Reunión de Generación: Primaria (Parte 1)

Hola... si es la primera vez que me lees, bienvenido; si ya me habias leido antes, mil gracias.

Es curioso cómo van cambiando las cosas con la edad, aunque mantengamos muchas aficiones o nuestro niño interior siga saliendo a jugar de vez en vez, es inevitable no cambiar. Con las mujeres, por ejemplo, cambiamos radicalmente, pasamos de evitarlas por miedo a los <<piojos>> para después buscarlas casi con desesperación; es curioso como nuestro contacto físico cambia, de niños, tomar la mano de la niña que nos gustaba ya era suficiente para tener horas de felicidad desinteresa, cuando dábamos besos tiernos que apenas eran un roce de los labios; después un beso se convirtió en un juego de lenguas y mordidas; la emoción y adrenalina que sentimos al tocar por primera vez sobre la ropa las tetas o el culo de alguna novia; la cálida y húmeda sensación que sentimos cuando los dedos tocaron por primera vez una vagina, la primer mamada, la primera vez que nuestra lengua probo el sexual sabor de una mujer; nuestra primera vez. Todo eso evoluciono de la primera vez que tomamos de la mano a la chica que nos gustaba, aunque creo que esa felicidad desinteresa ya no es tan verdadera como en esas infantiles épocas.

Hay historias que te marcan, eso es innegable, fantasmas que llevamos escondidos en los bolsillos o el las carteras, amores que nos enseñaron una lección o que nos destrozaron y nos dejaron hundidos. Pero hay historias, historias que guardamos celosamente y se convierten en anécdotas o en sabiduría, la chica que nunca pudimos conquistar, la chica que no supimos como conquistamos; aquellos amores platónicos e idílicos, sinceros y tiernos.

Estoy de acuerdo en que tener sexo cuando se está enamorado es una de las mejores cosas de la vida, es algo que se vuelve más grande, que trasciende a un nivel cósmico la humanidad; sin embargo, no pienso que estrictamente el amor y el sexo deben estar juntos, son dos cosas totalmente diferentes que cuando se juntan son maravillosas, pero también se puede sentir una atracción sexual que puede existir sin necesidad de una relación <<amorosa>>.

Esta historia es de sexo y si hago este preámbulo es por lo que me paso hace un par de años. Tenía recién cumplidos los 20, había pasado por un hermoso accidente y había quedado medio noqueado, estaba saliendo poco a poco de la depresión y del síndrome de abstinencia que me había provocado esa chica. La vida empezaba a tomar su ritmo normal y cierto miércoles recibí una notificación en <<Face>>; alguien tuvo la fabulosa idea de subir la foto de generación de cuando salí de la primaria y también hizo el favor de etiquetar a todos y cada uno de los que habíamos compartido el salón en esa época. Era una foto vieja y no se veía muy bien, pronto se llenó de comentarios diversos de todos los protagonistas de la foto, había muchas risas y recuerdos diversos. Pronto alguien sugirió que nos reencontrarnos y otro compañero ofreció su casa para ser la honorable sede de la reunión; fijamos fecha para ese mismo sábado y decidimos hacer algo de comer en casa del compañero y quedarnos ahí, estaba implícito el alcohol en la reunión.

Pasaron los días rápido y llego el día de la reunión, como no era una fiesta como tal me vestí de manera normal, unos jeans y una playera blanca junto con la chamarra negra que siempre uso. Como era la primaria de la zona todos vivíamos cerca de la casa donde nos reuniríamos.

Cuando llegue a la casa había solo otras tres personas (contando al anfitrión). De los 34 que estaban en la foto se etiqueto a 30 y de ellos solo unos 20 comentaban, a la reunión llegaron 15.

La tarde se llenó de risas y de anécdotas, comimos mientras escuchábamos música de los relativamente antiguos 2000, hablamos mucho de los que pasamos en esa época, de los ausentes, quiénes ya tenían hijos o se habían <<juntado>>, reímos mas, hablamos acerca de que estudiábamos de los planes para el futuro, hablamos de nosotros, durante esos años y los posteriores y así nos llegó la noche, y así mismo llego el alcohol; muchos se fueron junto con el sol, pocos decidimos quedarnos a dormir en ese lugar.

