Seduciendo a Sandra

Sandra es una mujer de 35 años, pero a pesar de su edad es un auténtico bombón, muy atractiva, de una personalidad muy brillante y magnética, su cuerpo ya lo quisiera tener una adolescente, pues es delgada pero con unas formas increíbles, piernas de muslos gruesos, sólidos y bien torneados, cintura delgada y curvilínea, pechos pequeños pero deliciosamente redondos y firmes, un cuello delgado sobre unos hombros redondos y delicados que invitan a besarlos, aunque generalmente sus encantos los oculta por la ropa elegante y muy formal que usa la cual no deja mucho que ver ni que insinuar, es una profesional con muy buena posición social y económica, casada y con dos hijos.

Ella es muy seria y recatada aunque muy amable y de agradable e inteligente conversación, tiene un gran corazón, pero viendo las posibilidades que nos ofrecía su espléndido cuerpo todos los de la oficina teníamos pensamientos e intenciones de lo mas perversas con ella, así que la mayor parte de compañeros le "tiraban a matar", algunos en forma muy directa y vulgar, otros en forma zalamera y empalagosa, pero ella siempre y en esa su forma educada declinaba todo tipo de ofrecimientos, como invitaciones a cenar o a salir e ignoraba cumplidos, piropos e insinuaciones, en forma muy educada.

Aceptaba ir a comer siempre que fuera en grupo y que hubieran otras compañeras asistiendo, y en esos casos brillaba por su ingenio y amena conversación siempre en el marco del respeto y el decoro, lo que nos volvía locos pues la mujer no daba entrada por ningún lado, mantenía fotos de su familia, esposo y dos hijos muy lindos, en fin era una mujer ideal para cualquier hombre pero ella emanaba tal sensualidad que todos los hombres de la oficina incluyendo algunas mujeres la soñaban desnuda en una cama con las piernas bien abiertas y gimiendo de placer, pero todo parecía indicar que nos íbamos a quedar en puros sueños, porque la mujer no daba modo de entrarle a otra cosa que no fuera una sana amistad.

En mi caso al ver que no respondía a los acosos o insinuaciones de los otros, recordé las sabias palabras que escuche un día respecto a la definición de caballero: "un canalla con mucha paciencia", así que decidí ser el perfecto caballero por lo que la traté con mucha cortesía y extrema indiferencia, nunca le insinué nada, ni dejé entrever que yo en realidad me moría de ganas por tenerla despatarrada en el escritorio y follándola en forma salvaje, y este disimulo se me dificultaba ya que su sola presencia cerca de mi, causaba que yo tuviera tremendas y muy visibles erecciones, las cuales escondía como podía en su presencia.

Así me fui ganando su respeto primero y luego su confianza, ya que le deslizaba algunos serios y profundos comentarios sobre la amistad y la espiritualidad, ya que para como de males la mujer era muy religiosa.

Poco a poco noté que ahora era ella quien me buscaba para hablar de cosas intrascendentes y para a veces hacerme pequeñas confidencias de problemas menores en la oficina, yo me comporté a la altura de las circunstancias y la orienté lo mejor que pude y siempre que tenía ocasión le prestaba un desinteresado servicio, lo que me ganó además su afecto, cosa que me demostraba en la forma en que me miraba y hablaba, y yo no podía dominar las tremendas erecciones que tenía cada vez que hablaba o me encontraba con Sandra y auque trataba de que ella no las notara, estoy seguro que se daba cuenta del efecto que causaba en mi y lo disfrutaba pero no dejaba entrever nada.

Los compañeros comenzaron a notar y lógicamente a molestarnos públicamente y en privado a mí me decían que ya tenía algo con ella pero yo como buen "Caballero" me negaba a comentar sobre eso y mantenía que solamente era "amistad sincera", pero ellos se burlaban señalando que era un hipócrita y que en realidad mi erecto leño era visiblemente mucho mas sincero que yo y mi presunta "amistad".

Las compañeras que en su mayoría eran una verdaderas putas y bastante perversas también me querían hacer "confesar" algo de ella pero yo me com

porté aún mas discreto hablando solo de sus cualidades morales y sin que me lograran sacar nada mas, lo que llegó a oídos de ella y me colocó aún mas en mejor posición, llegando a admirarme como hombre virtuoso, serio y decente. La trampa ya estaba lista.

