Ebano y marfil

Antes que nada la demora no fue a proposito; algunos temas personales y laborales atentaron contra la publicación del relato; pero aqui está; espero lo disfruten...



Por fin llegó el día. A la seis salgo de la compañía y me tomo un taxi en la esquina. A las seis y veinte estoy en la dirección que Awekonosecuanto me envió por mensaje al celular. Llego temprano, lo sé, pero no me hago problema por esos diez minutos de anticipación, estoy tan ansiosa, tan desesperada que prácticamente corro hacia el portero eléctrico. Antes de llegar el vigilante me abre la puerta y me pregunta a que departamento voy. Se lo digo, entonces me hace pasar y me indica el camino. Adivino en su mirada cierto brillo divertido, ¿sabrá a lo que vengo? De repente esa idea, que sepa, me excita sobremanera, que Awekonosecuanto le haya dicho:
"Va a venir la mujer de mi socio, una putita regalada que quiere ver cuán grande la tengo, hágala pasar, por favor".
Y ahí voy yo, la putita regalada, dispuesta a probar aquel fruto exótico y prohibido con el cual deseaba empalagarme.
Llego al piso, busco el departamento y golpeo suavemente la puerta, como no queriendo llamar la atención de ningún vecino. Estoy en la casa de un diplomático africano, y en mi mirada se leen claramente las intenciones que traigo conmigo. Ya desde afuera puedo sentir el aroma de su piel, aroma que se intensifica cuando abre la puerta y me mira sonriente desde su imponente altura. Aunque me puse tacos altos, tengo que levantar la cabeza para mirarlo.
-Señora, un gusto volver a verla- me saluda extendiéndome la mano.
Comeme la boca, chuponeame toda, pienso en ese momento, pero igual se la estrecho.
-El gusto es mío- le digo al hacerlo.
-Adelante- me hace pasar y cierra la puerta detrás de nosotros.
Me invita a tomar asiento en un sofá de dos cuerpos y me pregunta si deseo tomar algo.
-No, así está bien- le digo.
-¿Qué pasa?, pareces un poco nerviosa, creí que querías esto- inquiere.
-Sí, es que...no estoy acostumbrada- le digo. Mentira total, pero bueno, a veces esta bueno jugar a la recatada.
Se sienta a mi lado y aunque esté sentado parece mucho más enorme todavía.
-¿Nunca le fuiste infiel a tu marido?- me pregunta.
-Algunas veces...pocas- titubeo desarrollando mi papel -Pero nunca con un...-
-¿...con un negro?- me interrumpe.
-Iba a decir con un africano- lo corrijo.
-¿Y qué te interesa de éste africano?-
Me muerdo sugerente el labio inferior, bajo la mirada un momento, como si estuviera avergonzada, la levanto, lo miro y ya olvidándome de cualquier teatralización, le digo:
-Saber que tan grande la tiene...-
-¿Eso nada más?-
-Y si duele- agrego con una sonrisa cargada de morbo y picardía.
A modo de respuesta, Awekonosecuanto me agarra la mano y la apoya en su bragueta, ya en estado de ebullición. Un fuerte estremecimiento me recorre todo el cuerpo al palpar el abultamiento que allí se erige.
-¡Wow! ¿Es así ya en estado normal?- le pregunto.
-Más o menos, comenzó a reaccionar apenas te abrí la puerta-
-¡Mmmm... es enorme...!- exclamo fascinada a la vez que deslizo mi mano por toda su longitud.
-¿No te asusta?- me pregunta.
-¡Ja! ¿Asustarme?- replico -¡Me encanta!-
Por debajo de su pantalón de tela comenzaba ya a levantarse una erección de proporciones. La aprisioné por encima de su ropa y se la apreté suavemente, sintiendo toda esa energía contenida reclamando ya su pronta liberación. Mientras yo se la seguía tocando y apretando, el africano vino hacia mí. Intuyendo lo que pretendía, me recosté contra el respaldo del sofá y me deje avanzar. Sus labios, gruesos, húmedos, calientes, absorbieron los míos, sabía delicioso, más aún cuando nuestras lenguas se encontraron en el interior de nuestras bocas, enredándose, frotándose la una contra la otra, saboreándose sin reparo ni prejuicio. Su pija en mi mano ya parecía a punto de explotar, y aunque todavía podía sentirla solo a través del tacto, me resultaba de un tamaño formidable.
-Te la quiero chupar...- le susurré débilmente.
No sé si no me escuchó o directamente me ignoró, porque me siguió besando con más fruición todavía a la vez que me amasaba los pechos por sobre la camisa. Ya saben, soy tetona, pero entre sus enormes manos, mis pechos parecían los de una quinceañera. Mis pezones se endurecieron con ese tibio contacto, marcándose a través de la tela. Entonces me desabrochó la camisa, botón por botón, lenta y delicadamente, me la abrió de par en par y me bajó de un tirón el travesaño del corpiño. Mis pechos emergieron llenos y palpitantes, siendo absorbidos enseguida por sus labios, me chupó una y otra teta con fruición y avidez, poniéndome los pezones tan en punta que hasta me dolían. Mientras él me chupaba y saboreaba, yo no dejaba de manosear ese poderoso abultamiento que parecía crecer más y más a cada segundo. Me desarmé por completo en aquel estrecho sofá, abriéndome de piernas, entregándome sin renuencia alguna a sus absorbentes labios.
