María Teresa, cuero, cumple, sandwichitos y sexo

Más de esta preciosa de María Teresa, que la pasó divino,bombacha, en un cumpleaños del hijo de una amiga suya. Como siempre, Teresa fuede campera de cuero, blusa, pollera negra, tacos, muy maquillada y de riquísimoperfume, cartera al hombro y con sandwiches de miga para la reunión, llena degente y de mujeres elegantes. Pero también de hombres elegantes.
 
María Teresa llegó, besó a su amiga en la boca, saludó al hijo, ledio el regalo y luego se sentó con ella y el marido a disfrutar la cena contodo: queso, fiambre, aceitunas, sandwichitos de miga, saladitos, gaseosas.Tere comía un triple de jamón crudo y queso mientras charlaba con la señora,también con sandwich en mano, tan linda y elegante como ella, rubia, de saconegro, pollera, tacos y maquillada. Pero la belleza, elegancia y levante era deMaría Teresa. Esos labios con pintura con brillito, ese perfume exquisito, esaropa de cuero, su cartera, todo, eran la atracción de un par de hombresinvitados, en especial uno joven de 40 años, muy bien vestido de campera decuero y pantalón negro, que la invitó a sentarse a su lado y le convidósandwichito de miga, que María Teresa aceptó y comió con él mientras hablabandulce, agradable. El tipo, bah, el chico, le dio con tutti a la cena, grandote,bien comido, y le dijo cosas lindas a Tere, medio tirándole amor y medio algunacosa media indecentona. Pero María Teresa enseguida mimoseó con el hombre, queestaba enamorado de ella. Después, la torta, algo de sidra, masass con crema ylos dos estaban bárbaro, comiditos, mimosos. El hombre le pidió un ratitohablarle a solas, y María Teresa fue con él a otro lugar de la casa a charlar.Ahí el hombre le empezó a tirar onda y hasta le pidió un beso, que la gordotaenseguidita ni dudó y le dio nomás. Se besaron y luego volvieron a la mesa.
 
Pero no duró mucho más la fiesta para Teresa. El tipo se veníadando con tutti pensando en ella, su elegancia, su cuero, su pintura, superfume. Y de pronto no pudo más de los ratones, la agarró de la mano, la llevóa un cuarto de la casa, la encerró y cuando la tuvo lista, la manoseó bien conropa y todo. María Teresa gustó, entró, el tipo la sujetó con fuerza ypotencia, la besó de una, le sacó la campera, la blusa y la pollera de una, lasiguió manoseando y le apretujó las tetas, se sacó el pantalón y lo que teníade ropa. Y cuando Tere estuvo en ropita, la manoseó con más fuerza y ganas. Y Tere,excitadísima, jadeando, se hizo encima, le pidió al tipo que la desnudara, elhombre le sacó el corpiño, y ella despacito se quitó su bombacha.
 
Y ahí explotaron los dos. El hombre la acostó a María Teresa, ellaabrió las piernas, ensanchó su agujero y el tipo le metió terrible salchichónpor la vagina, dándole con furia y pasión, frotando para adelante y atrás,traca traca traca, pum pum pum, hasta que explotó de interminable eyaculaciónde espeso y caliente semen en la vagina de Teresa. Pero ahí no quedó: cola,doble pene, vibrador, manos, tetas, besos en todo el cuerpo, Teresa le dio suflujo, él le dio su semen en la boca, María Teresa tragó con gusto, chupó elgrueso y durísimo pene chorreante, pidió de nuevo y el hombre, alocado, sorprendidocon lo gaucha de la gordota, se la dio con más furia que antes, llenándola detremendo semen por vagina y cola hasta dejarla a la miseria. Lo que pueden laelegancia, los sandwichitos, la ropa de cuero. Y María Teresa, que prende fuegoa cualquiera.

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