Regalo de 19 I

Esta es una historia ficticia sin basamento en hechos reales. Completamente de mi autoría.
Es mi primer post y mi primer historia. Son relatos que dedicaré a este sitio para conocer su opinión y divertirlos un rato. Espero se exiten tanto como yo al escribirlos. Se aceptan criticas y correcciones.


Regalo de 19 I

Su cumpleaños había terminado, quedan solo un par de personas. Tiene ya 19 y les sientan muy bien, su cuerpo está formado pero aún conserva esa inocencia adolescente. Yo con mis 22 tampoco estaba tan mal, cabe destacar.
- ¿Podrías quedarte y ayudarme a ordenar? ¿Por favor?
- Por supuesto. ¿La pasaste bien?
- Si, muy bien.
Las últimas personas se van y quedamos solos, comenzamos a ordenar hasta que todo quedó perfecto. Ninguno de los dos había tomado nada, a ella no le gustaba y a mí no me apetecía. Me acuerdo que no pude comprarle su regalo.
- No pude comprarte tu regalo todavía, la semana que viene te lo traigo.
- Está bien, no es necesario que me des nada.
- ¿Cómo no? Debo y quiero.
Me despido de ella y le doy un beso en el cachete, estoy por cruzar la puerta pero su brazo me detiene. La miro y veo en sus ojos mucha timidez.¿Que querrá?
- No se como decirte esto, no quiero que lo tomes a mal y si te niegas no me enojaré.
- ¿Qué pasa? Me estas asustando...
- Bueno, ¿Viste que dije que no tenías que darme nada de regalo?
- Si, ¿Pero porque eso te pone así? Si hasta tartamudeás...
- Bueno, resulta que si me gustaría que me regales algo...
- Pedime lo que quieras.
- ¿Te acordás de que vos me diste mi primer beso hace unos meses?
- Si, como para olvidarlo.

