La ofrenda

El hechicero llamado Raizdeceibo la fue a buscar justo cuando el sol se escondía entre las montañas del oeste.
Sería la última vez que viera el sol desde su cuerpo, Suyay la mas hermosa de las mujeres de la aldea, la mas deseada por guerreros y jóvenes en vía de serlo, nunca sería de nadie, era la elegida, la afortunada que traería con su sacrificio la paz y el equilibrio que se necesita para que el maíz crezca, los niños crezcan, la vida siga su curso lejos del fuego y la destrucción que dormía en la montaña y que podía reducir a cenizas todo lo que se conoce.
Serena, dejo que Raizdeceibo la desnudara y comenzara a grabar intrincadas figuras con tinturas en sus dedos
-nunca desde que tengo memoria, ofrecimos una flor tan bella como vos - dijo sin mirarla, aplicado a su labor- traerás años de felicidad a tu gente, tu familia caminara orgullosa por siempre- Suyay trato de imaginar el mundo sin ella, un nudo se le hizo en la garganta.
-será rápido?-pregunto avergonzada por su miedo
-eso solo lo sabe Fuegonocturno, generalmente es muy rápido todo, que el miedo no te impida ver lo afortunada que sos.
Salieron de la choza ceremonial, el hechicero adelante, Suyay detrás, desnuda, decenas de corazones se encogieron al ver su hermosura… acostumbrados a matar y a morir, a luchar y cazar, sintieron un hueco en el pecho al verla caminar hasta la roca del Ofrecimiento.
Los tambores comenzaron su letanía, las mujeres su canto, los guerreros su danza, ritmo reiterativo que los transportaba, los reconfortaba…Raizdeceibo ato a Suyay por las muñecas a dos postes de modo que ella quedo de pie con los brazos abiertos
-querés verlo? – le pregunto mostrándole una capucha
-si, quiero verlo llegar-las lágrimas le rodaban por la mejilla, el hechicero sonrió y las seco con el pulgar mientras la acariciaba
-valiente sos niña, los dioses te recibirán danzando- acto seguido soplo muy fuerte un cuerno que emitió un sonido largo y quejumbroso.
Esperaron, la danza y los cantos continuaron, el pecho de la Ofrenda subía y bajaba agitado dando un espectáculo que los guerreros no querían ver, pero que los subyugaba.
Desde los confines de la montaña se oyó un rugido que dejo a todos en silencio, Raizdeceibo los obligó a retomar los cantos y la danza.
Un batir de alas gigantes los alerto, Fuegonocturno se acercaba, Suyay miraba entre las nubes buscando la figura que temía… contra la luna de fondo lo vio, con las alas desplegadas, gigantesco y hermoso, dio vueltas alrededor de la aldea como siempre hasta llegar a la roca del Ofrecimiento y posarse frente a Suyay, que no pudo evitar gritar de espanto frente a la descomunal cabeza del dragón, decenas de manos guerreras se cerraron con fuerza en las empuñaduras de sus armas, Raizdeceibo les recordó solo con la mirada que no podrían vencerlo, que un ataque solo traería desgracias para la aldea… el dragón los miro y dejo escapar un hilo de humo de sus fauces luego su atención se poso sobre Suyay se acerco y aspiro su olor, coloco su enorme hocico en la entrepierna y tanto lo embriago el aroma que con su lengua decidió investigar esa fuente de delicia, Suyay dejo de ser virgen con esa víbora que quemaba y le producía un intenso placer entrando e investigando su vientre, avergonzada de su goce trato de luchar, de cerrar las piernas, Fuegonocturno retrocedió y rugió dejando ver una hilera de dientes como puñales, el hechicero comenzó la canción de los esposos para liberar a la chica de la culpa, nadie lo siguió en el canto… rompiendo las sogas que la ataban el dragón tiro a Suyay al piso boca abajo, se coloco atrás, sus enormes patas a cada lado de su Ofrenda y con sus garras, midiendo la fuerza para no romperla, separo las piernas y volvió a meter su lengua y aspirar ese aroma que lo tenia fascinado…Suyay gemía, se retorcía arañando la piedra con los ojos apretados para no ver a los suyos.
Raizdeceibo ordeno a las mujeres llevarse a los niños, su cara de preocupación era evidente, esto no debía estar pasando, se juntó con el jefe de los guerreros y con
los mas viejos:
-esto no es lo que debe suceder, hay cosas que jamás deben juntarse- dijo el mas anciano
-déjenme intentarlo, si morimos en el intento será mas digno que esta aberración- el jefe de los guerreros hablaba sin poder quitar los ojos del placer de Suyay, la chica se tapaba la boca para no gritar, atravesada por un poderoso orgasmo
