Tras aquella noche surgieron muchas dudas en mí, la compañía de Don José me provocaba inseguridad, me hacía sentir vulnerable, cuando me presento sus verdaderas intenciones tuve miedo, pero conforme se acercaba más a mí y platicaba conmigo, me fue generando confianza, sin querer, pronto me encontré obedeciendo sus deseos, lo que finalmente concluyo en esa noche de fin de año. Tras esa experiencia creí cerrado ese capítulo, pese a lo mucho que lo había disfrutado, consideraba que los problemas que me podría traer eran mayores que el beneficio, como las experiencias con otros hombres, lo creía cosa de una sola vez.
Sin embargo, Don José no pensaba lo mismo, me continúo acechando por las mañanas, en contra de mi voluntad, siempre terminaba impulsada por un bajo instinto a subir con él, ahí continuo su insistencia. Me llevaba hasta mi trabajo, me dejaba justo en frente y se despedía de mí, comenzó a conocer a mis compañeros, al menos de vista, me decía que debía ser entretenido trabajar con tantos jóvenes y que le gustaría poder conocerlos mejor.
Un viernes los compañeros planearon salir de fiesta a un bar, lo que terminé diciéndole a Don José por accidente, a partir de ahí, me insistió en ir hasta que no tuve otra opción más que invitarlo. Lo espere por la tarde noche y llego en su camioneta, le envié un mensaje a mi esposo avisándole que me iba con unos compañeros y que llegaría tarde, no quería ocultárselo, pero tampoco sabía cómo decírselo, me fui con Don José hasta el bar acordado con los chicos, era un grupo mixto de al menos 10 personas, ya habían visto a mi acompañante dejarme por las mañanas por lo que no lo desconocían, aunque para ser sincera, los rumores en mi trabajo ya corrían sobre si andaba con un hombre mayor.
La noche fue como cualquier otra reunión de trabajo, Don José se integró con algunos de mis compañeros, los cuales comenzaron a indagar sobre su cercanía conmigo, él solo dijo que era un vecino amigo de nosotros (nuestro matrimonio), que conocía a mi esposo desde que era pequeño y le tenía gran estima, les comento que era taxista y nos ofrecía el servicio de taxi por la mañana y debido a esa misma confianza hoy me había acompañado para devolverme en la noche a casa, todo con el conocimiento y consentimiento de mi marido. Así termino la noche, Don José les dio una buena impresión y quedaron de verse para otra ocasión, salimos y nos dirigimos de vuelta a casa.
DJ: ha sido una buena noche con tus compañeros
Y: si, se ve que les has caído bien
DJ: son bastante amigables, aunque al principio no confiaban mucho en mi
Y: por supuesto que no, no es común ver a una chica joven como yo con alguien como usted
DJ: supongo que no, pero pude librarla
Y: si, les convenció su mentira
DJ: no todo es mentira
Y: ¿ah sí?, ¿Y qué parte es verdad?
DJ: yo si conozco a tu marido desde pequeño, soy amigo de su matrimonio, al menos de la mitad
Y: lo de ser mi taxista si fue creíble, pero no creo que mi esposo lo sepa
DJ: talvez
Y. como que talvez
DJ: me encontré con él antes de salir
Y: ¿y le dijiste algo sobre esta noche?
DJ: más o menos, me pregunto si saldría de fiesta y le dije que sí, además le comenté que saldría en busca de una mujer casada, jaja, solo que el pobre no sabía que me refería justo a su esposa
Y: calla, no me gusta que te burles de él
DJ: lo siento, pero me resulta gracioso, él animándome a salir con una casada y resultas ser su mujer, encima le he dicho que esas son las más zorras
Y: eres un idiota
Tras su comentario me moleste con él, en cuanto llegamos a la calle me baje y lo dejé ahí sin siquiera despedirme, llegue con Karin y le platique parte de mi noche, diciéndole que no había sido la mejor, me veía molesta, aun así, tenía unas copas encima y estaba algo caliente, así que terminamos en la cama. Al día siguiente salimos y nos cruzamos con Don José, él iba saliendo de visitar a la tía de mi marido, nos saludó como si nada y se fue sin más, su indiferencia me molesto, pero aún mayor fue mi molestia al verlo salir de ahí y pensar que después de verse conmigo, había pasado la noche con la tía.
Con mi marido la situación se estaba descontrolando, aunque no me lo decía directamente, sabía que tenía dudas sobre mi comportamiento, él tenía sus sospechas y a mí, ya se me estaba haciendo difícil ocultárselo. Don José, aun me siguió esperando como si nada, en el fondo tenía ganas de reclamarle, pero sabía que sería demostrarle que me importaba, así que decidí dejarlo pasar, hasta que 15 días después de esa noche, mis compañeros hicieron otra reunión y me pidieron llevar a Don José de nuevo.
Él no dudo en aceptar la invitación, en parte por volver a salir conmigo, pero también por que en verdad había disfrutado salir entre jóvenes, quedé por la tarde con él, al salir de mi trabajo aun no llegaba, así que tuve que marcarle para saber si vendría, finalmente llego y me subí para ir con él de nuevo al mismo bar, ya entrada la noche, nos la estábamos pasando mejor que la vez anterior.
