Clarisse~ Anécdota n° 4 Nuestra primera vez

Hola! espero que estén muy bien, y les guste mi nueva anécdota. Pero antes un beso gigante a todos los que comentan y me siguen. Como saben mi nombre es Clari y tengo 19 años y esta vez voy a contarles la primera vez de mi novio (unos años menor que yo) y mía.
Lo cierto es que yo ya me masturbaba desde hace mucho tiempo, con lo cual, mi virginidad supongo que la perdí antes de saber qué era. Me gusta meterme cosas gruesas y grandes, pero siempre objetos cotidianos, como frascos de desodorante, etc., ya que nunca me compré juguetes sexuales.
Ya había tenido cierto contacto sexual con mi novio, sin embargo, nunca me había penetrado. Al principio, como siempre nos besamos y acariciamos - sobretodo él, es super tierno y romántico- mientras nos sacamos la ropa. Obviamente, ya tenía una erección, por lo que, luego de ponerse el PRESERVATIVO (IMPORTANTE!) me tiró sobre la cama posicionándose entre mis piernas. Comenzó con movimientos suaves, chocando la punta de.su pene con mi clítoris, haciéndome retorcer de placer.
Sin embargo, todo se detuvo cuando me penetró.En aquel momento, no sé por qué, solo me interesaba recordar esa sensación de sentir el perfume de su piel, pegado a la mía. Aquel calor, y esa sensación de estar llena de su cuerpo. Luego nos movimos más rapidamente, ya que ambos necesitamos movernos más frenéticamente para tener un orgasmo. De repente, mi cachorrito se convirtió en una fiera, apretándome contra la pared, mientras me penetraba fuertemente.Yo solo me entregué, descreída de que pudiese hacerme acabar de la manera en que lo hizo. Mi espalda golpeaba fuertemente contra la pared siguiendo el ritmo de sus embestidas. En cuestión de segundos tuve un fuerte orgasmo, pidiéndole que mantenga su pene adentro mío. Ambos acabamos casi al mismo tiempo, quedando exhaustos. unos minutos después, me levantó suavemente del suelo para depositarme en la cama. Por último besó mi cuello, mis pechos, mis labios, hasta que me dormí. A la madrugada me desperté y sentí la tibieza de su piel suave, de su cuerpo desnudo, de su vientre plano, rodeándome con sus brazos. Solo atiné a besar sus labios un tanto rojizos, y luego me acomodé entre sus brazos, para despertar juntos casi al mediodía

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