-Fuegonocturno no es el único, si logramos matarlo deberíamos abandonar para siempre nuestro hogar y aun así nos encontrarían y no habrá un futuro para nuestra nación-el hechicero lo dijo como pensando-creo que lo mejor es retirarnos y dejar que se consuma lo que ha empezado- el jefe de los guerreros (que era hermano de Suyay) lo miro fieramente apretando fuerte la lanza, y antes que pudieran detenerlo corrió hacia la roca del Ofrecimiento.
Suyay sintió que el dragón la tomaba con sus garras suavemente de las axilas y sin entender vio alejarse el piso, desde arriba pudo ver a su hermano tirando su lanza hacia ella, pero un dragón en el aire es ágil y eludió fácilmente el tiro, vio al alejarse a otros guerreros deteniendo a su hermano que luchaba enloquecido…
-haremos lo que nunca se hizo, y si me complaces no matare a tu insolente gente- dijo el dragón para sorpresa de Suyay, quien comprendió que el destino de su gente quedaba en sus manos
-seré tuya, ya soy tuya, nadie me toco excepto vos mi señor- aterrizaron en la montaña y el dragón la guió a una cueva, la chica alcanzo a ver en la oscuridad una montaña de pieles de animales que seguramente servían de nido, allí se dirigió, atrás de ella la bestia también, ella se apretó al cuerpo de Fuegonocturno y lo acaricio tocándolo con firmeza, en el vientre no tenia las escamas que son su escudo, siguió bajando con sus manos y llego a tocar una gran dureza (como la que había visto en los caballos cuando estaban en celo la yeguas) por un capuchón de piel asomo un gran falo, Suyay pensó que no podría consumar el acto y decidió chuparlo, apenas entraba en su boca, tenia un sabor áspero y estaba tan caliente como la lengua que otra vez hurgaba en su interior, la bestia rugió de placer y la obligo a hundir en su garganta el trozo palpitante, la invadieron arcadas pero para purificarse hacia dos días que no comía y nada había que vomitar…respiro hondo y aflojando las mandíbulas dejo que el dragón se hunda mas y mas hasta que ya no pudo respirar y saco la boca, Fuegonocturno la dio vuelta y apoyo el falo contra sus humedades
-no es posible, no es posible- repitió Suyay
- por ahí ustedes nacen, será suficiente -resoplo en dragón mientras presionaba , ella se abrió todo lo que pudo y se apretó contra la dura y caliente verga deseándola, con lo lubricada que estaba la cabeza comenzó a penetrarla, un dolor inmenso la invadió mientras el ariete entraba
-tuya soy, mi señor, fuego que apaga mi fuego-le dijo cuando el dolor amaino y pudo hablar, la piel de su sexo no podía estirarse mas, estaba a punto de rasgarse y sin embargo Suyay se exponía y empujaba para que la bestia la gozara bien, no ya por sacrificio sino por propio deseo… después de acabar a chorros que se deslizaron por sus muslos le pidió a Fuegocturno una tregua. Se recostaron juntos, se miraron, se acariciaron y la bestia volvió a enloquecerla con su lengua rápida y caliente
-quiero verte gozarme- Suyay se acostó boca arriba y abrió las pierna ofreciéndose, el dragón se acomodo y levantándola son sus garras la penetro profundamente, ella temblaba como una hoja al viento, la lengua de el volvió a moverse por todo su cuerpo, comprobando como en algunas zonas Suyay gozaba mas, curioso empezó a experimentar hasta que llego al clítoris y ella exploto dando un grito que reboto entre las montañas y llego hasta la aldea donde Raizdeceibo se miro desconsolado con el jefe guerrero.
En la caverna todo hervía y olía a sexo, con lágrimas en los ojos le susurro
-tuya soy… mi señor…apaga mi fuego con tu fuego - y el dragón llenó de semen su vientre que pronto no pudo contenerlo mas y rebalsando cayo entre el falo y las piernas de ella.
Enroscándose sobre el cuerpo se la chica posó su hocico entre sus pechos y la miró tristemente
-lo que empezó recién en tu vientre, nunca debe nacer- Suyay asintió acariciándolo
-lo se… que sea rápido- pidió y antes que pudiera darse cuenta su cabeza ya no estaba unida a su cuerpo.
La ofrenda

7 comentarios - La ofrenda

Pervberto
¡Uy, uy, uy, la zoofilia mitológica!
Lady_GodivaII +1
guau! cantidad de sensaciones deja este relato...
Pervberto +1
¡Usted, milady, seguro que lo cabalgaba! ¿Ya salió a dar alguna vuelta en un pegaso? Dicen que los tordillos son de vuelo mu maniobrable.
Lady_GodivaII
@Pervberto la verdad, la verdad, preferiría un Centauro 😉
clandestyna
Atrapante, impecable y excitante!
mdqpablo
wow que relato , y un final inesperado , van pts
El_rop
Exelente relato
grancucon
¡¡¡¡ M A G I S T R A L .......Nada Mas.....Felicitaciones y Gracias por Compartir....!!!!!