Mí timidez y mis tías 48

Cuando compré el billete del tren me fijé que ahora era solo billete de ida, no sabía cuando iba a volver con seguridad, había estado todo el verano con mi madre y familia ayudando un poco en el negocio de Julia, en estos meses habían pasado muchas cosas y todas buenas.
El tren llegó a su hora, subimos bastante gente, por la mañana y la noche era el peor momento para viajar, estuve mirando entre las cabezas de los viajeros por si veía a Vicenta la revisora, me habría gustado despedirme debidamente y que me hubiera encerrado con ella en el último vagón y comerle las tetas solamente, cuando me tocaron en el hombro el corazón se me aceleró y más al oír la llamada de “billetes, por favor”
Me volví pero la mano pertenecía a un señor mayor, a punto de jubilarse diría yo. Me miraba sonriente cuando me dijo.
-       Buenos días, ¿eres Manu?
-       Pues… sí señor, soy Manu, ¿quería algo de mí?
-       No, solo darte un recado de mi compañera Vicenta, la he sustituido hasta que me jubile, mientras ella estará en mi ruta que es más agobiante.
-       Ah! gracias, siento no ver a Vicenta, precisamente estaba buscándola.
-       Me lo imagino, es muy guapa, me ha dado esta nota para ti.
Era un sobrecito con una nota, sólo me decía que si quería volver a verla le llamara a su teléfono cuando pudiera.
-       Gracias señor, si la ve dele recuerdos, yo le llamaré cuando pueda.
-       El Jefe de tren siguió su revisión de billetes y ya no le vi en todo el trayecto.
Cuando llegué era pronto, no me entretuve en nada y fui rápido a casa de Ana, tenía mis llaves pero la puerta estaba cerrada por dentro y tuve que llamar, lo hice suavemente con los nudillos, al momento se oyó un rumor de pasos en el pasillo y la puerta se abrió con la cara de sueño de Cris diciéndome que guardara silencio.
Mi tía Cris iba con una camisa mía, me cogió de la mano y me llevó a mi habitación y cerró.
-       ¿Cómo estás Manu? Gracias por venir tan rápido, estoy muy nerviosa.
-       Pero Ana está bien ¿verdad?
-       Sí, eso creo pero está muy molesta, esta noche no ha descansado apenas, ahora se acaba de dormir ¿quieres verla?
-       Me gustaría, pero no quiero despertarla.
-       No te preocupes, quítate los zapatos y sígueme.
Yendo detrás de Cris me acordaba de su hermana Ana antes de estar preñada, tenían las tres el mismo tipo casi, mi madre también era igual, poquita cosa, poca teta, y poco culo pero un corazón que no les cabía en el pecho,
Cris abrió la habitación en penumbra de Ana, solo se distinguía el tripón que sobresalía en medio de la cama, el resto parecía plano.
Cris tiró de mí y volvimos a mi habitación, nos sentamos en mi cama y me cogió las manos.
-       Que ganas tenía de verte Manu, por unas cosas u otras nos vemos poco.
-       Yo también tenía ganas pero cuéntame cómo te trata la vida, desde la última vez ¿has tenido cambios?
-       Pues casi no, ya no he vuelto a ver a mi pareja.
-       ¿Aquella chica tan guapa? Es una pena parecía que estabais muy enamoradas.
-       Pues algo pasaría porque se fue con un amigo y me dejó sola, lo he pasado muy mal desde entonces, no he salido con nadie y estoy histérica.
-       ¿Quieres decir que no has tenido sexo desde entonces?
-       Ni una sola vez, bueno sin contar cuando te quedaste conmigo y follamos pero eso no cuenta.
-       Sí que lo siento, no sé cómo habrás podido aguantar tanto tiempo sin sexo.
-       Ya ves, porqué me he matado a pajas, tengo los dedos morados de meterlos en mi coño, ¿a ti no te pasa lo mismo?
-       La verdad no, hasta ahora tengo suerte, pero no creas…
-       No sé si debo contártelo pero siempre que me masturbo me acuerdo de ti, es como si te tuviera encima y me corro enseguida, cuando pienso en tu polla me derrito.
-       ¿Y cuando estás con tus novias no te apetece una polla?
