Romper las reglas, 1

Por laburo, me toca viajar mucho. En la city, había dejado a mi novia de hacía unos pocos meses. nos llevamos de diez: ya hay planes de mudanza y de un eventual casamiento. Por entonces, recién arrancábamos. Me tocaba girar por Estados Unidos visitando algunos clientes. Casi un mes de ausencia.

NY. Walter era uno de los clientes más importantes. No había onda, pero yo pretendí ser siempre muy cordial. Me invitó a salir con unos amigos y amigas suyas. Poderoso señor es Don Dinero... y yo, francamente, no tenía planes. Hacía mucho frío esa noche. Comimos en un restó tailandés del Bronx. Me presenta a sus amigos y amigas. Habremos sido unos ocho en total. Se detiene en una de las presentaciones: "John, mi novio", me dice. Alto, de pelo castaño, un poco largo, y barba, el pibe tenía 30 y era bailarín profesional. Había estudiado teatro. Me tocó sentarme enfrente. Charlamos mucho toda la noche: había conocido el mundo gracias a la danza.

Después de la cena, Walter me invitó a seguir en su casa. Vivía en Harlem. Dije que no. Insistió, y bueno... Era un departamento amplio, en un edificio bajo. Me acuerdo de la música, muy fuerte. Botellas de vodka. Nos pusimos a fumar algo. Habrán sido las dos de la mañana.

Me desperté con el sol de noviembre en la cara, entrando por la ventana. Claramente, no era el hotel. Yo estaba en boxers, con una remera: no tenía idea cómo me había cambiado, ni adonde estaba durmiendo. Sentí una mano en el hombro. Sospeché lo peor. Y estaba en lo cierto: me doy vuelta y Johnny, al lado mío, me pregunta si me sentía mejor.

"¿Qué hacés acá? ¿Adónde estoy?", pregunté. No me dio explicaciones. Estaba metido en mi cama. No sabía como echarlo. Pensé en los pibes del club, en mi familia. Me moría de vergüenza: estaba en la cama, en boxers, con otro tipo. La anécdota más gay de mi vida. John me dijo que había terminado muy mal a la noche, y que estaba en la casa de Walter. Miré la puerta de la pieza: estaba cerrada. Me abrazó. Le pedí entonces que se vaya, que quería estar solo... pero en realidad, me moría de ganas de que se quede... ¿y si el flaco me besaba? Pero no: "¿estás seguro?", me preguntó. "Sí, por favor, andate, en un rato me levanto, estoy bien. Por favor. Quiero estar solo".

John tenía un slip celeste bien ajustado, y nada, absolutamente más. Los abdominales que tenía, impresionantes. Quería gritarle para que se quede. Quedé con una terrible erección. Media hora después,ya me había ido. Estaba sentado tomando un café, cerca del Central Park. Empecé a preguntarme por aquello que había sentido... Esa atracción. Me había fijado en chicos antes, pero nunca se me había cruzado por la cabeza romper las reglas. Ahora, sentía que la idea estaba instalada. Miré porno gay, mucho rato, antes de dormirme, y pensé en John mientras me clavaba una de las mejores pajas de mi vida.

Un par de días después, cerré los negocios, y seguí de viaje.

(continúa)

1 comentario - Romper las reglas, 1

venesalopes
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