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Nacido para servir a los machos (4)

Después de volver a Buenos Aires intenté seguir con mi vida normalmente, aunque esto es solo una forma de decir, porque tenia que seguir usando tanga y corpiño debajo de la ropa, por lo que ya expliqué en el post interior. No quería imaginarme una aparición sorpresiva del Maldito y que viera que no le había hecho caso. Eso me provocaba mucho temor, así que intenté no pensar en lo que tenia debajo de la ropa. Pero la calentura con El Maldito ya había pasado, porque me daba más miedo que otra cosa. 




A quien extrañaba de verdad era a Esteban, pensaba todo el tiempo en él, recordando que me había hecho su nena y pensé que no lo volvería a ver. En Marcos también pensaba pero Esteban por haber sido el primero y el que mejor me supo llevar era de quien realmente me sentía una nena enamorada.


Me bajoneaba al recordar que probablemente nunca lo volvería a ver, un poco porque pensé que no habría forma de encontrarlo de nuevo y no existía ningún hombre que me interesara para hacer lo mismo, excepto Marcos, pero cuando me puse a pensar en su tendencia a compartirme con otros hombres me di cuenta que Esteban no era así. El me había hecho suya y no lo creía capaz de compartirme con otros, me sentía más como una nena mimada y cuidada por él. 


Marcos me encantaba pero no era lo mismo. Aparte, si por casualidad aparecia otro hombre yo no confiaría en ese hombre como había pasado con Esteban porque el se había comportado de una forma que me hizo sentir seguro y aparte me producía calentura. Sencillamente no podía volver a pasarme lo mismo con nadie y al ser consiente de eso me resigné. Supe que había tenido un verano inolvidable donde pasé de ser virgen a ser la hembra de seis machos muy diferentes entre si. Era mucho para tan poco tiempo.


Pasado un mes comencé mi ante ultimo año de secundaria. Voy a volver a decir que tenia 18 años ... en realidad. Los primeros días de clase comenzaron normal, tenia algunos amigos dentro del curso y fui haciendo otros después. 




No sentía deseo sexual por nadie pero siempre guardaba mi peluca en la mochila, solamente por la amenaza latente de que algún día reapareciera El Maldito. Si bien el solo me había ordenado llevar tanga y corpiño, sentía que si no usaba la peluca en un posible reencuentro me iba a sentir con verguenza. La peluca me hacia sentir una nena y desinhibirme.


Pero el primer viernes de esa semana pasó algo que me produjo una excitación mezclada con incomodidad. Los viernes teníamos química y el profesor resultó ser el mismísimo Esteban. Yo no podía creer lo que estaba pasando. El entró al aula y tardó más de 10 minutos en verme entre sus alumnos. El nerviosismo fue notorio, porque tartamudeó varias veces y se olvidó que era lo que estaba dictando previamente. 




A todo esto las chicas del curso hacían comentarios sobre lo bueno que estaba el profe y alguna incluso le llegó a decir alguna frase subida de tono tipo "Te parto"; o cosas así. Si supieran que el profe me hizo su nena pensaba yo. Y a su vez yo también estaba muy nervioso. 


Había soñado por casi dos meses con volver a verlo pero no en ese contexto. Me sentía muy avergonzado, realmente. Sabia que Esteban era profesor y que había vivido en la ciudad pero entre todos los colegios que hay en esta zona era imposible pensar que coincidiéramos justo ahí y no entendía nada. Durante toda la clase estuve disperso y prácticamente no cruzamos mirada. 


Pensé que el también estaría incomodo, además de verme a mi actuando como un pibe normal haciendo jodas con mis compañeros y riéndonos de cualquier boludez cuando en la intimidad el sabia muy bien que yo había sido su nena obediente. Fue sumamente incomodo y traté de hacer lo que pude para que no se me notara. Pasaron dos o tres clases donde se dirigió a mi como a un alumno más y por momentos muy puntuales y breves. Era como si lo que pasó en Mar del plata hubiese muerto ahí.


Después de algunas clases terminó pasando algo increíble. El colegio al que yo asistía era bastante grande y cuando un aula se desocupaba, por lo general todos se concentraban en la siguiente aula donde se desarrollaría la siguiente clase. No se si fue suerte o una señal de que yo tenia que ser la mujer de ese hombre pero aprovechando que la dirección estaba bastante lejos nadie tenia motivo para ir al aula una vez terminada la clase. Yo tenia que ir al aula que estaba en la entrada principal para la clase ingles y en vez de eso volví al aula del fondo para ver si tenia suerte y me encontraba de nuevo con Esteban. En las clases anteriores no había tenido esta oportunidad.


