Volver...

Rodrigo ya había cumplido el mes y medio, y como el tiempo ya se había puesto lindo, comencé a sacarlo a la calle, no sin ciertos temores, claro, siendo mamá primeriza creo que totalmente justificados. Al principio salíamos a dar una vuelta, íbamos a la plaza o a comprar algo, hasta que, ya acostumbrada a esta nueva sensación de salir con mi hijo, me anime a ir hasta mi trabajo, para visitar a mis compañeras y presentarles a mi nene, que algunas ya lo conocían de recién nacido, pero en un mes los bebés cambian muchísimo y Ro no era la excepción. Ya estaba irreconocible comparándolo con esas primeras fotos que le habíamos tomado. Así que preparé el bolso con todo lo necesario, le puse su ropita nueva, para lucirlo de la mejor manera, y llamé a un taxi del servicio que siempre usamos. Llevé conmigo el paragüitas para no tenerlo siempre en brazos y salí. Cuando llegué se produjo un breve alboroto, las chicas me recibieron efusivamente y los clientes que estaban, y ya me conocían, también se alegraron de verme, incluso estaba presente un zarpado que siempre venía a mi escritorio para que lo atendiera yo, que hasta me hizo una broma respecto al tamaño de mis pechos. Yo solo me sonreí y seguí camino hasta la oficina de Irene, que al sentir el escándalo había salido para ver qué pasaba y me llamaba para que fuera. A todo esto debo mencionar que al llegar me di cuenta que en la garita de seguridad había un policía nuevo, lo digo porque después va a resultar importante.
Estuve un buen rato en la oficina de Irene, a la que iban a cada rato las chicas, para saludarme y hacerle algún mimo a Ro, y hasta la cual se acercaba también algún eventual cliente al enterarse de mi presencia. Tomé unos mates, charle con una y otra, hasta que me di cuenta que ya era la hora de cerrar, el momento más pesado del día, cuándo hay que cargar los seguros nuevos, hacer el arqueo de caja, etc, así que para no molestar me alisté para retirarme. Por supuesto me hicieron prometer que volvería pronto a visitarlas, lo cual les asegure que haría lo antes posible. La misma Irene me acompañó hasta la puerta, y le dijo al policía que me acompañara hasta la calle a tomar un taxi, pero el policía nuevo ya no estaba, el que estaba en la garita era… Enrique. Obviamente que delante de los demás nuestro trato era de lo más normal, para no evidenciar que entre nosotros había habido algo más. Tras dedicarle una mirada más que morbosa a mis pechos, agarró el paragüitas y me acompañó hasta la calle, recién al estar afuera, me dijo que me había sentado muy bien ser mamá. Le di las gracias y le sonreí. En eso sale de la compañía un asociado que se ofrece llevarme, acepto la invitación y me despido de Enrique con un simple chau, nos vemos. Me subo al taxi y nos alejamos, pero entonces comienza a picarme otra vez ese bichito que me llevo a no saber de quién es mi hijo: El bichito de la infidelidad. Por supuesto recordaba lo buen amante que había resultado ser Enrique en su momento, por lo que tras la larga abstinencia que había tenido, contando los últimos meses del embarazo, y el post-parto, aquel policía me parecía un buen candidato para recuperar el tiempo perdido. Le pedí al taxista que me dejara a un par de cuadras, que había recordado a una amiga que tenía por el barrio y quería visitarla. No tuvo problema. Me baje del taxi y me fui a esperar en la plaza donde habitualmente solía almorzar. Estuve como una hora, hasta estar segura de que todas se hubiesen ido, quedando solo él en la compañía, como custodia. Entonces volví. Le golpeé el vidrio de la garita, al verme abrió los ojos sorprendido.
-Perdona, pero me olvidé el biberón de Ro- le dije.
Se sonrió, no sé si me creyó, ya que aquella vez lo nuestro había comenzado también con un olvido… aunque esa vez fue en serio y no fingido. Enseguida me abrió la puerta y me hizo entrar. Deje el paragüitas en un rincón, con Rodrigo que dormía plácidamente, y me volví hacia Enrique.
-Perdona, ¿Qué te olvidaste?- me pregunta.
-El biberón… ¿no lo tendrás vos?- le digo y apretándole con una mano el bulto de la entrepierna, agrego en forma incitante: -Mmm… me parece que acá está, ¿me lo vas a dar?-
-Todo tuyo… mamita- me dice.
Ahí parados los dos, le desprendo los botones del pantalón y le pelo la pija… mmmm… ¡y qué pija!... ya casi me había olvidado de lo portentosa que era. Me pongo de rodillas y se la chupo, no tengo tiempo para jueguitos previos, tengo tantas ganas de comérmela que me la meto cuánto antes en la boca y empiezo a disfrutarla en la forma apropiada, con todos mis sentidos. Cuándo una está acostumbrada a recibir su dosis diaria de pija, cuándo te falta, no sé… es como si te faltara el aire, lo esencial para seguir viviendo, la abstinencia fue dura, lo confieso, por lo que ahora y con ese policía que ya conocía, quería recuperar el tiempo perdido. Me la metía toda entera en la boca, la masticaba, la succionaba, la besaba, la lamía… la adoraba. Me relamía con el juguito que salía de la punta, el cual, con la lengua esparcía por sobre mis labios. Los suspiros de Enrique me incitaban a que siguiera comiéndome ese pedazo de carne que tan jugosamente se disolvía en mi paladar. En un momento me la saque de la boca, y levantando la vista clavé mi mirada en la suya, no fue necesario decirnos nada, por ese instante nos sentimos más unidos que nunca… no era amor, ni siquiera cariño, mucho menos amistad, solo se trata de sexo y eso, precisamente, es lo que lo hace mucho más intenso y gratificante. Le di un beso en el glande, en la puntita, sin dejar de mirarlo a los ojos, y seguí por el resto, besándoselo también, le bese las bolas, se las lamí y volví a subir, ahora con la lengua, para reiniciar la magistral tirada de goma que le estaba dando.
-¡Mary… si seguís así me vas a hacer acabar, y quiero cogerte…!- me dijo entre suspiros.