-       Pues lo cierto es que no, cada cosa es diferente, me gustas las mujeres, su dulzura, su sensibilidad, follan de una forma distinta, saben en cada momento donde darte placer pero no por eso no desprecio un hombre, su dureza y a la vez su trato cariñoso, haciéndote sentir como una reina, la potencia de su polla invadiéndote y a la vez dándote su leche caliente con entrega, ya ves me gustan los dos, y me corro con los dos igualmente pero como tú no hay ninguno, sabes que te tengo en un pedestal aparte, cuando hemos follado ha sido más aún el trato que me has dado lo que me ha hecho gozar contigo, eres mejor persona aún que amante y eso que en la cama eres un dios.
-       Me gusta lo que me dices Cris, te veo más animada.
-       Y tanto, como que me estoy mojando nada más de hablar contigo, no se me olvida la última vez en mi casa.
-       Es cierto, estabas muy mal y me alegró de haberte animado un poco.
-       Mmm con el polvo que me diste me resucitaste casi, jajaja y hablando de todo un poco, ¿cómo tienes la polla ahora?
-       Cris, no me preguntes lo que ya sabes.
-       ¿De verdad? A ver.
Cris sabía de antemano cómo estaba, sentada frente a mí con mi camisa que no cubrían la mínimas bragas y con las piernas desnudas y cruzadas no podía esperar otra cosa que estuviera empalmado, su mano fue directamente donde aparecía el bulto y me lo apretó, sin soltarlo me echo hacia atrás en la cama, me tapó la boca para que no hiciera ruido y me besó comiéndome la boca, la camisa que había cogido de mi armario se la quitó de dos estirones quedándose con las braguitas a florecitas.
Cuando dejó de besarme para tomar aire me ofreció sus pequeñas tetas a mi boca, sabía que me encantaban y aunque no eran grandes tenían los pezones hipersensibles (marca de la casa).
A horcajadas sobre mí sacó mi camiseta a estirones, se dio la vuelta dándome la espalda y me quitó los pantalones a la fuerza, cuando metió la mano debajo del bóxer miró hacia el techo con los ojos cerrados.
-       Aaah! Cuanto tiempo soñando con esta polla, pero ha valido la pena.
Se escurrió sobre mi pecho y se metió el capullo en la boca, su culo avanzó sobre mi pecho hasta alcanzar mi cara, aparté las bragas a un lado y admiré los labios del coño de Cris, me imaginé las bocas que lo habría lamido y chupado; Cuantas mujeres y hombres habrían degustado los jugos espesos de la vagina de mi tía, no quise calcular lo incalculable y me uní a la lista, estaba sabrosa, en el rato que estábamos hablando se había humedecido lo suficiente para que mi lengua sacara espuma blanca de su interior, entre sus muslos el olor a gel de baño de mi tía Ana que recordaba también.
Cris me estaba dando una mamada magistral, no había ningún rincón de mi polla y mis huevos que no lamiera o chupara con deleite, por eso el progreso en la erección fue alarmante.
-       Mmm, es una pena que esto se desperdicie.
Se dio la vuelta y antes de dejarse caer sobre mí se quitó un camal de las bragas, en su muslo quedó la otra mitad colgando, no hizo falta lubricarse con saliva, mientras yo mantenía la polla vertical ella se echo hacia atrás, se apoyó en mis talones y se dejó caer, le entró limpiamente hasta el fondo.
-       Mmm, Manu esto es lo que yo necesito, tu polla me hace olvidar todos mis problemas, te noto dentro como si me inyectaras vitalidad, prométeme que me ayudarás cuando lo necesite.
-       Por supuesto Cris, no hace falta que te lo diga, estoy a tu entera disposición.
Mi tía saltaba sobre mi queriendo saborear la verga que tenía dentro del coño, con los ojos cerrados se concentraba para grabarlo en sus más íntimos recuerdos, quizá por eso no se dio cuenta de que la puerta no estaba cerrada del todo y al entreabrirse un poco mi tía Ana se asomaba al oír el ruido que la había despertado.
La vi sonreír fugazmente y volver a juntar la puerta, Cris seguía saltando hasta que se corrió violentamente, apenas la pude sujetar para que no se cayera sobre mí, un ruido sin duda involuntario se oyó en la cocina, Cris dio un salto y se levantó dejándome la polla mojada y tiesa, apenas podía ponerse las bragas y salir a ver si Ana estaba bien, cuando lo hizo se dio cuenta de que no se había puesto mi camisa, en el salón se encontraron las dos hermanas, Ana se había quitado el leve camisón que le presionaba la barriga y Cris solo con las bragas y vueltas el revés.
