La iniciación ( 2da. parte)

Algo había cambiado en él. Hasta ese momento no le llamaban la atención las mujeres mayores, pero ahora descubrió que estas hembras eran mucho mas lanzadas, menos histéricas y no le hacían asco a nada. Estaba seguro que podía aprender con ellas todo sobre el sexo y ellas lo disfrutarían. Estaban en una edad donde sabían apreciar un buen polvo y lo agradecían.
Pero ya no le alcanzaba solo con Raquel. En la empresa había varias maduritas muy apetecibles, y el quería saber si a esa edad todas las mujeres eran iguales. ¿ Cómo hacer?
Era evidente que entre ellas había algunas diferencias de otras épocas, y que esos enfrentamientos podían aprovecharse.
Se acordó de algunos comentarios de amigos mayores, que comentaban lo lanzadas que eran las mujeres con los novios de las amigas. Bastaba salir con una de ellas, para que las demás se murieran por meterse dentro de sus pantalones. Decidió que tenía que probar si esto era cierto.
Empezó con Norma. Era una verdadera yegua. Y soltera. No habría problemas si conseguía meterla en la cama. Decidió dejar para después a las casadas, ya que era una cuestión mucho más espinosa, por las implicancias familiares.
Por otro lado los encuentros con Raquel se habían intensificado. Todos los días con alguna excusa ella lo llamaba a su oficina. Allí ella lo besaba salvajemente. Algunos días llegaba a hacerle una fellatio rápida y se tomaba toda su leche, y otras lo metía en su baño privado y echaban un rapidito .
Nadie sospechaba nada. Y Mario necesitaba que Norma sospechara.
Tenía que fabricar la ocasión.
Un día Norma lo llamó para pedirle que hiciera un trámite, y Mario se disculpó diciendo que estaba esperando una llamada y no podía dejar su oficina. Le rogó que se acercara ella a su oficina, cosa que ella aceptó.
Cuando vio que Norma se acercaba, tomó el teléfono y se colocó de espalda a la puerta, simulando hablar por teléfono.
- Si querida, yo también disfruté mucho el sábado
- Pero no, no te preocupes, te aseguro que no me interesa ninguna otra mujer de la empresa.
Norma se quedó escondida al costado de la puerta. ¿ Con quien hablaba Mario?
- No tengas miedo, se que te molestaría que me acostara con alguna de ellas, pero no hay peligro.
- ¿ Te parece el domingo por la tarde? , Bueno te espero en mi departamento. ¿ Qué tienes ganas de hacer? Y comenzó a reirse. ¿ Si , yo también tengo algunas ideas. Te aseguro que vas a gozar como una perra.
El niñato se estaba tirando a una mujer de la empresa. Norma quedó helada.
- Bueno un beso, nos vemos el domingo entonces. Bueno, si, en un rato nos vemos, te parece?. Ok. Y colgó.
Norma quedó de una pieza. A ella le gustaba Mario, pero era muy joven y entonces no lo había avanzado, pero ahora se enteraba que una puta de la empresa se lo estaba comiendo. Y seguramente era casada.
Golpeó y entró a la oficina y le hizo el encargo que quería.
El resto del día se dedicó a vigilar a Mario y lo vio entrar en la oficina de Raquel . No podia ser que esa puta se estuviera acostando con ese joven.
Mario entró , notando que Norma lo vigilaba, así que la acarició a Raquel obligándola a dejar de hacer lo que estaba haciendo y luego hizo que ella se la chupara, frente a la puerta, para que cualquier ojo indiscreto que mirara por la cerradura los viera en la faena. Y no se equivocó.
Norma se acercó lentamente y por el ojo de la cerradura miró hacia adentro. Casi se cae de espaldas. Raquel de rodillas estaba claramente haciéndole una fellatio a Mario que estaba de espaldas a la puerta. No podía verlo directamente pero las posiciones eran claras. Raquel abrazaba las nalgas de joven y se movía adelante y atrás, mientras Mario le sostenía la cabeza dirigiendo el ritmo.
Rapidamente se alejó de allí. ¿ Así que el domingo ibas a coger? Ella se iba a encargar de dejarlo seco antes. No la quería mucho a Raquel y cogerle a su noviecito era una buena venganza. Además, Raquel era muy exigente. Seguramente este muchacho debía coger como los dioses. Tenía que probarlo.
Mario había demostrado en la oficina muy buenas dotes para tareas pequeñas, con puertas que cerraban mal, canillas que perdían y demás arreglos domésticos.
Esa misma tarde Norma puso en marcha su plan.
Cuando Mario se iba se cruzó en el ascensor con Norma que “ casualmente” bajaba a hacer unos trámites.
