La fiesta

Y, más que por el goce y el delirio, amarte por la angustia y por la duda” (Xavier Villaurritia)

Fue algo imprevisto. Y, como todo imprevisto, no me dio tiempo a pensar y sólo atiné a tomar mi celular y sacar una tras otra foto. Cada disparo de la cámara era una espina que se clavaba hondo en mi orgullo de hombre. Sólo pude apreciar lo excitante de la situación cuando, de regreso a mi casa, en soledad repasé las fotos que le había sacado a mi mujer unas horas antes.

Nos avisaron que era fiesta de disfraces a último momento. Yo conseguí un gorro de cowboy y me las arreglé con un jean y un chaleco. La verdad es que no tenía muchas ganas de disfrazarme. Mi mujer, en cambio, se entusiasmó y comenzó a revolver cajas hasta encontrar un viejo disfraz de conejita sexy que había usado hacía tiempo y todavía le quedaba perfecto.

El principal problema de todo era que no se trataba de una fiesta cualquiera, sino de la fiesta en donde me iba a presentar a su grupo de amigos más revoltosos. Ya hacía dos meses que salíamos y no les había dicho nada a ninguno de ellos y la idea era darles la sorpresa.
Tanta era las ganas de vernos bien para la presentación que nos tomamos mucho tiempo en disfrazarnos y, para ser fiel a nuestro estilo, llegamos bastante tarde a la fiesta.

Cuando llegamos, nos sorprendió la cantidad de gente. Nos acomodamos como pudimos cerca de la barra de tragos, y nos pedimos dos vodkas. Mi novia levantaba lo mas alto que podía su cabeza para ver si veía a sus amigos. Era bastante gente, pero el lugar era grande. Terminamos el trago y de inmediato nos pedimos otro para ponernos rápido en estado óptimo para la fiesta. Cuando yo estaba buscando el tercer trago, aparecieron tres de sus amigas que vinieron corriendo y se la llevaron. Ni ella ni yo pudimos siquiera decir una palabra. La arrastraron del brazo y se perdieron entre la gente. Yo me quedé con los dos vasos en la mano viendo como se la llevaban sin siquiera decir “hola”..

-Dale que ya empieza el show, boluda - gritó una de ellas -Pensamos que no venías y ésto estaba preparado especialmente para vos.
La música fuerte impidió que yo pudiera oír mucho más mientras veía cómo se perdían hacia otro salón más pequeño con mucha más gente amontonada.
Preferí quitarme el sombrero, el chaleco y quedarme con ropa formal. Me acerqué a la barra y me bebí los dos tragos (ya casi ni distinguía que estaba bebiendo). Esperé un rato para ver si volvía y luego de un momento decidí ir en busca de ellas.
Me metí entre la gente buscando a mi chica y sus amigos por un buen rato, hasta que encontré del otro lado del salón principal, otro lugar apartado pero que estaba tan lleno de gente borracha gritando y aplaudiendo que se me hizo muy difícil llegar.

Cuando pude pasar esa barrera humana de gente y entré a ese salón la sorpresa fue inmensa y absolutamente inesperada.

No sé cuánto tiempo estuve dando vueltas solo, ya estaba bastante mareado, pero había sido lo suficiente como para que mi mujer también bebiera demasiado y diera ese espectáculo que me heló la sangre. Saqué mi celular, me puse a un costado y comencé a sacarle fotos sin pensar en lo que estaba haciendo. Entre el alcohol, la angustia y la humillación que sentía, no podía reaccionar y sólo sacaba fotos como un autómata.

Mi novia, apenas me vio, se sonrió feliz, me guiñó un ojo, me lanzó un beso y continuó haciendo su show.

La fiesta

Las orejas de coneja ya habían volado. Sus amigos la incitaban a que fuera más osada y avanzara. Y yo seguía con ese frío intenso y doloroso que recorría mi espalda.

Mi novia se sentó en una silla y todos a su alrededor la miraban, reían, festejaban y la alentaban a que “fuera a fondo”. El striper estaba sobre ella con un diminuto slip y ella lo observaba con deseo y excitación.

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El musculoso partenaire de mi mujer le acarició el pelo y fue bajando su mano hasta llegar a sus pechos, ella lo observaba con una sonrisa amplia en sus labios, aprobando cada movimiento de él. Apretó sus tetas y luego introduzco una de sus manos en el escote del disfraz para acariciar sus pezones. Mi chica disfrutaba de ello con los ojos cerrados y sin perder la sonrisa.

