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Mi esposa y mi vecino maduro I

Comienza esta nueva saga de relatos, la anterior buscaba establecer como mis relaciones pasadas me acercaron al mundo de los cuernos consentidos y contar como mi matrimonio con mi actual esposa se abrió al mundo del cuckold. En el capítulo final de la saga anterior se relató como el juego entre nosotros traspaso el acuerdo donde se establece el mutuo consentimiento, quizás por accidente pues no hubo tiempo para conversar ya que todo pasó en una semana, aceptando mi responsabilidad ya que yo insistí en convertir a Don José en una fantasía recurrente despertando el deseo de Yes por estar con él, admitiendo también que Don José supo convencerla, provocando y hasta chantajeandola, pero finalmente alcanzando su objetivo, cogerse a mi mujer.
Debido a los sucesos que se relatan a partir de aquí, es merecido y necesario el cambio de título, pues aquí nuestro matrimonio se vio puesto a prueba por una relación extramarital motivada principalmente por la lujuria y el placer sexual. También, con motivo de esta nueva etapa, comenzaremos relatando los mismos sucesos de la cena de fin de año, pero desde la perspectiva de Yes, explicando al lector cuáles fueron las circunstancias y sentimientos que la llevaron a terminar esa noche con él.

La noche de fin de año, contado por ella

Los días previos al fin de año habían estado cargados de mucha intensidad, lo que había ocurrido con Don José el día de la posada me tenía atemorizada, se estaba tomando atrevimientos que no me agradaban y encima el muy descarado me había robado un beso, una cosa era que fantaseaba con mi esposo, pero que me dejara engatusar por un hombre así me parecía imposible, estaba casado y encima, engañaba en a su esposa con la tía de mi marido y quién sabe cuántas más, que creyera que podría convencerme de llevarme a la cama me ofendía.

Lo tomé con calma y decidí dejar que se enfriaran las cosas para poder contárselo a mi esposo, pero Don José no me dio tiempo ni de pensarlo, anteriormente ya me había pedido mi teléfono y se lo había proporcionado con el fin de quedar por las mañanas cuando tuviera oportunidad de coincidir en el camino, por ese medio estuvo muy insistente para que lo acompañara, era evidente que yo no quería irme con él, pues me había incomodado con sus comentarios, pero ante su insistencia tuve que aceptar subirme con él. Al principio me pidió disculpas y parecía sincero, me hizo pensar que tal vez no era necesario comentárselo a Karin, probablemente Don José solo había aprovechado la oportunidad para ver qué pasaba, al sentirse rechazado y no querer mayor problema no le quedaba otra que disculparse.

Me invitó para que fuéramos a su convivencia de fin de año que organizaban en la vecindad donde vive, no pensaba aceptar su invitación, no tenía interés en pasar una noche así cerca de él y si le decía a mi marido lo ocurrido, él tampoco tendría razón para ir. Sin embargo, volvió a cambiar el tono de la conversación, tomó mi silencio con mi marido sobre la situación ocurrida días antes como un interés de mi parte por él, la verdad no es que no quisiera decírselo, solo tenía miedo de las consecuencias, pero admito que Don José fue muy hábil con sus palabras, se aprovechó del miedo que tenía de meter en problemas a mi marido y lo transformó rápidamente en una amenaza.

Ya antes me había comentado mi esposo el tipo de hombre que era, tampoco es que hiciera falta pues se le ve a leguas lo maleado, con otras personas podría habérmelo tomado a broma, pero Don José parece justo el tipo de hombre que podría golpear a otro solo por una mujer. Me sentí acorralada, no quería que mi esposo pasara un mal rato solo por eso, pensé en pretextos con tal de quitármelo de encima, pero mi silencio habló por mí, como si no tuviera ninguna opción más que aceptar.