Convencidos de que mis compañeros creyeron su historia de que solo era un vecino que hacía de mi taxista, ya estábamos más sueltos, por lo que pudimos bailar un buen rato ya sin pena y a la vist
a de todos, algo que en verdad puedo destacar de Don José es su forma de bailar, se le nota todo el barrio en cada movimiento. Pero no solo bailaba con él, algunos compañeros me sacaban y con gusto bailaba una pieza con ellos, Don José mientras contaba sus anécdotas al grupo, por las risas se notaba que los tenía muy entretenidos, hasta que me saco a bailar Marcelo, un compañero que se ve que quiere conmigo, mientras bailábamos intento sobrepasarse, lo que respondí con una cachetada, todo hubiera quedado ahí sino fuer por que Don José lo vio y fue a confrontarlo, tan pronto lo tuvo de frente le soltó el primer golpe, Marcelo intento defenderse pero la calle de Don José salió a flote, pronto lo tenía ya en el piso, mis demás compañeros se quedaron sorprendidos por lo ocurrido, yo lo detuve y al ver el desastre que había provocado le pedí que nos retiráramos.
En el camino le fui reprochando su actitud, él me insistía en que la culpa era de Marcelo por quererse sobrepasar, él solo había actuado en mi defensa, hasta cierto punto lo entendía, admito que su acción de ese momento movió algo dentro de mí, me sentía protegida y halagada, además, la forma tan salvaje en que se había comportado me había impresionado, tenía la sangre en la cabeza y alcohol en las venas, pero cruce el límite cuando me dijo “nadie se mete con mi mujer”. Ahí, sin pensarlo lo bese, casi que la distracción le cuesta un choque, rápido busco un lugar donde estacionarse y encontró un callejón oscuro donde nadie nos viera, se abalanzo sobre mí y no opuse resistencia, me comía la boca con su aliento a cerveza, yo intentaba respirar ya que su peso encima mío me complicaba obtener aire, sus manos pronto se pusieron sobre mi trasero por encima de mis jeans, su boca dejo mis labios para bajar hacia mi cuello, el éxtasis era tanto que de esa forma tuve un orgasmo.
Él se dio cuenta de mi calentura por que mis jeans se humedecieron, me los bajo un poco, lo suficiente para jugar por encima de mi ropa interior con sus dedos, los pasaba despacio de arriba hacia abajo y de vuelta, mi respiración iba subiendo de velocidad, hasta que sentí como hizo a un lado mi braga e introdujo sus dedos gordos, haciéndome soltar un gemido, él continuo hurgando en mi interior con un movimiento rápido y profundo, obteniendo otro orgasmo que termino por mojar sus manos con mis fluidos. De inmediato me subí encima suyo, él me entendió completamente y me beso con ímpetu mientras bajaba su pantalón y terminaba de despojarme de los míos, puso su pene en posición y yo me senté lentamente en él, lo húmeda que estaba le facilito entrar de golpe, al sentir toda su dureza en mi interior me sentí plena de placer, lo cabalgué con intensidad, haciendo movimientos de atrás hacia adelante, el estaba quieto atinando apenas a acompañar mi movimiento, sentado en el asiento le era difícil seguirme el ritmo, así que se dedico a jugar con mis pechos, retirándome el top y mi brasier, para pasar su lengua por mis pezones.
La situación me tenía muy caliente, sobre todo por la actitud que había tomado, por un lado, me había mostrado su lado crudo, esa actitud machista, vulgar y callejera, pero también me había hecho sentir protegida, como si yo fuera su mujer, estaba buscando desesperada sentirlo terminar en mí, así que no lo deje de cabalgar. Admito que fue algo rápido, tan solo unos minutos bastaron para hacerme llegar de nuevo, a la vez que Don José soltaba un bufido, sentí su descarga llenando mi interior, ni siquiera había tomado en cuenta usar condón, mi necesidad de aplacar mi deseo había jugado en mi contra, sobrepasando mi sentido común.
Mientras recuperaba el aliento me sentía en las nubes, el sexo había sido rápido pero muy satisfactorio, casi veía a Don José con ojos de amor, hasta que lo arruino con un mal comentario:
DJ: ¡Querías verga verdad zorra!
De nuevo me moleste, le pedí que nos fuéramos y evite discutir, me hizo caso y en el regreso solo hubo silencio, llegamos y me baje apenas despidiéndome, entre a casa y mi esposo me estaba esperando, me calme lo más que pude y le platique lo mala que había sido la noche, en esta ocasión no busque intimidad con él y solo me fui a recostar con el pretexto de estar demasiado ebria.
A partir de ese día, Don José ya no me busco por la mañana, parecía que a él no le había gustado mi molestia y que tampoco tenía ninguna intención de arreglar nada, no éramos pareja, por lo que no tenia por que arreglar nada conmigo, sin embargo, mi lado femenino esperaba que me buscará. Con los días, considere que era mejor así, sin la tentación ya no había más problemas y no veía la necesidad de decirle nada a Karin, ya que el asunto parecía haber finalizado, encima, se acercaba el día de San Valentín, lo que era una fecha perfecta para volver a poner todo el empeño en mi matrimonio quitándome de distracciones.
Mi marido estaba preparando una gran velada, yo también estaba dispuesta a pasarla bien, así que quedamos en vernos en la noche, por la mañana, me arregle de pies a cabeza, un bonito peinado, maquillaje, labios rojos, debajo llevaba un babydoll rojo algo transparente, por encima unos jeans bancos y una blusa roja, todo combinaba perfectamente para el día. Sali a la calle, sabiéndome súper sexy, no pude evitar voltear a ver si estaba la camioneta de Don José, algo en mi quería que estuviera para que pudiera verme y restregarle en frente lo que no podría tener, lamentablemente fue otra mañana sin que estuviera ahí, así que partí al trabajo y labore con normalidad, en la oficina si que lo notaron, lo que sirvió para alimentar mi ego e incrementar mi libido que ya estaba muy alto, pensaba en lo grandiosa que seria la noche hasta que de pronto reviso mi móvil y tenía mensajes:
DJ: hola, te veías increíble en la mañana
No le conteste, lo deje en visto y continue con mi trabajo, aunque admito que me había agradado que me halagara, aunque también tenia la duda de en que momento me habría visto, casi a medio día me llegaron más mensajes.