- ¿ Ya te vas? Le preguntó la zorra.
- Si Norma, ¿ Y tú?
- No yo bajo un momento y vuelvo al trabajo. Lo que pasa es que en casa tengo problemas con la pileta de la cocina y tengo que conseguir un plomero.
- Te van a robar. No sabes lo que cobran estos muchachos, dijo Mario.
- No es un arreglo grande, pero yo no se hacerlo, así que tendré que pagar.
- Si no fuera urgente yo podría darte una mano, pero hasta el sábado no tengo tiempo.
- No quiero molestarte. En realidad es una pequeña pérdida que junto con una cacerola. No es urgente pero no quisiera robarte tiempo de tu compromisos, dijo con doble sentido.
- Si puede esperar hasta el sábado, a media mañana puedo ayudarte.
- Bueno, pero con la condición de que te quedas a comer en casa. No quiero que hagas nada gratis, y sobretodo quiero que disfrutes la tarea que voy a darte, dijo volviendoa jugar con las palabras.
- Está bien, no hay problema, pero mira que soy de comer liviano.
- No te preocupes, no quisiera que te sientas incómodo para cumplir con tus obligaciones, le dijo con una sonrisa plagada de deseo.
Norma le pasó su dirección y quedaron para el sábado a las 10 de la mañana. La primera parte del plan ya estaba completa.
Mario, recientemente iniciado en el mundo del sexo, se sentía satisfecho. Tenía una amante casi fija como Raquel que le enseñaba los secretos del sexo, y con una hábil maniobra había conseguido meterse en la casa de Norma. No tenía ningún compromiso para el domingo como había mentido, así que Normita iba a recibir todo lo que estuviera dispuesta a soportar. De solo pensarlo, ya su verga se endurecía.
Ese sábado, Norma se levantó temprano, movió la cañería de desagúe de la cocina para que empezar a perder, se bañó, se perfumó bien, un toque de maquillaje, sin exagerar, y en lugar de vestirse se colocó un conjunto de ropa interior transparente violeta y sobre él un camisón corto, tan transparente como el resto de la ropa. En conjunto no traslucía tanto pero, la imaginación hacía el resto. Se metió de nuevo en la cama y esperó que se hiciera la hora.
Cuando sonó el timbre, se levantó de un salto, se desacomodó un poco el cabello y esperó que volviera a tocar. Cuando sonó nuevamente abrió la puerta de par en par.
Mario con su caja de herramientas, casi se desmaya, cuando vio semejante mujer en el dintel.
- ho, ho, hola, atinó a decir.
- Ayyy, perdona Mario. Me quedé dormida. No recordé que vendrías hoy, pero pasa, pasa.
- Si quieres vuelvo mas tarde, dijo mientras con su caja de herramientas ocultaba una erección bestial.
- Pero no, no hay problemas pasa, insistió tomándolo del brazo. Cuando ella lo tocó una corriente eléctrica recorrió su cuerpo y su verga se endureció un poco más.
Ella lo acompañó hasta la cocina. Una vez allí, se agachó delante de él mientras le explicaba el problema y metía la cabeza bajo la mesada. Mario tenía ante el un culo de película, sobre dos piernas torneadas por un escultor. No entendió nada de lo que ella decía. Estaba embobado mirando ese cuerpo de mujer que tenía a centímetros de él.
-..... Y creo que así se solucionaria, no te parece? Terminó ella saliendo de debajo de la mesada, y parándose frente a él.
- Siiii, creo que tienes razón, atinó a contestar.
- Bueno, te dejo y voy a cambiarme. No quiero que te sientas avergonzado, dijo Norma
- No hay problemas, Norma. Es tu casa. Ponte todo lo cómoda que quieras, yo voy a trabajar.
- Está bien Mario. Vuelvo en un rato.
Y bamboleando el culo rítmicamente, se metió en el dormitorio. Una vez dentro se arrojó sobre la cama. Estaba feliz. Lo tenía donde ella quería. Ahora era solo cuestión de incitarlo en forma continua. Hoy era el día en que iba a empezar a cobrarse la soberbia de Raquel.
Le costó unos minutos a Mario reaccionar. Por fin se convenció de que su plan había dado resultado. La muy puta lo estaba buscando. Y lo iba a encontrar.
Se puso a trabajar, y descubrió que solo estaba el caño un poco desplazado y que tenía que ajustarlo. Era tan simple que ni por un momento creyó que Norma no hubiera podido arreglarlo si hubiera querido.
