Mario, el vecino - Encuentro final

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Advertencia:
Todo lo aquí relatado forma parte de mis vivencias personales a lo largo de mi vida. Los nombres de los personajes fueron deliberadamente cambiados para proteger a los verdaderos protagonistas de los hechos acontecidos. Es un relato autobiográfico.

 
 
 
Llegó el domingo y me levante más temprano que de costumbre con una excitación increíble. Me costaba creer que todo mi estado era debido a lo sucedido el día anterior con Mario, pero me sentía como adolescente en celo. Me dispuse a leer el diario que encontré debajo de puerta mientras imaginaba una y mil cosas que suponía que sucederían antes de traer la biblioteca a casa…
 
Mis hijos se levantaron temprano ya que a las 8.00 hs. partieron rumbo a lo de un amigo, que juntos con otros irían a comer un asado a una casa-quinta de las afueras. Cuando mi esposa se levantó a eso de las 8.30 hs., preparé el desayuno para ambos y ella me dice que quedó para las 9.00 hs. con Roxana para ir al Shopping. Entonces se produce el siguiente diálogo…
-“¿Piensan abrir el Shopping…?”
-“Queremos aprovechar para comprar durante la mañana que hay poca gente y después quedarnos a almorzar en el patio de comidas...”
-“¿Y a qué hora piensan volver…?”
-“No sé. Seguro que a media tarde y espero que ya para ese momento hayas traído a casa la biblioteca junto con Mario…”
-“No te preocupes, ayer arreglé todo para traerla antes del mediodía...”
 
A las 9.00 hs. mi esposa saca el auto del garaje y observo que Roxana ya estaba en la vereda de enfrente esperándola y Mario asomado en su puerta con un short y una musculosa, me saluda y me hace una seña como para que cruce cuando ellas se vayan. Roxana sube al auto, se saluda con mi esposa, nos tiran un beso a ambos y parten rumbo al shopping…
Con Mario nos quedamos mirando como parte el automóvil, cada uno desde el umbral de la puerta de cada casa y luego de cruzar miradas le digo…
-“Dame 5 minutos y ya cruzo...”
-“Ok...”
 
Entro a casa y decido cambiarme de ropa. Me saco el jean y e lbóxer que tenía puesto, y me visto solo con un short y una remera. Coloco un par de preservativos en el bolsillo, tomo las llaves de la puerta de calle y salgo. Me di cuenta que Mario me espiaba desde la ventana del living escondido detrás de la cortina. Cierro con llave y cruzo la calle. A propósito, para que me vea, me sobo la verga por encima del pantalón para que se note mi semi-erección…
 
Entro a su casa y yo creía que comenzaríamos a franelearnos para terminar cogiendo, pero él tenía otro planes. Me dice con voz y pose de marica…
-“Rápido... Te ayudo a cruzar con la biblioteca y luego volvemos, nos tomamos unas cervezas y tenemos el resto de la mañana para nosotros...”
-“Dale… Empecemos lo más pronto posible…”
 
Cruzar el mueble no nos demoró más de 10 minutos. Cierro con llave mi casa y volvemos a la de Mario. No bien entramos me dice…
-“En la heladera están las cervezas… Toma una y espérame en el sofá que me doy una ducha rápida para sacarme la transpiración… Ya vuelvo…”
 
Era justo lo que necesitaba oír para darme cuenta de hasta donde estaba de excitado. Mario se iba a dar una ducha, y solo el hecho de imaginármelo desnudo bajo el agua, todo enjabonado y con su pija semi-erecta, hacía que la mía estuviera a punto de explotar, tenía las pelotas que me dolían de la calentura que tenía.
-“Si, te esperare aquí, así podrás darte la ducha… No quiero molestarte…”
-“No molestas... Además luego podemos ‘jugar’ un rato…”
-“Si, claro… Entonces no te entretengas mucho en la ducha…”
 
Mario se dirigió hacia el baño y yo a la heladera, tome una cerveza, volví al living, me senté en el sofá y puse la televisión para distraerme, pero yo seguía más caliente que un mono, y el ruido del agua en la ducha no ayudaba a que mi verga bajase, todo lo contrario me lo imaginaba ahí todo dispuesto para mí y me ponía a mil. Así que empecé a masajearme la pija por encima del short, y así poco a poco, acabe con la prenda en las rodillas y machacándome la verga pensando en él. Era muy claro que hoy era él quien quería tomar la iniciativa, y yo estaba decidido a dejarlo hacer para saber que se proponía…
 
Y así estuve un buen rato, con mi pija ya babeando. A todo esto, Mario había salido de la ducha vestido con un short similar al mío, que no tapaba mucho su erección. Mi verga no iba a bajar de su estado ni en broma y cada vez estaba más caliente. Se sentó a mi lado, me miro a los ojos y acercó su mano a mi paquete, tomando mi endurecida pija en toda su extensión…
-“Hmmm… Esto está peor de lo que yo pensaba, estas demasiado caliente...”
-“¡Eh…! Si… Si...”
-“Tu esposa debe ser toda una campeona para poder tragarse toda esta pija, es mayor que la mía y mi mujer apenas si puede con la mía... ¡Y eso que es más chica que la tuya…!”
 
