Familia y sexo capítulo 2

para mis queridos niños, les dejo la continuación!
visiten mi perfil y hallarán el cap anterior.

Mi hermano llegó con puntualidad al día siguiente, temprano mientras estábamos desayunando. Mamá fue a abrir y cuando le vimos entrar, yo fui la primera en lanzarme a sus brazos y sentir esa impresionante musculatura. Él me rodeó fuerte y me dio un cariñoso beso en el cuello.
—¡Alejandro! ¡Qué bueno que llegaste!
—Qué grande estás, Jennifer. Te ha crecido de todo.
Le guiñé un ojo con algo de coquetería. Aunque él fuera mi hermano, no podía negar que era sumamente sexy como hombre. Después de mí abrazó a mi gemela, y luego a Lilian, que no perdió tiempo de untarle las tetas en el pecho.
—Mamá, papá, me alegra volver. Al menos sólo por las vacaciones.
—Quédate todo lo que quieras, Alejandro —dijo mi madre y le dio un beso de pico en los labios —. Ya tenemos lista tu alcoba.
—Y de paso pensamos ir a la playa —añadió mi papá —. Supongo que mueres de hambre. Ven a comer.
Mi padre le llevó las maletas al cuarto y mi hermano se sentó con nosotras. Mamá, habladora como siempre, le pidió que nos contara cómo le estaba yendo en la escuela, y mientras él charlaba, me di cuenta de que tanto Lilian como Tifany no le quitaban la vista de encima. En sus ojos había algo así como un atisbo de lujuria, lo cual no podía ser posible porque las dos sabían que él era nuestro hermano y que no podíamos hacer nada con él por muchas ganas que tuviéramos. Además él nos había cuidado de niñas y era la persona más especial después de nuestros padres.
—La comida estuvo deliciosa, mamá.
—Ve a descansar. Más tarde iremos de compras.
Mis hermanas y yo le seguimos hasta su cuarto, y nada más entró se tiró en la cama. Anticipándome a las demás, me acosté a su lado y él colocó un brazo debajo de mi cuello. Cuando éramos niños solíamos dormir juntos y fue en esa época donde desarrollé un auténtico gusto por él. Me sentía tan protegida entre su fuerza.
—Vaya. Me voy un año y las tres se ponen sabrosas, hermanas.
Así era Alejandro. No perdía tiempo en alabar a sus hermanas.
—A mí me han crecido más las tetas —dijo Lilian mientras Tifany le trenzaba el cabello rubio.
—No estaría mal echarles un vistazo.
—Tonto. Yo soy sólo una muchachita inocente.
—Eres medio zorrita —mencionó Tifany con una pícara sonrisa.
—¿Y alguna ya tiene novio? Si es así, muero por conocerlos.
—Yo tengo una novia —contó Tifany con total naturalidad. Lilian y yo tuvimos que aceptar que seguíamos siendo solteras.
Más tarde la familia fue al centro comercial a comprarse ropa y cosas para la salida a la playa. Resultaba que uno de los amigos de mi hermano tenía una pequeña casa veraniega y que no la iban a usar por el momento. Eso nos vino perfecto porque podríamos quedarnos allí y no en un hotel. De esa forma tendríamos más dinero para gastar.
Alejandro y mi padre se fueron a otro lado mientras mis hermanas y mi madre compraban bikinis. Como yo no quería estar con ellas, pero sí con mi hermano, les seguí y me colgué del brazo de él como si fuera… su novia. Él me dio un sonoro beso en el cachete.
—Ustedes dos siguen tan pegados como siempre —dijo mi padre riendo.
—Bueno, si alguien le pone una mano a mi hermana, le parto la cara.
—Creo que le han puesto más manos de las que te imaginas.
—¡Papá! —le regañé. Cuando se trataba de avergonzarme, él era el mejor.

Nos dio dinero y Alejandro y yo fuimos a tomar un café. Eso era justo lo que yo quería. Quedarme a solas con mi hermano. Nos sentamos frente a frente en una pequeña mesita con nuestras frías bebidas al frente. Él no dejaba de mirarme, especialmente las tetas, pues llevaba una blusa algo escotada y una bonita minifalda.
—Me vas a embarazar con la mirada, Alejandro.
—Bueno, tú también me has estado mirando desde que llegué.
Me sonrojé y le acaricié el brazo.
—¿Te gusto, hermanito?
