Crónicas de la facultad: ¿Con quién cogió May?

En una de las múltiples fiestas de mi amigo Ramón conocí a Mayte o, como a ella le gustaba, May. Es una chica de maestría de matemáticas de unos 27 años. Era difícil no notarla, porque tenía buena plática, hablaba fuerte, tenía un sentido del humor increíble y agudo, además de que transmitía una energía que te hacía sentir medio arrollado por ella. Era más o menos alta,más o menos esbelta. Ojos negros; cabello negro y muy rizado. Guapa. Poco pecho, caderas anchas y un culo increíble. Iba vestida despreocupadamente con una blusa de tirantes negra y unos pantalones de mezclilla medio raídos y muy ajustados. A su paso se veía como varias cabezas seguían la curva de sus piernas y sus nalgas. Sin embargo varios de sus pretendientes habían sido medio arrollados por su energía, pues la mayoría estábamos apenas terminando la licenciatura.


Le hablé y hubo simpatía entre nosotros. La verdad no sé si mi estrategia funcionó o tuve mucha suerte, pero bebimos un rato mientras platicábamos para después bailar un rato salsa, muy pegados. Se movía increíble. Para ese entonces ya la deseaba con ansiedad. Mientras fumábamos en la terraza me la imaginaba a ella sentada en mi cara. No importaba poder morir así mientras me la comía. Pero en fin, bailamos un poco más y para entonces,las cosas se habían calentado entre los dos. Un rato después ya estábamos besándonos ansiosamente; unos minutos después ya le estaba acariciando las tetas a través del brasier. Tomé una caja de cervezas y ella me llevó arriba, a uno de los cuartos.


Crónicas de la facultad: ¿Con quién cogió May?


Con la puerta cerrada con llave y la luz prendida comencé a medio desvestirla entre besos y manoseos ansiosos. Lo único que le dejé puesto fue su tanga roja escarlata. Ella me la chupó con maestría hasta que no pudo más y me puso el condón con la boca. Se puso de perrito y yo le di con todo,abatiendo la carnosidad de su culo perfecto a nalgadas. De todo lo que quise hacerle sólo no dejó hacerse el anal, pero no importó. Estaba más que extasiado, dándole durísimo mientras ella gemía casi tan fuerte como la música.A pesar de que ella tenía más experiencia, por un momento me sentí en control.Pero pronto fui víctima de mi arrogancia cuando ella me montó. En esa postura se sentía tan delicioso penetrarla que en unos pocos minutos me sentí al borde del orgasmo. Ella me dominó completamente y, con un par de poderosos caderazos,hizo que me viniera intensamente. Ella se limitó a sonreír complacida. Sin darme descanso,  se levantó y (para mi encanto) posó sus nalgas divinas en mi cara. Sin ánimo de presumir, para cuando me harté de comérmela, ella ya se había venido como dos veces.


Después de eso nos quedamos tendidos en la cama, medio agotados y sin decir nada. Rompí el hielo ofreciéndole una cerveza, la cual ella aceptó de buena gana. Y así fue como nos quedamos  así, recostados, bebiendo de buena gana y platicando como si nada, de cualquier banalidad. Estábamos platicando muy bien y la verdad yo seguía disfrutando de ver su cuerpo deliciosamente curvilíneo.Justo en el momento en el que creí que las cosas se iban a calentar de nuevo,ella sacó a colación un tema que a mí me gusta mucho.
Me preguntó: “¿Alguna vez te ha pasado algo que no puedas explicar? Algo así que de plano no tengas ni idea de cómo probar ni explicar. ”


La verdad es que sí. Le conté un par de historias de mi adolescencia, que la verdad ahora me da gusto contar, pero que en los tiempos en que pasaron me hicieron cagar de miedo y me desconcertaron demasiado. Ella me miraba con un extraño interés, aunque también distante, como si pensara en cosas del pasado.


