El tecnico de Cablevisión

Ya en los últimos relatos les conté que dispongo de pocos momentos para dedicarme a mi hobby favorito, que es el de ponerle los cuernos a mi marido. El bebé no solo consume gran parte de mi energía, sino de mi tiempo también, aunque las ganas siempre están, y cuándo salimos de paseo, pese a ser una madre con su criatura en brazos o en el coche, los buitres revolotean alrededor sin importar la investidura que una tenga. Eso no me molesta, claro, me encanta que me tiren los galgos, lo que en verdad me molesta es no poder aprovechar las oportunidades que a veces resultan sumamente tentadoras… por eso es que cuando se presenta una, por más inverosímil que parezca, trato de no dejarla pasar. Les cuento una, hace unos días vino a casa un técnico de Cablevisión, había llamado mi marido para reclamar que los canales HD no se veían con la definición que él pretendía, para mí estaba bien, pero bueno, como ahora estoy todo el día en casa, me dejo con el encargo.
Previamente me habían llamado para avisarme que pasarían a tal hora, pero aunque se demoraron un poco, fueron más o menos puntuales. No sé si será por la abstinencia que estoy padeciendo últimamente, pero el técnico que llamo a mi puerta me pareció un verdadero potrazo. Alto, morocho, fornido, con un porte de esos que pensás: “si se me tira encima me tritura”. Por supuesto lo hice pasar con toda la deferencia posible, y sí, cuándo me gusta un tipo no puedo disimular, se me nota a la legua. Le indique más o menos de que se trataba el problema, según las propias palabras de mi marido, y enseguida se puso a revisar las conexiones, tras indicarme que la conexión externa estaba en perfectas condiciones. Así que si había algún problema, tenía que ser de adentro… Sí, adentro mío está el problema, pensaba yo, que necesito una pija como la tuya.
Aprovechando que Rodrigo dormía como un santito en su cuna, empecé a darle charla, invitándole un vaso de agua, primero, un bocadillo después, mostrándome cada vez más sugerente, el tipo no era ningún boludo, así que ya se daba cuenta que me le estaba regalando, así que solo faltaba que se decidiera a dar el zarpazo final… o en su defecto lo daría yo.
Entiendo que en esas circunstancias, alguien que está cumpliendo su trabajo, enviando por una empresa, resulta difícil decidirse a dar el primer paso, puede pensar que si intenta algo lo pueden denunciar y quedarse sin trabajo, o que la mina en cuestión solo lo está histeriqueando, para que deje todo en condiciones. Así que me había decidido a tomar yo la iniciativa. En cierto momento me acerque, puse una mano sobre una de las suyas, y en un tonito por demás sensual le dije, mirándolo a los ojos:
-¿Por qué no te tomás un momento?-
Por supuesto que se dispuso a tomárselo, y a tomarse todo lo que le ofreciera.
-No me dijiste tu nombre- le dije mientras lo tomaba de la mano y lo hacía acompañarme hasta el sofá.
-Juan- me respondió en un susurro, totalmente embelesado.
-Juan, yo soy Mariela, un gusto conocerte- me presenté, acercándome para darle un beso en la mejilla… bueno, el primero fue en la mejilla, porque el siguiente fue cerca de la comisura de sus labios, y el tercero directamente en sus labios. De buenas a primeras y tras habernos solo presentando, ya estábamos besándonos con jugoso entusiasmo, enredando nuestras lenguas en un rito frenético y apasionado que desbordaba ya nuestros cuerpos. Mientras nos degustábamos mutuamente, las manos del técnico se apoderaron de mis pechos y empezó a apretujármelos por sobre la blusa.
-Podés sacarme la ropita…- le dije con mi mejor tono de gata, separándome un poquito y ofreciéndome para que me desnudara.
Agarró los bordes de mi blusa y comenzó a sacármela, levanté los brazos para facilitarle el trabajo. Luego llevo sus manos por detrás de mi espalda y me desprendió el broche del corpiño… aproveché ese momento para volver a besarlo… intensamente, a la vez que mis tetas florecían en todo su esplendor ante sus ojos. Luego del beso, bajó la cabeza y comenzó a besármelas, con dulzura, suavidad, tiernamente, cuando me chupó los pezones, mi condición de madre me delató.