—He visto mejores.
—¡Ay! Jódete. Estoy más buena que Lilian y Tifany.
—Bien, no voy a negarlo. Con ese trasero ya debiste de divertirte mucho ¿en serio sigues siendo virgen?
—Lilian también lo es.
—¿Cómo sabes?
—Uhm… —me reí, coqueta —. Mamá me dejó a cargo de su educación sexual. Ya no es una niña, pero no se sabe masturbar, así que como su hermana mayor me compete a mí.
—Enséñale a hacer sexo oral.
—No hay verga disponible.
Alejandro casi se atragantó con su café y me miró lujuriosamente. Sabía lo que él estaba pensando: darle de mamar a nuestra hermana menor. Sin embargo la simple idea me llenó de celos.
—Te quedaste roja, Jennifer.
—Cállate. Si Lilian quiere mamar, ya se conseguirá algo.
—Ven. Tengo una idea.
Me tomó de la mano y entramos a una sex-shop. Yo me apené un poco porque nunca había estado en un lugar así. Había de todo, desde películas porno hasta juguetes extraños que nunca había visto. Mi mamá tenía un gran dildo para ella sola que ocupaba cuando mi papá se iba de viaje por algún motivo. Yo también y hasta Lilian teníamos uno. Sólo que mi hermana menor prefería mamarlo y untárselo que metérselo.
—¿Qué vas a comprar?
—Algo para Lilian y para Tifany.
No pude negarlo. Cuando vi esos enormes consoladores me sentí excitada. Mientras Alejandro elegía algo para sus hermanas, yo no pude dejar de pensar en cómo me divertiría con él si se llegara a dar el caso de algo serio con Alejandro. Esa idea hizo que me apenara, pues hasta ese día nunca había tenido pensamientos sexuales con mi propio hermano. Sí lo deseaba en ocasiones, aunque trataba de esconder esos sentimientos.
—Éste para Lilian —dijo señalando unas bolas chinas —, y éste para Tifany y su novia —a ellas les compró un dildo doble, especialmente para lesbianas. Sabía que mi hermana iba a divertirse porque mis padres invitaron a su novia Celia a venir con nosotros.
—¿Y para mí no hay nada?
—Bueno, ¿qué quieres?
—A ver… —enseguida escogí algo que me iba a gustar: unas esposas, un pequeño látigo, unas bolitas chinas y lubricante vaginal de sabor a uva.
—Esto me va a salir muy caro —mi hermano, riendo, pagó y salimos de la sex-shop.
Tiempo después fuimos al cine a pasarla bien. Mis padres se fueron hasta la parte más alejada de la sala, justo en lo oscurito para meterse mano seguramente. Yo me senté al lado de Lilian, cuya minifalda se subió y mostró un buen par de piernas largas. Ella las cruzó, algo apenada, porque todavía era algo mojigata y sólo por presión mía y de Tifany aceptó vestirse más de acuerdo a su feminidad. A mi costado estaba Alejandro, e inmediatamente después mi gemela. Mi hermano nos abrazó a las dos y ambas pegamos la cabeza a él.
—No que muy lesbiana —le susurró Lilian.
—Cállate, enana.
Nos reímos. Alejandro era muy afortunado de tenernos a las tres, porque le adorábamos. Ellas lo iban a querer más cuando vieran los ricos juguetes que les había comprado.
Total que regresamos a casa a buena hora para la cena. Mis padres pidieron pizza y luego se metieron ambos a la ducha. Lilian, que tenía cierto gusto por espiar a las personas, estaba en la puerta del baño con el oído pegado y una pícara sonrisa en la cara.
—¿Qué haces? —le pregunté.
—Shh. Creo que están cogiendo en la ducha.
—Vouyerista.
Escuché algunas risas. No estaban cogiendo. Sólo jugando con sus cuerpos mientras se bañaban como una recién pareja de casados. No obstante bastaba eso para excitar a Lilian. Alejandro llegó por detrás de ella y le dio una sonora nalgada. La chica se asustó.
—¡Ay! ¡Alejandro!
—¿Chicos? —preguntó mi madre y los tres corrimos a meternos en mi alcoba, muertos de la risa.
A pesar de lo liberales que eran nuestros padres, respetábamos su intimidad y nunca les habíamos visto coger, ni tampoco nos interesaba hasta el momento en el que Lilian sacó la idea.
