Defensa del bidet como espacio erótico

Hoy voy a hablar del bidet. En un baño (no como los actuales) las casas tienen bidet. Es hermoso ver a una mujer lavándose en el bidet, sus manos, su piel, su cuerpo agachado para recibir el agua y sus tetas cubiertas por el pelo, si tuviese pelo largo.
Esto es una verdadera fuente de inspiración y negarlo me haría sentir mentiroso. Acercarnos a su rostro nos hace parar la pija y demandar ponérsela en la boca es un trámite, un mero trámite.
Con la boca bien llena con la pija, la mujer por lo general tiende a cerrar las canillas. No faltara alguna que le dé manija a la caliente y pegue un salto. Otras un chorro frio la hará estremecer hasta que al final todo ese asunto termina y se dedica a su tarea.
El baño en sí mismo parece no ser un lugar erótico, pero que lugar lo es si no lo acompañamos con ganas de transformación de ese espacio.
En los hoteles no hay por lo general lavatorios, sino vanitorys que son lindos para posar el culo de la amada y penetrarla plenamente. O el sencillo inodoro que se convierte en una ocasional silla donde penetrarla cara a cara y permitir que lo cabalgue a uno.
Pero no me quiero ir por las ramas. Todo empieza en el bidet. En la contemplación del cuerpo femenino desnudo y ante nuestros ojos lujuriosos.
El ambiente está definido, las cosas que haremos al transformarlo en un espacio erótico y sensual quedará en manos de los amantes.
Hoy solo quería recordar la importancia del bidet en la vida sexual