Se miraron y no sabían que excusa poner pero al entrar yo en escena con la polla hacia delante las dos estallaron en una carcajada.
Ana me abrazó, se alegraba mucho de verme y me agradecía la rapidez que había venido, el tacto de su cuerpo me gustó, me estrechaba con mucho cariño y no dijo nada cuando le mojaba el pubis con los jugos de Cris, al separarnos me miró la polla, estaba reluciente y cogiendo a Cris de la mano le dijo.
-       Toma Cris, creo que esto te lo has dejado a medias.
-       Lo siento Ana, no sabía que te había despertado.
-       Ha valido la pena, ver a mi hermana lesbiana follando con un hombre ha sido especial, y que hombre Cris, no es ninguna tontería.
-       Ya lo sé bien, por eso no he podido resistirme, espero que pronto cambie mi suerte, ahora estoy tonteando con un chico que conocí en la oficina, parece buena persona aunque un poco tímido.
-       Ya te cuidarás de quitarle la timidez, ya ves a Manu, también era un poco tímido, jajaja.
-       Y creo que no le va mal con la timidez.
-       Vosotros haced lo que queráis, pero yo me vuelvo a la cama, se me cargan las piernas.
Era curioso ver la postura de mi tía Ana al andar, con una mano en los riñones y la espalda arqueada hacia atrás trataba de equilibrar el peso de su vientre, el ombligo se le había salido un poco y parecía el pezón de una teta gigantesca.
Cris me miró, estaba pensando en terminar en mi habitación lo que habíamos empezado pero vio que mi polla había bajado y me propuso acompañar un rato a Ana.
Mi tía estaba en el centro de su cama, hacía calor y se quedó sobre las sábanas, Cris subió a la cama por un lado y yo por el otro, Ana se alegró que prefiriéramos estás con ella y nos abarcó con sus brazos en el cuello, nos cobijamos sobre su pecho, estábamos disfrutando de un momento feliz de intimidad, desde la posición que estábamos solo veíamos las tetas de Ana y detrás el vientre con la piel completamente dilatada, a un gesto de Ana vimos como una serie de bultos y huecos se sucedían en la tripa, Manuel se estaba acomodando mejor o quizá también quería participar del momento.
Ana nos besó en la frente a los dos, instintivamente le besamos en los lados de la teta que teníamos pegada a nuestros labios, mi tía nos apretó contra ella se sentía protegida y nos volvió a besar pero esta vez más fuerte, nosotros le correspondimos igual, frente a mis ojos vi como la teta se ponía tersa las venitas azules se marcaron y el pezón se irguió saliendo entre la areola rugosa.
-       Hermana tienes más sensibilidad que yo, se te han puestos las tetas durísimas, me encanta como te han crecido, me gustaría chupártelas.
Ana por toda contestación nos atrajo hacia ella y puso nuestras cabezas casi juntas, cada una tenía el pezón al alcance de su boca.
Cris no mentía, primero tímidamente lamió con la punta de la lengua, al ver que el pezón salí todavía más se animó y lo rodeo mojándolo, cuando puso sus labios cubriendo la areola absorbió y todo el circulo desapareció en sus labios, yo preferí morder la areola y lamer el pezón dentro de la boca.
Ana no se movía, con los ojos cerrados disfrutaba de las caricias que le dábamos, notábamos como su pecho subía cogiendo más aire, nos aflojó las cabezas y nos pusimos de rodillas a su lado, cada uno nos pegamos a una teta como los gatitos recién nacidos.
Ana bajo nuestras bocas se movía al ritmo de las lamidas, con sus manos atrapó las tetas de Cris y mi polla que colgaba otra vez dura.
Cris también arqueaba su cintura agradeciendo las caricias de su hermana, sabían bien cómo provocar más placer, ya tenía mucha experiencia con sus amantes femeninas pero Ana tenía un sexto sentido sobre todo para el sexo.
Los pezones estaban rojos de chuparlos cuando me separó del mío y se lo dejó a su hermana, imaginé que le daba más gusto y se lo cedí gustosamente pero Ana tenía otra idea, me fue tirando de la polla, sin dejar de menearla y me acercó a ella, cuando me tuvo a su lado la dejó sobre su estómago y siguió pajeándome, me miraba a los ojos controlando mis reacciones y cuando me iba a correr bajaba la frecuencia, me tuvo así en el máximo nivel mientras Cris atendía las dos tetas, pasaba de una a la otra sin dejar que los pezones bajasen de excitación, me habría gustado colaborar con Cris y acariciar a Ana entre sus piernas pero respetaba su estado, no quería perjudicarle para nada aunque con las piernas plegadas y abiertas se veían los labios empapados de flujo vaginal.