Un día ella estaba muy triste y con los ojos hinchados con la mirada vacía y perdida en…la pared de enfrente y le dije mostrándome sinceramente preocupado,

- ¿Que le sucede Sandra? La noto muy afectada – Ay! si supiera lo que me pasa – Cuénteme, para eso son los amigos si no le puedo resolver el problema por lo menos Ud. se habrá desahogado.

- Pero es que es muy largo de contar y…..

En eso sus ojos se enrojecieron y comenzó a secarse las lágrimas y no me quiso decir nada más.

Inmediatamente me dije: – Es ahora o nunca.

- No se preocupe, pero me duele verla así, yo soy su amigo, o por lo menos me considero tal y le puse mi mano sobre la suya esperando el lógico rechazo pero para mi sorpresa no retiró su mano sino que dio vuelta a la suya y apretó mi mano mirándome con una sonrisa y me dijo, mientras yo sentía un bulto enorme crecer entre mis piernas.

- Si lo es, es el único al que puedo llamar mi amigo.

- Mire aquí no podemos hablar así que….er…. no sé si ud. Digo, quizás podríamos tomar un café luego del trabajo y me cuenta su problema, le prometo discreción y ayudarla en lo que pueda o aconsejarla, porque me ha dolido verla en ese estado, créame que ud. no debería sufrir así, es una mujer que merece ser feliz.

El anzuelo estaba servido:

- Gracias, por sus palabras, créame que yo quisiera… pero…….la miré con la cara idiota del Dinosaurio Barney cuando canta su empalagoso tema musical……….

- Bueno está bien! – Aceptó ella por fin.

- ¡Picó! dije yo para mis adentros. Y salí corriendo al baño a vaciarme los testículos que estaban a punto de estallar, porque este pequeño contacto me había puesto cachondo al extremo.

Quedamos de vernos en una cafetería cerca de nuestro trabajo y a las 6 de la tarde estaba ahí, esperando, ella llegó como a las 6:30 pm, justo cuando ya estaba a punto de marcharme y se excusó diciéndome que realmente no estaba segura si hacía lo correcto, pero la tranquilicé diciéndole que yo estaba preocupado por ella y como amigo quería darle algún consuelo en el problema que le afligía, pero que si no se sentía segura, que dábamos por terminada la cita.

Esto la tranquilizó y pedimos un café y en comenzamos una amistosa e intrascendente plática y cuando ella ya había tomado confianza, me confesó su problema: Su marido la estaba engañando con otra mujer y se había ido de su casa, dejándola sola con sus dos hijos, y al punto comenzó a llorar, yo la abracé y la dejé sollozar sobre mi pecho, diciéndole palabras de aliento al oído, pero al sentir su cuerpo y su pecho en el mío, se me paró la polla de manera indescriptible, pero me hice el disimulado, luego ella se fue calmando y estuvimos charlando por largo rato, al final yo me atreví y a darle un masaje que no rechazó y noté su erizamiento y estremecimiento del cuerpo cuando le puse mis manos en sus hombros y cuello, y mi erección fue de mal en peor, no tanto por sentir en mis manos la suave piel y firme carne de sus cuerpo, sino por la certeza de que mis manos la ponían a temblar y a estremecerse causándole la misma excitación que a mí y casi podía sentir el corrientazo recorrer todo su cuerpo. no me pude contener y le dije, que lo que ella necesitaba era cambiar de ambiente, un poco de relax y salir de su rutina diaria: del trabajo a la iglesia y de la iglesia a su casa y así todos los días, así que la invité a cenar el viernes y para mi sorpresa aceptó.

Me disculpé por tener que dejarla solo unos segundos y terminé explotando en el baño del restaurante haciéndome una paja monumental que salpicó hasta el techo, así de caliente me ponía esta mujer.