DJ: ¿qué pasa zorra, no me vas a contestar?
Me calaba que me llamara zorra, pero a su vez, me recordaba lo de aquella noche, lo pensé mucho, pero al fin le conteste.
Y: creí que ya no pensaba hablarme
DJ: así era hasta esta mañana
Y: ¿qué lo hizo cambiar de opinión?
DJ: vi lo zorrita que saliste de tu casa
Y: en serio, yo no lo vi salir en su camioneta
DJ: te vi pasar por la calle, la camioneta la tenia en el taller y hoy iré por ella
Y: que bueno que tenga plan para hoy
DJ: claro que lo tengo, voy a pasar por una zorra
Y: ¿otra de sus novias?
DJ: que va, solo es una putita casada que me ando cogiendo
Y: imbécil
DJ: ya déjate de tonterías, ¿a qué hora paso por ti?
De nuevo me tenia contra la pared, yo tenía planes y aun así me estaba pensando que hacer, el muy cabrón me trataba como una cualquiera y así creía que le contestaria, lo peor, el muy maldito tenía razón.
Y: a las 7
De inmediato, mande mensaje a mi esposo diciéndole que saldría mas tarde, que me esperara hasta la noche, así estuve esperando ansiosa hasta la hora pactada, puntualmente a las 7, Don José ya se encontraba afuera, como dije antes, mis compañeros creían que me daba servicio de taxi por lo que no les molestaba verlo por ahí. Me acerqué y sin cruzar palabra, me abrió la puerta y me subí a su camioneta, avanzo sin decirme a donde nos dirigíamos, apenas cruzamos palabras, no quería hablarle, estaba muy nerviosa y ofendida por sus comentarios, por su lado, él tampoco tenía interés en comenzar la conversación, solo quería hacer una cosa conmigo esa noche y yo, bueno, por algo estaba ahí con él.
Tras un rato de manejar, se detuvo a comprar unas cosas, me pregunto si deseaba tomar algo y yo solo le pedí unas cervezas, volvió y continúo manejando, el recorrido se me hizo familiar, nos dirigíamos al barrio, lo que me puso mas nerviosa aún, pero no proteste. Mi incredulidad fue mayor cuando entramos en nuestra calle, él se detuvo donde siempre se estaciona, me pidió bajar y dirigirme a sus cuartos, para fortuna mía no había nadie afuera y tampoco nadie nos vio por los pasillos, llegamos y el entró primero para cerciorarse de que no hubiera nadie, me llamo desde dentro y me invito a pasar, me sentó en una de las sillas y me destapo una cerveza, ahora si tenía intenciones de conversar.
DJ: puedes estar tranquila, nadie nos molestara
Y: me parece un descaro que me trajeras a tu casa
DJ: que esperabas, ¿que pagara una habitación de hotel?, hoy estarán todos llenos
Le di la razón, no parecía lo mas apropiado, pero hubiéramos tardado en encontrar lugar, además, pese a que en las demás habitaciones había música y ente de fiesta, en la suya estábamos totalmente tranquilos. Por un buen rato solo estuvimos tomando y conversando de cosas comunes, se acabó lo que había comprado así que salió por más, estive un momento sola, por lo que observe con más detenimiento el lugar, los muebles estaban algo viejos y había cosas algo desordenadas, aun así, parecía el hogar de un par de señores acorde a su edad, en las paredes había fotografías familiares y un cuadro de su boda, donde estaba su esposa de joven con un vestido blanco muy amplio, Don José se veía sin canas y sin arrugas, algo más delgado sin dejar de ser corpulento, una espalada y brazos muy marcados, viéndolo bien, de joven no estaba nada mal, con razón era tan mujeriego, debió haber tenido a muchas detrás de él.
Estaba en esos pensamientos cuando sonó el teléfono, eran cerca de las 10 de la noche, Karin me estaba marcando, no conteste, entraron dos llamadas más, así que decidí apagarlo, no quería que estuviera suene y suene, Don José venia entrando con otras cervezas, seguimos la platica donde nos quedamos, hasta que tocamos el tema de las salidas nocturnas con mis compañeros y me recordó el disgusto que habíamos tenido, no dude en recalcárselo, pero se mostro firme, no le había gustado que Marcelo se me acercara y el solo reacciono a su instinto, le insiste en que no debió tomar esa actitud por que me hacia quedar mal, pero se molesto conmigo de nuevo, me dijo que entendiera mi lugar de una vez, yo no era su esposa ni teníamos una relación, eso me hizo enojar y le quise soltar una cachetada, pero me detuvo con su mano apretando la mía con fuerza, me la soltó y mirándome fijamente con enojo, me la devolvió.
No me había pegado con fuerza como para lastimarme, pero por dentro si me sentí herida, pero antes de decirle una palabra, me hablo fuerte y me dijo lo mismo de hace un momento, que yo no era su esposa, que respetara su casa o simplemente me fuera, con su advertencia me quería dar la vuelta e irme, pero los pies no me respondían, lo mire a los ojos y aun se veía seriedad en ellos, agache la cabeza por un momento y devolví la mirada para pedirle disculpas, pero él me tomo de la nuca y yo, me arroje a su boca besándolo con gran intensidad. Es extraño lo que siente una como mujer con ciertos hombres, Don José no era una persona con tacto, su forma de ser era muy agresiva y descolocada, inspiraba algo de miedo y desconfianza, sin embargo, aquella noche me había convencido de salir e ir a su casa, yo sabía perfectamente sus intenciones, mi mente me decía que solo me traería problemas seguirlo y, aun así, unos instantes después ya estaba en su cama.