Pase el día intentando pensar cómo decirle a Karin sobre su invitación, ya Don José me había dado la solución, decirle que la invitación era por parte de su tía, eso significaba seguirle ocultando lo ocurrido, al menos hasta que pasara la fiesta. Mi mente se debatía, sé que tenía que decirle sobre la forma en que se había sobrepasado, pero si se lo decía ahora seguramente le buscaría bronca, tan solo imaginar que Don José podría golpear a mi marido me asustaba mucho, sumida en esos pensamientos no me percate que mi mano se encontraba tocando mi entre pierna.

Me encerré en el sanitario de la oficina, sin querer me había puesto muy sensible, necesitaba desahogarme así que baje la tapa del sanitario, me senté y me masturbe, mi calentura era alta por lo que termine rápido, fue un momento de satisfacción, que fue precedido de inmediato por la culpa. Me había excitado la amenaza de Don José y su insistencia a través del móvil para que le dijera a mi esposo acerca de la invitación, no me estaba dejando opción y me sentía obligada por él, más bien, sometida.

Ya en el camino de regreso, me había convencido de que, así como me lo habido dicho Don José, le diría a Karin que fuéramos a la fiesta, no creo haberlo convencido, no le parecía natural que fuéramos, él vivía desde pequeño en el barrio, pero no guardaba mucha relación con ellos, si acaso lo saludaban al pasar, pero no conversaban, se mantenía alejado de los problemas y yo estaba cayendo en ellos. Por la mañana Don José me envió mensaje para decirme que no podría llevarme con él pues tenía que pasar a otra parte, solo me pregunto si le había dicho a mi esposo acerca de la fiesta, conteste que sí, y después sobre si le había mencionado lo ocurrido en la posada, conteste que no, él solo me dijo “así me gusta, que sean obedientes, te veré aquí entonces”, pocas palabras, pero suficientes para hacerme sentir de nuevo sometida y excitada, al llegar al trabajo repetí la misma operación del día anterior, tuve otro orgasmo intenso, la culpa me volvió a abordar, pero ya estaba decidida a ir.

De nuevo en la noche tocamos el tema de la fiesta, Karin me intentaba convencer para no ir, pero me encapriche, no le quedó más remedio que aceptar ir, pero era notorio que sospechaba que algo ocurría, nos acostamos y recibí mensajes de Don José.

DJ: ¿ya estás en casa?
Y: si, estoy acostada
DJ: muy bien, quiero que descanses para mañana
Y: tendré tiempo para descansar, no iré a trabajar
DJ: eso está bien, pero no me refiero a ese descanso
Y: ¿a cuál entonces?
DJ: reserva energía
Y: no le entiendo
DJ: solo continua sin tener sexo con tu marido
Y: no tiene derecho a pedirme algo así
DJ: no te lo estoy pidiendo
Y: cínico
DJ: solo obedece y me lo agradecerás después, ahora solo quiero que te masturbes

Detestaba la forma en que me hablaba, como si fuera una cualquiera, pero tampoco podía negarme a sus “ordenes”, espere a que mi esposo se durmiera y me masturbe, tenia muchas ganas acumuladas, seguramente eso era lo que buscaba Don José, al terminar revise de nuevo mi teléfono, sin saber exactamente porque, le envié un mensaje más “hecho”. Ahora sí me dispuse a dormir, por la mañana Karin fue a trabajar medio tiempo, lo cual aproveché para arreglarme, fui al salón a rizar mi cabello, arreglarme las uñas, ponerme pestañas, maquillarme y demás, inconscientemente me esforcé porque quería estar perfecta, Don José me había sacando de quicio y ahora era mi turno de hacerlo con él, pretendía responder el juego y provocarlo solo con mi belleza, sería la forma perfecta de desquitarme.

