Yo 24, ella 50.

Digamos que me llamo Luis. Tengo 26 años y tengo un estudio profesional.
Quiero compartir con ustedes un poquito de una aventura de novela.

Todo comenzó un dí­a de semana, en horario laboral. Me llama una señora de 70 años para que la asesore con un problema que tenía y como buen profesional fui hasta su casa para no hacer pagar un taxi a la abuelita. Una vez en su casa, charlando con ella, entra su hija al living, me saluda y el mundo se paraliza.
Una morocha de ojos color café, un metro sesenta y dos aprox., pelo negro, increíblemente elegante y fina para caminar y vestir. Sus pechos me dejaron congelado (los pechos grande son mi debilidad). Pensé que tenía 42 años como mucho, pero eran apariencias; en realidad tení­a 50.
Lo primero que me pregunte fue: "¿Que se necesita para conquistar a una mujer así?"... Al tiempo descubrí que yo solo necesitaba coraje, y que el deseo era mutuo e igual de intenso.
Hablamos de papeles, costos, números y cosas laborales con su madre y ella escuchaba atentamente. Cuando llegó el momento de despedirme les dejo una tarjeta personal a ambas, y quedamos en estar en contacto.
A los pocos dí­as me escribe un whatsapp, diciéndome que su madre no entendía mucho de temas legales y que ella se encargaría de todo. De ahora en mas, debía comunicarme con ella. (mmm será todo un placer)
Un viernes por la tarde comenzamos a ultimar detalles y finalizar los temas laborales, pero no finalizaban las ganas de charlar. Palabras van, palabras vienen, resultó que teníamos muchas cosas en común. Se hizo de noche y los whatsapp ardían, estaba claro que nos teníamos ganas pero nadie tiraba la piedra. La esperé, la esperé y cerca de las 11 de la noche pisó el palito ella y se le escapó un "También sos de boca? ah.. pero vos perfecto vos.."
¿Perfecto? ¿Como que perfecto? , la acorralé y me lancé.. "La perfecta acá sos vos, hermosa por donde se te mire, elegante como ninguna y para colmo usas un perfume que está diseñado para tu piel"
Los halagos siguieron y quedé en pasarla a buscar al día siguiente y dar unas vueltas en el auto.

Durante todo el sábado estuve algo nervioso. Me encantaba esa mujer, la sentía mucho para mi. Era tan fina, tan clase alta. De esas mujeres que suelen estar acompañando a hombres adinerados. Los nervios me comían así que decidí lavar el auto y ocupar tiempo y energía en algo útil para el encuentro.
A las 22 hs la pasé a buscar y fuimos al parque a charlar.
Sus ojos eran dos soles, su escote una montaña de almanaque, su perfume perfecto un manjar.. no podía gustarme más esta señora.
Comenzamos a charlar, hablamos su vida, de la mía. pero en cada silencio las miradas se encendían.
Como todo caballero, fui yo quien rompió el hielo acercándome suavemente hasta sus labios, pidiendo permiso en silencio, solo con la mirada... Le comí la boca como en las novelas, a tal punto que se impactó. Besos van, besos vienen, los vidrios se empañaron y el clima era demasiado perfecto para terminar ahí en el auto.. Merecíamos comodidad..
En forma de chiste le dije que había comprado un PH en la ruta, que quería que lo conozca..
Fuimos al motel y a la hora del pago, le sonrío y le digo: "estoy atrasado con las expensas, debo pagar". Cada movimiento que yo hacía ella lo controlaba con la mirada, y eso me encendía aún más. Me confesó que hacía mas de un año que no tenía intimidad, así que quería ser cuidadoso con los detalles.
Suena un tema lento, esos de telo, me pide bailarlo y como nunca en mi vida, duré mas de 15 minutos sin sacarme la ropa en un motel y rompí mi asignatura pendiente de bailar un lento ochentoso. Bailamos, nos besamos, y de a poco.. nos desnudamos. Todo con cuidado y sin parar de besarnos.

Pronto escribiré los detalles que siguieron, realmente merecen otro relato cada lujo de detalle...

2 comentarios - Yo 24, ella 50.