Ella no le tenía miedo, y se equivocaba. Luego de su experiencia con Raquel, se sentía capaz de conquistar a cualquier madurita que se le cruzara. Y esta se le había cruzado. Mientras el estaba bajo la mesada trabajando. Norma salió del dormitorio vestida. Bahh, vestida es una forma de decir. Una remera corta con tirantes sin nada debajo, y unos short de jeans cortos bajo los cuales asomaban el nacimiento de sus nalgas. Se acercó a la mesada y separando sus piernas se puso a mirar lo que hacía Mario.
Mario desde abajo tenía una vista espectacular. Esas dos piernas, duras, y el monte de venus que se marcaba bajo el short lo encadilaban.
- ¿ necesitas algo? Preguntó Norma solícita.
- No, nada
- ¿ Quieres tomar algo?
- Algo fresco, ¿ puede ser?
- Lo que quieras. Recuerda que te debo una, y se alejó hacia el refrigerador
- Mira que tengo buena memoria y soy de cobrar las deudas, dijo riendo.
Le trajo un vaso de jugo que el tomó lentamente, y cuando terminó el arreglo salió del lugar . Estaba totalmente transpirado.
- Ya está, prueba a ver si se solucionó, dijo secándose el sudor con el reverso de su mano derecha.
Ella se acercó, se apoyó en la mesada delante de él, sacó el culito para afuera, y abrió la canilla. Luego se agachó y miró debajo.
- Parece que has hecho un buen trabajo.
Se levantó y lo miró.
- Tiene razón Raquel. Siempre te está elogiando. Dice que eres muy servicial.
- Soy muy servicial cuando saben pedir lo que quieren. Cuando no están seguros, prefiero no participar, dijo el también con doble sentido.
- Pero estás todo transpirado. ¿ Quieres ducharte? Le dijo Norma mientras con su mano secaba la transpiración de su cuello.
- Mejor me voy. No traje ropa para cambiarme, dijo jugando un albur.
- Me prometiste que te quedarías a comer. Date un ducha que te presto una bata mientras lavo tu remera, le dijo acercándose y quitándole la prenda por encima de la cabeza. De inmediato lo llevó al baño, que estaba dentro de su dormitorio.
Mario entró y cerró la puerta.
¿ Todo esto era porque el se acostaba con una conocida? ¿ Tan perra podía ser?
Se metió bajo la ducha pero su calentura no bajo. Y no bajaría hasta que no se comiera a esta zorra.
Terminó de bañarse y salió del baño. Sobre la cama había una bata de baño. Pero en lugar de ponérsela, abrió la cama y se acostó, tapándose con una sábana. El bulto de su verga era notorio.
- ¿ Ya terminaste? Preguntó Norma desde la otra habitación.
- Si no vienes no voy a poder, le contestó
Unos pasos se escucharon en el pasillo y Norma entró a la habitación. Al verlo acostado en la cama se sorprendió. Cuando se acercó notó de inmediato el bulto y se puso colorada. Lo miró a la cara.
- ¿ Qué haces?
- Perdona, pero no me siento bien, dijo con cara seria.
- ¿ Te duele algo? Claro el trabajar allí agachado, dijo mientras se acercaba a la cama.
- Si, me duele pero me parece que tu puedes ayudarme.
- Si puedo cuenta con ello. ¿ Donde te duele? Dijo Norma acercándose a su lado. Mario la tomó de la mano.
Con un movimiento rápido Mario descubrió su verga.
- Aquí me duele de desearte tanto. Pero creo que tienes el remedio que necesito, dijo mientras llevaba la mano de Norma a envolver su lanza. Norma, que estaba decidida a disfrutar del muchacho se vio sorprendida por la desfachatez, pero no opuso resistencia. Su mano comenzó a masturbarlo lentamente . El líquido preseminal corría por la verga y por la mano de la mujer. Quiso sentarse en la cama, pero Mario no la dejó.
- No. Te quiero con el camisón de hace un rato. Sin nada debajo, por supuesto.
Norma sonrió. Se dirijió a su guardarropas , se desnudó rapidamente y se colocó el camisón deseado. Volvió lentamente a la cama, se sentó y volvió a tomar la verga del joven, mientras la mano de Mario se perdía entre las piernas de la mujer. Norma cerró los ojos para gozar del momento.
- hmmm, que lindo. Ahora me vas a contar que haces con Raquel, le dijo en voz baja.
- ¿ para que quieres saberlo? Lo bueno es lo que voy a hacer contigo.
- Vamos, necesito saber que le gusta a esa perra.
Mario la atrajo e hizo que se acostara encima de él y comenzó a besarla en la boca. Luego de un rato la hizo girar y quedaron los dos de costado. Sus labios se apoderaron de sus tetas y Norma le acariciaba la cabeza.