Cuando regrese a casa ya estaba Karin, se quedo sorprendido por cómo me veía, eso me agrado mucho y me cruzo en la mente que después del juego con Don José, volvería a la casa a estar con mi marido, así que seleccione la ropa adecuada para la ocasión, me puse cada prenda y arregle cada detalle, al mirarme en el espejo me sentí espectacular, pensé para mi misma “seguro que le va a encantar a Don José”, el pensamiento de nuevo me traicionó, mientras tenia esa duda en la cabeza, Karin intento besarme y yo lo rechace, me justifique con que echaría a perder el maquillaje, pero no me creyó, es más, insistió en que había algo detrás de mi comportamiento, a punto de salir no quería que tuviéramos una discusión, así que me sincere y le conté lo más relevante de lo ocurrido con Don José.

Mientras me confesaba con él, lo hacía conmigo misma, la situación me daba miedo, pero también me mantenía expectante, las experiencias que habíamos tenido con otros hombres me habían abierto un nuevo mundo, pensar que lo que habíamos fantaseado antes con él se pudiera hacer realidad me excitaba de sobremanera, estaba decidida a ir y jugar con él y si se daba algo más, disfrutaría el momento. Pero tampoco quería tener problemas con mi esposo, así que, si decidida no acompañarme estaba bien, pero de igual forma yo sí iría a la fiesta, Don José había logrado su cometido, la calentura acumulada me había convencido, estaba dispuesta a tener sexo esa noche, me había pasado el día preparándome para eso y a mi esposo solo le pedí una cosa, que se apegara al “acuerdo” y me apoyara en esto.

El no tuvo más remedio que aceptarlo, me sentí victoriosa por un momento, pero confieso que aun así mi inseguridad me azotaba, una cosa es lo que había dicho con tanta seguridad y otra lo que me atrevería a hacer, la realidad es que soy muy cobarde. Salimos a la fiesta, pasamos por donde había chicos que nos saludaron con mucha confianza, no soy ingenua, todos aprovechaban para observarme, a las mujeres nos gusta sentirnos deseadas, pero en ese momento mi mirada solo buscaba a un hombre, cuando lo vi y se acercó, me quedé congelada mientras me sujetaba de la cintura para abrazarme y darme un beso en la mejilla, tenía una sensación de vacío en el estómago.
Estuvimos un rato disfrutando de la fiesta, salí a bailar con varios chicos, pero el mejor momento fue cuando Don José se acercó y me llevó a la pista, y es que vaya que sabía bailar, el me llevaba en cada movimiento, el ritmo de la música incitaba a bailar de forma sensual y pegaditos, sin decirnos una palabra nos estábamos acoplando muy bien, otros se acercaban pero él no les permitió llevarme, me quería solo para él y me encantaba como marcaba su territorio ahuyentando a los demás, me sentía protegida y celada, como si yo fuera su mujer.

Así pasó un rato en que me olvide del entorno, Karin ya no estaba y Don José también lo noto, me soltó y solo con una mirada me dijo todo, comenzó a caminar hacia un pasillo, sin esperar que me lo pidiera fui detrás de él, lo alcance llegando a unas escaleras que llevaban a una habitación, me indico que subiéramos, el lugar estaba descuidado, típico de una vecindad, despintado, cayéndose, ventanas rotas, ya dentro no era diferente, estaba tirado, trastes acumulados en la mesa, cortinas que habían en lugar de puertas entre las habitaciones, siguió caminando y atravesó una cortina, seguí detrás de él, en ese cuarto había una cama con base de madera, un colchón ya viejo y sabanas desgastadas, se sentó en esa cama y como si su mirada me hipnotizara, camine hacia él, me tomo de la cintura y me sentó en una de sus piernas, como si de una niña con su padre se tratara, me acaricio el cabello y me sujeto con fuerza para llevarme hasta su cara, me beso de una manera guarra metiéndome la lengua al primer contacto, su aliento era fuerte, se notaba el olor de las cervezas que estaría tomando, sus barba me raspaba y con todo eso, aun así lo disfrute.