Éramos 8 los que nos quedamos, cuatro hombres (Rodolfo el anfitrión, un chico delgado y moreno; Alejandro alias el pelón gracias a su corte, Miguel un chico regordete que gustaba por hacer chistes y yo) acompañados de cuatro mujeres (Paty, una chica bajita que de hecho era de las más bajitas del salón; Frida, una chica rellenita sin llegar a ser obesa; Hannan, una chica delgada, de tez blanca y Alhelí, una chica de cara bonita y cabello ondulado).

Caminó lenta la noche entre anécdotas y risas. Iríamos en la cuarta o la quinta ronda de cervezas cuando empezamos a jugar a la botella, solo que por petición de las chicas, no había besos de por medio, girábamos la botella, el fondo preguntaba y la punta contestaba; al principio eran preguntas de lo sucedido en la primaria, o en nuestra niñez, cosas como nuestra canción favorita o nuestra caricatura predilecta, niñerías. Después de un par de rondas más se le agrego otro factor al juego, el que no respondiera o el que se tardaba en contestar recibía <<valor liquido>>, un caballito de mezcal; por obviedad el mezcal tenía dos objetivos, emborracharnos más rápido y hacer más interesante el juego. Después de algunos shots de mezcal, tomarse el caballito era fue obligatorio para contestar, además las preguntas se empezaron a hacer más personales e íntimas, preguntábamos acerca de nuestra primera vez en muchas cosas, la primera vez que tuvimos sexo, el primer beso, el primer faje; también preguntábamos secretos, como quien fue nuestra fantasía o amor platónico, con quien habíamos soñado húmedo o simplemente quien nos gustaba del salón.

Yo me había salvado un par de veces de las preguntas aunque ya llevaba algunos tragos encima; para alivio de mi mala suerte me tocaron tres veces seguidas, tres tragos de mezcal, me preguntaron quién era mi sueño húmedo de esa época (Alizée), me preguntaron por mi primera vez y después por quien me gustaba del salón.

“Anda, ya dinos quien te gustaba del salón, apuesto a que era Dulce” me interrogo Paty; tome mi shot de mezcal y después de reírme un poco contesté.

“No, dulce era mi mejor amiga pero no era la niña que me gustaba”. Todos reflejaron su incredulidad y me exigieron contar lo que ellos querían escuchar, pero decidí decir la verdad, la chica que me gustaba estaba entre las presentes y tal vez me sentía cómodo ahora con más años o quizá el alcohol en mi sangre me daba un tonto valor para confesarme. “Se los juro, nunca me gusto Dulce, la chica que me gustaba era alguien que creo, no se dio cuenta nunca, de hecho competimos en varias ocasiones para ver quién era más veloz…” hice una pausa, clave mis ojos en Alhelí, ella se me quedo viendo, sonreí, “Siempre pensé que era la niña más bonita que había visto y aunque muchos decían que Fer era la más guapa del salón, para mi… para mi Alhelí era la más bonita” termine con media sonrisa y viendo directo a los ojos de Alhe.

Después de un ligero silencio, todos aullaron el gritito inmortal y clásico que se hacía para hacer mofa. Alhe se sonrojo ligeramente aunque nunca supe si fue por el alcohol o por la confesión inesperada que había dado. Pasaron algunas rondas más, nos terminamos la botella de mezcal y las cervezas casi terminaban, lo que si a se había agotado fueron los cigarros.

Era cerca de media noche cuando dejamos de jugar a la botella y Rodolfo tuvo la buena idea de poner la canción que bailamos en la clausura de la primaria, un mix de vaselina. Entre la mala memoria, lo mareados que estábamos y las bromas de todos fue un momento muy agradable. Después del mix pusimos más canciones y bailamos entre todos.

Es curioso como las personas cambian pero guardan siempre algo del pasado, si veía a la cara a todos mis compañeros podía ver a los niños con los que jugué en el recreo e hice tareas por equipo. Eran los mismos compañeros pero sin duda habíamos cambiado, los años se notaban no solo en la altura, nuestra imagen era diferente, en los chicos no se nos nota mucho pero en las mujeres era evidente.