- Vamos, se buenito, y cuéntame, insistía Norma.
Mario ubicó sus piernas en medio de las de Norma y así de costado, acomodó su verga entre los labios vaginales de ella. Norma pasó su pierna por encima de las caderas del muchacho y se preparó para recibirla.
- ¿ Tu estás dispuesta a superarla? ¿ Harías lo que ella no se atreve? Preguntó Mario imaginando como podía sacar ventaja de la situación.
- Yo no tengo límites, bombón. No soy una vieja histérica y amargada como ella. Te voy a hacer gozar como jamás gozaste , le dijo mientras comenzaba a besarlo en el rostro y el cuello. En ese momento Mario empujó hacia adelante y la mitad de su verga se alojó dentro de Norma, que gimió de placer, y comenzó a besarlo con mas furia. Mario la tomó del cuello con las dos manos y empujando se hundió hasta el fondo, haciendo que Norma gritara de dolor.
- Ayyyy, despacio animal , despacio.
- Ya la tenés adentro, tranquila le dijo mientras empezaba a bombearla. Norma giró agilmente quedando encima de Mario y tomó ella la dirección del polvo.
- Déjame manejar a mí. Seguramente no te han cabalgado como yo te voy a cabalgar, y uniendo el dicho al hecho comenzó a moverse arriba y abajo y atrás y adelante apretujándole la verga y haciéndolo volver loco de placer. Mario se quedó quieto disfrutando de una verdadera amazona de porongas. La experiencia que mostraba Norma no era de ayer. Se veía que sabía lo que hacía. Y Mario gozaba como un niño en un juguetería. Sus manos magreaban esas tetas grandes y firmes y pellizcaban los pezones lo que parecía excitar aún mas a su jinete.
- ¿ te hizo esto esa vieja? Preguntaba Norma mas preocupada en cobrarse las cuentas con Raquel que en disfrutar del sexo.
- No, seguro que no, decía Mario incitando a Norma a salirse totalmente de madre.
- ¿ Y que más no hiciste?
- No me dejó hacerle el culito, dijo Mario con inocencia.
- Porque no tiene un culo como el mío y le da vergüenza mostrarlo. Ven aquí dijo desmontando y poniéndose en cuatro patas sobre la cama.
- En mi mesa hay una crema, traéla, le dijo Norma y Mario obediente y excitado fue hasta la mesa y tomó un pote grande de crema que allí estaba.
- Ahora me vas a untar bien el culo, le dijo Norma mientras seguía en cuatro patas.
Mario abrió el pote y sacando una cantidad generosa frotó su trasero y uno de sus dedos se introdujo en su ano con bastante crema, lubricando también por dentro. El culo de Norma brillaba por el lubricante.
- Ahora te vas a frotar bien la verga, y Mario obediente así lo hizo.
- Ahora móntame, le ordenó Norma mientras se afirmaba con sus manos en la cama y agachaba la cabeza.
En realidad, Norma nunca había tenido sexo anal, pero no quería que Raquel le sacara ventaja. Le iba a entregar su virginidad a este mocoso, para que cuando Raquel se enterara llorara de odio.
Mario,feliz de poder darse el gusto de encular a esta hermosura, se acomodó a su grupa y apuntando a su ojete como si tuviera un blanco, apoyó la cabeza y con una presión sostenida, vio como la punta de su verga se abría camino. Norma se aferraba a las sábanas, y se mordía los labios para no gritar. Tenía que aparentar que lo hacía siempre. Sus ojos se llenaron de lágrimas pero se mantuvo en silencio.
Mario siguió presionando y lentamente su herramienta se fue perdiendo en el culo de Norma. Cuando sus cuerpos se chocaron, Norma estaba a punto de desmayarse del dolor. Apoyó su cabeza en la cama y se quedó allí.
- Ahora espera que me acostumbre a tu enorme verga, dijo simulando indiferencia.
Mario se quedó quieto un buen rato. Las sensaciones eran inexplicables. Sus manos buscaron las tetas de la hembra y comenzaron a acariciarlas.
- Ahora empieza a cogerme, pendejo, dijo Norma un poco más recuperada.
Y Mario comenzó a moverse. Jamás había sodomizado a una mujer. Y lo estaba disfrutando. Durante un buen rato estuvieron tirando y Norma comenzó a disfrutar. Ahora sentía como esa verga entraba y salía de su cuerpo. Una barra caliente que la poseía por completo. Cuando Mario se derramó dentro de ella, el orgasmo la barrió. Cayeron de costado sobre la cama, quedando allí . Norma sentía como la lanza de Mario latía y reducía un poco su tamaño. El joven, cuando se ablandó un poco la sacó y así, algo blanda, consiguió con esfuerzo introducirla en su vagina, quedando detrás de ella mientras la poseía. Norma se quedó quieta y de a poco comenzó a sentir que esa verga se endurecía nuevamente. Su mano acarició las piernas del muchacho. No podía creer que el ya estuviera listo para otra sesión. Pero iba a disfrutarlo.