Cris tuvo la feliz idea de cogerme los huevos cuando estaba a punto de correrme, aunque Ana intentó frenar los chorros de leche ya habían salido como torrentes, le rocié las tetas, el cuello y como daño colateral la cara y el pelo de Cris.
Mi tía no se amilanó y fue lamiendo y tragando la leche que se escurría por los lados de Ana, con los goterones que quedaron en el canalillo Cris los reunió y pasando un dedo se los acercó a la boca a Ana.
Mi tía preñada no solo lamió el dedo de su hermana sino que se lo chupó dentro de la boca, Cris me miraba mientras se lo metía y se lo sacaba como si fuera mi polla, aunque había acabado de eyacular Ana seguía moviendo mi verga hasta que languideció entre sus dedos, los tres no quedamos dormidos, sobre el cuerpo de Ana no se notaban señales de semen, Cris lo había relamido todo.
Cuando desperté se olía el aroma de la comida, Ana ya no estaba con nosotros y se oía trastear en la cocina, Ana se volvió hacia mí y me dio un beso en la boca, al momento Cris desde el comedor nos llamaba a la mesa.
Cris se marcho a su casa después de lavar la vajilla, yo le ayudé a secar todo, cuando se despedía en sus ojos asomaban unas lágrimas, Ana estaba igual y yo con un nudo en la garganta, se abrazaron y nos hizo prometer que le tendríamos informada de cualquier cambio, no quería que estuviéramos solos, Ana nos enseñó la maleta que tenía preparada desde hacía unos días en la puerta para salir rápido si era menester para tranquilizarnos, según ella estaba todo controlado.
Me acosté pronto, mi tía estaba cansada, me culpaba por haberla excitado sin necesidad aunque sabía que había sido muy feliz sintiéndonos a su lado, no me podía dormir, estaba acostumbrado a tener a mi madre cerca a solo un metro, ahora estaba sólo y con una responsabilidad que me superaba, no creía que era la persona idónea para controlar lo que se venía encima, sólo deseaba que mi tío viniera pronto.
Me levanté y en el comedor abrí la tableta y me puse a tontear con las redes, contacté con mi compañera Asun, a pesar de que hacía meses que no la veía me gustó ver su bonito rostro.
-       ¡Hola Asun!, ¿cómo estás?, cuánto tiempo…
-       Hola Manu, si ha pasado mucho tiempo, ¿estás en la ciudad?
-       Si, acabo de venir aunque no lo esperaba, estoy cuidando de mi tía Ana que está a punto de dar a luz.
-       Eres un gran chico, yo ya estoy preparando las cosas para ir a clase, empiezan muy pronto.
-       Te quería llamar para quedar y que me explicases como están las cosas ¿tu madre está bien?
-       Si desde luego, me pregunta mucho por ti, ¿qué haces ahora?
-       Nada, estoy en el sofá repasando el correo y demás, ¿y tú?
-       Estoy en mi habitación, mojada…
-       Ah, ¿acabas de ducharte?
-       No tonto, estaba pensando en ti.
-       ¿Y por eso estabas mojada?
-       Claro y mis dedos también, ¿Qué ropa llevas?
-       Oh pues… el pantalón del pijama, me había acostado pero no podía dormir.
-       ¿Me puedes hacer un favor?
-       Claro lo que quieras.
-       Quítate el pantalón ese, y dime que ves.
-       Mmm, que mala eres Asun, mejor que lo veas tú.
-       Ya veo que sigues en forma, ¿sabes lo que haría yo con eso? Metérmelo en esto que ves.
-       Qué coño tan lindo Asun, te metería la polla así como está, y sabes que me puede crecer más…
-       Ya casi la siento, noto como me entra abriéndome los labios, me gustaría chupártela.
-       Y a mi comerte el coño ah! y las tetas.
-       Ya creía que te olvidabas de ellas, ¿quieres verlas?
-       Por supuesto ya sabes lo que me gusta lamerlas.