Paty era una de las niñas más bajitas del salón y aunque seguía siendo bajita, su cuerpo había desarrollado bien, tenía unas tetas de buen tamaño paradas orgullosas en su pecho, su culo era apretado, tenía muy buena forma y tamaño; Hannan era alta y muy delgada, tenía pocos senos, pero lo compensaban sus piernas largas, tenía el culo como la mayoría de las chavas flacas, parado, redondo y pequeño pero sin duda atractivo; Frida por otro lado era rellenita, tenía las caderas anchas sin exagerar, se le marcaban muy bien las curvas pero sin duda lo que más llamaba la atención de ella eran sus tetas, eran grandes, cada que hacia un movimiento brusco o daba pequeños saltitos su movimiento de atrapaba; Alhelí seguía teniendo la cara inocente y bonita que recordaba, los ojos grandes, la sonrisa con los dos hoyuelos en las mejillas, un poco cachetona; seguía guardando esa belleza sublime, pero su cuerpo, su cuerpo no se parecía en nada, sin duda alguna, los años le habían sentado de manera maravillosa, tenía unas piernas bien formadas y se veían espectaculares en los pantalones ajustados que llevaba puestos, sus tetas no eran escandalosamente grandes como las de Frida pero tenían un muy buen tamaño, lo que sin duda era hermoso en ella, era su culo, era grande sin ser excesivo, redondo y parado; no sé si estaba bien excitarme al ver a una chica que había sido mi ilusión a los 8 años, pero todo lugar donde posaras la vista en ella era motivo para la perversión.

Pasaron algunas canciones hasta que dejamos de bailar. Aproveche ese interludio para salir con los demás chicos a comprar cigarros, para entonces eran casi las 2 de la madrugada y solo había un deposito abierto a unas cuantas cuadras. Juntamos entre todos para una cajetilla y regresamos lento mientras fumábamos.

“Joder, que ricas se pusieron las chavas” comento Rodolfo, “¿Vieron a Fer? ¡Que piernas! Y el culo que tiene, con gusto me lo chingaba” todos coincidimos aunque yo estaba embobado por Alhelí.

“Oigan y Frida que tetona se puso, quisiera que me hiciera una rusa” acoto Miguel, “Aunque este perro va tras la Alhe, si no es nada pendejo el güey” termino acusándome seguido por burlas y empujones de mis compañeros. Seguimos hablando de las chicas por un largo momento, a pesar de que seguíamos borrachos ya no era con la misma intensidad que hace unas horas, aún quedaban cervezas en la hielera y la euforia aun nos daba para más.

“Tengo una idea” comenzó Rodolfo mientras apagaba la colilla de su cigarro, “¿Po qué no vamos a la Primaria?” todos lo miramos sin comprender, “Sí, vamos a la primaria nos llevamos unas chelas y nos tomamos unas fotos ahí en la pared donde está el nombre de la escuela”.

Al calor de las copas y la alegría, sonó como una idea maravillosa, coincidimos en decirles a las chicas y como poseídos por el plan, corrimos las dos cuadras que faltaban para la casa de Fernando. Cuando llegamos, las chicas tenían una cerveza recién abierta y reían a carcajadas. Después de tomar nuestras respectivas cervezas y fumarnos otro cigarro compartimos la idea de ir a la primaria; al principio parecían temerosas pero después de insistir un par de veces accedieron. Terminamos esa cerveza y destapamos otra para el camino.

Eran casi las 2:30 am cuando salimos de la casa para caminar las 5 largas cuadras que nos separaban de la primaria. Caminamos mientras tomábamos la cerveza y reíamos un poco, tratando de hacer el menos ruido posible.

“¿Cómo es que te acuerdas de las carreras que hacíamos de niños?” me pregunto Alhe durante el camino.

“Cuando vi la foto fue lo primero que recordé, creo que yo gane una más que tu”.

“No seas mentiroso, quedamos empatados”, dijo con una sonrisa en los labios.

Seguimos caminando unos minutos hasta que llegamos a la primaria. Antes la barda parecía más grande; había una pared detrás de una jardinera que tenía el nombre de la escuela y la clave, todos llegamos a asomarnos por la reja para ver los cambios que le habían hecho. Ya no estaba la resbaladilla grande y el pasamanos estaba en otro lugar, seguían ahí los aros para escalar, habían pintado de forma diferente y ahora las casetas donde comprábamos comida en el recreo estaban fijas y en diferente lugar.