Tan pronto como me tuvo a su merced desquito sus ganas recorriendo mi cuerpo por encima de mi ropa, yo ya estaba muy borracha por lo que solo me deje hacer, estaba sobre estimulada debido a los acontecimientos anteriores, el verme sexy, saberme deseada, la forma en que me había hablado Don José y como me había convencido de venir con él, su trato y hasta la cachetada que me dio. Pronto me vi sin blusa ni pantalón, sus ojos llenos de lujuria se abrieron al verme en un baby doll rojo, al darme cuenta, me puse en modo provocativa, me contonea mientras caminaba hacia él y me arrodille, saque su miembro del pantalón y lo masturbe, él me tomo del cabello y con fuerza me dirigió hacia su miembro haciendo que me lo tragara de golpe.
Me sostuvo en esa posición, obligándome a soportar el grosor de su miembro en mi garganta y sin permitirme respirar, me separo y comenzó un movimiento de cadera, me estaba cogiendo por la boca y eso me prendía más, comencé a jugar con mi vagina pasando los dedos con cuidado con la finalidad de lubricar el área, cuando estuvo lo suficientemente húmeda me introduje un par de dedos y me estimulaba mientras Don jase seguía moviéndose en mi boca. Me separo de él levantándome del suelo sin soltarme el cabello, casi a rastras me llevo hacia su cama y puso en cuatro, ya desquiciada, pare completamente las nalgas para ofrecérselas, el tome su miembro y de un solo empujón me lo dejo ir, por lo lubricada no le costaba nada entrar y salir, me daba unas embestidas salvajes en esa posición y yo proseguí con la estimulación de mis dedos en mis labios vaginales, rozando por instantes su miembro.
Me llego un orgasmo intenso, el espasmo lo hizo ir mas lento, pero no lo suficiente como para detenerse, me azotaba cada que podía, las nalgadas razonaban en toda la habitación, pero no más que los resortes de su viejo colchón, aquello era un escándalo total, pero eso no impidió que escucháramos un ruido proveniente de afuera. Por el miedo lo quise detener, pero esto no le importo, se recostó en la cama y me hizo subirme encima de él, tome su miembro y me lo introduje, lo cabalgue por un rato, hasta alcanzar otro orgasmo, ahora si se detuvo un momento, se sentó en la orilla de la cama y me sentó con las piernas abiertas frente a él, introdujo su pene nuevamente en mi y me hizo subir y bajar, sentía la punta de su pene rosarme en la entrada, lo que me dio la sensación de querer orinar, por lo que busque detenerme, pero me lo impidió, me tomo de las nalgas y con fuerza siguió introduciendo su miembro, sentí que salía algo de mi interior, justo en ese momento se escuchó de nuevo un ruido, como si movieran cosas en la habitación de al lado.
Lo mire y con su misma mirada me dijo que no me preocupara, con mas tranquilidad continue con el movimiento en busca de dejar salir aquello que sentía, los dos comenzamos a acelerar nuestro ritmo, cuando de repente se escucha la voz de una mujer “no chingues José”, era su esposa que estaba parada al lado de la cortina que hacía de puerta, me entro el pánico y busque bajarme y esconderme en las sábanas, pero Don José no se inmuto, me sostuvo las caderas con fuerza impidiéndome bajar y con esa voz agresiva solo le dijo “¿qué quieres?, lárgate de aquí”. Ella se dio la vuelta y salió de la habitación, él no paro el ritmo, continuo y me dijo que me soltara y lo dejara salir, así lo hice, acelere mi movimiento y el orgasmo más intenso al fin llego, salía liquido de mi vagina a la vez que Don José soltaba su esperma en mi interior.
Él se recostó en el colchón y yo caí sobre su pecho, sin salirse de mí, estuvimos un momento quietos para recuperar el aire, pensaba en lo que había pasado, se notaba mi cara de preocupación, a lo que él me reconforto diciéndome que no me preocupara, ella no diría nada, era algo difícil de creer, pero por alguna razón, tome sus palabras como verdad absoluta, convenciéndome de que no habría consecuencias. Con la vitalidad recuperada nos vestimos y salimos, él solo me dejo en la entrada de la vecindad y yo caminé hacia la unidad de departamentos, al entrar, mi marido ya estaba desesperado por la hora, pero yo deslumbraba una felicidad que le hizo olvidarse de eso, me asee un poco y celebramos la noche de acuerdo a lo establecido, ya en la cama, no podía olvidar lo intenso que había sido el sexo con Don José, por lo que me comporte salvajemente con Karin, haciendo que los dos llegáramos a un orgasmo juntos, ya recostados nos calmamos y se hizo el silencio, en el fondo sabia que sospechaba de mí, así que no me quedaba mas remedio que echar los dados y antes de que me pidiera explicaciones, yo misma se las di.
Tras mi relato, se quedo en silencio, reflexionando lo que le había confesado, me dijo que entendía que lo hubiera hecho, pero estaba decepcionado de que no le tuviera confianza y haya hecho todo sin decírselo, yo le pedí disculpas y le exprese mis temores, él me pidió tiempo para pensar lo que estaba pasando en nuestra relación, yo lo acepté, le dije que lo que decidiera no cambiaría lo que sentía por él, que lo amaba y lo seguiría amando, pero también le dije lo mucho que había disfrutado la experiencia y que tampoco estaba dispuesta a dejarlo así como así. Le confese que lo que tuviera que considerar, lo hiciera pensando en que yo quería a los dos en mi vida, a él como mi marido y mi compañero y a Don José como nuestro corneador.
