La hija del casero torta? IV. Capítulo final.

Queridos Poringueros, aprecio mucho los comentarios que hicieron en los posts anteriores, también agrezco la gentileza de los puntos.

Esta es la parte final del relato, y por ende la más importante, y si bien no quiero extenderme mucho,debo hacerlo porque si no describo bien los detalles, no sólo no se va a entender sino que va a quedar incompleta la historia y créanme que esto no lo merece.

Continuación.

Al volver a la casa me encontré de golpe con Bruno y mi corazón comenzo a galopar deseperadamente del susto, pensando que había descubierto que le heché un polvo a su mujer. No, era para preguntarme como me había ido en la pesca. Le dije que bien, que cocinaría y les mandaría una parte. Le consulté por Hilda y me dijo que todavía no llegaba. Se me acercó y encarándome me preguntó "que pasa entre vos y mi hija". Le conté que estábamos interesados el uno en el otro y que pensaba que era serio. Me palmeó la espalda sonriendo y me dijo que se alegraba porque hacía mucho que me conocía y me consideraba un buen chico, serio y de una familia amiga. Le agradecí y me fuí pensando en qué diría si se enterara que su hija fue al médico porque yo le rompí el culo y que hacía un rato le hice lo mismo a su mujer, la cual todavía debía estar tratándose de sacar mi esperma de su cuerpo.

Justo en ese momento llega una lancha y baja Hilda. Corrió contenta a abrazarme y besarme apasionadamente.

Al preguntarle por el resultado del médico, me dijo que le resetó dos pomadas, una antibacterial y la otra cicatrizante y anestésica.

Obvio, mi otra pregunta fue qué le había dicho al médico sobre qué le había pasado. Me respondió que le dijo a la doctora que su nuevo novio le rompió el culo y se puso a reir. Me asombré y le dije si era enserio.

La respuesta fue que no, que le había dicho que estuvo estreñida varios días y cuando fue de cuerpo se lastimó.
Me contó que la doctora la revisó, la tocó, la manoseó (tanto que parecía que le gustaban las mujeres) y le dijo "a pesar que está hinchado, que lindo culito tenés y se rió".

Después le dio la receta y cuando se iba la doctora le preguntó si tenía nuevo novio y ella le respondió que sí. "Entonces decíle a ese reverendo hijo de puta que la próxima vez use lubricante y no te parta ese lindo culito en tres".

Al contarme eso Hilda se sonrrojó, era la primera vez que la veía así y la hacía aún más hermosa.

Me fui a limpiar las anguilas, las hice fritas y le llevé a Bruno dos platos; para mi sorpresa salió Erika, con una mano agarró un plato y con la otra mi choto y dijo en voz bien alta "MMMMM QUE RICO", ahora el que se sonrrojó fui yo. Salí disparado por un cohete y ella quedó riéndose.

Al otro día llevé con mi camioneta a Hilda a la Ciudad Universitaria a inscribirse y cuando volvíamos nos metimos en un telo de la Panamericana y nos dimos como si fuera la última vez que fuéramos a cojer. Ahí me dí cuenta que el chuparnos mutuamente lograba muchísimo más que lo que hoy logra el viagra.

A la semana siguiente me volví a la Capital a trabajar, lo cual hago en la empresa de mi familia y a la universidad, que ya estaba por recibirme de Contador. Hilda comenzaba la universidad y me preocupaba por el tiempo de viaje que le restaría horas de estudio.

Con la ayuda de mis viejos, soy hijo único, me compré un departamento grande, pensando en el futuro. Después le ofrecí a Hilda que viviéramos juntos y me dijo que sí en una fracción de segundo.

En el fin de semana juntamos a ambas familias y les dimos la novedad, y para formalidades les pedimos su aprobación. Todos contentos.

Un tiempo después Erika me llamó por teléfono para pedirme que la espere en Retiro para acompañarla a la embajada. La habían citado para notificarla que, en base a un eeclamo que ella había presentado años antes, el gobierno alemán decidió indemnizarla con varios cientos de millones de marcos (todavía no existía el Euro) en compensación por la pérdida de vida de toda su familia y de todos los bienes familiares, que eran muchísimos y muy importantes. Uno era un astillero. Al volver, de camino, decidió festejar con mi semen.

Después de eso decidieron irse a vivir a Austria, porque si bien extrañaba Europa, le guardaba mucho rencor a su país. A Hilda y a mi no nos gustó la idea porque no nos arraigaríamos nunca, aunque le diron la ciudadanía alemana.

Por ese entonces yo desconocía que, como no tenían gastos, ahorraron todo y se habían comprado una casa en La Lucila, la cual alquilaban y les daba para todos los gastos de Hilda.

Antes de que viajaran ellos, nos CASAMOS, SIII, NOS CASAMOS y, aparte de dejarnos plata, como regalo de casamiento nos compraron una casa en Martínez y le pasaron la casa de La Lucila a nombre de Hilda.

Pero rodo esto tenía una condición. Debíamos ir dos veces por año a visitarlos y les teníamos que avisar si ella quedaba embarazada para estar acá en el nacimiento.

Tardámos ocho años en tener nuestro primer hijo, porque si hubiese sido antes se interrumpiría la especialización de la Dra. Cirujana Hilda. Lamentablemente, mi suegro Bruno no alcanzó a conocerlo porque murió de un infarto.

Avanzado el segundo embarazo, Erika nos pidió que viajáramos porque estaba deprimida y necesitaba apoyo. Estando allá, se adelantó el nacimiento de la nena. Salió todo bien, pero estuvieron una semana internadas.

Después del nacimiento Erika festejó con leche, la mía se entiende, no?.Durante el resto de la semana, mi suegra me pidió apoyo y mucha, mucha, pero mucha leche. Yo también aproveché para borrarle todas las rayas del culo.

Menos mal que vive lejos, poque si nó la tendría chupándome la pija hasta debajo del escritorio de mi estudio, más ahora que está sola. Sola?, mmmmm.

Mi matrimonio tiene muchas virtudes y un solo defecto. SOMOS COMO LA MECHA Y EL EXPLOSIVO, CUANDO NOS JUNTAMOS KAAAABUUUMMMMM. Me voy a tener que empezar a ciudar porque ya vamos por el cuarto hijo.

2 comentarios - La hija del casero torta? IV. Capítulo final.

entrajevas +1
Felicidades amigo
PatricioBlanchet +1
Gracias por la felicitación y por comentar.