¿Y a ti?”, le pregunté después de que hubiera acabado. Ellame contó un par de historias que había vivido en su pueblo, en provincia, donde había visto varias cosas muy raras y jodidas. Y estuvimos un buen rato platicando sobre ese tipo de cosas, hasta que de repente quedamos en silencio. May había empezado a platicarme una anécdota cuando se quedó callada. Se la veía reflexiva, taciturna, como cuando la sana desconfianza hacia un casi desconocido y las ganas de desahogarse con alguien chocan en la cabeza de uno.Después de unos segundos en silencio me miró a los ojos, extrañada, como si no supiera cómo empezar. Después de un minuto, ella comenzó a hablar.


“Cuando tenía como unos veinticuatro o veinticinco años, más o menos, tenía un novio de casi treinta años. Yo apenas iba a comenzar la maestría, mientras que él ya estaba trabajando en un despacho (era abogado). Decidimos irnos a vivir a un departamento, cerca del centro. Él estaba encantado con el departamento, pero a mí no terminaba de cuadrarme. Había algo que no me gustaba en ese lugar… como que se sentía pesado y se veía siempre oscuro o algo así. No sé cómo explicarlo.”


No era necesario, porque yo la entendía.


Y así estuvieron viviendo unos meses. May no disfrutaba tanto vivir ahí, pero lo hacía por compromiso, porque a su ex le estaba yendo relativamente bien. Así que se las arreglaba para aguantar el lugar. Al principio todo fue bien, sin embargo la situación comenzó a enrarecerse poco apoco. Las cosas, de la nada, se perdían y aparecían en lugares extraños. Aveces la tele se prendía sola, así como las luces. Ambos se lo adjudicaron al sistema eléctrico, pero a ella esas situaciones le daban mala espina. Sobretodo porque en las noches, cuando se despertaba para ir al baño, podía escuchar cómo las sillas de la cocina crujían ligeramente y a la mañana siguiente aparecía como si alguien las hubiera movido.


A pesar de que ella no era supersticiosa, esas cosas la sugestionaban de sobremanera. Y eso comenzó a afectarle no sólo a ella. Para nohacer el cuento largo, las cosas no les empezaron a ir tan bien a ellos solos ni acompañados. Vieron que vivir juntos no había sido tan divertido como ellos esperaban, por lo que peleaban muy seguido. “Cuando peleas más de lo que coges, comienzas a cuestionarte muchas cosas”, me dijo ella, como si se confesara.


Por fortuna hubo un momento en el que a su ex estaba trabajando en un caso importante, por lo que ya casi no pasaba tanto tiempo en el departamento. Por lo tanto, no tenían oportunidad de pelear. Tampoco May pasaba ya tanto tiempo en el departamento. Se la pasaba en el Instituto de Matemáticas. Era un alivio no pasar tanto tiempo en ese departamento.


Ella y su pareja dejaron de pasa tiempo juntos, tanto que ella comenzó a relacionar a su ex sólo por el olor de su loción que se ponía todas las mañanas. Y no era nada agradable. De hecho, ella aborrecía a esa loción mierdosa con toda el alma. Olía demasiado intenso y olía como a señor,de esos que generalmente se las dan de “todas mías” pero que son más patéticos y detestables que nada.


“Por eso mismo no llegaba a aguantarlo, pero a él no le importaba mucho”, aclaró ella.
Una noche pelearon intensamente por una idiotez. Sin embargo, en la mañana siguiente no pudieron negar lo calientes que estaban.Decidieron reconciliarse de la mejor manera que conocían. Las cosas iban bien.Ella disfrutaba de la chupada que él le estaba haciendo. Sin embargo, él dejó el trabajo a medias, argumentando que se le hacía tarde, por lo que la dejó medio orgasmeada y muy malhumorada. Después de putearlo, ella se vistió para iral instituto. Fue un día malo y pesado, en el que nada le salió bien. Decidió acabar lo más pronto posible para llegar a su casa y meterse en la cama y no hacer nada. Regresó a casa hecha mierda a eso de las ocho de la noche.


“Al llegar, las luces de toda la unidad estaban prendidas,pero ya al llegar al depa y al abrir la puerta, veo que todo está apagado y a oscuras. No le di tanta importancia, aunque me inquietó un poco. Mi ex todavía no había llegado, pero eso ya había pasado varias veces, así que no me extrañé.Pero al cerrar la puerta y tratar de prender la luz, me di cuenta que no había electricidad”.