Estuvimos saliendo por un mes, siempre comportándome como un caballero pero cada vez acercándome más, tocándola mas atrevidamente y ella se dejaba hacer y en algunas ocasiones comenzaba a tocarme también, lo que le costaba mucho porque era muy recatada y tímida, pero así fue creciendo también el deseo mutuo, lo malo es que en mi caso era terr

ible y yo terminaba extremadamente cachondo, con los huevos hinchados, la verga más dura que un émbolo de acero y tenía que buscar con quien saciar mi calentura o terminar en el baño disparando leche a discreción, situación que me estaba volviendo loco, hasta que una noche que fuimos a cenar a un lugar que era restaurante y discoteca, sabiendo que no bebía licor, la invité a un trago bien mezclado de Jugo de Piña y ron con unas gotas de granadina, que ella aceptó con reservas pero que le terminó gustando y soborné al camarero para que los próximos tragos los sirviera bien cargados de licor cuyo sabor se diluye en el jugo de piña, Sandra se fue poniendo rápidamente ebria con la consiguiente desinhibición, y le pedí que fuéramos a bailar, lo hicimos por un rato, pero llegó el momento en que la orquesta tocó música suave para bailar pegados y sin preguntarle nada, la apreté contra mi cuerpo por su cintura y ella respondió bien abrazándome con mucha ternura y sensualidad, pero al instante tuve la inevitable erección, que lógicamente percibió, pues estaba con un delicado vestido de seda blanco, pero al darse cuenta del efecto que ella causaba en mi, solo me miró directamente a los ojos en forma un tanto tímida pero al mismo tiempo agresivamente arrobadora y no me dijo nada, Increíblemente me comenzaron a temblar las piernas pero logré sacar fuerzas de flaquezas y aproveché para tomarla de la cara y besarla tímidamente en los labios a lo cual ella respondió abrazándome fuerte y dándome un largo y húmedo beso que me dejó hasta mareado.

- Larguémonos de aquí! – le dije

- Si vamos! – me dijo ella y salimos abrazados sin decir nada.

El camarero, con su generosa propina en la mano, me guiñó el ojo y sonrió mirando y asintiendo aprobatoriamente al enorme bulto que se levantaba entre mis piernas, y otras damas del lugar también lo notaron, algunas miraban maliciosamente a Sandra pero otras damas dirigían su mirada a lo que sobresalía en mi pantalón, relamiéndose los labios con envidia, y estoy seguro que lo mismo hicieron una pareja de hombres bien parecidos que platicaban muy íntimamente, suspendieron su conversación y le dedicaron a mi polla deseosas miradas lo que me causó un escalofrío, respeto las preferencias de todo mundo pero yo me considero heterosexual..

En el parqueo nuevamente nos abrazamos y besamos voluptuosamente, yo le acaricié las nalgas y sentí nuevamente el temblor de su cuerpo al sentir mis manos, evidentemente se estremecía pero de pura pasión y deseo y su piel se ponía eriza al contacto de mis manos que ardían.

Lo tenía fríamente calculado, a la par del Restaurante había un motel en donde entramos casi corriendo y sin decirnos nada comenzamos a besarnos apasionadamente mientras mis dedos recorrían todo ese escultural cuerpo, acariciando la carne tibia y temblorosa de esta mujer que estaba como poseída por el demonio del deseo, pero al mismo tiempo temerosa de ceder a el, le besé el cuello y con suaves mordiscos la puse más cachonda sintiendo en mis labios el erizamiento de todos los vellos de su nuca, ella respondió con su lengua en mi oreja, cosa que causó el mismo efecto en mí que las caricias que le hacía a ella, sentir la deliciosa sensación de esa lengua tan deseada por todas las partes de mi cuerpo.

Luego la puse de espaldas a mi y abrazándola desde atrás acaricié sus pechos y su vientre topándome sus firmes nalgas a mi verga que ya estaba como un cañón, ella al sentirla le recorrió por todo el cuerpo algo así como una corriente de placer pues se estremeció y se puso totalmente erizada de la piel, yo fui desvistiéndola poco a poco, bajando la cremallera de su vestido y cubriendo de besos su espalda, poniendo mis manos en su cintura hasta llegar a sus nalgas firmes y erguidas, las cuales estando arrodillado besé y lamí con fruición, mientras ella pujaba y gemía sin decir nada coherente.

