia mostrando descaradamente las ganas que tenía de ser cogida...
El se le acercó al oído y le dijo…
-Mamacita, eres todo un culazo…
 
Como respuesta su madre se incorporó y, siempre dándole la espalda, pasó a sentarse directamente frente a él de modo que sus piernas quedaron encerradas en las de ella…
El vidrio-espejo del frente les devolvió una imagen espectacular…
Mientras Emiliano la siguió masajeando ahora con un poco de brusquedad simulando el bombeo rítmico de una cogida, aquella hembra bajó una de sus manos y desanudó el costado del short doblando un lado hacia el frente y otro hacia atrás…
Emiliano que no perdió detalle de ese movimiento vio como aquel hermoso culo se destapaba…
Metió su mano izquierda bajo la cintura de su madre y su mano derecha se posó sobre las nalgas con lo que ayudó a descubrir mejor ese culote…
Emiliano sintió su semen fluyendo de su verga, diluirse en su bóxer y mojar sus hinchadas bolas…
Esa sensación de líquido mojando sus huevos le provocó mayor excitación…
Puso sus manos sobre las nalgas de su madre y empezó a amasarlas, a presionarlas mientras con su pulgar e índice haló la tanga que estaba desaparecida en la raya de aquel enorme culo…
Lo fue estirando mientras lo restregaba y lo oscilaba en medio de aquella raya nalgar tan apetecida...
En el espejo su madre relamía y humedecía sus labios con desesperación…
 
Otra vez vio la mano de aquella hembra bajar...
Esta vez directamente sobre su pantaloneta...
Sobar su verga, pellizcarla, e ir hurgando hasta sus bolas…
Aquella mano se extendió y amasó con delicadeza y esmera dedicación sus bolas y su pene...
Emiliano empujó a su madre hacia adelante hasta ponerla de pie…
Inmediatamente vio como aquel short se desprendió de su sitio y se apresuró a quitarle la tanga mientras la hembra se inclinó dejando su culo pegado al rostro del chico...
 
Luego se volteó y se arrodilló frente a él mientras lo miraba con ojazos de golfa irrefrenable…
Le quitó su pantaloncillo deportivo y el calzoncillo, llevándose este ultimo a su nariz...
 –¡Qué delicioso es tu olor de macho!... Ahora voy a saber a qué sabe…
Cuando su rostro estuvo frente a la verga de su hijo giró los ojos para verlo…
Su lengua asomó a su boca y se relamió de gusto...
Siempre viendo a los ojos de su hijo, puso su lengua en la punta de aquel mojado glande, luego de lo cual hizo una sesión de rápidas vibraciones de la punta de su lengua sobre la boca chorreante de aquella cabezota…
Del mismo modo abrió su boca y empezó a metérsela hasta cubrirlo…
Y se detuvo en una sesión intensa de sexo oral mientras Emiliano veía su verga desaparecer entera en el interior de aquella boca deliciosa…
 
-¿Cómo me quieres coger?...
 Preguntó la hembra cuando sintió a aquel macho a punto de venirse…
 
-Te quiero a gatas…
 
Puso sus rodillas sobre el asiento del sofá y se apoyó con los brazos en el respaldo…
Emiliano la vio colocarse y la contempló unos instantes antes de ponerse frente a ella…
Vio aquel culo levantado, ofreciéndosele en un delicioso vaivén provocándolo...
Se agarró a sus nalgotas, otra vez vino la mano de su madre y condujo su verga hacia la puerta del paraíso…
Entonces notó como su madre se movió hacia atrás y sintió como su pene se hundió hasta el fondo...
 –¡Cógeme, chiquito, cógeme rico!...
Decía su madre mientras se movía encabritada cada vez más rápidamente ensartándose en la verga de su hijo…  
-Así, así, dámelo todo, papacito, méteme hasta tus bolas…
–Qué hembra más golfa es mi madre…
 Pensó Emiliano mientras acariciaba ambos cachetes del culote de su madre…
Por instantes separaba aquellos cachetes y veía como aquella piel blanca y lisa se iba volviendo rosada y arrugada más adentro...
Por instantes veía el ojete de su madre, un orificio arrugado donde el color se hacía casi negro de lo intenso...
Imaginó su verga perforando aquel ojete…
 