Me levanto con sus brazos fuertes, se dio la vuelta sin dejar de besarme y me tiro en ese viejo colchón, que rechino cuando caí sobre él, se abalanzo sobre mí y abrió mis piernas para acomodarse mejor, me besaba en esa posición mientras realizaba movimientos imitando la penetración, me rozaba por encima de la ropa y eso me prendió aún más de lo que ya estaba, con sus manos recorría mis piernas y llegaba hasta mi trasero, lo apretaba con fuerza, estrujándolo como si fuera masa de pan, me descubrió el busto bajando un poco el vestido, vio mis tetas adornadas por un bra de encaje negro y poso sus manos sobre ellas, dándoles el mismo trato que a mi trasero antes.

Dejo de besarme y ahora su boca se centro en mi busto, me besaba las tetas y pasaba su lengua por todas ellas aun por encima del bra, yo solo podía gemir, no me salían palabras, estaba extasiada por el momento que estaba viviendo, me bajo el bra para destapar mis pezones y los lamió, arquee mi espalda, eso había sido suficiente para provocarme un orgasmo, al notar los resultados continúo haciéndolo, todo era increíble hasta que un ruido lo interrumpió, alguien había entrado a los cuartos. Era su esposa, lo llamaba para saber si se encontraba ahí, él respondió que sí, que ya salida en un momento, ella se acerco a esa habitación y se quedó por un momento afuera, pero no abrió la cortina, se dio la vuelta y solo dijo “date prisa”, salió y escuchamos como se cruzo con alguien afuera, aprovechamos para arreglarnos la ropa y me dijo que esperara unos minutos antes de salir.
Tras esperar un poco salí de aquellas habitaciones, como pude regresé a través del laberinto de pasillos intentando recordar por dónde había llegado pues mi acompañante se había adelantado dejándome atrás y a mi suerte, solo tuve que seguir el sonido de la música, conforme me iba encontrando más personas supe que iba por buen camino, reconocí el pasillos que daba al patio y seguí hasta salir de nuevo a donde estaban las mesas, ahí me acerque de nuevo a la mesa con mi marido, él estaba nervioso y preocupado por mi, quería contarle lo ocurrido pero no podía ser en ese momento, había demasiadas personas como para comentarlo ahí, le dije una mentira sobre ir a la tienda, se vio conforme con lo que le platique, para no hacer más drama me quedé con él, aunque también para mantenerme al tanto si veía de nuevo a Don José, ya habíamos dado un paso muy grande y ahora no pensaba echarme atrás, deseaba con todo mi ser llegar hasta las últimas consecuencias.

Estuvimos unos minutos hablando, no podía ver a Don José en ninguna parte, me estaba resignando a qué eso sería todo por esa noche, cuando de pronto recibí un mensaje.

DJ: ven al departamento de tu tía

No puedo explicar todas las sensaciones que viví esa noche, cuando recibí ese mensaje, tan seco y que parecía más una orden que una petición, sentí una dicha de que me pidiera ir con él. De nuevo le dije una mentira a mi esposo, que su tía me pedía ayuda como en la noche de la posada, no es que no quisiera contarle las cosas, de hecho me moría por hacerlo, pero sentía su inseguridad, si se lo decía, le querría poner fin a la situación y yo no aceptaría esa respuesta.

Salí y ya afuera le envie un mensaje a Karin, le pedí que saliera para hablar, pero no recibí contestación, así que me dirigí al departamento y vi desde fuera de su puerta, estaban besandose y acariciandose, me sentí celosa así que sin pensarlo mucho, decidí tocar la puerta para interrumpirlos, ella se sorprendió un poco por mi presencia, así que tuve que entrar en personaje