Todos nos reunimos en la pared de manera que se viera el nombre de la primaria, pusimos un celular con el temporizador y tomamos la foto del recuerdo. Nos quedamos un rato sentados terminando nuestra cerveza y platicando de la primaria.

“Hay que echar un vistazo más de cerca” dijo Pelón mientras se levantaba y empezaba a escalar la pared donde nos habíamos tomado la foto, se sentó en la barda con un pie dentro y otro fuera de la primaria, “vamos, no sean cobardes”, nos retó mientras saltaba hacia el interior de la escuela. Desde el interior y a través de la reja nos hizo un ademan para que entráramos. Nos miramos unos a los otros y la mente colectiva cedió ante el momento.

Todos seguimos los pasos del Pelón y saltamos la barda de la primaria. Éramos un manojo de risas y susurros, sentíamos la adrenalina a tope, caminamos hacia los juegos del patio, nos columpiamos y escalamos los aros, deambulamos por la escuela vacía recordando aun viejas anécdotas. Fuimos a la parte trasera de la primaria, ahí había una cancha de tierra en donde jugábamos futbol, la oscuridad cubría parcialmente el lugar, fuimos al fondo de la primaria, ahí encontramos unas bancas y un suéter olvidado por algún despistado. Todos prendimos un cigarro y nos sentamos un rato. Alhe se sentó a mi lado.

“¿Te acuerdas del Club?” pregunto refiriéndose a un lugar al lado de los baños del cual se apodero nuestra generación.

“Claro que me acuerdo, tu entraste en quinto grado, no recuerdo bien el ritual de iniciación, era de comer algo pero no recuerdo”.

“Era la una botella en donde todos echaban algo, a veces mezclaban refrescos y aguas, dulces y chocolates, todo eso en una botella y el que quería entrar tenía que tomárselo… era asqueroso” nos echamos a reír ante los recuerdos.

“¿Recuerdas también <<el callejón de los besos>>? Esta aquí a la vuelta” menciono mientras apuntaba con su pulgar hacia atrás.

El callejón de los besos era un pasillo que estaba entre una fila de salones y una barda alta que era de una casa, en ese lugar iban los más grandes con sus <<novias>> para darse besos, cosa que ya era demasiado para nuestra edad. “¡Claro! Como no acordarse, aunque nunca fui con alguien ahí si recuerdo que también podías ir a platicar, era un pasillo largo”.

Nos quedamos unos minutos más y después decidimos regresar a la casa, nuestra adrenalina se había saciado, además, empezaba a hacer frio. Caminamos hacia la entrada, para saltarnos la barda por el mismo lugar que entramos. Salíamos de atrás de unos salones cuando el haz de una linterna nos detuvo en seco, la luz tambaleante se acerca más y más, teníamos la ventaja de conocer mejor que la palma de nuestra mano el lugar, pero sin duda la adrenalina empezaba a angustiarnos, pasamos corriendo entre un salón y otro en los intervalos que dejaba la linterna pronto estábamos atrapados, el sujeto con la linterna estaba ya muy cerca.

“Escuchen” dijo Rodolfo por lo bajo, “voy a aventar esta botella hacia el otro lado, cuando se acerque a ver atravesamos la cancha y corremos hacia los salones” no era la mejor idea, pero era una idea al menos.

Aventó la botella con fuerza y se reventó con un estruendo escandaloso al chocar con la barda, el haz de luz se dirigió hacia el lugar del choque y los pasos del celador fueron a la misma dirección. Seis de los ocho llegaron a los salones, Alhe y yo nos quedamos a mitad ya que el velador se dio cuenta de mis compañeros corriendo y tuvimos que detenernos para regresar.

“¡Hey!... ¡hey!” grito el velador mientras corría detrás de mis compañeros, Alhelí y yo regresamos a donde estábamos fumando.

“Vamos a esperar un rato, seguro que los demás están bien” dije ante la cara de angustia de Alhe, tome sus manos, estaban frías como los cubos de hielo en un whisky, “Tranquila ¿es la primera vez que te persiguen en la noche y con linterna?” ella asintió con la cabeza.