Entonces, en algunos instantes en que su madre se movía hacia adelante para tomar aviada y volverse a ensartar, Emiliano se la sacaba y rápidamente aprovechaba para poner todo el largo de su verga en la raya de su madre, y lo hundía y lo restregaba para que aquel ojete sintiera su presencia, le gustara su calor y se fuera humedeciendo…
Que su madre no opusiera resistencia lo animó y cuando vio al espejo se dio cuenta que aquella puta estaba complacida y había adivinado su intención…
 
En el deseo incontenible de venirse, Emiliano tuvo la visión de que si ahora no se cogía a esta hembra por el culo nunca lo haría…
De modo, que apretó su verga para aguantar el orgasmo, y la sacó de la vagina solo para treparse un centímetro más arriba donde sintió el palpitar ansioso de aquel candente ojo…
Le puso su cabezota y lo dejó detenido un instante de modo que su semen fluyera y lo embadurnara...
Siguió presionando y con sorpresa sintió la facilidad con que aquel ojete le permitía el paso…
Con la mirada clavada en ese punto, siguió empujando hasta ver como aquel culo se tragaba su verga entera…
Vio a su culona mamacita acomodarse, preparándose para recibir sus embestidas...
Entonces inició su camino de regreso...
Apunto de abandonar aquella puerta, volvió a entrar de improvisó…
La putona hembra grito y se sacudió pero le pidió que repitiera...
Uno, dos, tres, cuatro y más empujones y aquella hembra empezó a moverse salvajemente ensartándose la verga de su hijo en el culo…
Emiliano vio al espejo desde donde su madre le sonreía con glotonería, son satisfacción, con aire de buscona realizada, mientras chillaba…
-Así papito, así, me encanta tú verga, tan caliente, tan húmeda, tan grande...
-Reviéntame el culo papacito, lléname, cógeme como a una cualquiera…
-Después de semanas y semanas sin tu padre en casa, como me hacia falta una buena verga, y que mejor, que sea la de mi hijo… si… si… si…
 
Aquella yegua y sus relinchidos, provocaron lo irremediable…
Emiliano sintió escalofríos recorrerlo entero, su verga se tensó al tiempo que sentía el chorro de semen recorrer toda la uretra, derramarse en su glande y llenar el caliente ojete de su madre…
Dio unas cinco embestidas más y observó como entre aquel orificio y su macana se desbordaba su leche de macho desbocado…
 
No pudo más…
Quedó inmóvil…
Su verga se fue relajando hasta abandonar su nido…
Abrió un instante las nalgotas de su madre para observar su ojete manchado de semen que goteaba de aquel orificio maravilloso…
Cansados, sudorosos, acalorados, aquella hembra y su macho permanecieron tendidos sobre el sofá algunos minutos…
Después ella se volteó para pellizcar el seno del chico, pellizco que se volvió un rasguño delicioso al recorrerle desde el pecho hasta las bolas...
Luego palmoteó delicadamente tres veces su verga y viéndolo a los ojos exclamó…
-¡Qué bien usas la verga machito atrevido!... Para ser joven, eres un experto en trata de yeguas...
 
La curvilínea madura se levantó y se alejó al baño meneando provocativamente sus tremendas nalgotas…
–Qué rica es la hembra de mi madre…
 
Emiliano se acomodó en el sofá mientras observaba como su verga se iba desplomando luego de aquel combate formidable…
Le parecía increíble el enorme tamaño que aquel pedazo de su carne alcanzó y la sensación de placer indescriptible que le proporcionó solo hace unos instantes…
Se lo examinó, lo revisó al derecho y al revés buscando rasgos de heces de aquel culo...
 Estaba limpio...
 –Vaya, qué ojete más limpio y más tragón...
 
El calor impasible de la tarde, el cansancio producido por aquella sesión espectacular, y la satisfacción de haberse cogido a la yegua de su madre, le provocaron aquella sensación de relajamiento pleno…
Todavía de su verga emanaban sus jugos interiores cuando se quedó dormido…
Fin…

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