- Que caliente que estás, pendejo
- Te la vas a comer toda hoy, te lo aseguro, y comenzó a bombearla. Norma subió una de sus piernas sobre las de Mario y su mano buscó las pelotas del macho, comenzando a acariciarlas, lo que provocó que Mario acelerara y profundizara sus arremetidas, y la hembra comenzara a gemir.
Esta vez, Mario estaba mucho mas tranquilo y pudo estirar la relación durante mas de media hora, provocando que Norma acabara varias veces. Por fin, se metió hasta el fondo y se vació por completo. Quedaron los dos allí, y sin darse cuenta se durmieron.
Era la tarde cuando Mario se despertó. A su lado Norma dormía profundamente, de costado, con su cara en el borde de la cama.
El joven recordó todo lo ocurrido. Era evidente que el único interés de Norma era vengarse de Raquel. Que putas son las mujeres, pensó. Y mientras repasaba, su verga comenzó a endurecerse. Cuando estuvo bien duro, se levantó y ubicándose al lado de la cabeza de la hembra, comenzó a frotarle su verga en la cara. Norma no podía terminar de despertarse, cuando Mario ya le había metido la verga en la boca. Semi dormida, comenzó a chupar y luego de unos minutos, Mario comenzó a escupir semen que Norma solo atinó a tragar hasta el final.
Mario volvió a acostarse mas tranquilo. Norma era una puta y el la iba a disfrutar de todas las maneras posibles. Y volvió a dormirse.
A las 16, Norma se despertó sobresaltada. Miró su reloj y no podía creerlo. Rápidamente se levantó, fue al baño. De regreso despertó a Mario.
- Mario, es tarde, le dijo, y el joven empezó a despertarse. Veía a Norma con su camisón caminando y esto lo calentaba. Se levantó, fue al baño, se vistió y se preparó para irse.
- Ven a tomar un café, lo llamó Norma desde la cocina.
Fue hasta allí, la besó en la boca y se sentó a tomar el café. Norma se sentó frente a él.
- Se ha hecho la tarde, le dijo Norma
- No hay problemas
- Cierto que vives solo
Terminó Mario el café.
- Bueno, me voy a ir
- La pasé muy bien, dijo Norma
Mario se levantó y dando vuelta a la mesa comenzó a besarla en el cuello.
- Que dulce que eres, dijo Norma.
- No soy dulce, lo que pasa es que antes de irme te voy a echar un polvo aquí en la cocina.
- Estás loco, dijo Norma sin ofrecer resistencia. Las caricias de Mario bajaron por las tetas de la hembra mientras su boca seguía recorriendo su cuello. Luego de un rato, la hizo levantarse y la inclinó sobre la mesa. Con su mano izquierda aplastó el cuerpo de ella sobre la mesa, y con su mano derecha desabrochó sus pantalones, los bajó, bajó su boxer, y levantó el camisón de la hembra dejandolo sobre la espalda.
Tomo su verga, la apoyó entre los labios vaginales y de un solo empujón se metió hasta el fondo.
- Ayyyyy, despacio.
- Aguanta putita, aguanta, que me faltaba regarte bien la cuevita. Ya te regué el culo y la boquita, y me faltaba esto, decía mientras aceleraba el pistoneo.
Norma aplastada contra la mesa, no podía hacer nada mas que gemir y gozar.
En un momento comenzó a sollozar y a acabar. Unos minutos después Mario la clavó hasta el fondo y chorros de semen comenzaron a brotar de la punta de su verga. El polvo fue espectacular.
Luego de un momento, Mario la sacó, la hizo girar y la sentó en una silla.
- Ahora me la vas a dejar bien limpita, le dijo poniendo la verga delante de su cara. Norma lo miró a los ojos y capturó esa verga que tanto placer le había dado con su lengua y la metió en su boca, chupándola hasta dejarla brillante.
Mario la guardó, se arregló la ropa, la besó en la boca, y prometiéndole volver, salió del departamento.
Norma quedó sentada en la cocina totalmente agotada. Nunca la habían jodido de esa manera.
Dudaba que para el día siguiente, Mario pudiera recuperarse. Raquel tendría que esperar. Y satisfecha, fue a ducharse. Se había vengado.Y además había disfrutado como una perra.

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