Masturbación Callejera

Esta es una historia real...

Era una noche de verano de esas en que el calor y la humedad del ambiente posadeño parecen obligarnos a salir a la calle en busca de un poco de aire fresco y alguna bebida que nos refresque un poco. Había sido un día de mucho trabajo y con mi novia llevábamos varios días sin vernos lo que hacía que la temperatura interna sea tan alta como la externa. Sumado a esto habíamos tenido, en los últimos días, varias charlas calientes vía chat donde habíamos intercambiado experiencias y deseos, algo que de tanto en tanto hacemos y nos produce un interesante estado de excitación que se prolonga hasta el siguiente encuentro cara a cara.

Ese día las condiciones para encontrarnos estaban dadas por lo que decidimos ir a tomar algo a la costanera, uno de los pocos lugares frescos que había en la ciudad por esos días. Cerca de las 22 llegue a la costanera después de salir del trabajo. Ella me esperaba ahí, estaba con un pantalón ajustado y una musculosa que deja apreciar en pleno sus buenas tetas. Para las 24 ya llevábamos unas tres cervezas en nuestro haber y el calor externo comenzaba a disminuir, pero el interno se acrecentaba a medida que las miradas se cruzaban y que sus tetas despertaban mi imaginación.

Poco después de las 24 salimos de la costanera con rumbo a otro bar del centro donde nos esperaban unos amigos, el trayecto de la costanera, desde el bar hasta la subida del cerro pelón fue casi silencioso e interrumpido alguna que otra vez por húmedos y fogosos besos. Cuando comenzamos a encarar la avenida que sube el cerro la ciudad pareció vaciarse enfrente de nosotros, no se veían autos ni peatones y ella no tardo en decirme que era un buen lugar para hacer el amor, mientras se reía. El lugar es iluminado pero la calle se encuentra entre dos paredones de piedras con vegetación, por lo que no hay casa si no hasta arriba de los paredones.

Yo no hice más que sonreírme y en el primer descuido, mientras caminábamos la tire de un brazo hacia mí y comencé a besarla mientras mi mano apretaba con fuerza por sobre el pantalón su concha, soltó un suspiro y cuando de golpe la solté y comencé a caminar no hizo más que sonreír y desafiarme. “Que no te animas”, soltó ella; “solo quería calentarte” le dije al oído mientras en plena calle le presionaba una de sus tetas.

Seguimos camino rumbo al bar entre desafíos mutuos y risas, y alguna que otra caricia excitante en medio de unos calientes besos. En el bar nos esperaban unos amigos, pero la calentura de ambos, que aumentaba con cada mirada, no nos permitió quedarnos más de una hora. Salimos de ahí tomamos rumbo hacia mi departamento.

Cruzamos el centro de la ciudad y en cada esquina poco iluminada los besos encendían el fuego y las manos de cada uno recorrían en pleno el cuerpo del otro. Yo tenía fijo el lugar en el que le iba a demostrar que si me animaba. La dirección exacta y perfecta para subir la apuesta.

La esquina de San Lorenzo y Santa fe, casi llegando al final del centro posadeño, allí donde las luces ya son tenues y están tapadas por centenarios arboles, y donde yace un viejo kiosco de diarios frente al ingreso a un local comercial abandonado, en un martes en el que las calles estaban vacías, era el lugar perfecto.

Cuando llegamos a ese punto de la ciudad, y sin que se lo espera la tome del brazo y la empuje hacia el escalón de ingreso al abandonado local, en medio de la casi oscuridad que nos brindaba el refugio comencé a besarla y mi mano se introdujo de gol en su pantalón, mis dedos llegaron a su concha que ya había humedecido bastante su ropa interior, bastaron unos buenos besos calientes y algunas caricias sobre el húmedo clítoris para que suelte el primero de los gemidos en medio de un orgasmo. Sin detenerme introduje uno de mis dedos y su ya muy mojada concha y comencé a moverlo hasta que soltó todo el flujo que llevaba adentro mojando mis dedos y su ropa en medio de otro gemido. Rápido saque la mano y la tome del brazo para volver sobre la vereda, a pocos metros venían los primeros transeúntes que cruzamos luego de algún rato. Seguimos rumbo al departamento, que ya estaba bastante cerca. “Viste que me animo”, solté, mientras ella sonreía y recuperaba el aliento mientras caminábamos.

Las pocas cuadras que nos separaban del departamento fueron suficientes como para que se recuperar y como para que mi pija, que estaba al borde de una explosión se serenara. Al llegar al edificio, ya pasadas las 2 el silencio del mismo me despertó un idea, la escalera.

Apenas entre y cerré la puerta ella ya estaba parada frente del ascensor apretando el botón para que baja. La tome del brazo y la empuje hacia la escalera. Con la seguridad de que en una madrugada de martes nadie del edificio andaría por ahí, le desabroche el pantalón con una mano y le saque una de sus tetas de la remera con la otra, mi mano entera comenzó a acariciar su mojada concha mientras mordía uno de sus erectos pezones. Fueron pocas las caricias necesarias para que soltara otro orgasmo, luego del cual, así como estaba la lleve hacia el ascensor. Subimos al departamento mientras ella recuperaba el aliento y se acomodaba la ropa.

Una vez dentro, y con la puerta cerrada, ella tomo la iniciativa. Me empujo al sillón y de un solo tirón me desabrocho y pantalón y tomo mi pija con la mano para poder sacarla y que le quede despejada para llevársela a la boca. Comenzó a lamerla con suavidad y a chupármela como solo ella sabe hacerlo. Mientras se iba bajando sus pantalones y ropa interior. En unas pocas mamada me dejo al borde de la explosión, dejo mi pija de golpe se paro, se volteo y de espaldas a mí se sentó sobre mi pija que entro en su concha y se empapo de todos sus calientes líquidos. Bastaron unos pocos movimientos para que yo explote dentro de ella y para que ella suelte lo que fue el curto orgasmo de la noche, pero no el último porque la historia continuó en el dormitorio, hasta que amaneció.


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7 comentarios - Masturbación Callejera

anee_nereida
muy buueno!!!
me recordo un poco a mi cuando me ponia calentar a mi novio por la calle!!!
ojala cuando subas otro relato me avises por msj!!!
besitos!!!
+10 para que sigas!!
Laurita80
Qué linda esa sensación de no poder aguantarse hasta llegar a casa y empezar en plena calle! Claro que nunca me pasó.... no, claro. Jamás una chica decente como yo tuvo que masturbarse o pedir ayuda antes de llegar a la casa... no. 😉
funnes2014
che poringero misioneros no tienen algun contacto de una posadeña linda!!!