El estaba solo ordenando sus carpetas y lo miré desde la puerta unos segundos pensando si debía ir a saludar o no. Lo miraba y me encantaba, estaba hermoso de camisa y corbata y con esos gestos tan masculinos de siempre ordenando sus cosas. En ese momento me volví a sentir una nena enamorada. No lo pensé mas y entré a saludarlo. El me miró con un gesto inexpresivo, creo que se esperaba que entrara a saludarlo. Le dije que había sido una sorpresa volver a verlo. Se lo dije intentando sonar relajado, despreocupado pero no pude, era obvio que yo estaba re entusiasmado con verlo.


El me hablaba con tono amable pero serio, como si nunca hubiese pasado nada entre nosotros, una cosa era las clases anteriores pero ahora era la primera vez que reamente conversábamos y aparte solos. Me preguntó como andaba mi prima, o que estaba haciendo yo últimamente, pero todas preguntas así desinteresadas casi por cortesía. Ante la pregunta de "Que estás haciendo últimamente" sin pensarlo le dije "pensar en voz". El hizo un gesto como de ternura, o no se como describirlo y después me miró en silencio con una leve sonrisa. Le dije que pensaba mucho en aquella primera noche en mar del plata y en la mañana siguiente. El no me miraba a los ojos, evadía mi mirada pero me escuchaba con tranquilidad. 


Para entonces yo me había quedado sin palabras y fue el quien hablo. Para entonces el estaba sentado en su escritorio y yo en el pupitre frente a el. Dijo que lo que había pasado en la playa tenia que morir ahí. Que ahora era mi profesor y estaba trabajando y yo era solamente su alumno. Me dijo que lo mejor era dejarlo pasar y hacer de cuenta que nunca había existido nada, porque el tenia una reputación y debía mantenerla, además de ser un hombre casado.


Lo escuche con atención decir todo eso y me levanté del pupitre para acercarme a su escritorio y decirle que lo entendía pero que yo me había sentido una verdadera nena con el y que nunca antes había vivido algo así­. Estuve a punto de decirle que me sentía como una nena enamorada pero no lo hice. En lugar de eso le pregunté que le había pasado a el. Por supuesto nunca le mencioné todas las cosas que me había hecho hacer El Maldito, mucho menos Marcos. A medida que me respondía yo me iba sentando en la mesa de su escritorio.


Lo que me respondió más o menos fue que para él había sido especial porque según sus palabras fue la única vez que reaccionó así con un pibe pero que eso solo fue posible por mi comportamiento, la suavidad de mi piel, casi de mujer, lo mucho que le llamaba la atención mi cola y la manera en que acepté su propuesta comportándome cada vez más nena. Pero que ahora sentía que estaba hablando con otra persona y que eso era cosa del pasado.


Resignado lo terminé de escuchar y me rendi. Me puse a llorar y le dije que no era justo que me haya enseñado a ser una nena para después decirme esto. El me había dado una razón para ser así y ahora me decía todo esto. Pensé que no había forma de lograr nada. Le dije que lo que el decidiera estaría bien y que yo lo respetaría. Supuse que no me iba a quedar otra que hacer de cuenta que nunca hubo nada. 




El me siguió hablando con el mismo tono paternal de aquella noche en Mardel antes de cogerme y eso me hacia acordarme de aquello y mas me calentaba empezando a expresarlo sin darme cuenta de forma cada vez más femenina, incluso afectando el tono de mi voz una vez más y comenzando a responder como nena, sin darme cuenta. El se dio cuenta de ese detalle.


Después me preguntó por que me había gustado tanto y le dije que la forma en la que me trató y lo que me hizo sentir era hermoso y que me encantaría ser su nena toda la vida. Casi como una suplica le expliqué que no dejaba de pensar en el mientras me metía un peine o lo que tuviera a mano en la cola. El pareció sorprenderse. Me confesó que había imaginado que después de el ya habría estado con otros hombres, cosa que por supuesto negué, porque me daba verguenza contarle todo lo que me pasó después.