Luego me incorporé y ella me quitó la camisa despacio y besando mi pecho, chupando mis pezones y bajando hasta mi ombligo en donde introdujo suavemente su lengua, la misma corriente que mencioné antes recorrió mi cuerpo porque a mí ya me tenía realmente loco de pasión y deseo.

Me deshice rápido del pantalón y quedamos los dos en ropa interior que terminé quitándosela en un suspiro y levantánd

ola en vilo la acosté boca arriba en la cama bajándome al ardiente manantial de placer que era su coño húmedo del que manaban abundantes y dulces jugos.

El contacto de mi lengua con su concha le hizo dar un respingo, ya que según me contó después nunca le habían chupado antes el coño, pero la sensación que le causó mi lengua en su sexo fue tan deliciosa que su cuerpo se estremecía en oleadas de vibrante gozo y deleite, luego me tomó fuertemente de los cabellos empujando mi cara dentro de su coño, Sandra estaba literalmente derritiéndose en mi cara, se retorcía y pujaba sin soltar mi cabeza demostrando evidente placer, era algo que ella nunca había sentido antes, por lo que yo chupaba con fuerza su clítoris que estaba al máximo: rosado y erecto sobresaliendo en medio de su dulce y deliciosa concha, luego metía la lengua en lo profundo de su raja, lo que le producía sensaciones indescriptibles ya que se vertían jugos a más no poder de lo profundo de su coño, yo estaba ebrio de beber la dulce miel que manaba de su concha disfrutando sus estremecimientos y sacaba mi lengua de su raja y abriéndole mas las piernas, exploraba su ano con mi lengua que escurría de su dulce néctar causando que ella realmente enloqueciera del gusto ya que me soltó la cabeza y tomándose de los tobillos con ambas manos puso sus piernas en una V perfecta dándome una esplendida posición para lamer todo su culo y coño, labor a la que me entregué con toda dedicación, comenzando a besarle y lamerle el botoncito rosado de su culito que pulsaba cuando la punta de mi lengua lo tocaba provocando estertores en todo su cuerpo y así subía acariciando el punto de unión entre culo y raja, para subir hasta el coño y enterrar mi lengua hasta donde alcanzaba a meterla, ahí con mis labios apretaba sus labios vaginales y chupaba de esa fuente de sabrosa miel, luego subía hasta el clítoris que estaba en su máxima expresión brillando cual botoncito de carne rosada y palpitando cachondamente, mientras Sandra solo gemía y gemía en medio de convulsiones causadas por el desenfrenado orgasmo al que la había llevado.

Luego tomándola por sus tobillos le puse la verga en la entrada de su coño y se la enterré de un tirón lo que arrancó un alarido de furor a Sandra quien comenzó a moverse y a culear al sentir las 9 pulgadas de carne sólida que la estaban invadiendo, la penetración fue muy fácil pues tanto mi polla como su coño estaban extremadamente lubricados por nuestros propios jugos, pero el placer que sentía al pistonear dentro de Sandra solo se comparaba al de ella sintiendo como era poseída por una verdadera polla, cosa que seguramente nunca había logrado experimentar con el incompetente de su marido, por primera vez se la estaban cogiendo como debe ser y conocía la dicha de disfrutar de una descomunal verga dentro de sí, lo que la hacía sentirse feliz de ser mujer y de que por fin había alcanzado un verdadero y múltiple orgasmo.

Ella se veía totalmente asombrada de que pudiera gozar tanto pues abría desmesuradamente los ojos para ver mi enorme polla enterrándose en lo profundo de su raja y luego salir totalmente empapada de sus jugos y nuevamente para adentro en un ritmo endiablado, cada vez que se la metía gemía de placer y se retorcía voluptuosamente y solo alcanzaba a sacar la lengua y se ponía a lamer sus pequeñas y redondas tetas las cuales apenas alcanzaba doblando su cuello y estirando sus pezones, al sacársela ponía los ojos en blanco y nuevamente la penetraba con furia, llevándola a los límites del Clímax Sexual, me miraba con lascivos ojos y apretaba los dientes mostrándomelos, jadeaba y gemía mientras culeaba furiosamente estirando sus piernas al máximo y moviendo su pelvis al compás de una sórdida danza sexual que solo nosotros dos escuchábamos..