May se extrañó mucho y también se puso de peor humor. Comenzó a putear todo en el mundo. Trató de usar la linterna de su celular, pero el aparatejo se había quedado sin betería. Maldiciendo todo, decidió moverse a tientas hacia el cuarto. Se golpeó la espinilla con la mesita de la sala y puteó más. Cuando llegó al cuarto,había algo extraño en el ambiente. Era un olor muy conocido, muy familiar. Era el olor de su entonces novio. Se le hizo curioso, pero no extraño.


“Pensé que la cosa se le había caído o que simplemente era por lo intensa que era y lo mucho que odiaba esa loción. Pero lo que me pareció raro también es que sentí que había alguien más. Sentí cómo mis vellos se erizaron… Al mismo tiempo sentí que unas manos me agarraban por detrás de la cintura. Yo grité aterrada, pero me medio tranquilicé cuando escuché la voz de mi novio”


“‘Shhh, soy yo’, me susurró él en la oscuridad”


“ ’ ¡Hijo de la gran puta, que casi me matas del puto susto, pendejo!’, le dije así, gritando. Él me rodeó por la cintura. Lo sentí en la espalda.”


“Perdóname. No quería asustarte”, le dijo él, para agregar:“Y perdóname por lo de la mañana”.


“Yo la verdad estaba enojada con él, pero no sé, como que en ese momento sonó tan arrepentido y yo estaba tan cansada que no tuve mucha voluntad para armársela, ¿sabes? Entonces le digo que no hay problema, que no se preocupara. Me volteó para darle aunque sea un beso. Estaba tan oscuro que no pude verle la cara ni nada. Sólo lo siento. Estaba haciendo un poco de frío,pero él estaba calientito.


“Entonces cuando estoy a punto de preguntarle que cómo le había ido, él ¡zas!, me besa así, muy intensamente. Ni tiempo me dio de preguntarle ni decirle nada. Me comenzó a besar y yo me dejé, no sé por qué.Quizás tenía que ver con que me estaba besando muy rico. Se me bajó lo encabronada luego, luego. El comenzó a besarme más fuerte y luego…”



Bueno, ella se calentó. Unas manos comenzaron a meterse poco a poco en su blusa, acariciando la piel de su abdomen hasta colarse en dentro de su brasier y acariciar sus duros pezones. Ella lo disfrutó demasiado. La oscuridad hacía que fuera más sensible a las otras sensaciones. Gimió cuando unos dedos habilidosos se colaron tras su ropa íntima, acariciando su pubis y masajeándole el inflamado clítoris. Sintió la poderosa erección de su pareja contra su vientre.


“Entonces me agaché, le bajé el cierre y se la saqué. En ese momento no noté nada extraño… O bueno, justo creí que por la oscuridad le sentía la verga mucho más grande de lo que en realidad era. No me puse a pensar mucho. Yo estaba encantada y me sentía rara, como en un sueño.”


Se la chupó como pudo. Lo hizo como si no existiera un mañana, como si su vida hubiera dependido de ello. Lo sentía en la garganta. Él gemía y le sostenía la cabeza, prácticamente cogiéndole la boca, haciéndole dar arcadas a ella. “Jamás lo hubiera dejado hacer eso en una situación normal, me dijo May, pero en ese momento estaba demasiado caliente. Me calentó sentirme usada, pero sobre todo no ver nada de nada.”
La levantó bruscamente. Le asombró la fuerza con la que la había levantado, pero no le dio tiempo de pensar sobre ello. Ya le había abierto la blusa de un tirón, desparramando los botones, que se perdieron en la oscuridad con un  tintineo.


“Hijo de puta, le empecé a decir, para reclamarle, pero él ya me había roto de un tirón el brasier”

El tipo comenzó a chuparle los pezones y a masajearle las tetas. May trató de protestar, pero la sensación la contuvo. Se limitó a arañarle de placer la espalda a su pareja. No notó que por alguna razón él ya tenía la espalda descubierta.