Dejó mis lolas por un momento, y volvió a mi boca. Volvimos a besarnos, ávida y jugosamente, casi hasta quedarnos sin aliento. Entonces se situó entre mis piernas, de rodillas en el suelo, me levantó la pollera y haciendo a un lado la tanga, deslizó un dedo por toda mi abertura. Creo que me estremecí toda al sentirlo, y eso que se trataba de solo un dedo. Me pintó los labios con la yema, subiendo y bajando, dando vueltas y vueltas, hasta que se detuvo en mi clítoris. Se me puso duro al toque, más aun cuando empezó a sacudírmelo como si fuera el badajo de una campana.
Satisfecho con el tamaño que había adquirido esa parte vital de mi cuerpo, apartó los dedos y la emprendió con su boca, aprisionó mi botoncito del amor entre sus gruesos labios y lo succiono, lo absorbió, me lo chupo como si quisiera destilar todo el juguito que brotaba de él. Un latigazo me recorrió de un extremo a otro, desde la concha hasta el cerebelo. Arqueando la espalda enlacé mis piernas alrededor de su cuello, entregándome sin reservas a su lasciva voracidad.
-¡Ahhhh...siiiiiiii...comeme...devorame...comeme toda...!- le pedía entre eufóricos jadeos, completamente a su merced, sometiéndome ya sin defensas como la presa vencida, humillada, a su depredador.
Abría la boca y con un solo bocado abarcaba todo mi sexo, me lo chupaba, me lo mordía, soltaba un salivazo bien cargado por encima de mi clítoris y dejaba que la saliva se chorreara por todo el surco de mi concha, era su forma de marcarme, de hacerme saber que por ese instante seria completamente suya. No había nada que deseara más en el mundo. Ser suya, en cuerpo y alma, pero sobre todo en cuerpo. Entonces se levantó, en toda su gallarda inmensidad, quedando en primer plano frente a mí su entrepierna y la razón de mi locura, eso cuyo tamaño ya amenazaba con romperle las costuras del pantalón. No dijo nada, tan solo lo dejó en mis manos, todo un gesto de su parte.
Desprendí el cinto, desabroche el botón, baje el cierre, todo en procura de liberar a la bestia, esa fiera salvaje que se mantenía agazapada, a la espera de dar el zarpazo. Y el zarpazo fue de no creer. Cuando ya tuvo todo suelto, agarre su pantalón por los lados y se lo baje de un tirón, ya no estaba para jugar al misterio y andar descubriéndola poco a poco, quería vérsela YA, cuanto antes, lo más rápido posible. Y eso fue lo que hice, sin juegos, sin misterios ni enigmas, un tirón y la verga surgió pletórica y desafiante. Apenas la vi, me quede como shockeada, con una cara de asombro que delataba el impacto causado por tal enormidad. Porque si, era enorme y cuando digo enorme quiero decir E-NOR-ME.
Miren que tengo pijas en mi haber, de los más diversos tamaños, pero ésta la superaba ampliamente a todas. Larga, gorda y oscura como la noche. Lo que más me sorprendió es que el glande también era negro, de una tonalidad un poco más suave que el resto pero igual de oscuro que todo lo demás. Parecía un bombón de chocolate, y como soy adicta a los dulces...me lo devore de un bocado. Le agarre la pija con las dos manos y me puse a chupar ese ariete ennegrecido con la avidez de quien está saboreando por vez primera un fruto de origen exótico. Me acordaba de mi primera chupada de pija, hace ya tanto tiempo, (a mi tío, claro) no quería soltársela...jaja. Me pasaba lo mismo en este momento, me aferraba con todas mis ansias de ese bastión de carne oscura, como si temiera que se me escapara o me lo quitara de entre las manos. Aunque se la agarraba con las dos, una mano por delante de la otra, no alcanzaba a cubrir toda su extensión, aun así sobraba un buen pedazo. Así de grande la tiene. ¡Un lujo! No es que las prefiera grandes, en realidad me gustan todas...jaja, pero cuando se tiene la oportunidad de disfrutar de algo semejante, hay que aprovecharla al máximo, no todos los días te encontrás algo como eso.
Cuando me cansaba de chuparla, por lo mucho que tenía que abrir la boca para abarcar semejante enormidad, me la frotaba por toda la cara, por labios, mejillas, frente, hasta por la nariz, oliéndola, sintiendo en todo momento esa pulsión masculina que todo lo puede. Entonces bajaba y le besaba los huevos, también grandes, acordes al tamaño del miembro principal, cargados, entumecidos de tanta calentura, se los chupaba, se los mordía, para luego subir con la lengua y los labios por todo ese maravilloso contorno, lamiendo y besando cada vena, cada pliegue, lamiéndosela arriba y abajo como al más delicioso de los helados...helado de chocolate, claro está.
Al llegar a la punta, volvía a comérmela, lo que podía, y lo que no se lo besaba y mordía por los lados. Me embadurnaba los labios con el líquido preseminal que brotaba de aquel pulsante tercer ojo y lo esparcía por todo su poderoso contorno... Delicia, delicia absoluta. ¿Puede haber algo tan rico, tan fragante y hermoso? Me sentía de lo más afortunada por tener semejante prodigio de la naturaleza a mi entera disposición. Ya hasta me había olvidado de Awekonosecuanto, éramos solo su pija (¡pijazo!) y yo, hasta que me levantó del suelo, me dijo no sé qué cosa en su idioma natal y me condujo a su habitación. Acá vamos, me dije entonces, rumbo al cadalso, no quiero exagerar pero me sentía como un corderito rumbo al matadero. Yo era Caperucita y él el lobo feroz y pijudo ansioso por hincarme los dientes y destrozarme sin el menor asomo de piedad. ¿Acaso podía negarme?