Sin embargo, Don José no pensaba lo mismo, me continúo acechando por las mañanas, en contra de mi voluntad, siempre terminaba impulsada por un bajo instinto a subir con él, ahí continuo su insistencia. Me llevaba hasta mi trabajo, me dejaba justo en frente y se despedía de mí, comenzó a conocer a mis compañeros, al menos de vista, me decía que debía ser entretenido trabajar con tantos jóvenes y que le gustaría poder conocerlos mejor.
Un viernes los compañeros planearon salir de fiesta a un bar, lo que terminé diciéndole a Don José por accidente, a partir de ahí, me insistió en ir hasta que no tuve otra opción más que invitarlo. Lo espere por la tarde noche y llego en su camioneta, le envié un mensaje a mi esposo avisándole que me iba con unos compañeros y que llegaría tarde, no quería ocultárselo, pero tampoco sabía cómo decírselo, me fui con Don José hasta el bar acordado con los chicos, era un grupo mixto de al menos 10 personas, ya habían visto a mi acompañante dejarme por las mañanas por lo que no lo desconocían, aunque para ser sincera, los rumores en mi trabajo ya corrían sobre si andaba con un hombre mayor.
La noche fue como cualquier otra reunión de trabajo, Don José se integró con algunos de mis compañeros, los cuales comenzaron a indagar sobre su cercanía conmigo, él solo dijo que era un vecino amigo de nosotros (nuestro matrimonio), que conocía a mi esposo desde que era pequeño y le tenía gran estima, les comento que era taxista y nos ofrecía el servicio de taxi por la mañana y debido a esa misma confianza hoy me había acompañado para devolverme en la noche a casa, todo con el conocimiento y consentimiento de mi marido. Así termino la noche, Don José les dio una buena impresión y quedaron de verse para otra ocasión, salimos y nos dirigimos de vuelta a casa.
DJ: ha sido una buena noche con tus compañeros
Y: si, se ve que les has caído bien
DJ: son bastante amigables, aunque al principio no confiaban mucho en mi
Y: por supuesto que no, no es común ver a una chica joven como yo con alguien como usted
DJ: supongo que no, pero pude librarla
Y: si, les convenció su mentira
DJ: no todo es mentira
Y: ¿ah sí?, ¿Y qué parte es verdad?
DJ: yo si conozco a tu marido desde pequeño, soy amigo de su matrimonio, al menos de la mitad
Y: lo de ser mi taxista si fue creíble, pero no creo que mi esposo lo sepa
DJ: talvez
Y. como que talvez
DJ: me encontré con él antes de salir
Y: ¿y le dijiste algo sobre esta noche?
DJ: más o menos, me pregunto si saldría de fiesta y le dije que sí, además le comenté que saldría en busca de una mujer casada, jaja, solo que el pobre no sabía que me refería justo a su esposa
Y: calla, no me gusta que te burles de él
DJ: lo siento, pero me resulta gracioso, él animándome a salir con una casada y resultas ser su mujer, encima le he dicho que esas son las más zorras
Y: eres un idiota
Tras su comentario me moleste con él, en cuanto llegamos a la calle me baje y lo dejé ahí sin siquiera despedirme, llegue con Karin y le platique parte de mi noche, diciéndole que no había sido la mejor, me veía molesta, aun así, tenía unas copas encima y estaba algo caliente, así que terminamos en la cama. Al día siguiente salimos y nos cruzamos con Don José, él iba saliendo de visitar a la tía de mi marido, nos saludó como si nada y se fue sin más, su indiferencia me molesto, pero aún mayor fue mi molestia al verlo salir de ahí y pensar que después de verse conmigo, había pasado la noche con la tía.
Con mi marido la situación se estaba descontrolando, aunque no me lo decía directamente, sabía que tenía dudas sobre mi comportamiento, él tenía sus sospechas y a mí, ya se me estaba haciendo difícil ocultárselo. Don José, aun me siguió esperando como si nada, en el fondo tenía ganas de reclamarle, pero sabía que sería demostrarle que me importaba, así que decidí dejarlo pasar, hasta que 15 días después de esa noche, mis compañeros hicieron otra reunión y me pidieron llevar a Don José de nuevo.
Él no dudo en aceptar la invitación, en parte por volver a salir conmigo, pero también por que en verdad había disfrutado salir entre jóvenes, quedé por la tarde con él, al salir de mi trabajo aun no llegaba, así que tuve que marcarle para saber si vendría, finalmente llego y me subí para ir con él de nuevo al mismo bar, ya entrada la noche, nos la estábamos pasando mejor que la vez anterior.
Convencidos de que mis compañeros creyeron su historia de que solo era un vecino que hacía de mi taxista, ya estábamos más sueltos, por lo que pudimos bailar un buen rato ya sin pena y a la vist
a de todos, algo que en verdad puedo destacar de Don José es su forma de bailar, se le nota todo el barrio en cada movimiento. Pero no solo bailaba con él, algunos compañeros me sacaban y con gusto bailaba una pieza con ellos, Don José mientras contaba sus anécdotas al grupo, por las risas se notaba que los tenía muy entretenidos, hasta que me saco a bailar Marcelo, un compañero que se ve que quiere conmigo, mientras bailábamos intento sobrepasarse, lo que respondí con una cachetada, todo hubiera quedado ahí sino fuer por que Don José lo vio y fue a confrontarlo, tan pronto lo tuvo de frente le soltó el primer golpe, Marcelo intento defenderse pero la calle de Don José salió a flote, pronto lo tenía ya en el piso, mis demás compañeros se quedaron sorprendidos por lo ocurrido, yo lo detuve y al ver el desastre que había provocado le pedí que nos retiráramos.