Le seguí explicando con detalle todo lo que me había pasado internamente aquella primera noche mientras lo veía haciéndome la cola con esa forma tan masculina y firme, le dije que en ese momento no tenia ninguna verguenza y quería complacerlo como hace cualquier mujer. Algo en el se despertó cuando le conté todo eso.


Como ya estaba re entregado le mostré también que nunca había dejado de usar tanguita y me bajé un poquito el pantalón para mostrarle que no le mentía, poniéndole la cola cerca de su pija, mostrándole la tanguita roja que El Maldito me había obligado a usar. Por supuesto no le conté nada de eso. Simplemente le dije que desde que lo había conocido y me había hecho sentir su nena, no había dejado de usar ni tanga ni corpiño. 




Se calentó bastante cuando vio eso, y mucho más cuando el dije que también tenia una peluca de mujer en la mochila. No me creyó cuando le dije eso, así que fui directo a mi mochila, me puse la peluca y me bajé los pantalones mostrándole mi cola entangada diciéndole "Mirá papi" ya totalmente desesperado por ese macho.


- Mirá lo que logras pendejo (dijo con tono amable señalandose el pantalón. Se notaba que tenia la pija parada). Como me haces calentar, la puta madre.


Yo permanecí en silencio mirándole la pija parada debajo del pantalón y el estaba como dubitativo, notando mi deseo. No lo esperaba, porque ya me sentía derrotado pero entonces el se paró de la silla y comenzó a tocarse el cinturón. Yo estaba confundido.


- Mira, te voy a dejar que me la bajes ahora que no hay nadie. Haceme un pete como vos sabes pero después de eso no nos conocemos, ok? 


Con una sonrisa y entusiasmado asentí con la cabeza. El peló la pija por debajo del cinturón, sin sacarse el pantalón. No era probable que pasara pero había que estar atento por si venia alguien. El estaba nervioso porque dijo que si nos veia alguien estabamos en el horno, que nunca habia hecho algo así. Yo le dije "tranquilo papi" mientras le empecé a chupar despacito la pija.


"Sos la putita de papi vos? me preguntaba. Yo asentía con la cabeza mientras le seguía chupando la pija despacito y mirándolo a lo ojos. El empezaba a gemir con ese ronroneo tan masculino que me re calentaba pero lo hacia de manera cuidada, por así decirlo. Le dije que no se escuchaba nada desde donde estábamos. 


 - Shhhh, vos chupame la pija, calladita bebé. Hace gozar a papi, dale. Extrañabas esto, putita mía? Eso, así, muuuy bieeen haceme un buen pete. 


La forma en la que me hablaba, como un macho dominante pero a la vez dulce, como guiándome me excitaba mucho mas que cualquier otra cosa. Eso lo diferenciaba mucho del Maldito o de Marcos y por eso era de quien me sentía una nena enamorada. Es el que mejores sensaciones me generaba. Ver su cara de placer y escuchar sus gemidos me entusiasmaba mucho. Quería vivir para complacer a ese hombre y en eso pensaba mientras le chupaba la pija.


- Espero que no se te ocurra comentar esto a nadie, porque yo no laburo mas. Lo sabes no? 


Me saqué un segundo la pija de la boca para aclararle casi con un suspiro para tranquilizarlo que yo no diría nunca nada a nadie. Entonces me agarró la cabeza y la llevo otra vez a su pija 


- Shhhhh, sin hablar bebé. Move la cabecita para responderle a papi


Asenti con la cabeza


- No quiero que dejes de chuparme la pija. Lo haces muy bien, sabes?


(Asentí con la cabeza de nuevo)


- Mmmmmm que putita más linda que sos. Me encanta que seas obediente. Te va a ir muy bien así. Si te portás bien, papi te va a tener como una reina vas a ver 


Para entonces yo ya había acabado, sus palabras me volvían loco o loca ya no se que genero usar para describir lo que yo estaba viviendo en ese momento. Mientras se la seguía chupando manteniendo el contacto visual con el, se empezó a sacar la camisa. Me parecía una locura porque la puerta no estaba cerrada con llave pero entendí que estaba perdido en la lujuria como lo estaba y yo y ya no nos importaba nada.


Esta vez intenté nuevamente metérmela toda en la boca. En mi mente se lo había hecho muchas veces pero en vivo era muy distinto. No me importaba nada, me atragantaba intentando llegar y ayudándome con las manos pero nuevamente me quedaba estancado cuando pasaba un poquito mas de la mitad. 