-Que pedazo de puta es ésta mina -me comentó un desconocido que estaba a mi lado -seguro que se la va a garchar -concluyó. Yo lo observé sin responder. No tenía palabras, no me salían…

El striper comenzó a sacarse la diminuta tanga que tenía y mi mujer no perdía ninguno de sus movimientos y festejaba cada uno de ellos con una gran sonrisa. Cuando el muchacho había quedado desnudo por completo sobre ella, fue cuando mi chica giró su cabeza y me miró fijamente. Yo no hice ningún gesto, sólo mantuve en alto el celular y seguí disparando dardos contra mi orgullo disfrazados de fotografías. Ella volvió a lanzarme un beso y pude leer sus labios que me decían en silencio: “sacame muchas fotos”. Luego volvió a su juego erótico con el bailarín que ya estaba completamente desnudo.

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Cuando ella vio ese miembro enorme y bastante rígido encima de ella, no pudo evitar disimular su, para entonces, enorme excitación. El pibe comenzó a masturbarse sobre ella mientras, mi mujer festejaba cada vaivén de la mano. Entonces él la abrazó con el otro brazo para que ella se acercara a su verga caliente.
Yo volaba de angustia porque el cuerpo del muchacho no me dejaba ver qué estaba haciendo mi chica.

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-Ja! Se la está chupando! -volvió a festejar el desconocido que estaba a mi lado. -Mirá cómo se la devora, la hija de puta… cómo le gusta!! -concluyó diciendo con una sonrisa perversa.
Y yo que no podía ver nada.

Mi cabeza voló por los cielos cuando ambos cuerpos se separaron y dejaron ver el resultado de tan sensual baile: La cara de mi mujer salpicada y chorreando semen, el miembro del striper dejando escapar las últimas gotas de leche y, lo que más me torturaba, era ver la cara de absoluta satisfacción y placer de mi chica por haber disfrutado y probado el sabor del jugo de esa verga en su boca.
Inmediatamente, ella se limpió los restos de leche que había en su rostro con sus dedos, se detuvo unos segundos a observar cómo todo ese jugo se escurría en su mano y luego fue introduciendo uno a uno los dedos en su boca para chuparlos, limpiarlos y terminar de saborear aquella abundante acabada.

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Con esa imagen dando vueltas en mi cabeza, me retiré unos pasos hacia atrás y volví a la barra a tomar otro vaso de vodka. Le envié un mensaje a mi chica diciendo que me iba a casa y que luego a ella la lleve alguno de sus amigos y me fui. Antes de entrar al auto, ella me respondió con “Ok. Besos. T amo” y un corazón.

Cuando llegué a mi casa y comencé a repasar las fotos, mi cabeza y mis pensamientos cambiaron drá
sticamente. Toda la angustia y la humillación se transformó en excitación al ver las fotos y recordar a mi mujer dando aquel excitante show. Mi verga se endureció como nunca y no pude evitar masturbarme recordando lo que había vivido momentos antes.

10 comentarios - La fiesta

El-hilito +1
Que hermosa acabó la fiestita! +10
La fiesta
peter2636 +1
men- ti - ra............
Mzaniko18 +1
Hola muy buenas las fotos y el relato también
aleabu +1
Pegale una patada en el culo y buscate una que se enfieste pero con vos. O hacete ek ofendido y te volteas a las amigas
Edueldesiempre +1
Una cosa esta clara si lo teniais hablado que querias ser cornudo y ella t complacio vale, pero si por lo contrario no habías hablafo nada cuidado, como tu mismo has relatado ella ya sabia donde iba y casi seguro que a lo que iba a pasar,
Edueldesiempre +2
Lo que no se si te conto lo que paso luego que tu te fueras ya que voluntarios le saldrian ha camiones enteros y el boy acabo pero ella seguia cachonda
Ojo los cuernos que tienes que llevar, y ya te digo llevas cuernos de antes y de despues de ese dia
privdsalas
Ya lo dice el refrán: de los cuernos y de la muerte nadie se salva, je! GRACIAS X COMENTAR!
Elpndjomacho +2
muy bueno y muy morboso!!! gracias por compartir +10
Si-Nombre +1
Excelente muy bueno gracias por compartir