“Mi corazón esta como loco” dijo y puso mi mano en su pecho, yo trague saliva un poco nervioso, a pesar de no ser un roce sexual, era lo más cercano que había estado de ella y caro, se dio cuenta; “Vaya, parece que te pongo nervioso” dijo quitando mi mano y acercándose más a mí, “¿Qué tanto más te puedo poner nervioso? Tal vez no sea el callejón de los besos pero…” se frenó acercándose lento a mí, sus labios a escasos centímetros de los míos, podía sentir su respiración, sentí el ligero roce de sus labios y un haz de luz nos hizo salir de aquel ensueño.

Corrimos seguidos del haz de luz, no había otro lugar más que el callejón de los besos y aunque uno de sus extremos estaba ya cerrado, esperaba que pudiéramos entrar a un salón por alguna ventana del callejón. Tome de la mano a Alhe y corrimos hasta la entrada que se suponía debía estar abierta, aunque claro, ahora en vez de una entrada había una montaña de viejas sillas y muebles amontonados. Pensé en escalarla, había piezas flojas pero sin duda si podría escalar el pequeño Kilimanjaro de chatarra, pero no estaba seguro si Alhe podría con la odisea.

Pensé de manera veloz buscando una forma de escapar de ese lugar, pude ver abajo un pequeño túnel que empezaba bajo unas sillas y después de unas mesas, era casi imperceptible. “Por ahí…” le dije a Alhe señalando al piso, “agáchate, sí pasamos por ahí”. El haz de luz se detenía en cada salón y buscaba minuciosamente.

Alhe comenzó a gatear por el túnel y yo fui detrás de ella. A pesar de la amenaza constante de ser atrapados, disfrutaba la vista del hermoso culo de Alhelí, en esa posición y tan cerca. Atravesamos algunas sillas y mesas, el haz de luz nos acosaba entre las rendijas, yo voltee hacia atrás para asegurarme que el guardia estaba buscando en un lugar diferente, Alhe se frenó de golpe, yo gire la cabeza para clavar mi cara en su culo, de lleno, sentí sus nalgas, suaves pero firmes, quise quedarme en ese espacio de ella por más tiempo, pero recupere la cordura.

“No te detengas así de golpe… ¿Qué pasó?”

“Es que me estaba atorando con un alambre, cuidado” dijo señalando a un pequeño gancho de alambre oxidado. Después de un par de sillas más logro salir del improvisado túnel, yo me arrastre detrás de ella y cuando estaba a punto de salir el pequeño gancho se aferró a mi pantalón de mezclilla.

“¡Mierda!” susurre mientras jalaba mi pantalón, el celador estaba a escasos metros de la montaña de sillas. Di un tirón fuerte para liberarme del gancho y por consecuencia, de la cima de la montaña cayo una silla haciendo un ruido seco al tocar el piso. Una vez fuera del túnel, camine hacia Alhe y ahogue su grito con mis manos; la puse contra la pared y guarde silencio viendo en dirección al guardia que alumbro la silla caída y después alzo la lámpara hacia la cima de la montaña y unos segundos después hacia el techo. Yo me péguelo más que pude a Alhe, aun con la mano en su boca, estábamos cubiertos por unos viejos archiveros, estaba tan cerca de ella que podía sentir sus pechos apretados contra mí. El celador musito algunas maldiciones y se fue a paso veloz de ahí. “Debió pensar que escalamos para llegar al techo y bajar después” dije, me percate que aún tenía la mano sobre sus labios y seguía muy cerca de ella, libere su boca y me aleje, “disculpa” susurre.

Ella jadeaba, en parte por la adrenalina, en parte porque no podía respirar bien con mi mano en la boca, “estabas muy cerca…” dijo mordiéndose el labio inferior. Comenzó a mover sus piernas una contra otra.

“Bueno, tu hace rato te habías acercado más” comencé a decir mientras caminaba hacia ella, Alhe miraba al piso, podía sentir que irradiaba calor.

