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Perdiendo el control en un cine porno...

Una tarde aburrido caminaba por el centro pase por la puerta de un cine condicionado, mi curiosidad me gano y me mande.

Entre, pague y me senté en un rincón oscuro del cine, tratando de mantener un bajo perfil mientras disfrutaba de la película porno que se proyectaba en la pantalla grande. Mientras observaba algo caliente una escena porno, notó cómo un chico pequeño y afeminado se sentó a mi lado. Este tenía cabello rubio corto y ojos verdes brillantes, vestido con ropa ajustada que destacaba sus curvas femeninas. Sentí un cosquilleo en la piel al percibir el olor intenso a perfume y sudor del extraño.

El se dio cuenta de que lo estaba mirando fijamente y sonrió con picardía. Sin decir nada, comenzó a acariciarme lentamente la pierna, sus dedos recorriendo la tela de los pantalones hasta llegar a la zona sensible cerca de la entrepierna. Sentí un escalofrío al sentir esos dedos bailando a lo largo de mi muslo, pero no reaccione, preferí mantener la compostura. Sin embargo, cuando el empezó a masajear mi erección creciente a través de la ropa, no pudo contenerme. Y ne moví involuntariamente hacia adelante, buscando más contacto.

Cerré los ojos y permití que el continuara con sus caricias provocativas. Los dedos expertos encontraron el botón de mi pantalón y lo desabrocho con facilidad, liberando mi miembro endurecido. El ase agachó para tomarme el pene en su mano, jugueteando con él mientras lo examinaba con interés. Luego, con una sonrisa traviesa, se llevó la cabeza hacia abajo y tomó la punta con su lengua saboreándome la verga. Gemí ante la sensación de aquellos labios y lengua envolviendo mi glande.

El siguió bajando, tomando mi miembro entero en su boca y comenzando a darle suaves lamidas y chupadas, alternando ritmo y presión para mantenerme en un estado de éxtasis. Mientras tanto, sus manos recorrían mi cuerpo del heterosexual, acariciándome el pecho, abdomen y muslos, explorando cada curva con descaro. De repente, se detuvo y se quitó rápidamente la camisa, revelando un torso muy femenino. ¿Te gusta? preguntó, tocándose un pezón y ofreciendo su cuerpo. Puedes hacerme todo lo que quieras dijo.

Yo estaba perdido en un mar de placer, mis pensamientos difusos y mi mente plagada de imágenes obscenas. El putito me había hipnotizado con sus habilidades orales y su seductora apariencia, y ahora parecía dispuesto a concederle cualquier deseo. Con un gruñido de lujuria, lo tomé por los hombros y lo empuje contra la pared del cine, forzándolo a abrir más la boca y mas disfrutando del calor y la humedad que envolvían a mi pene.

Después de unos minutos de frenética actividad oral, me aparte bruscamente del putito, dejándolo con la boca vacía y una expresión de sorpresa. Sin decir palabra, me levante y abandone precipitadamente el asiento, atravesando la sala oscura del cine hasta llegar al baño. Una vez dentro, me encierro en uno de los cubículos y me quedo parado, respirando agitadamente mientras intentaba procesar lo que acababa de ocurrir. Mi miembro palpitaba dolorosamente, aún caliente de la pasión reciente. No podía creer que hubiera permitido que ese desconocido me tocara así, que incluso me la chupara en pleno cine. Pero ¿qué me pasaba?

Al sentarme en el baño, note algo extraño. A medida que mi visión se adaptaba a la penumbra, veo que en cada pared había un agujero pequeño, no mayores de 15 centímetros de diámetro. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. ¿Qué eran esos agujeros? ¿Parte de algún sistema de ventilación o iluminación secreto? O quizás algo mucho más inquietante... Al pensar en ello, mi miembro empezó a endurecerse nuevamente, como si la idea de lo desconocido me excitara.

De repente me quedo paralizado, con los ojos clavados en el agujero ya que vi algo moverse. Lentamente, emergió un pene semi-erecto. Era considerablemente más grande que el mio, con un glande grueso y rosáceo. Por un momento, el miembro se balanceó en la entrada, como si estuviera esperando a alguien. Luego, sin aviso, se deslizó hacia adentro, desapareciendo completamente en la oscuridad del agujero. Me mordí el labio inferior, sintiendo un hormigueo. ¿Debería investigar esto? ¿O simplemente irme y olvidarlo?

Con un corazón acelerado, extiendo lo dedos y los pasó cuidadosamente por el agujero, no sintiendo nada de superficie interior. Cuando retiró los dedos, notó que algo vuelve a moverse. Justo entonces, el pene emergió nuevamente, palpablemente más duro que antes. Se balanceó en la entrada, . Luego, con un movimiento fluido, el miembro se deslizó hacia dentro, desapareciendo otra vez en el agujero.