En el camino le fui reprochando su actitud, él me insistía en que la culpa era de Marcelo por quererse sobrepasar, él solo había actuado en mi defensa, hasta cierto punto lo entendía, admito que su acción de ese momento movió algo dentro de mí, me sentía protegida y halagada, además, la forma tan salvaje en que se había comportado me había impresionado, tenía la sangre en la cabeza y alcohol en las venas, pero cruce el límite cuando me dijo “nadie se mete con mi mujer”. Ahí, sin pensarlo lo bese, casi que la distracción le cuesta un choque, rápido busco un lugar donde estacionarse y encontró un callejón oscuro donde nadie nos viera, se abalanzo sobre mí y no opuse resistencia, me comía la boca con su aliento a cerveza, yo intentaba respirar ya que su peso encima mío me complicaba obtener aire, sus manos pronto se pusieron sobre mi trasero por encima de mis jeans, su boca dejo mis labios para bajar hacia mi cuello, el éxtasis era tanto que de esa forma tuve un orgasmo.
Él se dio cuenta de mi calentura por que mis jeans se humedecieron, me los bajo un poco, lo suficiente para jugar por encima de mi ropa interior con sus dedos, los pasaba despacio de arriba hacia abajo y de vuelta, mi respiración iba subiendo de velocidad, hasta que sentí como hizo a un lado mi braga e introdujo sus dedos gordos, haciéndome soltar un gemido, él continuo hurgando en mi interior con un movimiento rápido y profundo, obteniendo otro orgasmo que termino por mojar sus manos con mis fluidos. De inmediato me subí encima suyo, él me entendió completamente y me beso con ímpetu mientras bajaba su pantalón y terminaba de despojarme de los míos, puso su pene en posición y yo me senté lentamente en él, lo húmeda que estaba le facilito entrar de golpe, al sentir toda su dureza en mi interior me sentí plena de placer, lo cabalgué con intensidad, haciendo movimientos de atrás hacia adelante, el estaba quieto atinando apenas a acompañar mi movimiento, sentado en el asiento le era difícil seguirme el ritmo, así que se dedico a jugar con mis pechos, retirándome el top y mi brasier, para pasar su lengua por mis pezones.
La situación me tenía muy caliente, sobre todo por la actitud que había tomado, por un lado, me había mostrado su lado crudo, esa actitud machista, vulgar y callejera, pero también me había hecho sentir protegida, como si yo fuera su mujer, estaba buscando desesperada sentirlo terminar en mí, así que no lo deje de cabalgar. Admito que fue algo rápido, tan solo unos minutos bastaron para hacerme llegar de nuevo, a la vez que Don José soltaba un bufido, sentí su descarga llenando mi interior, ni siquiera había tomado en cuenta usar condón, mi necesidad de aplacar mi deseo había jugado en mi contra, sobrepasando mi sentido común.
Mientras recuperaba el aliento me sentía en las nubes, el sexo había sido rápido pero muy satisfactorio, casi veía a Don José con ojos de amor, hasta que lo arruino con un mal comentario:
DJ: ¡Querías verga verdad zorra!
De nuevo me moleste, le pedí que nos fuéramos y evite discutir, me hizo caso y en el regreso solo hubo silencio, llegamos y me baje apenas despidiéndome, entre a casa y mi esposo me estaba esperando, me calme lo más que pude y le platique lo mala que había sido la noche, en esta ocasión no busque intimidad con él y solo me fui a recostar con el pretexto de estar demasiado ebria.
A partir de ese día, Don José ya no me busco por la mañana, parecía que a él no le había gustado mi molestia y que tampoco tenía ninguna intención de arreglar nada, no éramos pareja, por lo que no tenia por que arreglar nada conmigo, sin embargo, mi lado femenino esperaba que me buscará. Con los días, considere que era mejor así, sin la tentación ya no había más problemas y no veía la necesidad de decirle nada a Karin, ya que el asunto parecía haber finalizado, encima, se acercaba el día de San Valentín, lo que era una fecha perfecta para volver a poner todo el empeño en mi matrimonio quitándome de distracciones.
Mi marido estaba preparando una gran velada, yo también estaba dispuesta a pasarla bien, así que quedamos en vernos en la noche, por la mañana, me arregle de pies a cabeza, un bonito peinado, maquillaje, labios rojos, debajo llevaba un babydoll rojo algo transparente, por encima unos jeans bancos y una blusa roja, todo combinaba perfectamente para el día. Sali a la calle, sabiéndome súper sexy, no pude evitar voltear a ver si estaba la camioneta de Don José, algo en mi quería que estuviera para que pudiera verme y restregarle en frente lo que no podría tener, lamentablemente fue otra mañana sin que estuviera ahí, así que partí al trabajo y labore con normalidad, en la oficina si que lo notaron, lo que sirvió para alimentar mi ego e incrementar mi libido que ya estaba muy alto, pensaba en lo grandiosa que seria la noche hasta que de pronto reviso mi móvil y tenía mensajes:
DJ: hola, te veías increíble en la mañana
No le conteste, lo deje en visto y continue con mi trabajo, aunque admito que me había agradado que me halagara, aunque también tenia la duda de en que momento me habría visto, casi a medio día me llegaron más mensajes.