No lo pensé dos veces, la tome por la cintura y la jale contra mí, igual de cerca que antes, sus senos quedaron apretados contra mi pecho, ella me veía, tenía la boca entre abierta y su aliento caliente salía en alguna forma de tierno jadeo; era una imagen suplicante, un <<bésame por favor>>, pero ya no era el beso tierno de hace unos minutos, la adrenalina y el peligro habían despertado algún perverso deseo entre nosotros. La bese desesperadamente, era una danza entre nuestras lenguas, un beso húmedo y pasional. Podía sentir sus manos en mi cabello y sus dientes salvajes buscar mis labios. La empuje hasta ponerla contra la pared, seguí besándola, devorándola; tenía ya una erección considerable en mis pantalones y mis manos desesperadas acariciaban sus tetas por encima de la ropa, tomaban con fuerza sus nalgas; el beso subió el tono y baje mis manos a su entre pierna, presione mis dedos para que sintiera la caricia aun con sus pantalones puestos, ella soltó un ligero suspiro, que termino de intoxicar mi organismo con placer. Mis dedos buscaron la orilla de su blusa y se sumergieron debajo de la tela acariciando su abdomen, subí mis manos hasta su sostén, podía sentir como se erizaba su piel debajo de mis yemas.

No resistí mas, separe mis fauces de ella y levante su blusa con todo y sostén, sus pechos brincaron ansiosos a la libertad apenas iluminados por la poca luz, eran redondos, suaves, del color de la luna, sus pezones erectos apuntaban directo a mí. Me agache un poco, respire su aroma, su piel emanaba un calor dulce, diferente al frio que había en el ambiente; bese despacio su abdomen, el filo de mi lengua resbalo por su ombligo, ella sostenía su blusa arriba, mis manos subieron al mismo tiempo por su cintura y tomaron sus tetas lo más salvaje pero tierno que pude, subí besando su piel de luna hasta llegar a sus pechos, bese y lamí su perfecta redondez y mi boca se adueñó de sus pezones, mi lengua se movía rápida y certera arrancándole gemidos ahogados.

Su sabor era incomparable, sus pezones color capuchino resaltaban sobre su piel, mi verga latía encerrada en mis pantalones, detuve la lenta succión que tenía en sus pechos y subí de nuevo a besarla. Su mano se apodero de mi pene sobre la ropa, me apretaba las bolas cada que mordía mis labios, yo manoseaba sus pechos con mis manos. Ella abrió mis pantalones y bajo el cierre, saco del bóxer mi verga y la tomo firmemente en su mano, apretó un poco mi miembro para sentir la dureza que para entonces era considerable; detuvo el beso un instante y subió su mano liberando mi pene que quedó inmóvil, se llevó la palma a la boca y lamio casi desde la muñeca hasta la punta de los dedos. Era increíble que detrás de esa imagen tierna (aunque provocadora) que proyectaba se escondiera tal pasión y sexualidad. Su humado húmeda regreso a mi pene, me miraba fijamente a los ojos, tenía de nuevo la boca entreabierta y seguía jadeando, tomo con su dedo pulgar e índice la punta de mi verga y lento, mientras sonreía iba bajando y liberando la cabeza de mi miembro. Yo jadee ante la excitación.

“¿Te gusta?” pregunto en un susurro provocador y aun con la sonrisa perversa en sus labios. Yo respondí besándola con fiereza y ella comenzó a masturbarme, movía su mano con maestría, arriba y abajo manteniendo un ritmo rápido y apretando solo lo suficiente, yo apreté su culo, tenía una nalga (o lo que cabía de una) en cada mano y las separaba de vez en vez. Sentía mi sus manos calientes apresar mi pene, sus jadeos ante mis caricias me excitaban más.

Hábil, desabotone su pantalón y logre meter la mano en un contorsionismo colocando mis dedos sobre su ya húmeda vagina; la acaricie primero sobre las bragas, podía sentir su humedad atravesando la tela, emanaba calor, ella se estremecía y apretaba más mi verga cada que la acariciaba de forma placentera. Saque mi mano de entre sus pantalones, la tome de la cintura y le di la vuelta, ella apoyo sus manos contra la barda, yo me pegue a su espalda, respire el aroma de su cabello, busque con mis labios su oreja, mordisquee su oído con mis colmillos, mis manos subieron a sus pechos, pellizque levemente sus pezones, apretaba sus tetas; mis labios se apoderaron de su cuello, una de mis manos bajo a su entre pierna escurriéndose debajo de su ropa interior.

