Ladrón que roba a ladrón (Parte II – La idea)

Antes que nada quiero agradecer a los que han visitado mi primer post y me han alentado a seguir escribiendo, ha sido muy gratificante.

Ladrón que roba a ladrón (Parte I – Introducción) - Link a la primera parte.
http://www.poringa.net/posts/relatos/2332922/Ladron-que-roba-a-ladron-Parte-I---Introduccion.html


Ladrón que roba a ladrón (Parte II – La idea)

Los participantes ya estaban, la fecha fue definida y el asado se hizo manifiesto el sábado por la noche en una de las parrillas del club. Nosotros fuimos vestidos de elegante sport, en mi caso unos jeans bien combinados con una camisa lisa blanca adornada con pequeños detalles bordados y unas zapatillas cómodas pero acorde a la indumentaria. Por otra parte Sarah presentaba jeans un poco más oscuros que los míos, y mucho más ajustados, siempre he pensado que de usar alguna prenda ajustada de esa manera no podría siquiera respirar y mucho menos dar un paso, pero ella lo luce de excelencia, encima llevaba una musculosa de color rosado con un escote discreto que hacia juego con unos aretes del mismo color y unos zapatos color negro con un taco pequeño pero que hacia ver aún más altos sus glúteos. Nicolás compartió nuestro gusto por los jeans y junto a una camisa cuadrille de varios colores y zapatillas negras se presento en el lugar, a su lado avanzaba Laura quien había ido mucho más elegante con un vestido azul suelto que permitía ver sus piernas y un escote también modesto, y unos zapatos que eran como sandalias. Sarah le recrimino en chiste por la elegancia, todos estallamos en una carcajada y así empezó la noche.

Por un lado las chicas fueron al quincho a preparar las ensaladas y salar la carne para poner en la parrilla, mientras que con Nicolás íbamos prendiendo el fuego y charlando un poco de fútbol, y de un torneo de que estaban promocionando ahí mismo en el club. Las horas pasaron, el asado muy bueno al igual que las ensaladas, y de postre el infaltable helado hicieron que el famoso dicho se cumpla “panza llena corazón contento”, una noche sinceramente espectacular y muy amena en buena compañía pero que ya iba siendo hora de ponerle fin. Me puse de pie, recogí algunas hojas de diario y me puse presto a limpiar la parrilla, tengo por costumbre dejar todo tal cual lo he encontrado y eso mismo iba a realizar, pero del ímpetu olvide la bolsa donde tirar la basura, rápidamente gire y grite hacia el quincho que me facilitaran una, y velozmente Laura vino al rescate, terminamos de limpiar juntos, y finalmente volvimos con los demás nos saludamos entre todos y cada pareja emprendió su rumbo.

Llegados a casa, acostados y sin mentir conmigo ya más con Morfeo que en este mundo siento que Sarah me susurra al oído:

- ¿Cómo lo pasaste hoy?
- Bien – respondí y proseguí – Los chicos muy agradables.
- ¿Te parece que te cuente un secreto? – me dijo abrazándome.
- ¿Qué secreto? – dije algo sorprendido.
- Hoy mientras limpiabas la parrilla y Laura fue a socorrerte, Nicolás coqueteo conmigo y me invito a salir “a solas” cuando vos no estés.

Desconozco mi cara en ese momento, mi enojo fue grande, pero seguramente debe haber sido digna de una fotografía para el álbum de los recuerdos y ya me encontraba más despierto que un búho, tanto así que Sarah comenzó a reírse.

- Y... ¿Qué le dijiste? – exclamé.
- Por un momento me sentí halagada, pero un desubicado y vos sabes que yo te amo a vos mi gordito gruñón. – respondió.

Todos mis músculos se destensaron en un segundo como si sus palabras fueran el mejor de los masajes, y al mirar sus ojos sabía de que nuestro amor era grande, pero por otro lado me invadía el enojo hacia Nicolás y pensaba que hacer ya que ese gesto no se lo podía dejar pasar.