Los tres nos sentamos en el piso de mi alcoba. Alejandro, por cierto, estaba sin camisa y mostraba unos fuertes abdominales. A nuestra hermana menor se le hacía agua la boca. Ella iba vestida con unos diminutos shortcitos y una blusa de tirantes. Yo sólo llevaba un camisón y mi tanga.
—Les digo que les visto —dijo Lilian —. Cogen riquísimo.
—Ay, sí, claro —dije incrédula —. Será sólo en tus fantasías, tonta.
—Es de verdad. Vi cuando papá le tiraba semen en la boca.
Me sonrojé.
—Creo que dice la verdad —Alejandro le dio una palmadita en la rodilla a mi hermana y luego movió mi mesa que estaba pegada a la pared —. Vean esto.
Nos acercamos y vimos un pequeño agujero que perforaba el muro y salía al otro lado, justo en el cuarto de mis padres.
—¿Ellos no lo saben?
—No. el hueco ya estaba cuando compraron la casa. Se ve de todo.
Para Lilian ese era el paraíso, y mientras observábamos, vimos que mis padres entraban. Por instinto nos retiramos, pero no tardó mucho en que nos volviéramos a asomar. Yo fui la primera. Vi a mi madre envuelta en una toalla y a mi padre con sus boxers. De un momento a otro ella se desnudó y sus enormes tetas quedaron al descubierto. Inmediatamente se puso en cuatro como una perrita y le ofreció el trasero a su esposo.
—¡A ver! —Lilian me quitó justo cuando nuestro padre iba a pegar la boca al trasero de su mujer.
—¿Qué ves?
—Oh, sí. De esto estaba hablando.
Alejandro y yo la dejamos mirar y nos subimos a la litera de arriba. Yo no perdía de vista su imponente cuerpo de gimnasio, y él tampoco dejaba de verme las piernas.
—Mamá se la está mamando —anunció Lilian, que para ver mejor se puso en cuatro patas y levantó el trasero. Alejandro la devoró con la mirada y luego, aclarándose la garganta, me miró.
—Te eché de menos, Jennifer.
—Y yo a ti, hermano. Sin ti ha sido horrible. Te extraño. Por cierto, qué guapo estás sin la camisa.
—Sí. Noté que hasta Tifany me tiró una mirada.
—Ella dice ser lesbiana pero todavía le gustan las penes.
—¡Mamá sabe hacer una garganta profunda!
Lilian estaba emocionadísima espiando a nuestros padres, y yo también comencé a excitarme. Alejandro, cuya pene ya se estaba asomando por debajo de su short, también se excitó. Y tres hermanos así en una sola habitación no puede acabar bien. De un momento a otro le puse a él una mano en la rodilla y le miré con lo que yo supuse era coquetería. Alejandro sonrió y dejó que mi mano recorriera su fuerte pierna, mucho más arriba hasta que casi, casi pude meter mi mano en su entrepierna.
—Vengan a ver esto —dijo Lilian, y Alejandro, que estaba más caliente por nuestros padres, me dejó con las ganas. Ahora le tocaba a él espiar y se acomodó. Lilian subió a mi litera. Se veía roja y emocionada. Me abrazó y susurró al oído —. Mastúrbame un poco ¿sí?
—Mensa. Hazlo tú.
—No, tú.
Puse los ojos en blanco.
—Alejandro está aquí —le susurré —. No querrás que te vea.
—¿Y?
La traviesa Lilian se bajó los shorts y se cubrió con las sábanas para que su hermano no la viera. Bueno, Alejandro estaba más excitado viendo a nuestros padres coger. Como yo era incapaz de dejar a mi hermana sin placer, y que además estaba excitada por todo, acepté masturbarla un ratito. Me recosté a su lado y llevé una mano a su sexo, que ya estaba tan mojado que mi mano se resbaló sobre su clítoris. Ella cerró los ojos y puso las manos detrás de su cabeza.
Comencé con movimientos circulares en el interior de la vagina de mi hermana. Sus mejillas se encendieron. Abrió las piernas un poquito para darme espacio. Yo cuidé que Alejandro no nos viera, pero él estaba más concentrado en lo que pasaba al otro lado de la puerta.
Lilian lanzó un gemido cuando pellizqué sus labios y eso llamó la atención de Alejandro, que se giró de inmediato.
—¿Qué están haciendo?
—Ehm… nada.
Mi hermano arqueó la ceja.