“Entonces para y me carga sosteniéndome de las nalgas. Yo lo rodeo con las piernas y me vuelve a besar salvajemente. Me mordió el labio tan rico. Me sorprendí porque le sentí la espalda y se la noté más marcada, más musculosa. Y yo ya no aguanto más y le pido al oído que me coja. Entonces él me avienta a la cama. Yo caí boca arriba y me quedé sin aliento y medio aturdida,pero al instante lo siento caer sobre mí, como un tigre. Me besó toda de nuevo,mientras me arrancaba de un tirón el pantalón. Yo estaba asombrada. Jamás él había sido demasiado intenso conmigo. Yo de hecho no creía que a mí me gustara que fueran bruscos conmigo. Pero en ese momento estaba que me derretía. Realmente encantaba sentirme como si fuera arrollada. Lo deseaba dentro de mí...”


Sin previo aviso y en un santiamén May sintió cómo su tangase partía de un poderoso tirón y era medio removida. Una boca comenzó a comerle la vulva con fiereza y habilidad. “Lo hacía tan rico que me puse a jadear y a gritar como loca. Le dije toda un sarta de cosas que… bueno, la verdad sí me da pena decirlo, pero bueno. Ya te imaginarás tú. ¿Qué no te he contado ya?” Me prendió mucho imaginármela gritando, rogando porque se la cogieran. Ella no pareció notarlo.


Ella tuvo un orgasmo colosal que la hizo gritar. El tipo paró y bruscamente la obligó a ponerse en cuatro, de perrito, dándole unos segundos para descansar. La expectativa le duró poco, pues el tipo se limitó a quitarle los restos de la tanga para comenzar a penetrarla. “Temblaba porque se sentía delicioso y lo sentía muy adentro. En ese momento caí en cuenta de que sí, Él tenía la verga muy grande y que eso no era normal… pero no me importó en ese momento. Me sentía en un sueño y yo sólo hacía, no pensaba.


“Comenzó a cogerme con tanta fuerza que creí que me iba tirar al otro lado de la cama. Me agarró del cabello y tiró con fuerza. Yo grité de dolor y placer. Él comenzó a molerme las nalgas a palmadas. Yo estaba tan mojada que sentía como escurría por mis piernas. Estaba a punto de venirme otra vez.”


Justo antes de que eso pasara, el tipo se detuvo y se retiró. May, en cuatro, en la acalorada expectativa le preguntó qué pasaba.Escuchó un soplido y sintió entonces que algo viscoso y cálido (saliva) le caía entre las nalgas y le escurría hasta el ano. Ella se alarmó.


“Ya habíamos tratado de tener sexo anal, pero me había dolido mucho las veces que lo habíamos intentado, así que lo dejamos. Recordé cómo se la había sentido antes de grande y eso me espantó. Le pedí que no lo hiciera y traté de voltearme, pero él me sostuvo con fuerza de los brazos… y bueno, me sometió. Mi cara quedó contra las cobijas y el resto de mi cuerpo quedó desprotegido…


“Me la metió despacito. Yo grité, pero no de dolor. O sea,sí me dolió, pero no tanto como las otras veces. Odio admitirlo, pero se sintió tan rico. Terminó… encantándome.”


Después de tres minutos de embestidas durísimas y varias nalgadas, May ya tenía otro poderoso orgasmo que la hizo temblar completamente y morder las sábanas, como si quisiera arrancarles  a mordidas más placer. Sin embargo, él no se detuvo hasta después de una eternidad. En los últimos momentos lo escuchó rugir mientras él se venía. Un torrente inmenso y cálido la invadió. Ella seguía mordiendo las cobijas y medio temblando cuando el tipo la hizo volverse boca arriba,esta vez con delicadeza. May sintió cómo él se recostaba a lado de ella y comenzaba a besarle la boca y el cuello. La chica se percató entonces que afuera ya estaba lloviendo. “En ese momento le dije que lo amaba. Él no dijo nada, lo cual era raro, pero no me extrañé. Él sólo me abrazó y me dio un beso en la frente. De hecho, en ese momento me empezó a dar mucho sueño. Lo último que sentí fue que él me abrazaba y ya...”


