¿Una Noche?

Escuchar la conversación de mi cliente, es totalmente heroico; pero hacerlo luego que se ha tomado 10 cervezas, es algo digno de un premio internacional a la tolerancia (ni modo, es mi cliente).

Allí estaba él, sentado justo frente a mi, al otro lado de la mesita redonda en donde las meseras habían colocado una serie de vasos y charolas con hielos, además de diversos platitos conteniendo pequeñas porciones de comida, por demás exageradamente cargadas con picante.

A cada nueva exclamación de mi cliente yo asentía con la cabeza, pero no entendía nada de lo que decía, nuevamente una exclamación, nuevamente un asentimiento.

El murmullo de los que allí departían, se hacia insoportable, al mezclarse con la música de la sinfonola que tocaba a todo volumen.

-¿Me das diez pesos para ponerle a la sinfonola?- Me dijo una voz al oído, voltee para ver de quien se trataba y sentí como su fragancia llegaba hasta mi nariz.

Estaba parada junto a mi, con su cabello hasta debajo de los hombros, ensortijado y rubio, su blusa negra ceñida a su delgado talle y cuyo escote dejaba entrever un par de senos por demás generosos y que aparentaban querer saltar fuera de su prisión de color negra, pantalón de mezclilla a la cadera que permitía ver su ombligo que coronaba un vientre plano perfecto, sus caderas mareaban, y sus pies bastante pequeños calzaban unas zapatillas muy altas, con adornos color plata.

Tratando de salir de mi embeleso, metí la mano en mi bolsillo y saqué varias monedas,-aquí tienes-.

-Porque no me acompañas para que me ayudes a elegir la música que quieres oír?- me dijo sonriendo y mostrando unos dientes aperlados y perfectos.

-Claro que si- y dejé que tomara mi mano y me guiara entre las mesas y demás clientes hasta el final del local, donde estaba la sinfonola tocando discos compactos.

Nos detuvimos frente al equipo y empezó a manipular las palancas y botones tratando de ver los discos que contenía el equipo, mientras yo la admiraba parado detrás de ella; en un movimiento que hizo, su cabellera quedo junto a mi nariz y no pude sino aspirar el delicioso aroma que despedía, ella lo notó y me dijo. –te gusta la música de air supply?-
- Claro que si- respondí, luego colocó la moneda en la ranura de la máquina y apretó algunos botones, no supe que canciones había elegido.

El estridente ruido que hace un cuerpo humano al caer, nos hizo voltear a todos, clientes y personal del bar.

Mi cliente había caído encima de una mesa y luego había llegado hasta el suelo, jalando en el intento por mantenerse en pie, los manteles de tres mesas contiguas y derramando todo lo que había sobre ellas encima de los clientes que departían gustosos tan solo un instante antes.

-Ya se cayó tu amigo- me dijo la chica de las monedas colocando las manos en su boca, - mejor llévatelo, el dueño se va a molestar y no te conviene-.

-Gracias, traeme la cuenta pero además, así, no es mi amigo.
Si me lo voy a llevar.
A que hora sales?

- A las 8, vas a venir por mi?- me dijo.
- Quieres que venga?- respondí.
- Claro que si. Te veo a las 8- me dijo al oído.

Luego de pagar todos los gastos del accidente de mi “amigo”, me ayudaron a sacarlo y subirlo al auto dos meseros, a los cuales les di su respectiva propina, porque sospeché que los vería muy seguido.

Dejé a mi cliente en su casa y luego de soportar una serie de indirectas por parte de su esposa, me encontré a las afueras del bar esperando a la chica de las monedas.

Salió con otras dos chicas y al verme, se despidió de ellas con un afectuoso beso y un “nos vemos”.

-Hola- me dijo. –Hola- respondí, - A donde quieres que te lleve?- le dije, tratando de poner toda mi masculinidad en estas palabras.

- A mi casa- dijo. –Si no te molesta-.
- No me molesta- Dije y nos fuimos a su casa.

Llegamos luego de conseguir unos tacos para poder cenar.

Entramos a su casa, era pequeña pero muy acogedora, se respiraba tranquilidad y todo estaba en perfecto orden y limpio.

Nos sentamos en la sala y luego fuimos a la cocina, mientras ella servia los tacos, yo buscaba en el refrigerador, algo para beber; había cervezas, ella me dijo – saca dos si quieres y pon a enfriar mas. Están en la alacena-

Después de hacer lo que me dijo, llegue a la sala donde ella ya había colocado los platos, había puesto una música suave. Era air supply.

Nos sentamos y disfrutamos de una charla amena, primero sobre lo rico que sabían los tacos, luego sobre su bien arreglada casa, sobre mi “amigo”, sobre la música, sus gustos, los míos, sus relaciones personales, sobre las mías ; y al cabo de una hora, estábamos acariciándonos y besándonos mientras bailábamos.