—¿Qué están haciendo? —preguntó otra vez y de un salto se levantó y le quitó la sábana a Lilian —¡Ay, Dios!
Nuestra hermana menor quedó desnuda, con las piernas bien abiertas. Alejandro se rio. Nosotras nos ruborizamos.
—Creo que la lesbiana no es sólo Tifany. Me voy un año y ya empiezan a estar entre ustedes.
—Es diferente —Lilian se sentó en la orilla de la litera, sus piernitas todavía separadas —. Me está enseñando a masturbarme.
—Tú lo que necesitas es otra cosa —Alejandro bajó la vista hasta el sexo de su hermana. Yo le lancé una mirada severa.
—Borra esa idea de tu mente, hermano.
—No pensaba en nada.
—Sí que lo estaba pensando —Lilian, con las piernas separadas y exponiendo su coñito no ayudaba mucho a calmar a Alejandro —¿quieres probarme?
—No, no quiere —me apresuré a tirar de Lilian hacia mí, y antes de que me diera cuenta, las dos ya estábamos forcejando como un par de niñitas en la cama. De alguna manera logré quitarle la blusa, y sus tetas quedaron a merced de cualquiera.
Ella carcajeándose empezó a apretarme los pechos y a hacerme cosquillas por debajo de la ropa. Alejandro también se metió entre nosotras para querer separarnos, y entre todos, sus manos nos tocaban. Todo fue más explícito cuando él se quedó acostado y Lilian se le subió encima. Yo, a un lado, recuperaba la respiración y me acomodaba la tanga que casi se me baja.
—Uy, así es como me gusta estar —dijo Lilian, arqueando la espalda para que sus senos saltaran más. Las manos de Alejandro se pusieron en sus caderas y luego, intempestivamente, la atrajo hacia ella y atrapó su pequeño pezón con su boca.
Eso disparó calor por todo mi cuerpo. Ver a tu hermano mayor chupándole las tetas a la menor es sin duda lo más excitante del mundo. Además Lilian ya no era una niñita, aunque seguía comportándose como tal. Una parte de mí quería detenerlos pero otra deseaba seguir viendo. Mi hermano apretujaba los senos de ella y les deslizaba la lengua a la vez. Yo tragué saliva y toqué la espalda de mi hermana, cuya piel ardía de calor. Vi como ella comenzaba a frotar su rajita encima de el pene de mi hermano.
—Uy, que dura está quedando.
—Tú la pones así.
Alejandro hizo ademán de bajarse el short, y ya estaba por hacerlo. Me pareció ver la cabeza de su pene, cuando mi madre entró al cuarto.
—¡¿Qué están haciendo?!
Lilian dio un grito de susto. Alejandro se quedó tieso y yo, aterrada. Mamá soportaba que nos tocáramos entre nosotras, las chicas, pero nunca había visto así a nuestro hermano. Vi cómo su cara enrojecía.
—Alejandro, ve a tu cuarto. Lilian, tú duermes con nosotros y Tifany viene para acá —exclamó con severidad.
La pobre Lilian recogió su shortcito corto y se lo puso. Mamá aprovechó darle una nalgada. Luego fulminó a Alejandro con la mirada y a mí lo mismo.
—Cuidado, Jennifer. Cuidado.
—Lo… siento. Estábamos jugando.
Mi mamá suspiró un poco más tranquila.
—Ay, chicos. Que no se repita.
Asentí y cuando ella se fue, me quedé recostada en la litera, con la calentura al límite e imaginando cómo se vería Lilian siendo penetrada por el trasero por el pene de Marco. La simple idee bastó para mojarme.

7 comentarios - Familia y sexo capítulo 2

Rta256
uff estuvo re bueno, me calento a leerlo. segui asi con tus historias 😁
Leona40k +1
gracias! a mi tambien me calentó escribirlo
veteranodel60
Excelente se me puso la pija como acero ,van 10 puntos
Leona40k
gracias! espero verte en el prox capítulo.
LechugaStgo +1
Cada relato se pone mejor.... Y me dan cada vez mas ganas de ver ese cuerpo que a tu hermano le encanta
Leona40k
es una historia inventada xD. no existe tal, pero se vale soñar.
vampidito
Buenísimo me pongo re-al palo
LeopoldoGomes
excelentes relatos , me calente muchisimo
pipornoxxx
Escribes re bien, me ha puesto demasiado tu relato