DJ: ¿qué pasa zorra, no me vas a contestar?
Me calaba que me llamara zorra, pero a su vez, me recordaba lo de aquella noche, lo pensé mucho, pero al fin le conteste.
Y: creí que ya no pensaba hablarme
DJ: así era hasta esta mañana
Y: ¿qué lo hizo cambiar de opinión?
DJ: vi lo zorrita que saliste de tu casa
Y: en serio, yo no lo vi salir en su camioneta
DJ: te vi pasar por la calle, la camioneta la tenia en el taller y hoy iré por ella
Y: que bueno que tenga plan para hoy
DJ: claro que lo tengo, voy a pasar por una zorra
Y: ¿otra de sus novias?
DJ: que va, solo es una putita casada que me ando cogiendo
Y: imbécil
DJ: ya déjate de tonterías, ¿a qué hora paso por ti?
De nuevo me tenia contra la pared, yo tenía planes y aun así me estaba pensando que hacer, el muy cabrón me trataba como una cualquiera y así creía que le contestaria, lo peor, el muy maldito tenía razón.
Y: a las 7
De inmediato, mande mensaje a mi esposo diciéndole que saldría mas tarde, que me esperara hasta la noche, así estuve esperando ansiosa hasta la hora pactada, puntualmente a las 7, Don José ya se encontraba afuera, como dije antes, mis compañeros creían que me daba servicio de taxi por lo que no les molestaba verlo por ahí. Me acerqué y sin cruzar palabra, me abrió la puerta y me subí a su camioneta, avanzo sin decirme a donde nos dirigíamos, apenas cruzamos palabras, no quería hablarle, estaba muy nerviosa y ofendida por sus comentarios, por su lado, él tampoco tenía interés en comenzar la conversación, solo quería hacer una cosa conmigo esa noche y yo, bueno, por algo estaba ahí con él.
Tras un rato de manejar, se detuvo a comprar unas cosas, me pregunto si deseaba tomar algo y yo solo le pedí unas cervezas, volvió y continúo manejando, el recorrido se me hizo familiar, nos dirigíamos al barrio, lo que me puso mas nerviosa aún, pero no proteste. Mi incredulidad fue mayor cuando entramos en nuestra calle, él se detuvo donde siempre se estaciona, me pidió bajar y dirigirme a sus cuartos, para fortuna mía no había nadie afuera y tampoco nadie nos vio por los pasillos, llegamos y el entró primero para cerciorarse de que no hubiera nadie, me llamo desde dentro y me invito a pasar, me sentó en una de las sillas y me destapo una cerveza, ahora si tenía intenciones de conversar.
DJ: puedes estar tranquila, nadie nos molestara
Y: me parece un descaro que me trajeras a tu casa
DJ: que esperabas, ¿que pagara una habitación de hotel?, hoy estarán todos llenos
Le di la razón, no parecía lo mas apropiado, pero hubiéramos tardado en encontrar lugar, además, pese a que en las demás habitaciones había música y ente de fiesta, en la suya estábamos totalmente tranquilos. Por un buen rato solo estuvimos tomando y conversando de cosas comunes, se acabó lo que había comprado así que salió por más, estive un momento sola, por lo que observe con más detenimiento el lugar, los muebles estaban algo viejos y había cosas algo desordenadas, aun así, parecía el hogar de un par de señores acorde a su edad, en las paredes había fotografías familiares y un cuadro de su boda, donde estaba su esposa de joven con un vestido blanco muy amplio, Don José se veía sin canas y sin arrugas, algo más delgado sin dejar de ser corpulento, una espalada y brazos muy marcados, viéndolo bien, de joven no estaba nada mal, con razón era tan mujeriego, debió haber tenido a muchas detrás de él.
Estaba en esos pensamientos cuando sonó el teléfono, eran cerca de las 10 de la noche, Karin me estaba marcando, no conteste, entraron dos llamadas más, así que decidí apagarlo, no quería que estuviera suene y suene, Don José venia entrando con otras cervezas, seguimos la platica donde nos quedamos, hasta que tocamos el tema de las salidas nocturnas con mis compañeros y me recordó el disgusto que habíamos tenido, no dude en recalcárselo, pero se mostro firme, no le había gustado que Marcelo se me acercara y el solo reacciono a su instinto, le insiste en que no debió tomar esa actitud por que me hacia quedar mal, pero se molesto conmigo de nuevo, me dijo que entendiera mi lugar de una vez, yo no era su esposa ni teníamos una relación, eso me hizo enojar y le quise soltar una cachetada, pero me detuvo con su mano apretando la mía con fuerza, me la soltó y mirándome fijamente con enojo, me la devolvió.
No me había pegado con fuerza como para lastimarme, pero por dentro si me sentí herida, pero antes de decirle una palabra, me hablo fuerte y me dijo lo mismo de hace un momento, que yo no era su esposa, que respetara su casa o simplemente me fuera, con su advertencia me quería dar la vuelta e irme, pero los pies no me respondían, lo mire a los ojos y aun se veía seriedad en ellos, agache la cabeza por un momento y devolví la mirada para pedirle disculpas, pero él me tomo de la nuca y yo, me arroje a su boca besándolo con gran intensidad. Es extraño lo que siente una como mujer con ciertos hombres, Don José no era una persona con tacto, su forma de ser era muy agresiva y descolocada, inspiraba algo de miedo y desconfianza, sin embargo, aquella noche me había convencido de salir e ir a su casa, yo sabía perfectamente sus intenciones, mi mente me decía que solo me traería problemas seguirlo y, aun así, unos instantes después ya estaba en su cama.