- Le dije que en la semana podíamos vernos en el salón del club – siguió hablando
Sarah y quede desorientado, poco o mejor dicho nada entendía, mi cara volvió a hablar por mí y antes que diga palabra alguna, prosiguió:
- Despreocúpate amor tengo una idea, y a vos ¿Qué te pareció Laurita?
- ¿Bichi, estoy desorientado, que tiene que ver Laurita? – dije algo ofuscado.
- Vos respóndeme ¿Qué opinas de ella? – volvió a decirme.
- Es bonita, simpática chica, pero no he prestado mayor atención a ella. – dije.
- Sos un dormido amorcito, intentan conquistar a tu mujer y vos limpiando la parrilla sin ver a la hermosura que tenes al lado, ella es muy bonita y me ha caído a las mil maravillas. Puede que con ella te cumpla la fantasía del trío. Te lo dejo dicho así te quedas pensando. – Dijo y se dio media vuelta en la cama. dándome la espalda.

Como un baldazo de agua fría comprendí lo que estaba pasando y cual era la idea de Sarah, ella le iba a hacer creer a Nicolás querer estar con él, mientras yo invitaba a Laura a estar con nosotros, en este momento ya pensaba que todo era un sueño, y mi mente daba vueltas entre toda la información que recientemente había asimilado.

- Ya no queres a tu mujer la dejas solita al otro lado de la cama – Se escucho suavemente y con voz sexy.

Al oírla decir esto junto con todo lo demás que había escuchado se despertó en mí una bestia salvaje, la voltee para verla de frente y fundir nuestras miradas, hablando con mis ojos diciendo sos mía y haré uso de ese poder en el que fui envestido, brotando de mis labios un “te amo”.

El amor y el sexo se hicieron presentes en simultáneo, nos besamos apasionada y salvajemente, la abrace por la cintura y la levante acostándola sobre mí. Ella comenzó a mover su pelvis sobre la mía y entre beso y beso le iba arrebatando la parte de arriba de su pijama dejando al descubierto sus sencillos y hermosos pechos, para chupárselos con locura, primero con besos, luego lamidas y metiendo luego todo lo que de ellos quepa en mi boca, sus manos tocaban mi espada y mi cabeza llevándola a sus pezones, invitándome a hacerme un banquete con ellos.

- Son tuyos decía – con voz de sensual, para calentarme más, como si hiciera falta ya que por debajo del bóxer parecía que tenia un volcán a punto de estallar.

Sus manos ágiles se percataron de la situación y bajándome el bóxer una de ellas comenzó a subir y bajar por mi pene ya erecto, era impensable las ganas que tenía. Volví a voltearla quedando ella debajo, y recostada en la cama, acabándose en mí toda la caballerosidad que me quedaba, quite su pantalón del pijama, la remera que uso para dormir, y por último prácticamente le arranque su tanga, ya estaba a mi merced delante mío. Arrodillado frente a ella me puse entre sus piernas, estirando mis brazos hacia sus pechos, presionando sus pezones y jugando por su contorno me puse a besar y lamer su clítoris y su vagina depilada, suave que me encanta. Admito que fui bastante egoísta ya quería penetrarla y solo me detuve ahí lo suficiente para lubricarla. Puse sus piernas en mis hombros y primero la punta y luego todo mi pene dentro de ella, moviéndome lento al principio para llegar al fondo, pero aumentando la velocidad, prácticamente terminar en forma violenta pegando nuestras pelvis y escuchando sus gemidos. Ninguno aguanto demasiado la calentura era muy grande, ella acabó segundo antes que yo lo haga, y repetimos luego nuevamente, fue una noche inolvidable.

Al quedarnos ya prácticamente dormidos, volvió exclamar:

- Espero mañana me des una respuesta de lo que te propuse.



CONTINUARÁ …

0 comentarios - Ladrón que roba a ladrón (Parte II – La idea)