-Te sale lechita- me dijo mirándome desde abajo.
No le dije nada, solo emití un ronco suspiro y atraje su cabeza hacia mí para que me siguiera chupando. Ya para entonces hacía rato que yo le estaba manoteando la entrepierna, sintiendo, anhelando la tibia dureza que le abultaba el pantalón.
-Yo también quiero chupar algo- le dije, haciéndole notar mediante suaves apretaditas que me refería a lo que latía bajo su bragueta.
Dispuesto a complacerme (y a complacerse), se levantó, se desabrochó el pantalón, se lo bajó, se bajó también el slip, y al alzarse frente a mí una pija de robustas dimensiones, me la ofreció en toda su férrea inmensidad. Se la chupé con tantas ganas, con tanta hambre, que me tuvo que hacer a un lado para no acabar antes de tiempo. Recuerden que estábamos contrarreloj, él por su trabajo, yo por mi bebé, por lo que si acababa en ese momento, no tendríamos suficiente tiempo para que se repusiera.
-No tengo preservativos- me dijo cuando me saque el resto de la ropa empecé a tocarme la conchita, dándole a entender que ya era momento de sentirlo por ahí.
-No te preocupes, yo tengo- le dije.
Me levanté, fui corriendo a la habitación, me fije primero en Rodrigo que dormía como un angelito, y tratando de hacer el menor ruido posible, saque la caja de preservativos de la cómoda y volví al living. Yo misma le puse el forrito, acariciándosela en todo momento, dándole besitos aquí y allá, lamiéndole y oliéndole los huevos, tras lo cual me recosté de espalda en el sofá, me abrí de piernas y me preparé para recibirlo. Entonces recordé lo que había pensado ni bien le había abierto la puerta de mi casa: “si se me tira encima me tritura”. Bueno, no fue para tanto, un poco sí sentí el peso de su cuerpo, pero supo acomodarse tan bien que supe soportarlo sin problemas. Así que me la metió, llegó hasta el fondo, y comenzó a moverse, lenta aunque fluidamente, lo hacía como si no quisiera lastimarme, como si no quisiera golpear su cuerpo contra el mío, pero a mí me gusta duro, me gusta que me cojan bien cojida, para suave hago el amor a mi marido, y en ese momento, con ese técnico, no quería que me hiciera el amor, quería que me cojiera, que reventara a pijazos, que me demoliera… que me triturara, tal como había pensado al verlo.
-¡Más papito… dame más…!- le pedí entre suspiros, moviéndome con él para motivarlo a que acelerara.
Lo hizo, pero no me resultó suficiente, así que le insistí.
-¡Más… más fuerte… cojeme… cojeme con todo… ahhhhh… dale… más… más…!-
Por suerte Juan se dio cuenta de lo puta que era, por lo que sin necesidad de que le volviera a insistir, empezó a cojerme tal como yo le reclamaba, con todo, remeciendo el sofá con cada uno de sus empujes.
-¿Así… te gusta así?- me preguntó sin dejar de darme.
-Sí… soy muy puta Juan… cojeme como a una puta- asentí.
Fue entonces que se salió de mí, me hizo dar la vuelta, haciendo que me pusiera en cuatro, y ensartándome por atrás, reinició la penetración, aunque esta vez con mucho más énfasis, haciendo retumbar su pelvis contra mis nalgas con cada embiste. En algún momento y sin dejar de cojerme, me agarra de los pelos, como si fuera la crin de una yegua, y acercándose a mi oído, me dice, con la voz ronca bien de caliente:
-¿Así, así querías que te coja, puta?-
-¡Ahhhhhh… ahhhhh… ahhhhhh…!- mi única respuesta fueron gemidos y más gemidos… incesantes, estruendosos…
La sentía bien adentro, retumbando, taladrando mis entrañas, entrando y saliendo con una fuerza avasallante, arrancándome gritos cada vez más desesperados… y fueron esos gritos, precisamente, los que despertaron a Rodrigo.