Yo me movía como un émbolo mecánico, desbocado y lubricado por los abundantes líquidos que manaban de su coño hasta que llegué al momento en el que sentí no podía contener mas la explosión de mi verga y bramando como un toro me corrí dentro de su concha, y después de las primeras descargas se la saqué dejando mi tronco rígido como un ariete al aire, totalmente erecto y pulsante, y en cada contracción vomitaba leche a chorros, mojando su desnudo y sudoroso cuerpo y alcanzando hasta su cara .

Sandra al ve

r mi polla roja enhiesta, enorme, palpitando y lanzando leche a su máxima potencia, me ofreció los brazos y le ayudé con mis manos a incorporarse y sentarse poniendo su cara a la altura de mi verga que había alcanzado el tamaño mas descomunal que yo había sentido nunca y a pesar de la eyaculación apenas había perdido tamaño y erección, realmente la mujer me gustaba y excitaba de una forma salvaje.

Ella con timidez la tomó con una de sus manos, abrió la boca, sacó su lengua y la puso abajo de mi glande del que aún manaba leche, esto bastó para que la pequeña flacidez que tenía luego de mi corrida anterior desapareciera poniéndose nuevamente rígida lista para la acción y yo tiernamente la tomé de la cara con ambas manos y se la metí en su boca con dulzura pero con firmeza, al principio sentí resistencia de su parte con su cabeza pero ya era tarde pues ya le había metido más de la mitad, así que ella al saborear mi leche y ese enorme leño que yo tenía entre mis piernas sufrió un cambio y el morbo la invadió poniéndola fuera de sí, comenzó a lamer y a chuparme la polla en forma inexperta pero que por eso mismo me causó un enorme placer al sentir que aquella boquita estaba aún virgen de verga y comenzaba a saborear su primera polla y dar casi a los cuarenta años, la primera mamada de su vida, todo esto me ponía mas y mas cachondo e igual pasaba con ella ya que pronto agarró el ritmo y la técnica explorando cualquier posibilidad, siendo una mujer extremadamente inteligente y creativa, terminó convirtiéndose en una sola sesión en la más experta mamadora de pollas que yo jamás había disfrutado y eso que a mi polla la han mamado una infinidad de bocas.

Se la metía hasta donde naturalmente llegaba el tope de su cavidad bucal quedando fuera de su boca poco menos de la mitad de mi instrumento, pero luego comenzaba a tragársela literalmente pedacito a pedacito hasta que traspasándole su garganta, mi polla quedaba totalmente enterrada en su boca y ella con su lengua me acariciaba los huevos, produciéndome un delirante placer, luego comenzaba a sacársela centímetro a centímetro para después lamer el glande con su lengua mientras me pajeaba con su mano dulce y lentamente, reiniciando el proceso nuevamente, haciéndome la mamada más deliciosa que yo había experimentado en mi vida.

Estuvimos así por un buen rato yo disfrutado de su boca y lengua y mientras ella gozaba al máximo tragándose la primera verga de su vida, luego hice que se pusiera de pie y comencé a besarla en la boca con salvaje pasión, sosteniéndola de la cara con ambas manos y chupando sus labios como quien chupa una naranja, cosa que ella correspondió de igual manera dándome a beber su saliva y mi semen mezclados en su boca, de pronto se giró y me dio la espalda topando sus nalgas a mi endurecida polla y volteando su cara hacia mi. Yo la tomé por las tetas y acariciándola no dejaba de besarla en la boca, ella con su cara volteada hacia atrás me lamía los labios y con sus manos me acariciaba la cabeza dejándome hacer con sus pechos cuyos pezoncitos estaban erectos y palpitaban de puro deseo y gozo.

La tomé de la cabeza y la empujé hacia adelante, de manera que sus pies en el suelo abiertos me ofrecían su esplendido culo y ella apoyada con las manos en la cama se agachaba en una posición propia para bombearle el culo y la concha por detrás.

