ansia de falos

El jugo lúbrico convencional
mana obediente
por los ordenados rectángulos del deseo:
la falda que cae.
Pezones en punta.
Me gusta, ¡ay, ay!
¡que rica tu poya besando mi vulva!

Mecánico sexo hetero-sexual
que ya de antemano tiene inicio y final,
comienzos de besos y torpe fricción
que acaban con ducha y con resignación.

Ahora descubro un sexo esencial,
imploro sepultura
a gruesos cipotes sanguíneos
para que me acerquen a la muerte,
que es la experiencia más vívida.

Ahora recibo explosiones de leche y sal
que dan a mi cara un perverso vigor. Mi ojete
era sombra ayer,
caverna cerrada en olvido. Hoy,
la puerta de un hotel de lujo.

Me gusta una poya firme y venosa,
abultados capullos tirándome leche,
jodiéndome el ano,
dilatando el rectangular deseo de antaño.

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