-¿Y eso?- preguntó Juan frenando en seco la cogida al escuchar el llanto desconsolado de mi hijo.
-Mi bebé-
-¿Tenés un bebé?- se sorprendió.
-Sí, de cuatro meses- asentí como toda madre orgullosa.
-Por eso te sale leche de los pezones…- dijo mientras me la sacaba de adentro, y se echaba a un costado, incrédulo.
-Creo que va a ser mejor que me vaya- dijo atinando agarrar su ropa.
-¿Por qué no esperás un ratito?- le dije levantándome para ir a atender a mi gordito -Le doy el pecho y vuelvo-
-No sé, del laburo ya me deben estar buscando, debí haber terminado esta zona hace rato- repuso.
Entonces le hice un ofrecimiento que no podría rechazar. Me le acerque y entre sensuales caricias, le dije:
-Me encanta como cojés, me gustaría entregarte la colita, ¿Qué te parece?- y sin decir nada más me fui hacia el cuarto moviendo tentadoramente esa parte de mi cuerpo que muy pronto sería toda suya.
Atendí a Rodrigo lo más rápido que pude, le di el pecho, lo cambié y lo deje dormidito. Cuando volví a la sala, el técnico todavía estaba sentado en el sofá, manteniendo con una mano la erección de su bien provista poronga. A propósito, después de haberle dado la teta a mi gordo, no me había limpiado, por lo que la leche me chorreaba
-¿Necesitás que te ayude?- le dije mientras me acercaba y me echaba a sus pies.
Apartó entonces su mano y me la dejo servida en la bandeja que formaban sus testículos, se la volví a chupar con avidez, usando todo, labios, lengua, dientes, paladar, mejillas, para disfrutar de ese excelso manjar que parecía deshacerse en mi boca. Tras regalarle una mamada antológica, le puse un nuevo forro, me le subí encima y me dedique a cabalgarlo durante un buen rato, subiendo y bajando con incesante frenesí, sacudiendo mis tetas empapadas de leche materna, las cuales él se dedicaba a chupar y a morder con excesivo entusiasmo. Luego de un rato me dice:
-Antes de irte me prometiste algo- mordiéndome suavecito un pezón.
-¡Ah sí! Pero se siente tan rico por acá…- le digo presionando con todo mi cuerpo bien hacia abajo, sintiéndola en toda su inmensidad.
-Pero una promesa es una promesa- me insiste.
Me sonrió pícara y levantándome un poco hago que la pija se me salga, entonces se la agarro y me la acomodo yo misma en la otra entrada, en la trasera. No entra, mirándolo siempre a los ojos, con gestos bien gatunos, me chupo los dedos y con ellos me dilato el agujerito. Ahí me la vuelvo a acomodar, y ahora sí, el culito se me abre como pimpollito en primavera… que delicia… es como que se me derrite adentro, me entra toda de una y tras disfrutar esa primera clavada… caliente, profunda, brutal… empiezo a moverme con la precisión justa como para sentirla lo más adentro posible. Lo beso con rabia, con pasión, le como la boca, se la devoro.
-¡Sos un hijo de puta… me vas a romper toda!- le digo –Esto no se le hace a una madre-
-Te voy a hacer el culo hasta que se te reviente- me amenaza, una amenaza que enciende aún más mi libido.
Empiezo a saltar sobre él, clavándomela hasta lo más íntimo, disfrutando a más no poder esos pequeños y grandes desgarros que me hacen sentir muy bien culeada. Cada vez que bajaba apretaba bien fuerte mis nalgas y me sacudía el clítoris, logrando un goce por demás glorioso, mojándome a más no poder, sintiendo todas mis emociones hacer eclosión dentro de mí.
-¡Voy a acabar… voy a acabar, mamita!- me dijo en un momento. Nunca mejor puesto el término, pensé.
-¿Dónde querés acabarme?- le pregunté.