-       Pues ya están duras como a ti te gustan, me estoy pellizcando los pezones como tú lo haces.
-       Y yo tengo la polla cogida con toda la mano, noto las venas entre los dedos.
-       Manu, estoy muy mojada, ¿qué hago?
-       Métete dos dedos.
-       Ya los tengo dentro.
-       Pues acaríciate el clítoris, imagina que te lo estoy chupando.
-       Lo noto, tienes la lengua caliente y áspera, me brilla y está duro como tu polla, ¿Cómo tienes el capullo?
-       Lo tengo rojo, casi morado.
-       ¿Y los huevos?
-       Pegados a la polla y llenos para ti
-       Me gustaría que me hicieras lo que más te guste.
-       Todo me gusta, pero ahora me gustaría ponerte de rodillas y metértela por detrás.
-       ¿Pero en el coño o en el culo?
-       Donde prefieras, ahora la polla está tan dura que me duele, igual no podría por el culo.
-       Yo te ayudaría, me gusta oírte detrás haciendo fuerza para abrirme el culo, cuando me entra me arde todo pero te oigo suspirar feliz.
-       A mí también, aunque cuando te le meto por el coño noto más tus pliegues y el fondo de la vagina, me gusta empujar y notar como cede a mi presión.
-       Manu…
-       Dime cielo…
-       ¿Me dejas correrme, como estás tú?
-       Yo estoy muy bien a punto también.
-       Pues te espero, me gusta que nos corramos juntos, enséñame cuando te salga la leche.
-       Y tú también, quiero ver tus dedos dentro de tu coño mojado.
-       Te lo prometo cariño, aaah, siiii!
Me corrí sobre el vientre, la leche me llegó al pecho mientras enfocaba un primer plano.
Cuando apagué la tableta tenía los ojos deslumbrados por el brillo de la pantalla, al adaptarme a la oscuridad vi a Ana de pie a mi lado con cara dolorida, con una mano se sujetaba el vientre y con la otra a la mesa.
-         Manu acabo de romper aguas.
Fue como cuando suena la sirena de alarma en los submarinos, salté como movido por un muelle, abracé a mi tía, anduve de un lugar a otro, no sabía qué hacer hasta que Ana me sujetó sonriente.
-       Tranquilo Manu, tranquilo no pasa nada, ahora vamos a prepararnos y sin prisa no acercamos al hospital, voy a llamar a la comadrona.
-       Si Ana sí, lo que digas.
Intenté sosegarme pero no era fácil, lo primero ayudé a mi tía a vestirse, todavía iba desnuda desde la mañana le puse las bragas como pude, decididamente se me daba mejor quitarlas, le iba a poner el sujetador pero me cogió la mano y mirándome me la apretó, una mueca de dolor se marcó en la cara, estaba más asustada que yo, la poca tranquilidad que tenía se me evaporó y cogiendo mi ropa me metí dentro de ella como pude, cogí la maleta y llame un taxi.
Cuando llegamos al portal, ya estaba el coche esperando, le di gracias al cielo y acomodé con cuidado a Ana y su bombo.
Le prometí al taxista una propina si volaba al hospital, cuando la cogió me dijo que una chica había parido en el taxi y que él la había atendido, los nervios se me desbocaron.
A la entrada de urgencias ya esperaba un camillero, Mónica la ginecóloga amiga suya ya estaba allí y lo había preparado todo, cuando se la llevaron me derribé en un sillón de la sala de espera, cuando me serené vi que no estaba solo, tres hombre más estaban nerviosos paseando de arriba abajo, uno de ellos no pudo aguantar más y nos dijo que iba a fumar un cigarrillo en la escalera de incendios.
Al rato una enfermera salió y lo llamó, ya era padre, nos quedamos helados los demás, la chica hizo una cara que asustaría a un ogro, cuando al poco volvió y se lo contamos se daba bofetadas el mismo.
Los otros fueron entrando al saber que ya habían ido pariendo, ya solo quedaba yo y una mujer, me contó su vida, su hija era muy joven, madre soltera y con unos problemas económicos graves, yo no estaba para dramas y cuando salió la enfermera rogué que llamaran a la señora pero no, me llamó a mí.
-       ¿Usted es Manu?
-       Sí, claro que soy Manu, ¿ya ha dado a luz?
-       No todavía no pero quiere que esté con ella en el parto, ¿es usted el padre?
-       ¿Yo el padre?, no desde luego que no, soy su sobrino.