Su ano estaba muy mojado por los jugos de su concha y comencé metiéndole el dedo índice el ojito del culo, el cual se introduje profundamente pero con algo de resistencia, al sentir la profanación de su agujerito, ella dio un gemido de sorpresa, ya que no tenía conciencia de que también por el culo pudiera gozar, así que le saqué el dedo y comencé con la lengua a lamerlo y lubricarlo para enterrarle esta vez el dedo medio entre los gemidos apagados que Sandra emitía y estuve así un rato lamiendo y perforando su culo con los dedos hasta que no pude más y le puse mi cañón a la entrada de su lubricado ano y comencé a penetrar por ese agujerito también virgen de polla, pedazo por pedazo pero a cada pulgada Sandra daba un gritito de puro deleite hasta que le terminé enterrando todo el miembro en lo más profundo de su culo, Sandra comenzó a moverse de adelante hacia atrás y subió sus piernas en la cama quedando de rodillas con su culo al

aire y yo totalmente ensartado dentro de ella culeando como poseído aferrado a su cintura y disfrutando de ser el primero en romper ese sabroso culo y ella de sentir por primera vez una gran verga dentro de su intocado hasta la fecha culo.

Al calor del momento no había reparado en nada de la habitación pero en un descuido giré mi vista hacia la derecha y vi que en toda la pared había un espejo grande que nos reflejaba y pude ver la erótica escena que representábamos, ella arrodillada en la cama con su culito al aire y yo aferrado a ella por su cintura clavándole mi estaca sin compasión.

Sandra solo gemía y apretaba con sus manos las colchas de la cama, le ví la cara por el espejo que tenía frente a nosotros y con los ojos cerrados y llenos de lágrimas que se escapaban de sus parpados cerrados apretaba los dientes y las colchas con sus deditos mientras yo la taladraba salvajemente, y esta visión me puso aún más caliente por lo que al poco rato me corrí dentro de su culo, alcanzando a sacar la polla cuando esta lanzaba sus últimos chorros de leche que le bañaron todo el ojete y parte de la espalda, mientras ella parecía que había caído en trance pues también había tenido un orgasmo casi simultaneo al mío y lo disfrutaba al máximo.

Abrazados y totalmente empapados de sudor y de nuestros jugos, nos besamos larga y deliciosamente, mientras ella me confesaba que nunca se había sentido así con ningún hombre y que realmente había perdido su tiempo con su marido el cual nunca la pudo hacer sentirse una verdadera mujer, todo eso alimentaba mi ego y me ponía nuevamente erecto lo cual ella sintió y lejos de retraerse tomó la iniciativa esta vez y montada a horcajadas sobre mi polla, cabalgó como una guerrera amazona hasta que logró domar a la bestia que tenía enterrada entre sus piernas no sin antes hacerla vomitar de lo lindo, inundando su polla de leche que posteriormente me dio a beber en un suculento 69 que terminó en otra eyaculación, pero esta vez en su boca y así en la primera vez que nos amábamos, yo había terminado en cada uno de sus agujeros, cosa que para mi era un verdadero record, y aún tuve fuerzas para echarle otro polvo, pero esta vez de pie, en la ducha del baño totalmente enjabonados mientras nos caía el agua de la ducha, yo la tenía contra la pared alzándola a horcajadas, con mis manos entre sus piernas y ella con sus brazos rodeándome el cuello para facilitar mi trabajo ahí parecía que yo la estaba sembrando a la pared, clavándola con mi estaca hasta que me corrí por cuarta vez, mientras ella alcanzaba su enésimo orgasmo en la noche más caliente que había tenido en su vida.

Ella se "curó" del sufrimiento por el abandono de su esposo y yo encontré a la compañera ideal para satisfacer todas mis fantasías y perversiones sexuales una mujer que por los tabúes de su educación reprimía toda su capacidad sexual pero que era lo suficientemente inteligente para enviar por el retrete todos esos tabús y aprender a disfrutar del sexo como fuente de placer y de realización y no como algo pecaminoso o prohibido.

Aquello fue el inicio de una muy buena "Amistad" con una puritana y recatada mujer a la que había vuelto una salvaje y cachonda puta, y mientras en público, ella seguía con su carácter suave, decente y tranquilo, yo seguía comportándome como un verdadero pendejo… Digo caballero enfrente de todos mientras en la intimidad nos volvíamos unas bestias sedientas de sexo y adictos uno del otro.

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