-En las tetas, pero… ¡¡¡ya!!!-
Me levanté de un salto y echándome de rodillas en el suelo, me levanté las tetas con las manos y se las ofrecí en toda su exuberancia. El técnico se levantó tras de mí, se arrancó el forro, y tras darle unas cuantas sacudidas apuntó su pijazo hacia ese desborde de carne que le ofrecía en bandeja, y entre excitados jadeos comenzó a soltar lechazo tras lechazo… me empapó toda… algunos latigazos incluso me cayeron en la cara. Cuando ya no le quedó ni una sola gota para soltar, se la exprimió lo más que pudo y me la refregó por las mejillas, por los ojos, por los labios… el olor a semen, a pija, a sexo, se mezclaba en una combinación realmente exquisita. Entonces nos miramos y nos echamos a reír.
-Jamás me atendieron así de bien- me aseguró entre sonoras carcajadas.
-No creas que me cojo a todos los que vienen a arreglar algo- le aclaré.
-No, me imagino que no, solo a los del cable- bromeó.
-Jaja… no seas malo- lo reté.
-Es un chiste, pero me encanta lo puta que sos, tu marido la debe pasar bárbaro-
-Ni te imaginas- le dije medio con sarcasmo.
Nos aseamos un poco, nos vestimos, me hizo firmar el formulario donde daba mi visto bueno por el arreglo, (aunque la verdad ni me fije en los canales), y entonces nos despedimos con un efusivo chupón. Antes de irse se volvió y me preguntó:
-¿Podemos vernos de nuevo?-
-Mejor dejarlo así, si nos volvemos a ver vamos a estar presionados para repetir lo que hicimos hoy, y quizás no podamos hacerlo tan… mágico y espontáneo, ¿no te parece?-
-Sí, quizás tengas razón- coincidió.
-Además tené en cuenta que soy una mujer casada, no me ando encontrando con hombres por ahí- me sonreí.
Él también se sonrió por la ocurrencia. Nos chuponeamos de nuevo y ahora sí, se fue definitivamente. Cerré la puerta, me senté en el sofá y exhalé un largo y profuso suspiro… la cola todavía me latía a causa de la culeada. Aunque no dispongo de tiempo debo decir que no la estoy pasando nada mal… no señor…











































17 comentarios - El tecnico de Cablevisión

MIsko-Jones
que suerte que no tuvimos ni tuviste que esperar mucho para que tengas una nueva aventura que contarnos .Que picara sos y como aprovechas las oportunidades para ser infiel ,pero lo que me encanta de vos es que no te enganchas con un amante fijo.
me encanto lo de tu culito abriendose como un pimpollito en primavera 😛

te mando un beso

El tecnico de Cablevisión
maritainfiel +5
Mi culito es un pimpollito que siempre está floreciendo...
lmentalchopez
que bien! sos uruguaya?
maritainfiel
No... argentina... ¿porque uruguaya?
lmentalchopez
@maritainfiel cablevision hay una empresa con el mismo nombre por acá!
sedesama +1
que yegua !!! te debo los puntos !!!
maritainfiel +1
Gracias...
elsome
bonita q relato tan caliente!!! mmmmmmm.....me enloquece como describis y contas todo...ni te imaginas como me dejaste!!!
morochadel84 +1
Un placer leer algo tan caliente, detallado y correctamente escrito.


Beso grande, diosa!
parejahot26
que rico...queremos unas fotitos....van puntines..besosss
alex-mak
Excelente relato, muy hot, felicitaciones. Buen viernes. Que manera de coger uffffff. quiero ser empleado de cable jeje. besos.
BolibarJ
que hermoso comentari me encanto 👍
S1S0NG4
Increíble relato Mari... Me dejaste al re palo... Si tuviera puntos te los daría... 🙄
tanito2010
No, cada relato tuyo me calienta al maximo, y ni te cuento que me encantaria ser el amante de turno de cada relato, Mari, sos una capa, algun dia me encantaria poder disfrutar ese lomo y esa gran cogedora que sos..besos, te van puntines!!!!!
alex_carrasco22
una magnífica imaginación!!! me encantan los relatos así de bien estructurados
locoabreu22
quede al palo tengo fotos Queres?
Tartanico
Uff como te la habra dejado