-       Es que me ha dicho que entrara su hombre y he pensado…
-       Uf, vaya con Ana, aunque sí que me gustaría, casi lo soy.
-       Pero ¿no es su sobrino?
-       Si claro, yo ya me entiendo.
Me vistieron de verde hasta la cabeza, cuando vi a Ana casi no la reconozco, estaba lívida, sudando, con las piernas encogidas y abiertas, alguien que no sabía si hombre o mujer estaba entre sus muslos hurgando, me pusieron a su lado y Ana me cogió las manos fuertemente, estaba asustada y dolorida, le besé en la frente pero ella buscó mi boca y me dio un beso largo, todos los que habían de verde se miraron, lo único que se veían eran sus ojos y giraban de uno al otro.
Fueron unos minutos laaargos, Ana empujaba y empujaba a las órdenes de los médicos, yo le sujetaba las manos y le secaba el sudor de la frente y del pecho, el de verde que estaba frente a su vagina la animaba.
-       Empuje, ya casi está, es rubio como su sobrino, bueno… y como usted.
La voz era de mujer pero todos se volvieron a mirar, de momento todos se movieron de golpe, ya aparecía la cabeza y unos segundos después estaba en sus manos.
-       Enhorabuena, es un chico, ¿lo sabía usted?
-       Pues claro y se llama Manuel, como yo.
Por tercera vez se volvieron a mirar, sus ojos expresaban de todo, desde asombro hasta risa.
Cuando vi a Manuel por primera vez sentí que me flojeaban las piernas, aun estando ligado a su madre me pareció precioso, le devolví el beso a Ana, estaba desfallecida pero me lo agradeció, le dije que era maravilloso y que ya lo quería, mi tía cerró los ojos y empezó a llorar.
Me hicieron salir para terminar con los protocolos pero yo salía henchido de gozo, las puertas me parecían estrechas y al salir a la sala de espera vi a la señora que estaba esperando aún.
-       Soy padre señora… bueno primo, se llama Manuel y es un encanto, me voy a la cafetería a celebrarlo, ah! y usted no se preocupe, todo saldrá bien, ya lo verá.
Cuando se abrió la puerta ya iba la camilla con la madre y el bebé en sus brazos, ya tenía buen color de cara y el niño iba con los ojos abiertos curioseando ya, la acompañe a la habitación y cuando nos dejaron solos le acaricié la carita sonrosada.
Al momento se abrió la puerta y apareció mi tío Jorge con la cara demudada, acababa de llegar y no había perdido el tiempo, se arrodillo junto a la cama y besó a su mujer, cuando ésta le enseño a Manuel le quiso acariciar pero el niño le cogió un dedo, su padre se quedó asombrado y empezó a llorar como si fuese él el recién nacido, se abrazó a Ana y al niño, los tres lloraban cuando salí al pasillo.
Cuando salió mi tío a buscarme aún tenía los ojos enrojecidos, me abrazó casi asfixiándome, me besaba y me estrujaba, estaba feliz, yo también había esperado este momento y este encuentro, estaba seguro de que los nubarrones que amenazaban la relación de mis tíos acababa de disiparse, me lo confirmó la cara de Ana al volver a la habitación.
Cuando la médica le dijo que podía intentar darle pecho yo estaba a su lado, mi tía sacó orgullosa su teta, estaba hinchada como nunca, con dos dedos la apretó y por el pezón aparecieron unas gotas blancas, se me nublo la vista, aquellos pezones tantas veces chupados, lamidos o mordidos por mí ahora iban a alimentar a mi primo Manuel, el crío parece que me lo notó y se aplicó a chupar, lo hacía muy bien, mi tía me cogió la mano y delante de la médica me dijo.
-       Lo hace como tú, míralo.
La doctora hizo como que no había oído nada pero su expresión era de lo contrario.
El ramo de flores que trajeron con una nota de Jorge casi no entraba por a puerta, su cara era igual de expresiva con una sonrisa de oreja a oreja, fueron unos pocos días lo que estuvo en el hospital, por suerte todo fue bien, cuando nos íbamos para casa en el pasillo vi a la señora del paritorio.
-       ¿Qué tal, cómo ha ido todo?
-       ¡Ah, muy bien! han sido gemelas, ella también es gemela de un chico, estamos encantadas.
-       Pues sí que me alegro, felicidades abuela, jajaja.