Me apiadé entonces de él y me levanté, me desnudé frente a sus ojos que me recorrían de arriba abajo, devorándome con la mirada. Él se desvistió solo de la cintura para abajo, exhibiendo en todo momento una erección tremenda, de esas que parece que dolieran. Desnuda me senté sobre el escritorio de una de mis compañeras y me abrí de piernas, tocándome incitante el clítoris, pellizcándomelo. Supo enseguida lo que quería. Se arrodilló en el suelo, se ubicó entre mis piernas y comenzó a pasarme la lengua por toda la concha. Se deslizaba arriba y abajo, recorriendo toda la extensión de mi abertura, lamiendo, chupando, mordiendo todo lo que encontraba a su paso. Estuvo un buen rato ahí saboreándome, hasta que Rodriguito empezó a llorar.
-Tengo que darle el pecho, ¿me esperás?- le dije apartándole suavemente la cabeza de mi entrepierna.
-Te espero todo lo que quieras- me dijo relamiéndose golosamente.
Baje del escritorio y desnuda como estaba fui hacia el paragüitas, levanté a Ro y sentándome en una silla cercana me puse a darle la teta. Enrique también se sentó por ahí cerca, sin sacarme los ojos de encima, manteniendo en todo momento un suave meneo en su poronga. Ya cuando Ro se quedo satisfecho, le hice su provechito, lo volví a acostar, lo arropé y volví con Enrique. Tenía la pija más dura y parada que nunca, parece que el haberme visto dándole la teta a mi hijo lo calentó más que la chupada de pija que le di antes.
-¿En que estábamos?- pregunté sensualmente, de pie ante él, exhibiéndome en toda mi maternal desnudez -¡Ah sí!- exclamé y me acomodé sobre él, le agarré la pija con una mano, la puse justo en la entrada de mi concha, y me fui sentando de a poco, sin prisa, disfrutando cada pedazo de ese soberbio pijazo que, después de tanto tiempo, volvía a brindarme esas sensaciones que tanto extrañaba. Enrique me recibió aferrándome de la cintura y acompañándome en esa sentada que mi cuerpo se empeñaba en hacer completa y absoluta.
Después de haberle dado el pecho a Ro, a propósito no me limpié los pezones, por lo que cuándo Enrique me rodeó uno con sus labios, pudo paladear la leche que todavía me goteaba.
-¡Mmmm… todavía estás soltando leche mamita!- exclamó complacido, tras lo cual empezó a succionar fuertemente el pezón mientras me apretaba la teta, como exprimiéndome. Por las comisuras de sus labios podía ver mi leche materna derramándose, lo que había dejado Ro, lo que no había consumido, Enrique venía a ser algo así como un “sacaleche” humano, lo cual por lo menos me ahorraba el trabajo de tener que usar luego tan molesto aparato… y obvio que esta forma de extraer la leche era mucho más placentera.
Bien acomodada ahí arriba, con toda la verga adentro, empecé a subir y bajar, dedicándome a gozar con todos mis sentidos esa verga hermosa que parecía seguir creciendo en mi interior. Mientras yo subía y bajaba, Enrique seguía enfrascado en mis pechos, chupándomelos, sorbiéndomelos y hasta mordiéndomelos, dejándome disfrutar de una cabalgata espectacular que impactaba en todos mis sentidos. Tras un rato me salí de esa posición y me di la media vuelta, sentándome de nuevo sobre él, pero esta vez de espalda, con toda la cola abierta apuntando hacia él. El verdadero propósito de esta nueva posición era tentarlo con mi retaguardia, lo cual dio rápido fruto cuando sentí uno de sus pulgares presionando en la entrada de mi culito. Me estremecí al sentirlo, por lo que Enrique se dio rápida cuenta de que aquello era lo que buscaba, así que sin preguntarme, me apartó levemente, me sacó la pija de la concha, y la dirigió ahora hacia mi agujerito posterior. Después de tanto tiempo sin usarlo, sentía como si me estuvieran desvirgando el culo de nuevo. Me aparté un poquito y me lubriqué yo misma el agujero con los fluidos que me salían de la concha, y de nuevo volví a sentarme sobre la pija de Enrique. Ahora sí, el encule se sentía mucho más cómodo, llegué a devorarme casi hasta la mitad, me detuve, me levanté un poquito, lo justo para que no se me saliera y volví a bajar, así hasta que los huevos se amoldaron a mis nalgas, asegurándome un encule perfecto. La tenía toda adentro, enterita, latiendo, vibrando, mojándose en mi interior, desde atrás Enrique me aferró por las tetas y comenzó a moverse desde abajo, proporcionándome la sensación de que me la clavaba más profundo con cada empuje. Los dos nos movíamos al unísono, sin pausa, chocando nuestros cuerpos con un PAF-PAF vibrante y estrepitoso. Se me sacudía todo con esos golpes que me aplicaba aún estando sentado, hasta que en cierto momento me levanté, con él abrochado a mi cuerpo por detrás, y apoyándome en el escritorio que tenía más cerca, me entregué por completo a sus profundas embestidas. En esa posición, de parado, me estuvo cogiendo… o mejor dicho, culeando, por un buen rato, dándome y dándome sin freno, prodigándome todo tipo de caricias mientras no dejaba de metérmela. Metiendo una mano por entre mis piernas, comencé a pajearme frenéticamente, sintiendo como la pija del policía me seguía sometiendo a una perforación anal sumamente profunda y agresiva. No sé cuantas veces acabé, pero cuándo él acabó, me volví a mojar una vez más, acompañándolo en una disolución por demás plácida y gustosa. Tras la eyaculación, la leche de Enrique se derramaba por mis muslos, al igual que la mía, la de mis pechos, que se derramaba por mi cuerpo. El llanto de Ro me avisaba que ya era hora de cambiarlo. Con el culo todavía dolorido por esa terrible culeada, fui hacia él y lo cambié. Después de dejarlo de nuevo en el paragüitas, me limpié la concha y la raya de la cola con los pañitos húmedos que uso para limpiarlo. A todo esto Enrique ya se había puesto el pantalón y se estaba acomodando el cinturón con el arma y el bastón. Yo también me vestí, le agradecí la atención y salí de la compañía con el Ro profundamente dormido. Paré un taxi y volví a casa.
Estar de vuelta no tiene precio….