La situación estaba de lo más rara pero yo opte por dejarme llevar, veía a Mario con poca intención de soltármela. Lo mire con ojos de lujuria, y se notaba que él estaba deseando, hice un movimiento de mi pelvis, lo que hizo que su otra mano acariciara también mi verga. Intentando provocarlo le digo…
-“Tu mujer no sé si puede tragarse una pija como está, pero ayer hubo alguien que se tragó esta verga y supo muy bien que hacer…”
 
El solo sonrió levemente, y note como sus dedos se enroscaban más en mi pija, y como la apretaba con ganas…
-“Me parece saber quién es el que sabe tratar una pija como esta…”
 
Esas fueron sus últimas palabras, Mario se lanzó directo a mi verga, y yo me deje hacer. Comenzó a chupármela y mordisqueármela, el muy puto sabía cómo hacerlo, mientras yo acariciaba su cabellera. Él sabía lo que hacía y era clarísimo que se había comido muchas pijas, me hacía arquear la espalda en cada lamida, recorría con su lengua desde la base de mis huevos hasta la punta del glande, chorreante ya de líquido pre seminal, con el cual se entretenía degustándolo con su lengua y jugueteando con él. Para acto seguido, meterse los 15 cm. de mi verga en su boca. Le dije de pronto…
-“Para... Desnúdate que quiero ver tu culito…”
-“Si, claro... Es todo tuyo…”
 
Se incorporó del sofá y pude ver como su short incluía una pija durísima, en cuya cabeza se marcaba un buen manchón de líquido preseminal. Rápidamente se lo quito y lo dejo caer al suelo. Yo sonreí satisfecho, lo acerque a mí y le rocé la pija, era más pequeña que la mía pero mucho más gorda, y metí mi lengua en su ojete al tiempo que acariciaba sus duros glúteos, eran casi perfectos, duros y bien formados…
 
Caímos ambos en el sofá y comenzamos a chuparnos mutuamente, realizando un maravilloso 69, él chupándome la verga, y yo me entretenía jugueteando con mi lengua en su ojete en el que llegue a introducir tres de mis dedos, haciéndolo excitarse de manera salvaje. Decidí que era el momento de comenzar a ser yo quien tomara las riendas del asunto. Mientras el me lamía ávidamente la cabeza de mi pija y me sobaba las pelotas, no pude más y le llene la boca con todo el semen que había acumulado, y el como buena puta no desperdicio nada. Duro tanto la limpieza de mi verga con su lengua que la misma volvió a cobrar vida. Era lo que estaba esperando…
 
Desnudos nos dirigimos los dos a su dormitorio, en cuanto entramos lo tome de la cintura y lo acerque a mí, apretando su culito contra mi entrepierna, le susurre al oído...
-“Eres todo un putito… Voy a cogerte en tu lecho matrimonial...”
-“Si, lo soy... Y es lo que estoy esperando...”
 
Nos recostamos en la cama y nos fundimos en un beso, estábamos los dos como animales en celo. Yo metía tres dedos entre los cachetes de Mario con ganas, y cada vez me ponía más caliente y tenía más ganas de cogérmelo. Lo gire violentamente, abrí sus nalgas lo más que pude y metí mi lengua saboreando su agujero, lamiéndolo y ensalivándolo, mientras el gemía y con sus manos separaba más su culito para facilitarme el trabajo. Se notaba que disfrutaba y yo lo tenía justo donde quería. Cuando lo tenía bien lubricado, empecé a jugar con mi pija, metiéndole y sacándole la cabeza de la misma en forma alternada. Él ya estaba a cien, su verga comenzó soltando grandes cantidades de líquido pre seminal y entonces comencé a pajearlo. De una estocada se la metí toda entera, y él ya estaba en la gloria, entre la paja que le estaba haciendo y mi verga bombeándolo e invadiendo su agujero, se contorsionaba de placer…
 
Agarre sus caderas y apretaba más su cuerpo contra el mío. Quería que me sintiese bien adentro. Él se había puesto la mano en la boca para no gritar, por temor a los vecinos de la cuadra. Y yo seguía con mi verga bien adentro dándole un ritmo intenso y a la vez prolongado a las embestidas. Le pregunté con autoridad...
-“¿Te gusta, putito…?”
-“¡Si…! ¡Dame más, más y más…!”
 
Acabamos los dos casi al mismo tiempo. Se la saque de golpe y acercando mi boca a su oído le susurre…
-“Ahora ya sabes cómo se siente mi pija en tu culo... Descansemos un rato y te la vuelvo a meter bien adentro…”
-“Si, dale… Voy a buscar unas cervezas...”
 
Cogimos una vez más. Nos vestimos y salí a comprar una docena de empanadas. Había llegado la hora de almorzar. Mientras volvía con el almuerzo a la casa de Mario recordaba cómo había disfrutado cada segundo de esa mañana…
 
Mario, que había preparado la mesa en mi ausencia, se lo veía feliz y sonriente. Se había cambiado de ropa y ahora llevaba unos vaqueros y una camisa. Almorzamos. Cuando decido volver a mi casa, Mario se acercó a mí tomándome el rostro y me propino un beso, nuestras lenguas se juntaron y estuvimos un buen rato en un húmedo y profundo beso…
Cruzo la calle y cuando meto mi mano el bolsillo buscando las llaves, junto con ellas encuentro los dos preservativos que había preparado. Me doy vuelta, se los muestro, se sonríe y me dice…
-“Fue mejor ‘sin’…”

 
 
 
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3 comentarios - Mario, el vecino - Encuentro final

damian_nicolas +2
Como me gustaria tener un vecino asi! La fantasia de cualquier persona 😃
TatuArgento
Yo tuve esa suerte...