De cualquier manera el seguía gimiendo como una bestia pero yo quería complacerlo mucho mas. Sentía adoración por el y me atraganté tres veces. Sin embargo todavía no lograba comérmela toda. Me dio tristeza no poder hacerlo, porque El Maldito me había obligado a hacerlo sin darme tiempo a nada y a Esteban a quien yo adoraba no se lo podía hacer como el merecía.


Para ese momento el ya se había sacado la camisa y empezaba a bajarse el pantalón, sin necesidad de que yo dejara de chupar. Con una mano se la agarraba y movía la cabeza atragantándome. Me seguía diciendo cosas que me excitaban demasiado. Una de esas frases fue "Naciste para ser mi nena parece"


Esa simple frase que dijo a lo ultimo me hizo acabar por segunda vez. Creo que el se dio cuenta por mi movimiento, a pesar de que nunca dejé de tener su pija en mi boca atragantada. Seguí chupándosela un rato mas y en un determinado momento me di cuenta de que el estaba completamente desnudo. 


Al ver mi movimiento cuando acabé por segunda vez me agarró de los brazos haciéndome desprenderme de su pija. Me puso de espaldas hacia el, haciéndome apoyar las manos en el pupitre y me bajó los pantalones y la tanga. Se cacheteó dos o tres veces la pija y agarrándome de los hombros me empezó a embestir salvajemente. Yo no me pude contener y empecé a gemir a medida que sentía esa pija entrando y saliendo de mi culo. 


- Tenes una cola divina, nena, va a ser solo mía, está claro?


Extasiado como estaba le dije "SI PAAAAPIIIIIII" y se llevó un dedo a la boca como para indicarme que debía callarme.




- Calladita bebé, asentile a papi solamente.


Asentí con la cabeza e inconscientemente me salió hacerle un pucherito, quizás porque me había malacostumbrado El Maldito que me había obligado a hacer eso en varias fotos. Eso lo calentó mucho 


Complacé a papi volvió a decirme con una nalgada muy fuerte. Yo movía la cola y sentía que en cualquier momento acababa otra vez pero no podía parar de gemir. El me cogía rápido, con fuerza y mientras hacia eso me sacó la ropa de arriba y el corpiño también. Instintivamente los dos nos movimos para sacarme el pantalón y la tanga que habían quedado en mis pies y después las zapatillas. De esa forma estábamos los dos desnudos.


Siguió embistiéndome un rato mas elogiándome la cola de nena que tenia y me indicó que me pusiera en cuatro arriba del escritorio a lo cual asentí rápido con la cabeza y me moví todavía más rápido desesperado por seguir recibiendo pija de mi macho. Me puse en cuatro y el fue preparando el terreno con una leve nalgada que ya era la segunda que me pegaba. 




- Relajá la cola, Bebé, abrila bien, como le gusta a papi


Lo hice y traté de quedar lo mas abierto posible para que me siguiera penetrando cosa que volvió a hacer primero despacio y después rápido. Me dijo "No te asustes, esto que te va a hacer papi es para abrirte bien la colita". Tras decir esto me apretó el cuello con un poco de fuerza, confiaba en el y no sentí temor, pero si un poco de dolor aunque fue solamente por unos segundos. 




Ya sabia que esperar porque El Maldito me había hecho eso mismo, aunque de manera mucho más bruta y sin mimos de por medio, cosa que en Esteban si existía y por eso me tenia como una nena enamorada.


Seguíamos cogiendo y gimiendo los dos, con embestidas cada vez más zarpadas. Mientras me cogía yo pasaba mis manos por su cuerpo todo musculoso y trabado no podía creer lo mucho que me calentaba este hombre y el me seguía cogiendo con una pasión tremenda. 


En un momento me fue metiendo cada uno de sus dedos en mi boca y me los hizo chupar. Lo hice con muchísimas ganas, quería complacerlo de todas las maneras posibles. 




- Que linda putita, por favor


Esa frase pareció habérsela dicho a si mismo, como si estuviera hablando consigo mismo acerca de lo que pensaba de mi. Yo seguía moviendo mi cola hacia atrás sintiendo sus manos sobre mi cuerpo y su potencia de macho cabrío. Llegado un punto me empezó a decir "Ahí viene, ahí viene, ahí viene" pero sin dejar de clavarme.