18 comentarios - Volver...

KaluraCD

Querida Marita, cuando leí "Volver" me acordé de vos, no sé por qué, pero te juro que me emocionó tanto ver que eras vos la que volvía después de un año de ausencia.
Uau! no pude leer el relato, ahora lo hago y volveré cuando recargue puntos.
Te extrañé amiga, es un placer tenerte de vuelta ❤️

Volver...
maritainfiel
Gracias Kalu, siempre ahi, la ausencia se debio a que tuve mi bebe, ya soy mamá, igual fijate que subi hace poco otro relato, te mando un beso...
ELMATRIX76 +1
Excelente, me encantan las mujeres como vos.....sin vueltas y decididas!!! como me gustaria cruzarte algun dia
morochadel84 +1
Diosa... Un placer leerte! Aprovechá ahora que el baby no habla... jeje... gracias por volver!
james_hadley1 +1
Vos no me conocés porque empecé a escribir después que vos dejaste, pero sos una de las mejores y volviste más puta que antes!!!
Te dejo los puntos que me quedan y tratá de seguir deleitandonos...
putita
LosTortolitos


Tremendo relato y por fin leo algo bien redactado!!!!


felicitaciones por ambas cosas.


a partir de ahora te seguimos 😉

Morochoaltivo19
Que linda y que puta que sos, no te imaginas como me dejaste. Siempre leerte es un placer.
darksidez
que rico que regresaste....y que caliente regresasteeee¡¡¡ 🤤 🤤 🤤

madre
COKITOS22
muy buen relato y asi se disfruta mejor
MIsko-Jones
excelente el relato , que hermosa puta que sos, como me gustaria chuparte esos pechos y darte por ese culito goloso que tenes .

Besos Misko
Alanq
que grande marita!! siempre excelentes tús relatos!!!
KaluraCD

Que buen regreso Marita !!!
Un relato por demás morboso y excitante, me matan tus historias, me ponen en órbita.
Quedo a la espera, como siempre ❤️

policia
Morochoaltivo19
Muy flojo lo mio no te deje el 10 que te mereces¡¡¡. Saldo mi deuda
enzosantiago
IMPRESIONANTE RELATO !!!!!! BIENVENIDA OTRA VEZ AL RUEDO !!!!!!! DEBES SER UNA MAMA HERMOSA !!!! me alegra mucho tu vuelta , van puntitos un beso , hasta el proximo relato
drsexrg
TUS RELATOS ME CAUTIVAN, MARITA...!!!
gise_pet
Que forma de volver, por Dios!!! Te sacaste todas las ganas de una... que bueno que estes de vuelta Marita, las putas nuncas nos vamos... jajaja...

infiel
gise_pet +1
cuernos
nikanorgato
Q calentura me agarre !!!
Recomendado !!!