La tía Adela - Segunda Parte

Parte II (Primera Parte)

Ese día transcurrió con normalidad. Laura solía evitar tener sexo cuando había visitas en la casa y Matías respetaba esa decisión, por lo que no le llamó la atención que su marido no le insistiera con el tema. Al otro día, los tres estuvieron en la casa durante la mañana, luego del almuerzo, Adela se fue a dormir la siesta y Laura se quedó con los chicos. Matías, que trabaja en su casa, estaba dedicado a sus tareas.

Al momento de levantarse de la siesta, Adela llamó a Laura para que la ayude, como estaba ocupada la mujer le pidió a su marido que acuda en ayuda. En el camino hacia la habitación, Matías iba pensando que decir para no pasar un momento embarazoso. Cuando entró a la pieza, la madura no dudó en marcar el ritmo y le dijo acostada: ah, estas buscando más! Yo sabía que te iba a gustar, más porque yo tengo muchas formas de hacerlo y una mejor que otro. Matías intentó esgrimir una excusa, pero cuando se acercó a la cama Adela se incorporó por si sola y quedó con su boca a la altura de la pija.

Sacó la verga del joven y metió la cabeza en su boca. Lo miró, y con la pija en la boca le dijo, esta vez sólo la cabecita porque no hay tiempo. Y succionó sólo la cabeza, su boca no se extendió de allí. Chupó sólo la cabeza al punto que por momentos Matías pensó que se la iba a arrancar. Sentada en la cama, con sus piernas abiertas y la cabeza de la pija en la boca, la mujer saboreaba y chupaba, cada tanto se detenía para, sin sacar la cabeza de su boca, usar su lengua por debajo del glande.

Matías estaba excitado por demás, su pija ya tenía una dimensión máxima. Sentía como su tronco se había llenado de sangre, como su cabeza largaba sus primeros líquidos, como estaba comenzando a latir. Atinó a llevar sus manos a los pechos de Adela, pero ello lo cortó en seco. Fue el único momento donde dejó de succionar para decir: no, acá la que chupa soy yo, a mí no me tocas, no seas degenerado. Y prosiguió chupando. Desconcertado, el joven seguía recibiendo placer y mirando sin entender que pasaba.

La sumisión del joven excitó a Adela, que sentía como su sexo empezaba a humedecerse. Al tiempo que sus pezones se endurecían. Sentía un leve cosquilleo desde su culo hasta su clítoris. Los flujos ya mojaban su bombachudo. Sus manos, en tanto, llegaban hasta su concha, que sentían como la humedad era incontenible.

Cuando Adela se cansó de succionar, hizo una leve caricia desde debajo de los huevos hasta la base de la pija con el movimiento de un dedo. Ida y vuelta en ese recorrido para llegar casi hasta al ano de Matías. Ese movimiento hizo que el joven temblara y descargara toda su leche en la boca de la madura, que no derramó una sola gota. Cuando tragó todo, lo miro y le agradeció.

Luego, le pidió que lo ayudara a incorporarse. Le dijo, no te preocupes todo esto es nuestro secreto. Matías intentó decirle que se sentía apenado, no sólo por su mujer, sino porque ella tampoco recibía nada a cambio. Adela lo miró y le dijo: como que no, me acabas de dar lo más rico que podes darme. Cuando intentó decirle algo más, se escucharon los pasos desde el pasillo, que anunciaban la llegada de Laura, que estaba preguntando porque se demoraban. Adela esgrimió una especie de excusa y reto conjunto, que determinaron que la joven se quedara conforme y vuelva a sus quehaceres.

Esa tarde Martín pasó enredado en un sinfín de cuestiones éticas. Se sentía mal porque su mujer no sabía nada de lo que pasaba con su tía, pensaba que se estaba aprovechando de Adela cobrándole su hospitalidad a cambia de sexo. Creía también que la viudez había terminado por volver frágil a la señora. Pero por otro lado, sentía que la mujer tenía el control absoluto de lo que pasaba en la casa, que ella quería que las cosas fueran así y que tenía a su pija como un juguete para saciar sus más bajos instintos.

Continuará…

1 comentario - La tía Adela - Segunda Parte

kramalo +1
Esta petera me va a traer cola....(dirá el protagonista...jaja!!)