-       Gracias, jajaja.
Llegamos a casa y Jorge se desvivía en atender a todo, la cuna, la ropita, todo lo llevaba controlado, yo ayudaba lo que podía y mi tía se levantó pronto, tuvo una recuperación muy rápida, yo llamé a mi madre enseguida y se oían los gritos de alegría de Julia y Lisa, acordamos que vendían el fin de semana, también llamé a Cris, me dijo que vendrían juntas.
Ana estaba sentada en la cama, con las tetas al descubierto y a Manuel chupando de una, mi tío estaba embelesado mirando a los dos, me cogió de la mano y con la otra a su mujer.
-       No puedo esperar más…
Nos quedamos helados, no sabíamos a qué venía esto.
-       No puedo esperar más para pediros perdón a los dos, sobre todo a ti Ana, me doy cuenta de lo mal que te lo he hecho pasar, te he dejado de lado todo este tiempo y no merezco tu perdón pero como excusa te diré que estaba agobiado, la situación me superó, todo lo veía negro y eso ha sido imperdonable, te juro delante de las personas que más quiero que eso se acabó, nunca más volveré a portarme así.
Respiré tranquilo, mi tía alargó el cuerpo sin apartar el niño para besarlo, me volví para darles intimidad pero Jorge me cogió del brazo y me atrajo junto a ellos, nos abrazamos los tres.
-       Manu, tú eres una persona muy importante para mí y para Ana, lo sabes bien y te agradezco que la hayas cuidado mientras yo la abandonaba casi, ahora es tiempo de reconocerlo y te aseguro que eres uno más en nuestra familia en todo, ¿me entiendes? en todo, sé desde hace mucho que tu tía es para ti más que una tía, es Ana y eso no debe cambiar, el cariño que os profesáis es una cosa muy hermosa, y si ese cariño es total me alegro mucho, sé que en el corazón de Ana cabemos los dos y ahora los tres, lo tiene muy grande y cabemos todos.
Ana me miraba asombrada, sabíamos que Jorge intuía que después de haberla preñado no se había terminado nuestra relación pero ahora era él quien quería compartir conmigo a su mujer, con todo la naturalidad, sin ninguna condición, fue una prueba de amor que abracé a mi tío.
Ana nos cogió las manos a los dos, las juntó y nos besó en ellas, no fue un beso cualquiera, noté que era un beso que podía compararse con uno dado en la boca en un momento de pasión.
Ya la situación se fue normalizando, mi tío iba a trabajar normalmente y yo atendía a Ana, procuraba que no le faltara nada, el niño se portaba bien, solo lloraba cuando quería mamar y cuando iba sucio, yo lo cambiaba cuando podía, me estaba haciendo un experto.
-       Manu ¿has desayunado ya?
-       No Ana, todavía no, luego lo haré.
-       Lo digo por si quieres hacerlo ahora, ya lo tengo preparado.
Me volví hacia Ana, me esperaba con las tetas goteando, para que no tuviera dudas se apretó los pezones y salieron unos chorritos de leche blanca.
-       Qué maravilla, tus tetas manando leche, me encanta verlo.
-       A mí siempre me ha encantado ver a tu polla hacerlo también, ahora me toca corresponder.
-       Pero no quisiera quitarle la ración a Manuel.
-       No te preocupes, hay para los dos o mejor para los tres.
-       ¿Jorge ya la ha probado?
-       Si, esta madrugada cuando le he dado una toma a Manuel se la he ofrecido, me ha mamado de la derecha, ¿quieres tú la izquierda? Manuel ya no quiere más de momento.
Volvió a apretar los pezones y casi me moja la leche que le salió, me acerque a ella, no sabía cómo ponerme y ella se sentó en la cama, me puse a su lado y me tumbó sobre sus piernas, mi cabeza estaba al alcance de las dos pero me dio de la izquierda, no acertaba al pezón y ella misma me lo puso entre los labios, chupe y poco a poco iba entrando a mi boca, cuando cogí práctica ya succionaba con avidez.
-       Ssssht tranquilo, que no se acaba y me vas a dejar sin pezón, luego tu primo te pedirá explicaciones, jajaja.
Chupe con más calma, ya entraba cantidad y me salía por la comisura de los labios, cuando creí que era suficiente mi tía me beso y me dijo.
-       Ahora estoy en la cuarentena, debo guardar cuidado un tiempo para reponerme pero tú serás el primero en entrar en mí.