Pude sentir pubis con el vello recortado, baje más mis dedos y sentí sus labios ya abultados, toda su vagina estaba húmeda, la suave piel de su vulva era caliente y resbaladiza por sus líquidos; escurrí dos dedos abriendo sus labios, busqué su clítoris y empecé a hacer círculos sobre de él, mis dedos se mojaban de ella. Sus jadeos se convirtieron en gemidos callados y daba pequeños espasmos esporádicos, baje mi dedo medio hasta la entrada de su coño, lentamente lo fui metiendo a su interior para después sacarlo, mi pene latía apoyado en sobre su pantalón a la altura de su culo, después de un par de incursiones mi dedo índice se unió con el medio y empecé a masturbarla, mis dedos entraban y salían cada vez más mojados, por ratos sacaba mis dedos por completo y acariciaba su clítoris, mi otra mano masajeaba sus tetas. Ella apretaba sus piernas cada que metía mis dedos hasta el fondo de su ser.

De repente, se dio la vuelta y atrapo con sus puños el cuello de mi playera, me beso obscenamente, metiendo su lengua al fondo de mi boca, en un casi furioso ataque de labios, algo había despertado en ella y era maravilloso, había despertado a sus demonios, había perdido la censura. Se separó de mi boca y cubrió de besos mi cuello. Se puso en canclillas a la altura de mi pene, bajo mis pantalones hasta media pierna, mi erección caliente y dura apuntaba al cielo, alzo la mirada, sujeto mi verga y lentamente la acerco a sus labios, abrió la boca, yo podía sentir su aliento en mi glande, saco la punta de su lengua y recorrió desde los huevos y hasta la punta, yo me estremecí y la verga se puso aún más dura. Coloco sus rodillas en el piso para estar más cómoda, empezó a masturbarme lento frente a su cara, sus ojos estaban llenos de lujuria, tenía la sonrisa colmada de deseo y el botón de su pantalón todavía desabrochado.

Empezó a meterse mi pene en la boca succionaba levemente y usaba los labios como si fuera una paleta o un helado, después se metió el resto en la boca (que como ya dije anteriormente es normal, no demasiado grande), mi verga aprisionada en su boca era succionada a la vez que su lengua escudriñaba cada centímetro duro y caliente, lo sacaba mordiendo un poco la punta antes de liberarlo por completo, me encantada sentir como succionaba; empezó a cambiar el ritmo metiendo y casando de sus labios mi miembro cada vez más rápido.

Nunca pensé ver así al amor platónico de mis 10 años, de rodillas, chupándome la verga de tal manera. Acaricie su cabello y en un arranque de placer la tome de la nuca y empecé a controlar el ritmo con el que mamaba, moví mis caderas levemente para terminar follándome su boca como si fuera su vagina, aferre mis manos a su cabeza y el movimiento de mis caderas fue más rápido, mi cabeza estaba a punto de estallar, la calentura se había apoderado de mi cuerpo, el orgasmo se acercaba lentamente, presione por unos instantes su cara contra mi miembro, tenía mi pene entero en la boca y mis huevos descansaban en su mentón. Ella se sacó mi verga de la boca para poder respirar, sus mejillas pálidas estaban un poco rojas, levanto mi verga y comenzó a lamer mis huevos frenéticamente, se metía uno a la boca y lo succionaba, paseaba su lengua por todo mi escroto, subió de nuevo por el tronco de mi verga, estaba a punto de estallar.

Ella advirtió que estaba por terminar, regreso a masturbarme lentamente con mi pene apuntando a su rostro; ella se lamia los labios con sus ojos lascivos clavados en mí. Mi respiración se empezó a hacer más pesada, sentía un rumor en mis riñones y el placer iba subiendo a un grado insoportable. Estaba por terminar cuando sentí una vibración en mi pierna derecha, Alhe se detuvo en seco, una ligera luz se asomó por mi bolsillo.

“Tu celular” dijo Alhe y bruscamente se puso de píe, yo subí mis pantalones apresuradamente, saque mi celular que por gracia divina estaba en vibrador; Alhe se giró dándome la espalda y acomodándose la ropa, saque el teléfono y conteste…

Continuara…

1 comentario - Reunión de Generación: Primaria (Parte 1)

falo-preto
me quede en el preambulo...... !!!