En el ano de mi amiga

Después de nuestro encuentro sexual en el interior del país, en donde, a pesar de todo lo que follamos, no pude meterle todo mi miembro en el culo. Mi obsesión aumentó, tenía que ser mío pronto.

Regresé a la capital donde mi amiga consiguió un empleo de domestica, eso nos permitía estar más cerca. Así fue que nuestra tórrida amistad tomo más calor, salía de casa de su patrona cada dos semanas, de tal manera que arreglamos nuestras citas los sábados, en ocasiones en la tarde y otras veces en la mañana. En una de estas citas decidí cambiar de hotel, buscando cambiar el ambiente, la esperé en donde más tarde tendría a esa morena como siempre quise. Entramos al hotel de ocasión, equipado especialmente para follar. Tenía una cama grande, de hecho era más bien un colchón sobre un mueble de concreto, con lo que aseguraba mayor estabilidad y sin el incomodo ruido de los resortes, una butaca de madera y televisión por cable que al encenderla ya estaba sintonizada en un canal de adultos.

Yo llevaba un bote de lubricante y unas ganas inmensas de penetrarle el culo a mi amiga. Nos besamos con un deseo inmenso, saboreando esos labios carnosos que posee ella. Le quite la blusa para poder tener esas poderosas tetas que chupe a placer, con tantas ganas que me decía "hay papi dale suave". Le desbroche el pantalón jeans que llevaba quedando en pequeño hilo dental, que permitía ver el estupendo culo de mi amiga.

Me senté en la butaca cerca de la cama ya desnudo y ella se acostó de frente a mí para poder alcanzarme y llevarse mi verga a su boca la cual hizo desaparecer de inmediato. Me la estuvo saboreando largo rato, hasta que quise agradecerle devolviéndole el gesto, la acosté con las piernas abiertas propiciando ver la más hermosa, grande y estrecha vagina que nunca antes había visto y probado; a mis cuarenta y cinco años he visto varias, pero ninguna como la posee mi amiga. Creo por eso la deseo tanto. Con suavidad empecé a besar su clítoris y lamer toda su raja. Introduje uno de mis dedos en su ya humedad cavidad, con su particular quejido de placer que me fascinan escuchar. Me dispuse hacer que se viniera, apreté mis labios sobre su clítoris y con movimientos rápidos de mi lengua sobre él, le provoque un intenso y largo orgasmo. La jalé hacia el borde de la cama, puse sus largas piernas sobre mis hombros y la penetre en esa pose. De un solo golpe se la metí toda, con vigor la comencé a follar, sin parar escuchando sus corridas. Le di vuelta y la coloque en cuatro. Su concha sobresalía de la excitación. La volví a coger esta vez por la cintura, apunté la punta de mi pene en su estrecha vagina, que ella separando con sus dedos los labios mayores que, de las ganas de seguir follando, estaban inflamados, eso me permitió dejarle ir las seis pulgadas de mi gruesa verga. Que gusto más grande ver como esa morena arrecha se contoneaba al sentir como se la metía con vigor. Me estimulo tanto, que empecé a darle nalgadas, lo que provoco en ella una reacción de placer inesperado, por lo que continúe así hasta hacer que ambos nos corriéramos.

Nos quedamos un rato acostados, luego nos duchamos. El hotel nos había dado cuatro horas y queríamos aprovecharlas al máximo; nos volveríamos a ver nuevamente en dos semanas. Le pedí que me lo mamara para reanimarme y vaya que lo hizo; es especialista en el sexo oral. La acomode arriba de la butaca, frente al espejo de una cómoda, y se abuso, le puse la vaselina en el ano y en mi verga, ese tenía que ser el día. Me rogó que se le diera suave, estaba realmente asustada, pero dispuesta a experimentar y complacerme en todo. Le introduje poco a poco la cabeza de mi miembro, una vez adentro empuje con suavidad el resto mientras veía su expresión de placer reflejado en su rostro a través del espejo. Empecé a follarla suavemente, se lo sacaba y miraba como había quedado aquel orificio que tantas dificultades me dio; ahora parecía un hueco profundo y riquísimo. Volví a ensartarla, esta vez le aplique mayor vigorosidad, ya ese culo era mío para siempre, y quería gozarlo al igual que ella lo estaba gozando. Se volteó para ver como lo gozaba y me dijo dale suave “papi te falta mucho” a lo que respondí que no y en realidad estuve follándole el culo como una hora y me detuve. Estaba recibiendo mucho castigo. Entre al baño, me lave el miembro y volví, la acosté boca arriba y la volví a penetrar por la concha. Empecé a cogérmela nuevamente y le decía quieres mi leche y ella respondió que “si papi”. Cuando sentí que me corría se la saqué y se la puse en la boca, que abrió con deseos de tragarse mi líquido cálido, el cual saborea siempre que follamos. Es la mujer más excitante con la cual he follado y en verdad tenemos tan buena amistad que nuestra química en el sexo es especial, fuimos novios en la adolescencia y nunca tuvimos sexo y ahora tenemos el mejor del mundo.

2 comentarios - En el ano de mi amiga

Gambito54321
caliente relato por el culo es lo mas rico che
lo banco a favoritos y lo recomiendo che
pasate por mis post

En el ano de mi amiga