Julia simplemente Julia

Hacía ya un tiempo largo que ambas nos estábamos mirando con esa seguridad que nos daba la idea de que lo que hiciéramos, no seriamos de ninguna manera rechazada Era cierto que la semana anterior (a ella la había visto ya en dos oportunidades al regreso de mi trabajo en el recorrido del ómnibus cuando yo hube de bajarme. Las dos no miramos como deseando que pasara algo y no me anime en dos veces.
Ya casi al llegar a casa cerca esta vez, me acerque hacia ella, cuando estuve cerca me miro y enrojeció, cuando le tomé su mano.
Ella me la aceptó, aun apretándola más a y en ese momento le dije:
Me bajo en la siguiente voy, a casa no te da nada que vayamos y conversemos más tranquilas que en un bar, que aquí están llenos de curiosos, que es para mí horrible, total yo vivo sola. No vamos ya me dijo ella, que me parece que todos nos miran, cuando a decir verdad nadie nos miraba.
Pero en algo tenía razón, si el colectivo ochenta y seis, estaba repleto, a eso de las nueve de la mañana y habíamos llegamos a la plaza de Flores, donde nos bajamos.
Soy Ana le dije como para ya empezarnos a nombrar con cierta coherencia y yo Julia vivo en el Once cerca de Pasteur, mis padres desde que vinieron de Tucumán alquilan una casa en esa calle, pero la cosa aquí también esta dura yo todos os días, vaya aun súper en floresta que trabaja una amiga de la familia que desde hace siete días, me promete entrar, pero nada.
Me preocupa porque mis padres en dos semanas no pueden más mantener el alquiler del departamento y se irán de vuelta ellos allí se arreglan aquí es imposible.
Si lo comprendo le dije, bueno vamos a mi casa le dije, cuando empezaba a llover.
Llagaron al departamento sobre la avenida Alberti cuando aún la lluvia seguía apreciando
Éste es lugar, es chiquito pero habitable. Dijo Ana, excusándose por lo austero del departamento...
– No importa - contestó Julia- es limpio, tiene baño, y sonriéndose
La cama es grande… qué más queremos.
Bueno dijo Julia es que sólo… hay una.
Y Tendremos que compartirla cerró la frase Julia que estaba realmente ya muy excitada.

Hace calor, por qué no andamos desnudas, yo siempre ando así por mi casa en este horrible verano en Buenos Aires. Propuso Ana y afirmando aún más esa frase dijo
Venga, no me digas que te da vergüenza, Julia Además somos mujeres

Por qué no preparas unos refrescos mientras me doy una ducha le dijo Julia.
Al cabo de cinco minutos solo escuchaba la voz de Julia, que llegaba desnuda desde el baño diciendo ¡Donde te fuiste Ana!, dale decime
Búscame y me encontrarás. Fue la escueta respuesta, además para afirma la dirección de esa vos Ana dijo muy sensualmente o mejor dicho con una voz de calentura impresionante:
Búscame amor hazlo, sí y te comerás el premio.
Oyó esa voz desde la pieza y rápidamente Julia fue ahí:

Se quedó petrificada al ver como Ana yacía desnuda sobre la cama.
El cuerpo de Ana era perfecto, además al acercase, trascendía ese perfume que de inmediato a atrapó a Julia.
Las bocas de las dos mujeres se encontraron expresando todo el deseo y la pasión que hasta ese momento se había demorado.
Julia deslizaba su lengua por el cuello, agarrando con fuerza los pechos de Ana para llevarse a la boca los pezones. Los cuales mordía y daba profundas chupadas…
La lengua empezó a deslizarse hasta su sexo a través de besos suaves y tiernos encima del vello de Ana y entre sus mulos.
Ruidosos, largos lengüetazos se deslizaban desde la vagina hasta el ano acompañándolo de una profunda penetración de la lengua momentos antes de que se corriera.
Mami, que delicia Ana… por favor, que manera de correrme tan rica cuando ya se había acabado dos veces en media hora… dijo plácidamente Ana
Gracias mi amor, gracias nadie me había comido el coño ni el culo as le afirmó a Ana…
Le encantaba ser “comida” por una lengua muy rápida, que lamiese y chupara su clítoris acompañada de ruidos de succión.
Por eso Ana gritaba de placer con los expertos masajes de su stripper cuando en su casa de Almagro rotaba su clítoris en su lengua mientras lo succionaba y frotaba la lengua alrededor los cuales eran base de lamer o succionar para hacerla acabar
Cada vez que la lengua de Ana tocaba la concha de Julia era una nueva y deliciosa sensación que la conducía al orgasmo.
Espera Julia, que voy a por una cosa.
No cortes ahora cielo,- le protestó a Ana que igual se fue al comedor.
Cielo espera te placerá fue su respuesta de Ana

En breve llegó Ana con un pene unido a un arnés. Empezó a penetrar a la joven. Se ubicó muy cerca de su concha y Julia sintió por primera vez un pene en su concha portátil Los senos de Ana colgaban de tal forma que Julia los pudiese chupar y morder.
Mientras Julia con sus dedos exploraban su clítoris y una de sus manos le palmeaba las nalgas Ana. Aumentaba su calentura.
Para Julia era un acto especialmente maravilloso. Nunca nadie la había cogido así
El contacto y la ternura en esos momentos la hacía sentir cálida, segura, íntima.
Se sentía unida otra mujer, otro ser humano, otra persona formaba parte de ella. Estaba totalmente excitada cubriéndose su cuerpo de un cálido sudor.
Empezó a gemir hasta tal punto de quedarse parada, mientras le decía a Ana que no se parara:
No te pares, Ana me corroo, me corroo
Me vas a matar de puro gozo, puta de mierda me estas cogiendo como nunca nadie lo hizo, seguí así mas amor…
Eso es lo que deseo le respondió Ana

El momento erótico sucedió cuando los pubis de ambas empezaron a frotarse entre sí con las piernas entrelazadas uniendo las caderas. Ocurrió de manera natural: las caderas se contoneaban, las pelvis se buscaban, los pechos se encontraban, las piernas se enlazaban…
-Corrámonos juntas, dijo Ana… por favor, que ricura.
Te quiero Ana, fue la respuesta de Julia muy cortada por la calentura
Te quieeeroooo! Amor le dijo Julia
Me Vengo... le dijo Ana

Epilogo:
Los padres de Julia a la semana se fueron a su provincia, Tucumán, previamente Ana fue presentada por Julia a sus padres mintiéndole que era su compañera de trabajo en el súper, al que nunca más volvió a pedir trabajo.
Las dos mujeres aún viven juntas ella después de quince años y se la arregla con la casa Julia y…
Ana trabaja en el súper
Los padres de Julia la aprecian mucho a Ana.
Claro (sin pensar o no, que son amantes)
A la muerte de ambos padres de Julia y lo nueva ley de convivencia para los homosexuales y las lesbianas, ambas se casaron.
Ahora viven muy felices ya que ambas no tenían más familia y se complementan en todo.
Viven en el barrio de Belgrano en un departamento de ese tipo llamado monoblock, que nadie conoce a nadie…

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