Después de unas horas, May se despertó aturdida y sin idea de nada. Afuera seguía lloviendo, pero a ella sólo le importó el hecho de que le dolía la cabeza y el cuerpo como si tuviera resaca. Tenía una sed espantosa.La sed post sexual. Salió del cuarto por agua y después de beberse casi una jarra entera fue al baño. Hizo lo que tuvo que hacer y bajo la higiénica luz blanca se checó completamente en el espejo de cuerpo entero de la pared. La blusa blanca estaba abierta, como era de esperarse. Sin embargo, le pareció extraño que los botones estuvieran en su lugar. Se miró con mayor detalle. A pesar del delicioso castigo que había sufrido su cuerpo, sólo podía ver unos pequeños chupetones en el  cuello y en la carne de su teta derecha. Se volvió y vio que sus tiernas nalgas sólo lucían unas cuantas marcas amoratadas, pero nada que reflejara las poderosas nalgadas que había recibido. Se le hizo raro, pero se sentía tan complacida que no le dio mucha importancia. Sin embargo, al volver al cuarto y prender la luz, las cosas raras se hicieron más perturbadoras.


anal


“Para empezar, me di cuenta de que mi ex no estaba en el cuarto. Creí que estaba en el cuarto que usábamos de estudio, pero no. Ni en la sala, ni la cocina, ni ningún lugar. Lo único lógico que pude pensar fue que él había salido por alguna razón. Me sentí extrañada y un poco asustada que me convencí de eso. Regresé al cuarto y vi mi ropa tirada por todas partes y eso me alivió de momento. La recogí para llevarla a la ropa sucia. El brasier sí estaba roto y hecho mierda, pero la tanga estaba intacta. Eso terminó por dejarme así como de ‘what the fuck?’.Pensé que quizás había tenido el sueño húmedo más vívido de la historia, pero no me parecía cierto…”


May, totalmente aturdida, se quitó lo que le quedaba de ropa y se vistió con un pijama más cómodo. Justo cuando estaba a punto de meterse en la cama para pensar, escuchó algo que la alarmó.


“Era alguien abriendo la puerta. Salí a la sala a ver qué estaba pasando y vi que mi ex estaba entrando, medio mojado por la lluvia, pero estaba vestido como si recién estuviera llegando y no con ropa más casual. Y sí, apenas estaba llegando. Yo me quedé de una pieza. Me vio y me saludó. Yo por un momento no pude contestarle. Cuando pude,le pregunté que si había salido y me respondió que a penas llegaba, que por qué.Mi ex me pregunta que qué tengo, todo alarmado, porque ve que estoy blanca de espanto… la verdad no supe qué decir, entonces dije lo que me pareció lógico.Le dije que había tenido una pesadilla. Me inventé una pesadilla muy pendeja. La verdad no me acuerdo de qué era, porque pensaba en ese momento en piloto automático. Yo pensaba en qué había pasado y por qué tenía esas marcas en el cuerpo y todo eso. Pero lo que más miedo me dio, fue que él se podía dar cuenta de las marcas y comenzara a preguntarme cosas para las que no tenía respuestas claras.


“Entonces esa noche hice que me cogiera, pero con la luz apagada. Me dejó más chupetones y me molió a palmadas mis nalgas. Él también se puso salvaje, pero no tanto como… bueno, tú entiendes. Estuvo rico, pero no se comparó a lo que había pasado… soñado. Yo no podía dejar de pensar en eso. Con tal de olvidarme de lo que yo ya creía que había sido un sueño muy vívido, le dejé que me hiciera el anal. Sólo por impulso. Y él lo hizo. Me dio durísimo y dolió… pero también me gustó. Y ahora que lo recuerdo, lo que hizo que me viniera fue que me acordé de lo que había pasado… o soñado.


“Cuando acabamos y mi ex estaba durmiendo, yo me quedé despierta, pensando. Había muchas cosas que no cuadraban y no sabía cómo sentirme.Como por ejemplo, ¿por qué la puerta de la entrada estaba cerrada con llave sino la había cerrado? ¿Por qué tenía esas marcas? ¿Por qué no eran más grandes?Temí que tal vez alguien se había metido y… bueno. Pero entonces, ¿por qué había sonado idéntico a mi ex? ¿Me estaba volviendo loca? ¿Por qué, a pesar de estar tan asustada, me prendía tanto recordar lo que había pasado (o soñado)?