25 comentarios - Ebano y marfil

martin_chota26
que experiencia con el negrooo espero la 2da parte!
Pussinboots2010
Muy buen relato como siempre Mary. Se te extrañaba.
arielos00
👍 👍 👍 👍 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥
RoqueEnse
Excelente como todos los relatos tuyos que puede leer!!! Espero ansioso lo que sigue. Besito
cocoderasta12
uff quen calentura me diste....mañana como me levanto???espero la otra parte besitos
Parci92
al fin llego la continuación.. espero llegue el relato del salseo pronto..
romance11
exitante relato, espero la segunda parte
Mariacandelaria
humm ese bastión de carne, se imagina uno cada cosa con éste relato. Bien
LobomaggoT +1
La verdad seguro era que no lo colgaste antes tu relato por que no podias coordinar el caminar hasta la computadora y sentarte sin que te duela, admitilo 😛 ¡Ya te extrañaba! Como siempre, soy tu admirador y me reventas los ratones mari, siempre pasa, sabelo preciosa
DamianBerti
Que buen relato, despertarme y leer tan buen relato, voy a estar todo el dia esperando la contuniacion.
gfigueroa26
Volvio la N° 1 del relato, de pie señores!!! 👏 👏
sleepmaster
Esto es lo que se llama una VUELTA. Como me haces calentar Marita!. Te dejo mis puntos de hoy, diosa.
bachamos
bien valio la pena la espera... sos genial marita, solo vos podes relatarlo asi!!

Ebano y marfil
EL_PROFE25
Excelente como siempre!!
Muy caliente!!
Espero ansioso la 2da parte!!
Gracias por compartir
Bichi37
Me calienta el negro pijudo, pero con esto me cagué de risa 😀

"-¿Qué pasa?, pareces un poco nerviosa, creí que querías esto- inquiere.
-Sí, es que...no estoy acostumbrada- le digo."

Esperamos la continuación, ansiosamente.
vergacorti
👏 👏 👏 👏 LA MEJOR!!
MIsko-Jones
hace rato que no entraba y veo que tenes varios relatos nuevos voy a leerlos te debo puntos

besos atorrantita hermosa 😘 😘 😘
Walterbat
grooosssaa!!!!1 o deberia decir gruessssaaaa?
mandibulazo
como continuo la guardia en el hospital, te quiero de pacienteeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!
mukenio79
como me calento este relato
S1S0NG4
Seguro el negro no cordinaba su andar... A uno lo hacen aprender a caminar con 2 piernas, no con 3 jejeje... A ver q tal la segunda parte...
borracho_tuerto
Sin duda, este representante del continente negro, te va a hacer muy feliz con su E NOR ME barra de carne achocolatada...jajaja!!
Estoy comenzando a leer tus anteriores relatos querida Mary, porque tu sabes quee me re calientan tus historias!! Besos linda +10


putita