* flashback*
El alcohol ya había subido un poco a mi cabeza y comenzaba a nublarme los sentidos, pero mi mente estaba ya bastante más relajada. Me sentía usado, muy triste, pero por sobre todas las cosas, enojado. Si no me quería más me lo podría haber dicho, me podría haber dejado. No hubiese sido fácil pero al menos no me habría hecho quedar como un estúpido, ni estaría como lo estoy ahora, sentado en la vereda sobre una sucia pared de un bar de mala muerte, con algún que otro moretón y un hilo de sangre que chorrea de mi nariz luego de haber peleado con cualquiera que se me cruzase en el camino y posteriormente, sacado a la fuerza por un par de esos hombres musculosos que se hacen creer muy rudos solo por que su camiseta dice que son de seguridad.
Siento el ruido de unos tacones acercarse e inmediatamente después una figura femenina se sienta al lado mío. Algunos rizos rubios caen sobre mis hombros ya que ella ha recostado su cabeza en mí.
- ¿Como me has encontrado?
- Te vi mal y te seguí, no pude parar tu pelea de hace un rato.¿Qué pasa? ¿Te peleaste con ella cierto?
Saca un pañuelo de su bolsillo y limpia con muchísimo cuidado la sangre que cae de mi nariz.
Como respuesta a su pregunta saco la bolsa de caramelos de frutilla de mi camisa y se la muestro. Ella abre sus ojos y me mira fijamente como es costumbre, preguntado con ellos por que le muestro aquella bolsita.
- Hubo una vez, hace un par de años, que le dije que cada vez que comiera uno de estos caramelos iba a estar besándose apasionadamente conmigo, a la distancia. Y ella siempre comía uno en el trabajo, cuando compraba ropa, cuando estábamos alejados. O eso me decía. Y yo también comía alguno cuando no la veía, era nuestra forma de demostrar que nos amábamos. Pero ayer fui a buscarla a su casa. Y estaba comiendo caramelos con otro.
- ¿Te engañó? No puedo creerlo, nunca pensé que pudiera llegar a hacerte eso, la conocía mucho y creía que te quería.
Mi enfado es tan grande luego de eso que gritándole sin pensar le contesto:
- ¿No ha quedado claro? Es obvio que me ha engañado, se ve que muy bien no la conocías. ¿ O lo sabias y me mentís también?
- Y ahora te enojás conmigo. Siempre intento ayudarte y no me dejás, yo no tengo la culpa de lo que te pasa.
Intenta levantarse e irse pero su movimiento se ve impedido cuando la agarro por sus muñecas y la acerco a mí. Otra vez sus ojos abiertos, siempre que me acercaba a ella lo hacía.
- Lo siento, de verdad. Siempre sos buena conmigo y termino gritándote, no te lo mereces. Por favor, quédate a a conmigo un rato.
Tomo uno de los caramelos de la bolsa y se lo ofrezco. Me mira a los ojos, como pidiendo permiso. Siempre lo hace, es muy tímida. Lo agarra y lentamente lo desenvuelve, sin dejar de mirarme, con sus pequeñas y frágiles manos lo coloca sobre su lengua y vuelve a recostarse sobre la pared, saboreándolo con los ojos cerrados. También como uno yo, pero esta vez no pienso en estar besándome con mi novia, lo considero un avance. A estas alturas los efectos del alcohol han desaparecido y soy plenamente consiente de todas mis acciones.
Al cabo de unos minutos de silencio, abre los ojos y vuelve a mirarme.
- ¿Son así de dulces y lindos los besos?
Su inocencia al preguntar me sorprende.
- ¿Nunca te han besado?
- No, nunca. No creo que alguien quiera hacerlo, nunca me consideré alguien a quien se desee besar.
- Eso es imposible, pero respondiendo a tu pregunta, cuando lo hacés con una persona a la que querés lo es.
Le ofrezco otro caramelo y lo acepta gustosa, nuevamente se recuesta y con los ojos cerrados lo degusta, como imaginándose el momento. Un pequeño gemido se escapa silencioso de sus labios y de pronto me entran unas ganas increíbles de besarla. No es lo correcto pero se que no es por causa ni del alcohol ni del engaño, es porque lo deseo, porque ella siempre está aquí para mí y quiero recompensarla de alguna manera.
Me pongo arrodillado frente a ella y acercó mi rostro al suyo, ella continúa con sus ojos cerrados pero al sentir mi respiración contra su nariz los abre. La siento nerviosa pero no pienso abandonar lo que estoy haciendo.
- ¿Que hacés? - Su respiración entrecortada y su tartamudeo la delatan aún más.
- Voy a besarte.
Y sin escuchar si ella dice algo lo hago, choco mis labios contra los suyos, lentamente, alargándolo, siendo gentil. Intentando que para ella sea una experiencia inolvidable.
Sus labios son muy suaves, carnosos y, luego de mostrarle como profundizar un beso, nuestras leguas se fusionan, nuestras bocas aún conservan el sabor del caramelo que hasta hace un rato era un eufemismo de lo que ahora estábamos haciendo. Se nota que es inexperta y tímida, pero al pasar los minutos logramos encontrar el ritmo adecuado para que ambos nos sintamos cómodos. Si, digo ambos y es algo que me sorprende, nunca creí que yo iba a disfrutar de aquello. Pero lo hago y cómo.
Muerdo un poco su labio inferior y veo que eso le gusta. No quiero separarme de ella pero las cosas están yendo demasiado lejos. Paso mi lengua suavemente por su comisura y luego le doy un beso en la frente.
Está jadeando, con su mano en su boca, mirando distante. Eso me preocupa ¿La habré lastimado? ¿No le habrá gustado?
- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Sale de su ensoñación y me mira fijamente, sus labios están rojos e hinchados y refreno mis ganas de besarla de nuevo.
- Wow, eso ha sido... Increíble. ¿Todos los besos son así?
- Depende del besador...
- ¿Como lo he hecho yo? ¿Ha estado muy mal?
- Has estado perfecta, debo contenerme para no hacerlo de nuevo...
Y me sonríe y me da un beso en el cachete. Pero luego viene lo peor, el arrepentimiento.
- ¿ Como dejé que lo hagas? Sos el novio de mi amiga por el amor de dios.
- Ya, es un secreto entre nosotros. Pero tenés que saber que no fué ni por venganza ni por alcohol, que nunca hago nada que no siento. Además, tu amiga no pensó en mi cuando estaba con el otro.