-       Ana ¿no es más adecuado que sea Jorge el que tenga ese honor?
-       No Manu no, el honor es tuyo, te lo has ganado, es mi pequeña venganza para Jorge.
El día que vinieron del pueblo estaba nervioso e impaciente, había ayudado a arreglar la casa y estaba todo preparado, cuando sonó el timbre de la puerta fui a abrir yo, mi tía se había quedado con Manuel en el salón, a su lado su marido.
Entraron como un ciclón, mi madre apenas me dio un beso y fue corriendo a ver al niño y a su hermana, Julia detrás de ella y Lisa mi prima se entretuvo un poco más, me abrazo apretando sus tetas contra mí, Cris pasó detrás, había quedado con ellas en el portal y no se le escapó el abrazo de mi prima, en el rellano de la escalera pude ver a Benito, me alegró mucho de verlo, él las había traído a todas del pueblo pero cuando fue a entrar se paró y dejó paso, de detrás de la puerta salió Alba, me quedé extasiado, había venido también y estaba más guapa que nunca, se abalanzó al cuello y me besó como si hiciera años que no me veía, tuvo que ser su padre quien puso un poco de orden.
-       Vale chicos, que la vida es larga, vamos a ver a Manuel.
En el salón todo eran exclamaciones de alegría, mi tío Jorge no sabía a quien a tender, mi madre miraba alucinada por el cambio de su cuñado, Cris me dijo que había conocido a Alba abajo y que le había encantado y que su padre también le gustaba para Clara, me insinuó si había follado con Alba también, cuando disimulé mirando al techo Cris me pellizcó en el culo.
Estuvimos un rato largo charlando, Jorge sacó una bandeja con pasteles y bebidas, todos comíamos cuando Manuel reclamó su ración, Ana simplemente se sentó en el sofá y se abrió la bata que llevaba, las dos tetas quedaron al aire, presumía de ellas, mi madre las miró y me miró, sabía de mi adoración por los atributos femeninos y aquellas lo tenían todo, una por una hicieron lo mismo, Lisa se mordió el labio cuando me miró, Julia se apretó una suya y Cris estiró la blusa que llevaba marcando sus pezones duros, Alba simplemente se abrazó a mi por detrás, en la espalda noté la dureza de las suyas.
Cuando Manuel dejó casi vacías las mamas de su madre empezó a llorar desconsoladamente, cada una daba una opinión pero la más acertada fue la de mi madre.
-       El niño se ha hecho caca.
Jorge cogió al niño y lo dejó en el cambiador, se puso a desnudarlo él pero demostró su falta de costumbre, todas las mujeres lo abuchearon entre risas a la vez que reclamaban que fuera yo el que cambiara el pañal a Manuel, haciéndome el experto me acerqué y le quité el pañal sucio, desde luego el crío comía bien, ¡que pastelón llevaba!, lo limpié con cuidado y cuando iba a ponerle el pañal limpio Alba me ayudó, Manuel no pudo elegir un momento peor y de su pollita salió una fuente de pipí que nos mojó a Alba y a mí.
Las carcajadas llenaron la casa pero entre todas las voces destacó la de mi prima Lisa.
-       Eso es como el ramo de novia en las bodas, ¡vosotrostendréis el próximo!
Hubo un silencio pero el aplauso de Benito hizo que todos le siguieran, Alba y yo nos miramos, estábamos colorados de vergüenza, no sabíamos que hacer pero Alba los acalló rápido, me rodeo con sus brazos y me besó en la boca.
La reunión se animó mucho y la tarde se hizo corta, en la cocina mi tía me miró a los ojos.
-       Me encanta Alba para ti.
-       Y a mí, pero soy muy joven para ella y debo estudiar.
-       Pero el tiempo pasa volando y ella sabrá esperar.
-       Uf Ana, me has dicho lo que yo quería oír, lo pensaré seriamente.
Cuando se despedían mi tía alzo la voz y dijo.
-       Un momento Alba, ¿no te apetecería quedarte hasta el lunes con nosotros? Mi marido me lo acaba de decir (no era verdad).
-       Todas las miradas enfocaron a Alba pero su padre carraspeó y dijo.
-       Creo que no es conveniente Ana, te lo agradecemos pero mejor otro día que estés más recuperada.
-       Pues a mí sí me apetece papá, me quedo con Manu.
Continuará

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