El reencuentro lésbico

Soy lesbiana y pasaron cuatro años para volver a encontrarme con ella, la mujer a la que siempre he amado.

En esos segundos al verla esperándome en el hall del hotel de Madrid supe que aún sus ojos brillaban al mirarme, a pesar del paso de los años; ella con sus 41 y yo con mis 27.
Por razones de trabajo tuve que viajar desde Chile a Madrid, a penas tome conocimiento de ello le envié un mensaje desesperado indicándole la fecha y el nombre del lugar donde me quedaría, pero le pedí que no me confirmara si iría a mi encuentro para así no decepcionarme ni sufrir si ella no llegaba.

Ya en aquella ciudad, un par de reuniones por acá y otras por allá por fin llegué al hotel a darme una ducha, cambiarme de ropa y luego pasear; no conocía nada y tenía solo 7 días para recorrerla. El recepcionista me informó que había una persona esperándome y sentí que mi corazón se salía y latía a mil por hora, di la vuelta y ahí estaba ella con su cabello rubio corto, sus lentes, su sonrisa y el brillo de sus ojos color marrón… la abracé eternamente, no quería dejar de sentir su cuerpo entre mis brazos y prófugamente le besé el cuello.

La llevé a mi habitación, me sentía nerviosa por su presencia, me saqué la chaqueta, los zapatos y mientras lo hacía le dije riendo que me debía una caña (cerveza) por una apuesta que habíamos hecho en el pasado y que finalmente perdió, a lo que respondió que sí, que me la pagaría. Entré al baño terminé de sacarme la ropa allí y no sé si fue en cierta parte ilógico, dejé la puerta entreabierta; tal vez para calentar motores de nuestra relación inconclusa o tal vez por confianza.

Cuando salí, ella estaba sentada en la cama mirando unas revistas y a la vez estaba escuchando la televisión; saqué una camiseta de la maleta, ropa interior y un jeans y fui a vestirme al baño, mientras lo hacía pensé en finalmente hacer lo que había imaginado hacerle desde hacían cuatro años, que fue el momento en que no nos volvimos a ver.

Salí del baño tan solo con la ropa interior puesta; unas pantaletas y sostén de encaje color rojo, apenas me miró, quedó pegada a mí y no retiró su vista de la que ahora es una figura escultural en comparación a la cual me conoció (la verdad me dediqué a esculpir mi cuerpo con ejercicio de gimnasio y practicando running, además de una cirugía para aumentar mi busto pequeño por uno mediano); me acerqué a ella y se puso de pie, nos acercamos poco a poco, como si estuviésemos acechándonos para atacarnos, hasta que nuestros labios finalmente se encontraron en un beso apasionado (sus besos fueron los mejores que recibí, en comparación a los cuantos besos que recibí de otras chicas con las que estuve en su ausencia); nuestras manos no pudieron evitar no recorrer nuestros cuerpos, fue como si necesitásemos memorizar cada centímetro la una de la otra; su cuello, espalda, baja espalda, senos, vientre, brazos, culo no pasaron desapercibidos, al igual que mi cuerpo a los dedos de ella.

La desvestí poco a poco, su camiseta salió volando y terminó en el otro extremo de la habitación, desabroché su jeans y lo saqué, su sostén dejó ver nuevamente ante mis ojos sus senos, la aureola rosada y pezones duros, hice que se recostara y saqué su calzón; yo aún estaba con mi ropa interior, no dejé que me la sacara. Me posé sobre ella y la besé desesperadamente y ella respondió a mi necesidad, comencé a moverme poco a poco, quería sentir que el roce de mi sexo le provocaba que de su vagina comenzaran a salir sus líquidos y fue así que poco a poco bajé mi mano derecha para examinarla, su vagina estaba muy húmeda, la masturbé solo un par de segundos, pues tenía otros planes para saciar nuestro deseo.

Puse una almohada bajo sus caderas, ella extrañada no sabía por qué había parado de masturbarla, rodee la cama y le dije ¿Adivinas qué sigue ahora? Y siguió extrañada, pero rió al escucharme decir eso de manera picaresca, tomé una segunda almohada e hice que levantara la cabeza; acerqué mi boca a la suya, pero en posición invertida y fue ahí cuando entendió el mensaje, yo quería que hiciéramos el 69, quería sus jugos en mi boca al mismo tiempo que los míos estaban en la suya… al lado de ella me saqué la pantaleta y el sostén, a penas lo hice con una de sus manos tocó mis senos y marcó con ternura la pequeña cicatriz que me quedó de la operación y poco a poco la bajó hasta mi vagina que ya no daba más de humedad, introdujo uno de sus dedos a través de mis labios menores y sentí que al sacarlo mi lubricación cayó de su dedo en un hilo cristalino… fue así que acercó mis caderas a su cabeza e hizo que me abriera de piernas sobre ella para que mi sexo quedara sobre su cara, lentamente bajé mi vagina hasta su boca, pero le dije que aún no pasara su lengua, sino que esperara a que yo estuviere sobre su vagina; cuando allí estuve, besé su monte de Venus y comencé a lamerla lentamente.

Pasé la punta de mi lengua por su clítoris, pero también me ayudé de mis dedos para abrir su sexo maduro y hacer de mi sexo oral algo más delicioso para ello; mientras lo hacía sentía que su lengua ya hacía lo propio en mi sexo, pero con desesperación, su lengua ya estaba dentro de mi vagina al igual que uno de sus dedos, por lo que no faltaron apresuradamente mis gemidos y yo sentía los de ella… así subí entonces la intensidad y comencé a comerle la concha con rapidez y a meter dos de mis dedos (índice y medio); su sexo aparte de ser de ser delicioso de sabor, se encontraba un tanto apretado, quizás porque hacía ya un año que nadie la cogía (que fue lo que me había contado con semanas de anticipación), metía mis dedos y lamía su vagina… era un poco difícil sentir y recibir, como también dar y hacer sentir, pero sin duda era delicioso; así estuvimos varios minutos, gimiendo mutuamente hasta que poco a poco empezamos a acabar juntas… fue inconfundible el sabor de sus jugos cuando acabó en mi boca, de ser un sabor agridulce, pasó a ser un dulce manjar que se posó en mi boca, cuando sentí su última gota de jugo me incorporé y fui a su boca y nos besamos en un beso apasionado que duró una eternidad.

Durante toda esa tarde nos quedamos en el hotel haciéndonos el amor, nuestros sexos quedaron adoloridos de las infinitas veces que nos penetramos con los dedos hasta lo más profundo que pudimos hacerlo.

Quizás en otra oportunidad les cuente las otras veces que seguimos haciéndolo y en los que disfrutamos nuestro reencuentro.

4 comentarios - El reencuentro lésbico

PorLasNoches85
muy pero muy excitante! imposible resistirse!
fanys11 +1
cierto??? 🤤
PorLasNoches85
@fanys11 demasiado! en los mensajes privados que te he dejado ya veras que tan imposible de resistirse fue leer este relato! la mejor forma para irse a dormir 😛
killing_dark
mmmm, pero que sexy relato, me fue imposible no tocarme mientras leia una y otra vez

saludos!
parejaonfire
Tu relato tiene una cadencia poco comun de leer, combinando sensualidad con dulzura y sexo
Amorosoo_89
Exelentee
fanys11 +1
me alegro te haya gustado...