Entendí que ya estaba a punto de acabar así que instintivamente me arrodillé en el suelo y el se acercó a mi cara sosteniendo su pija .Fueron dos disparos. El primero de mayor consistencia cayó al costado de mi boca. Pude alcanzar un poquito con la lengua. El segundo fue directo a mi lengua pero era menos cantidad. Algunas otras gotas, las gotas finales cayeron desparramadas por mi cuerpo. 


Le pegué una ultima lamida a la cabecita y una chupadita más para limpiar lo que le había quedado en la pija. Esteban suspiró aliviado, pero todavía con ese tono masculino porque hasta en eso lo mantenía. Yo también suspiré relajado y nos quedamos mirándonos mientras recobrábamos el aire, solamente suspirando los dos.


El me sonreía, y yo también. Estaba muy feliz de poder complacerlo. Pocos minutos después nos vestimos y el me acarició la cara por ultima vez mientras guardaba la peluca en mi mochila.. Me pidió que saliera del aula y que el saldría más tarde. Caminé por los pasillos y era un desierto, no había un solo alma. No llegué a tiempo a mi ultima clase que estaba en la puerta principal, así que me volví a casa sintiéndome completamente emocionado y pensando como seguiría todo a partir de ese día. Dormi muy relajado esa noche


Después de aquel viernes donde Esteban me hizo su nena, estuve mejor que nunca, feliz de saber que yo era la putita de Esteban y que a el me debía, esperando con muchas ganas el próximo viernes. Daba por hecho que otra vez volveríamos a coger en el aula del colegio pero esta vez tanta expectativa me jugó en contra. 




Fui preparado para volver a coger y Esteban me paró en seco. Me dijo que no iba a ser así cada viernes, no por que el no quisiera, sino porque no siempre íbamos a tener tanta suerte de que no nos viera nadie.




No me acuerdo bien en que momento fue pero un día que no teníamos clases con el, me lo crucé en el pasillo del colegio y me pidió mi numero. Yo obvio se lo di re ilusionado porque era muy importante para mi la oportunidad de hablar con el más seguido. 




Los recuerdos se mezclan un poco pero supongo que fue durante la misma semana iba a haber un acto, y de antemano como dos o tres días antes, no sé, me dijo que íbamos a poder aprovechar para coger en ese momento. Me preguntó si me animaba a llevar ropa de mujer en una mochila y usarla par cuando cogiera con él. Ya no solo se refería a la peluca, la tanga o el corpiño. Me quería ver como una nena por completo. 




Obvio le dije que si. El aula no era opción porque en el pasillo iba a haber gente, pero en la dirección donde el tenia su propio espacio para corregir y todo eso no iba a haber problema porque mientras durara el acto no andaría nadie por ese sector.




Cuando llegó el día, fui directo a la dirección, la tanguita de siempre y el corpiño abajo de la ropa, y tenia la peluca junto con la ropa (que tomé prestada de mi prima sin que lo notara) preparada en la mochila para cambiarme como el me había pedido. Casi me llevo una decepción porque me mandé directamente abrí la puerta y había una directora, sorprendida de que yo entrara así nomas. 




No sabia que decir, así que pregunté por Esteban, inventando que lo buscaban en el patio para que estuviera en el acto. Esta directora me contestó re desinteresada, diciéndome que lo esperara si quería que ella se estaba yendo porque no se iba a quedar al acto. Así que quedamos en silencio más o menos 10 minutos hasta que la mujer se fue. Esteban llegó a los pocos minutos.




Me quedé preocupado, le conté lo que había pasado y le pregunté si estaba seguro de que no iba a entrar nadie. Me dijo que me quedara "tranquila" . Pasando esa puerta había otra donde estaba esa especie de oficina que usaba Esteban para corregir. Me agarró de la mano y me fue llevando con el. y con algo de desesperación me preguntó si había traído la ropa que me pidió. Le dije que si y me hizo ir a cambiarme a un rincón que lo tapaba un placard.




Cuando me vio ya como una hembra tiró todas las carpetas y cosas que había arriba del escritorio. Se notaba que tenia muchas ganas de coger, y a mi me pasaba lo mismo. Me sonrió y me pidió que me acercara, cosa que hice parándome frente a su escritorio. Para ese momento el se había sentado en una silla delante del mismo. Yo le tocaba la camisa y lo escuchaba. Me decía que le encantaba mi cola y que quería que yo fuera cada vez más nena mientras nos hacíamos mimos.