Se levanta y se va, dejándome pensando en que acaba de pasar. Y dejándome con ganas de más.
*fin flashback *
Por suerte he dejado de estar con esa flaca que me hizo sufrir tanto.
- Quiero que seas mi primera vez.
- ¿Cómo? ¿No es que tenés novio?
- Lo dejé
La situación no hace mas que aumentar mi temperatura, me mira con tanta vergüenza y ternura en sus ojos, pero a la vez ardiente de deseo que no puedo resistirme. Ella me desarma, nunca puedo negarme a lo que me pide y menos si menciona el beso que recuerdo casi todas las noches antes de dormir. Pero decido jugar un poco con ella, hacer que me desee y me lo pida rendida por la pasión.
Me acerco un poco a ella y mi rostro casi choca con el suyo.
- ¿ Te acordás como fue aquel beso? ¿ Qué sentiste? Nunca lo hablamos.
La siento jadear y pensar en lo que va a decirme.
- Con mi novio nunca siento lo que sentí cuando me besaste vos. Fue algo inexplicable, quería más.
Se me aprieta un poco el pantalón. Nunca pensé oír esa frase en sus labios. Me acerco aún más y rozo mis labios con los suyos. Ella intenta retenerme por más tiempo pero yo soy más rápido y me alejo. Le deposito un largo beso en la comisura de sus labios, sin llegar a tocarla.
- Repetilo, bésame vos, mostrarme lo que aprendiste.
Y lo hace, me besa como nunca pensé ser besado. Me mordisquea el labio, explora con su lengua mi boca. Me hace arder en deseo. Mis labios bajan hasta su cuello y comienzan a besarlo, lamerlo y morderlo. Incluso le muerdo el lóbulo de la oreja, cosa que le hace soltar un gemido que hace que mi erección sea mas grande.
- ¿ Te gusta que te bese el cuello?
- Me encanta, ¿ Vas a regalarme lo que te pedí?
- Vas a rogarme por que lo haga.
Sigo besándola en todo el cuello y sus gemidos se hacen mas audibles y seguidos. Paso mis manos por su cintura y se arquea, intentando acercar su pelvis a mi pantalón. Las subo un poco mas y le acaricio los senos, de tamaño medio, pero como tengo manos grandes puedo cubrirlos completamente.
- Sacate la remera.
Tímidamente comienza a desabrochar los botones pero no me aguanto y se la arranco, rompiéndola. Lleva un corpiño rojo de encaje, muy sexi. Lo tenía todo preparado.
Al corpiño se lo saco muy lentamente, haciéndola disfrutar de aquello. Continuo besándola con sus pechos al descubierto, sin tocarla. Para este punto de tantos besos sus labios están rojos e hinchados.
- ¿Querés que te toque un poco?
- Por favor - suelta en un gemido-
Con uno de mis dedos acaricio su pezón y lo siento endurecerse debajo de mi piel, repito lo mismo con el otro hasta que se convierten en piedra. Luego le masajes un poco sus pechos pera dar lugar a mi boca. Ella explota en gemidos cuando con mi lengua trazo círculos alrededor de su sensible piel y doy leves mordiscos. Una de mis manos se desliza hacia su trasero y lo agarra con fuerza. La llevo lentamente a un sillón grande que estaba en la salas la recuesto,sin dejar de mirar sus ojos que parecían brillar de calentura.
Comienzo a desabrocharle el jean que llevaba y le quito los tacos. Lo hago tan despacio que ella ruega que lo haga más rápido, pero no le doy el placer. Quiero tenerla a mi merced, que me pida todo pero que yo se lo de cuando quiera. Su bombacha hacia juego con su corpiño pero una mancha más oscura rodeaba su zona íntima, demostrando lo editada que estaba.
- Veo que te gusta, estas tan mojada para mi...
Acaricio un poco sus piernas y le doy un beso y una lamida cerca de su zona logrando que se arquee de una forma nunca antes vista acompañando el movimiento con un alto gemido.
Toco por encima de la tela su dulce e húmeda zona y ella grita de placer, bajo la bombachita con mis dientes y se la saco. Poniéndola en la mesa como si de un trofeo se tratase.
La tengo totalmente desnuda para mí, depilada completamente. La beso de nuevo y bajo mi rostro hacia su vagina, besándola suavemente, con mi lengua recorro toda la extensión y succiono un poco su clitoris, su sabor es tan dulce que no quiero dejar de lamerla nunca. Continuo con esa lenta tortura hasta que explota en su primer orgasmo de esa noche.
- .¿Que, que ha sido eso? Pregunta entre respiraciones entrecortadas.
- Tu primer orgasmo, el primero de muchos esta noche, espero.
Decido comunicarle que voy a meterle un dedo para que no se asuste y le advierto que puede dolerle un poco pero está tan mojado que se desliza bastante fácilmente por ese apretado orificio, los muevo un poco hasta que se acostumbra y luego meto otro. Así continuo hasta que siento que mi verga podría entrar fácilmente. Ella me pide que lo haga, que la desvirgue, que le saque su inocencia pero le pido que lo diga en vos alta o si no dejaría todo lo que estaba haciendo.
- Por favor, quiero sentirte adentro, que me rompas, que sea solo tuya.
Y eso me da la pauta de que puedo entrar. Acerco mi pantalón a punto de explotar hacia sus manos, pidiéndole que me lo saque, desabrocha rápidamente la bragueta y me quita el bóxer de un tirón. Termino de desvestirme sin dejar de tocarla. Cuesta un poco y escucho un par de grititos de dolor, pero luego se acostumbra y me permito llegar mas adentro rompiendo así con su inocencia. Ella está gozando y mis embestidas comienzan a ser mas fuertes, hasta que explota en su segundo orgasmo. Continuamos así un buen rato y decido que su culito tocará en otro momento. Se que todas sus primeras veces serán conmigo y me siento orgulloso. La llevo hasta la cama y le enseño un par de posiciones hasta que quiero venirme. No lo hago dentro de ella sino en las sábanas. Se la meto de nuevo y dormimos así.
Al otro día me lo agradece y me da un par de besos más. La semana que viene le traigo su regalo y también le daré algunas cosas más....

2 comentarios - Regalo de 19 I

Ritomansilla
muy bueno!!! te felicito y te agrego unos puntos para que repitas otros buenos relatos
elneslip
Buen relato, algo parecido me paso hace un par de años con una amiga y me lo recordaste. Van puntos!