“Me levanté y fui al baño a revisarme. A pesar de la brusquedad de mi ex, no tenía ninguna marca nueva. Regresé al cuarto, asustada,tratando de convencerme de que había sido un sueño. Un deja vu, quizás. Pero esa noche no pude dormir. Me sentía observada y eso me asustó más. Me aferraba a mi ex de vez en cuando, sólo para verificar que él seguía ahí.


“A la mañana siguiente le rogué que nos cambiáramos de departamento, pero él se negó. Las cosas raras dejaron de suceder, pero al mes decidí de irme de ese lugar y terminé con mi ex. Me buscó un par de veces, pero me negué a regresar con él. Sólo sé que igual, a los dos meses, él dejó el departamento también.”


May acabó su historia, mientras contemplaba a la nada. Su mirada era tensa. Le confesé lo raro que se me hacía la historia, sólo para romper el silencio.


“A lo mejor fue un sueño”, le comenté.


“¿En serio crees eso?”, me preguntó ella, incrédula.


“Sí, quizás te cogiste al hombre detus sueños.”


Extrañamente eso funcionó. Ella rompió a reír, como si nada,y yo igual. Me agradeció por haberla escuchado. Obviamente no tenía de qué agradecer. Cambiamos de tema rápidamente. Al rato terminamos jugando “Trago o reto” con las últimas cervezas que nos quedaban. Los retos empezaron normales y fueron calentándose poco a poco. Al final, ella ganó el reto de poder meterse toda mi verga completa a la boca y yo gané el reto de poder hacerle un sesenta y nueve de pie, mientras la cargaba.


Y todo empezó de nuevo, pero con más calma, más relajados. De nuevo me di el gusto de besar esa boca, de lamer esos pezones. Ella chupaba la cerveza que tiraba en mi miembro. Yo bebía la cerveza que derramaba en su abdomen, o entre sus tetas, o por la curva de su delicioso culo. Medio tomada otra vez, y ya muy calientes los dos, May me pidió que me la cogiera de perrito con fuerza y que la nalgueara como si no hubiera mañana. Y así lo hice. Me di tremendo gusto latigueando la carne firme de su culo.


Casi al final, me pidió que se la metiera por el ano,contradiciendo lo que había pasado antes. Pero yo no la contradije. May se lubricó con saliva y yo también. Se quejó un poco cuando se la metí despacito, pero a los pocos segundos estaba gimiendo de placer otra vez. La sensación, aún con condón, fue deliciosa. Estaba tan apretado y cálido. Ella lo gozaba aún más, maldiciéndome gustosamente. Empezamos suave,pero terminé con una fuerza tal que la carne de sus nalgas cimbraba y su cuerpo era impulsado con violencia.  Nos vinimos casi al mismo tiempo. Ella cayó tendida en la cama, boca abajo. Me pidió que le comiera la vagina otra vez. Así lo hice, pero ella se quedó dormida al poco tiempo. Después le seguí yo después de unos minutos.


Cuando desperté, a las siete de la mañana, comencé a sentir la resaca. Estaba molido, me dolía la cabeza  y la luz del sol naciente me lastimaba los ojos. Sin embargo, dentro de la habitación sólo estaba yo. No había rastro de May. Supuse que se había ido muy temprano, pero con cierta ironía pensé que quizás yo había tenido el sueño húmedo más vívido y extraño de la historia.



morena


Gracias por leer


¡Y feliz 2018 para todos!

2 comentarios - Crónicas de la facultad: ¿Con quién cogió May?

anatrete +1
muy bueno. hacía rato que no leeia slgo tan original. saludos
RPG2525
Muchas gracias. Se hace lo que se puede. Saludos
dantraloco +1
Curioso, esos fantasmas folladores jajajajja
Van diez puntos
RPG2525 +1
Jajaja. Sí, sin un problema. Muchas gracias, hermano