Era la primera vez que en un contexto no sexual el me trataba como su nena. Me daba besos me hablaba con ese tono como se le habla a una nenita y a mi me encantaba. Me hizo sentarme a upa suyo y me empezó a besar la boca mientras yo le acariciaba el pecho por arriba de la camisa. Me dijo que lo volvía loco verme vestida como una hembra y que así me tenia que sentir, porque mi obligación era complacerlo a él. Yo ya había aprendido a asentir con la cabeza, sin hablar como el me enseñó y eso le encantó.




A ver como está eso me dijo poniéndome de espaldas a él, con las manos en el escritorio y me empezó a manosear el culo y la espalda, chupándome el cuello y dándome besos. Se le notaba que ya tenia la pija re dura porque me la apoyaba toda. La sentía muy fuerte en mi cola. Me bajó la pollerita y corriéndome la tanga empezó a chuparme el culo. Era la primera vez que me hacia eso y lo intercalaba con los dedos. Empecé a gemir y el me seguía diciendo lo hermosa que era mi colita.




Me empezó a lamer la cola, algo que ni el ni ningún otro macho me había hecho. Fue raro pero a el le encantaba. Por momentos me hacia temblar. Deseaba desesperadamente su pija adentro de mi cola. Se levantó. Me hizo agacharme para que le chupara la pija. La hacia entrar y salir de mi boca y se resbalaba haciendo que también le chupara los huevos. Paramos unos segundos para desvestirnos y retomamos de nuevo. Se la chupé con muchas ganas mientras le decía lo mucho que lo había extrañado, manteniendo siempre el tono de voz de una nena, por supuesto.


- Me imagino putita, pero chupa calladita, ya sabés como complacer a papi


Se la seguí chupando calladita como ordenó y por primera vez estuve muy cerca de comérmela toda. Me faltó muy poco y creo que eso lo volvió loco. Me agarró de prepo y me tiró arriba del escritorio acostándome boca arriba. Me hizo levantar las piernas apoyándolas sobre su pecho y agarrándome de la cintura me empezó a coger muy fuerte y después de varias embestidas y gemidos de por medio acercó su cara a la mía y me dijo "Putita quiero que siempre me des placer. lo vas a hacer??". Asenti con la cabeza y me dijo "Podés responder con palabras ahora" y le dije "Si, mi papito hermoso", completamente entregado y fuera de la realidad. Me seguía teniendo completamente como una nena enamorada.


También me cogió arriba de su escritorio haciéndome cabalgar arriba suyo, que estaba acostado boca arriba y yo de frente hacia el. Nos mirábamos a los ojos mientras me hacia cabalgar sobre su pija. También me agarró unos segundos del cuello para dilatar mi cola y me abri toda para él. Me hizo bajar a chuparle la pija mientras él seguia acostado boca arriba y me metia los dedos en el culo o me pegaba nalgadas. En ese estado estábamos cuando por primera vez pude comerme su pija entera aunque fue por unos pocos segundos.


Me volví a subir a su pija por orden suya y seguí saltando arriba de ella mientras el me tenia agarrado de la cintura, porque esta vez estaba de espaldas a el. El ritmo variaba entre lento y rápido. Me indicó que me iba a avisar al momento de acabar para tomarme la lechita. Me dijo "Cuando te digo al suelo es porque voy a acabar, te vas a tomar la lechita de papi"?


"Si papitooooo" Le dije mientras seguía cabalgando y solo hicieron falta tres o cuatro embestidas más para que me diera la orden de ir al suelo. Un hermoso lechazo fue directo adentro de mi boca, mientras el me agarraba del pelo. Otra gota cayó cerca de una oreja y algunas otras en la mejilla.


Me tomé toda la leche y el usando su pija rejuntó la de la oreja y la mejilla para que yo pudiera chuparla directamente desde la pija. Me saboreaba la leche mirándolo a los ojos y el me miraba relajado con una leve sonrisa. Me trajo un papel para limpiarme y me levanté. Me apretujó entre sus brazos de frente contra su cuerpo y me dijo que era una nena buena y que me había portado muy bien, mientras me daba una ultima manoseada en la cola. 


Después de eso nos despedimos. Ni siquiera fui al acto. Me cambié con mi ropa real y me fui a casa completamente feliz de saber que tenia un hombre de verdad a quien debía mi adoración.

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