Tan pronto como me tuvo a su merced desquito sus ganas recorriendo mi cuerpo por encima de mi ropa, yo ya estaba muy borracha por lo que solo me deje hacer, estaba sobre estimulada debido a los acontecimientos anteriores, el verme sexy, saberme deseada, la forma en que me había hablado Don José y como me había convencido de venir con él, su trato y hasta la cachetada que me dio. Pronto me vi sin blusa ni pantalón, sus ojos llenos de lujuria se abrieron al verme en un baby doll rojo, al darme cuenta, me puse en modo provocativa, me contonea mientras caminaba hacia él y me arrodille, saque su miembro del pantalón y lo masturbe, él me tomo del cabello y con fuerza me dirigió hacia su miembro haciendo que me lo tragara de golpe.
Me sostuvo en esa posición, obligándome a soportar el grosor de su miembro en mi garganta y sin permitirme respirar, me separo y comenzó un movimiento de cadera, me estaba cogiendo por la boca y eso me prendía más, comencé a jugar con mi vagina pasando los dedos con cuidado con la finalidad de lubricar el área, cuando estuvo lo suficientemente húmeda me introduje un par de dedos y me estimulaba mientras Don jase seguía moviéndose en mi boca. Me separo de él levantándome del suelo sin soltarme el cabello, casi a rastras me llevo hacia su cama y puso en cuatro, ya desquiciada, pare completamente las nalgas para ofrecérselas, el tome su miembro y de un solo empujón me lo dejo ir, por lo lubricada no le costaba nada entrar y salir, me daba unas embestidas salvajes en esa posición y yo proseguí con la estimulación de mis dedos en mis labios vaginales, rozando por instantes su miembro.
Me llego un orgasmo intenso, el espasmo lo hizo ir mas lento, pero no lo suficiente como para detenerse, me azotaba cada que podía, las nalgadas razonaban en toda la habitación, pero no más que los resortes de su viejo colchón, aquello era un escándalo total, pero eso no impidió que escucháramos un ruido proveniente de afuera. Por el miedo lo quise detener, pero esto no le importo, se recostó en la cama y me hizo subirme encima de él, tome su miembro y me lo introduje, lo cabalgue por un rato, hasta alcanzar otro orgasmo, ahora si se detuvo un momento, se sentó en la orilla de la cama y me sentó con las piernas abiertas frente a él, introdujo su pene nuevamente en mi y me hizo subir y bajar, sentía la punta de su pene rosarme en la entrada, lo que me dio la sensación de querer orinar, por lo que busque detenerme, pero me lo impidió, me tomo de las nalgas y con fuerza siguió introduciendo su miembro, sentí que salía algo de mi interior, justo en ese momento se escuchó de nuevo un ruido, como si movieran cosas en la habitación de al lado.
Lo mire y con su misma mirada me dijo que no me preocupara, con mas tranquilidad continue con el movimiento en busca de dejar salir aquello que sentía, los dos comenzamos a acelerar nuestro ritmo, cuando de repente se escucha la voz de una mujer “no chingues José”, era su esposa que estaba parada al lado de la cortina que hacía de puerta, me entro el pánico y busque bajarme y esconderme en las sábanas, pero Don José no se inmuto, me sostuvo las caderas con fuerza impidiéndome bajar y con esa voz agresiva solo le dijo “¿qué quieres?, lárgate de aquí”. Ella se dio la vuelta y salió de la habitación, él no paro el ritmo, continuo y me dijo que me soltara y lo dejara salir, así lo hice, acelere mi movimiento y el orgasmo más intenso al fin llego, salía liquido de mi vagina a la vez que Don José soltaba su esperma en mi interior.
Él se recostó en el colchón y yo caí sobre su pecho, sin salirse de mí, estuvimos un momento quietos para recuperar el aire, pensaba en lo que había pasado, se notaba mi cara de preocupación, a lo que él me reconforto diciéndome que no me preocupara, ella no diría nada, era algo difícil de creer, pero por alguna razón, tome sus palabras como verdad absoluta, convenciéndome de que no habría consecuencias. Con la vitalidad recuperada nos vestimos y salimos, él solo me dejo en la entrada de la vecindad y yo caminé hacia la unidad de departamentos, al entrar, mi marido ya estaba desesperado por la hora, pero yo deslumbraba una felicidad que le hizo olvidarse de eso, me asee un poco y celebramos la noche de acuerdo a lo establecido, ya en la cama, no podía olvidar lo intenso que había sido el sexo con Don José, por lo que me comporte salvajemente con Karin, haciendo que los dos llegáramos a un orgasmo juntos, ya recostados nos calmamos y se hizo el silencio, en el fondo sabia que sospechaba de mí, así que no me quedaba mas remedio que echar los dados y antes de que me pidiera explicaciones, yo misma se las di.
Tras mi relato, se quedo en silencio, reflexionando lo que le había confesado, me dijo que entendía que lo hubiera hecho, pero estaba decepcionado de que no le tuviera confianza y haya hecho todo sin decírselo, yo le pedí disculpas y le exprese mis temores, él me pidió tiempo para pensar lo que estaba pasando en nuestra relación, yo lo acepté, le dije que lo que decidiera no cambiaría lo que sentía por él, que lo amaba y lo seguiría amando, pero también le dije lo mucho que había disfrutado la experiencia y que tampoco estaba dispuesta a dejarlo así como así. Le confese que lo que tuviera que considerar, lo hiciera pensando en que yo quería a los dos en mi vida, a él como mi marido y mi compañero y a Don José como nuestro corneador.
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