Empezó a besar mi pecho mientras desabotonaba mi camisa, luego la deslizo hacia abajo y con sus manitas desabrochó mi cinturón y mi pantalón con todo y bóxer, sin dejar de bailar, y sin dejar de besarme; Sus besos se hicieron mas húmedos y siguieron la trayectoria que antes recorrieron sus manos, hasta llegar a introducir mi falo en su boca al estar arrodillada frente a mi.

Cada succión a mi verga, parecía que una corriente eléctrica recorría mi cuerpo entero, luego acarició mis nalgas y su travieso dedo se posó en mi entrada anal, - te molesta si abuso de ti?- me dijo. – No creo que me guste así- respondí.

Luego ella alejó su mano de la región y la posó en mis nalgas.

Después de un rato de sentir su boca caliente y húmeda en mi verga, le pedí que me dejara devolverle el tratamiento recibido, así que se dejó desvestir mientras yo besaba, lamía y mordisqueaba sus tetas.

Sin decir palabra, se dirigió a la recamara y se recostó en la cama. La vista era espectacular.

En sus ojos se podía ver toda la pasión que era capaz de desbordar.

No perdí tiempo y seguí mordiendo suavemente sus tetas, las cuales se agitaban bajo mis labios, su cadera se restregaba a mí y podía sentir lo caliente y húmedo de su sexo en mi muslo derecho.

Encaminé mis besos hacia su vulva e introduje mi lengua en su vagina, ello lo agradeció con un gritito de pasión, luego de meter y sacar mi lengua en repetidas ocasiones de su cuevita, me dediqué a saborear y lamer su clítoris, el cual ya estaba de un color púrpura y que se estremecía con cada lengüetazo que le daba. Su cuerpo se contorsionaba y solo escuchaba sus gemidos y el sonido de sus uñas al arañar el edredón de la cama.

-Ya no aguanto más- me dijo, - te quiero dentro de mi- Al decir esto, me arrancó materialmente de entre sus piernas y se tiro en la cama boca arriba, abriendo las piernas y jalándome hacia ella. Sin miramientos la penetré con toda mi fuerza, el grito que emitió debió haber despertado a todo el vecindario, pero entonces empecé a meter y sacar mi verga de ella con movimientos rápidos, fuertes y profundos, -¡Así papi, así!- se escuchó entre jadeos y suspiros, ella movía frenética las caderas y me jalaba con todas sus fuerzas con las manos en mis nalgas.

Luego todo su cuerpo se tensó y surgió un grito profundo y agudo de su garganta mientras trataba de inhalar la mayor cantidad de aire posible, abría los ojos muy grandes y pude ver como sus pupilas se dilataban cuando sus piernas enredadas a mi cintura me apretaban con gran fuerza.

La calma regresó y cesaron los gritos, aproveché para voltear su cuerpo, y acomodar un par de almohadas en la parte baja de su vientre, así que mostraba el culo de forma por demás excitante y estaba escurriendo, pues sus fluidos vaginales habían chorreado de su vulva. Su pequeña entrada estaba brillante y se contraía de forma autónoma y rítmica, no lo pensé más y coloqué la cabeza de mi miembro en su culo; ella, estirando su mano y pasándola entre sus piernas hacia atrás, cosquilleo como patas de araña con sus uñas en mis testículos, luego empecé a empujar firme, pero despacio, dejando que su estrecha entrada se distendiera para no lastimarla, mientras ella crispaba los dedos, arañando las sabanas, -Te duele cariño?- le pregunté, -¡No!, lo estoy disfrutando al máximo- respondió; luego ella misma empujó hacia atrás lentamente hasta que no pude ver una sola porción de mi miembro, que estaba disfrutando de lo estrecho de su funda; empecé un movimiento de vaivén, mientras ella también giraba rítmicamente sus caderas al estar empalada. Los dos dejábamos que nuestros cuerpos hablaran y seguíamos su conversación con un ritmo cadencioso al principio y frenético después; con una mano sujetaba sus caderas mientras con la otra acariciaba sus senos totalmente duros con pezones rígidos, e iba hasta su vagina, donde insertaba un dedo y sus jugos amorosos escurrían empapando mi mano y las almohadas que la soportaban. Luego vinieron dos jadeos intermitentes y un par de orgasmos interminables que se hicieron uno solo, acompañados del estremecimiento comparable a la descarga de una corriente eléctrica que pasa a través de nuestros cuerpos, para después quedar rendidos uno encima de la otra.

Yo le prodigaba besos en la nuca y sus orejas y ella me abrazo hacia atrás con la mano que le quedo libre al rodar sobre la cama y permanecer rodeada por mis brazos.

Nos entregamos juntos a un sueño reparador y profundo, sabíamos que esa era la primera noche de pasión y que después llegarían muchas mas, pues contábamos con nuestra promesa de brindarnos placer al máximo, por lo menos mientras nos descubríamos uno al otro.

1 comentario - ¿Una Noche?

morochadel84
Breve y sabroso! Gracias por compartir. Me gusta leer cuando escriben bien, ponen detalles y sensualidad, Te dejo puntis.