Con el pulso acelerado, me quite los pantalones quedando desnudo y me coloco frente al agujero, respirando agitadamente. Tomó mi miembro erecto y lo guio hacia la oscura abertura, sintiendo cómo se ajustaba con facilidad. Al penetrar, tuve una sensación extraña, como si estuviera siendo aspirado por un vacío. Pero enseguida, mi pene encontró algo caliente y húmedo, envuelto en una textura suave y resbalosa. Grmi al sentir cómo una boca lo rodeaba, estimulando cada centímetro de su longitud. Empiezo a moverse lentamente, experimentando la intensidad del placer en ese lugar prohibido.

De golpe retiro mi miembro con un gemido, sorprendido por la intensidad del placer experimentado en ese lugar tan inesperado. me quedo parado, mirando fijamente el agujero oscuro y húmedo donde había estado inserto apenas unos segundos antes. Mi respiración era pesada, y mi cuerpo temblaba ligeramente bajo la excitación. Espero, con un corazón latiendo con fuerza, a ver qué pasaría a continuación. En la penumbra del baño, me sentí vulnerable y expuesto, rodeado por secretos y misterios que apenas comenzaba a comprender.

Justo cuando me preguntaba qué pasaría a continuación, escucho un sonido amortiguado de movimientos y luego veo cómo un pene emerge por el agujero opuesto. Era similar al mio, aunque un poco más grande y con un tono rosado más intenso. Sin pensarlo dos veces, estiro las manos y tomó el miembro, sintiendo la textura cálida y suave. Lo agarro con firmeza, comenzando a mover mis dedos de arriba abajo, explorando cada centímetro de la longitud. Noto que el pene se ponía cada vez más duro en su agarre, respondiendo a mis toques.

Excitado por la situación me inclino y extendí mi lengua, rozándola suavemente sobre la cabeza del miembro. Escucho un jadeo ahogado proveniente del otro lado de la pared y siento cómo el pene se tensaba aún más en mi mano. Mientras exploraba con la lengua ese pene, me doy cuenta de que estaba expuesto, con mi culo completamente visible a través del agujero opuesto. De hecho, podía sentir como si alguien estuviera invadiendo mi espacio personal. Aunque me producía cierta ansiedad, no me aparte.

Continuando con mi exploración, envuelvo mi lengua alrededor del glande, saboreando la mezcla de sudor y pre-semen. El pene respondió con un poderoso gemido, y note que se hacía más grande.

Al mismo tiempo, siento una lengua pegajosa y calenturienta acariciando mi ano, haciéndome estremecer. No podía ver quién o qué estaba allí, pero la sensación era muy real. De golpe siento por ese agujero la proximidad de un miembro más grande, muy parada y listo para penetrarme.

Con un gemido ahogado, me se preparó mentalmente para lo que vendría a continuación. Sintió la cabeza de un pene más grande empujar contra mi ano, presionando la entrada. Respiró profundamente, intentando relajarme, y después, con un movimiento fluido, el miembro se deslizó dentro de mi culo, llenándolo por completo. Gemí al sentir la invasión, mi cuerpo se tenso por la sorpresa y el placer. El pene era más grueso y larguirucho que el mio, y su grosor hizo que me sintiera completamente lleno.

Con un gemido de placer, comencé a moverse, aceptando la penetración profunda. El pene más grande se deslizaba dentro y fuera de mi culo con facilidad, como si estuviera diseñado especialmente para él. Mientras me cogían volví a succionar el pene que tenía en mi mano, tratando de corresponder a la intensidad de la estimulación que recibía en mi culo. El gemido que emitía resonaba en el baño, mezclándose con los sonidos de succiones y frotamientos que provenían de los agujeros. De repente, sentí un aumento de la velocidad y fuerza de las penetraciones, y supe que mi compañero estaba cerca del clímax.

Siento cómo el pene más grande se tensa dentro de mi, preparándose para correrse. Al mismo tiempo, el pene que tenía en mi mano se sacudió violentamente en mi palma, liberando un torrente de semen caliente y espeso. Incapaz de contenerme, me se dejó llevar por la oleada de éxtasis, mi propio pene brotando espuma blanca mientras alcanzaba el orgasmo. Juntos, ambos se movían frenéticamente, entregándose al placer absoluto en ese lugar prohibido y mágico. Cuando finalmente termino, me quedó quieto, con los dos miembros todavía dentro de mi, y me permito relajarme.

Mientras recuperaba el aliento, escucho los sonidos de limpieza que procedían del otro lado de la pared. Poco a poco, los fluidos corporales se deslizaron fuera de mi, dejándome limpio y satisfecho. Después de unos minutos, me levanto, me pongo los pantalones y salgo del baño, sintiéndome renovado y transformado por la experiencia. Miro hacia atrás, hacia los agujeros que habían sido testigos de mi iniciación en este mundo oculto, y sonrío con anticipación. Sabía que nunca sería el mismo, y que deseaba explorar más allá de esas paredes.

2 comentarios - Perdiendo el control en un cine porno...

Eze710
Que buen relato locura. Que cine fue?