
Aclaración: El relato es una adaptación de un caso real.
Leticia comenzó a trabajar conmigo en el kiosko porque un amigo sabía que yo necesitaba alguien que me ayude y también sabía que Leticia necesitaba trabajar.
De 40 y pico, Leti es una morocha no muy alta, con una cola hermosa, buena cintura y cuando quiere serlo, tiene una mirada y una sonrisa muy pícara. Casada con un entrenador mucho más joven que ella que se la pasa en su gimnasio la mayor parte del tiempo.
Entre una cosa y otra la relación con Leti se fué haciendo cada vez más cercana ya que pasábamos muchas horas juntos en el negocio. Como suele pasar entre risa y risa un día la agarré de la cintura, otro día la abracé un poco, a veces para decirle algo la agarraba de la cara con las dos manos y le hablaba mirandola fijo a los ojos y siempre a punto de comerle la boca mientras ella me dejaba hacer.
Un día después de hacer eso me dijo "al final, vos siempre me hacés lo mismo!", a lo cual respondí "vos estás casada, no jodás" y ella sonriendo y mirandome fijo dijo "y eso que tiene que ver, te molesta? Te cohíbe?" y como se imaginarán, la agarré de la mano, la llevé detrás de la mampara y le empecé a comer la boca y a acariciar todo ese cuerpazo que me ponía loco. Cuando me empezó a manosear la verga, paré un poco y con la pija afuera del pantalón me fuí a bajar la cortina.
Cuando volví directamente me dió un pico, se arrodilló y empezó a chuparme la pija com mucha saliva y mucha lengua. Tiramos un colchoncito que tenía en el depósito y esa tarde fué sacarnos todas las ganas de coger. Ella terminó en cuatro, con el culo bien dilatado, lleno de semen gimiendo y riendo al mismo tiempo. Se ve que los dos nos habíamos sacado las ganas de coger.
Esa tardecita el marido pasó a buscarla con el auto y como si nada hubiera pasado nos despedimos hasta el otro día.
La secuencia se repitió otras dos veces en esa semana y el sábado despés del mediodía, cuando ella llegaba, yo pensaba pasármela de diez. Efectivamente, cuando llegó, con una pollerita corta, una musculosa sin corpiño, una camperita de jean y una carita sonriente de trampa total, ella bajó la persiana y vino a comerme la boca cuando le entró un mensaje al celular y todo cambió.
Era un mensaje del hermano que le avisaba que la semana próxima llegaba de Uruguay y se iba a quedar unos días en su casa, que ya había arreglado con el marido y que tenía muchas ganas de ver a las nenas de ella.
Leti se puso incómoda y a la mierda la onda de coger, con lo cual yo tenía la pija que se me partía.
Le pregunté que tenía de malo que venga su hermano a visitarla y me contó que no tenía nada de malo pero que le traía algunos recuerdos de cuando era chica...
A pesar que yo tenía la pija al palo, nos sentamos y le pedí que me cuente que recuerdos le traía, qué le había pasado. Al principio no me quería contar mucho pero al final me contó que cuando eran chicos como la madre trabajaba y el padre los había abandonado, se quedaban en la casa de una familia vecina ella, su hermano y su hermana, la mayor. Me contó que ella sabía que el vecino se acostaba con su madre porque una vez espiando la vió a ella en cuatro y al tipo dandole verga. Esa confesión ya me estaba haciendo explotr la cabeza, pero lo más morboso vino después.
Cuando se quedaban en la casa del vecino y la mujer del tipo se iba, el se encerraba en la pieza junto a su hermana mayor mientras los dejaba mirando la tele. Ella, curiosa los espiaba y veía como el tipo la desnudaba a su hermana, la besaba y le chupaba las tetas mientras la dedeaba, se hacía chupar la pija y después la cogía hasta llenarla de leche. Me contó que eso lo vió tres o cuatro veces pero una vez que la hermana no estaba se quedó a solas con el hermano y ella.
El tipo lo jodía al pibe diciendole que seguro que no sabía besar a una mujer, que era un flojito, y el pibe fué levantando bronca mientras le decía que si sabía. Entonces el tipo le dijo, "Bueno, a ver, demostramelo besala a ella". Leti me contaba que ella no sabía que hacer porque si bien había besado a varios amigos nunca lo había hecho con su hermano. El pibe entonces la agarró del cuello y le empezó a comer la boca a lo que Leti le correspondió aunque le puso la mano en la cara como para tratar de controlarlo pero el pibe le seguía comiendo la boca a lo cual ella comenzó a tener la respiración entrecortada porque la situación le había empezado a gustar.
El tipo los miraba y le empezó a decir, "así no pibe, hay que meterle mano, dale que le va a gustar" y Marcelo, el hermano, le hizo caso y comenzó a acariciarle las piernas que estaban a descubierto por el vestidito corto que Leti tenía y cuando comenzó a acariciarle la vagina por debajo de la bombachita Leti gimió de placer abriendo un poco las piernas para que la mano hiciera su trabajo mientras ella le agarraba los pelos y le comía más la boca.
Leti me contaba que de pronto, no sabe cómo, tenía la pija del pibe en la mano y lo estaba masturbando mientras no dejaba de besarlo hasta que el tipo dijo "viste cómo les gusta, cogetela, dale, metele la pija y cogetela!"
Entonces Marcelo sin dejar de besarla le abrió las piernas, se terminó de sacar el pantalón con la pija bien dura y comenzó a cogerla a su propia hermana mientras ella gozaba muchísimo. No era su primer hombre, pero si era con el que más juegos de placer había tenido y con el primero que había experimentado el placer anal, el anterior fué una cogidita en un paredón a escondidas demasiado rápido. Marcelo comenzó a cogerla muy fuerte hasta que acabó como un caballo dentro de ella que quedó exhausta y muy relajada. El tipo, mientras ellos cogían se había estado masturbando, había acabado y todavía movía su mano para los últimos espasmos de placer.
Leti me comentó que eso comenzó a repetirse seguido en la casa del vecino y que la madre un día comenzó a sospechar que pasaba algo raro, porque cuando le preguntaba como había estado el día ella le contestaba con una sonrisita, "todo, todo muuuy bien!" hasta que un día, el tipo mientras cogían, le contó que ellos se cogían delante de él en el sillón. La madre enfureció y a Marcelo lo mandó a vivir con una tía y Leti se quedó con ella.
El relato me había pueso la pija como un cañón a punto de explotar y terminé haciendome una paja muy perversa porque Leti volvió a su casa para preparar todo para recibir a su hermano.
A los dos días, Leti volvió al trabajo y cuando le pregunté cómo le había ido con la llegada de su herman, con una sonrisita me contestó: "todo, todo muuuy bien!"
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