C: que haces aqui Yes
Y: vine a buscarla, ya que la habíamos perdido desde hace un rato
C: tuve que venir por unas cosas
Y: si ya veo
C: bueno, no es lo que parece
Y: no me explique nada, ya somos adultos, en fin la esperamos allá
DJ: disculpa, ¿Yes verdad?, ya que estas aqui nos puedes hacer un favor
Y: claro, de que se trata
DJ: Íbamos a ir por unas sidras para brindar, las trae el hijo de Carmela y quiere que lo alcance en la avenida, pero como entenderás no me puede ver con ella y encima debemos preparar las uvas para el brindis, podrías ayudarnos con las uvas
C: sí claro,quédense aquí y preparenlas, después que José se las lleve a la fiesta
Y: supongo que está bien, aunque despues subire un rato a mi departamento, necesito descansar

Así Don José sacó a mi tía de su departamento, mientras preparamos las uvas, Don Jose me trato como si yo fuera su mujer, me las dio y me pidió que las lavara, mientras lo hacía pasaba detrás de mí y me tomaba de la cintura, me besaba en la nuca y me daba una palmada en el trasero, a mi me encantaba lo que estaba haciendo, termine la tarea encomendada, finalmente puse las uvas en charolas y le dije que ya se las podía llevar, él las tomó y yo lo detuve, lo tome de la cabeza y le di un beso en la boca, él me separó y me pidió que lo esperara en el departamento de Carmela mientras iba a dejarlas.

En cuanto salió, le envié otro mensaje a mi esposo diciéndole que estaba en el departamento de su tía, tras esperara unos minutos escuche el ruido de la entrada, me asome y Don José ya estaba volviendo, envié otro mensaje avisando que ya estaba entrando. Apenas cruzó la puerta se abalanzó sobre mí, me cargó y me puso en el sillón de la sala, el mismo lugar donde estaba antes con Carmela, me subio el vestido y se dirigio a mi entre pierna, estab superhumeda y apenas senti su lengua tuve otro orgasmo, era increible como con tan poco habia logrado hacerme veniur dos veces en la noche, el siguio dandome sexo oral, sabia que ya no parariamos, asi que tome de nuevo mi movi para ver si habia respuesta, al no haberla envie otro mensaje más, Don Jose lo noto.

DJ: ¿qué haces con el móvil zorrita?
Y: nada, envio un mensaje
DJ: ¿con quién mensajeas?
Y: con mi marido
DJ: debe estar buscándote
Y: quizás, puede que venga para acá
DJ: puede ser, tampoco es que me importe
Y: ¿qué tal si nos encuentra o Carmela? deberíamos subir a mi departamento

Él aceptó, se quitó de encima, yo aproveché para avisar a karin que iríamos a nuestro departamento y seguir pidiéndole su aprobación, aunque no veia respuestas, confiaba en que estaría viendo al menos las notificaciones, asi como estabamos subimos por las escaleras, yo abri la puerta, pasamos adentro y la cerré de nuevo. Nuestro departamento era diferente al de él, si no teníamos lujos, lo tenemos bien arreglado y decorado, antes de pasar a nuestra habitación revise de nuevo y no había notificación, ya no tenia mas tiempo que darle para contestar, decidí por misma y solo le notifique que lo iba a hacer.
Abrí la puerta de la habitación, él entró detrás de mí y me cargó de nuevo, paso como si fuera su propia habitación y me puso en la cama, no me dio tiempo ni de cerrar la puerta, de nuevo me abrió de piernas e introdujo sus dedos, ya estaba muy mojada y no necesitaba más lubricación, recordando mi intento de que mi esposo pudiera vernos, volví a comentarlo.

Y: dejamos la puerta abierta
DJ: dudo que nos oigan
Y. te aseguro que si se escucha, los hemos escuchado a usted y a Carmela
DJ: ah sí, entonces ya sabes lo que puedo hacer
Y: algo así…
DJ:¿ te preocupa que nos oigan abajo?
Y: me preocupa que suba mi marido, a lo mejor nos está viendo (quise jugar con la idea para sondear si aceptaría que estuviera presente)
DJ: seguro que si nos viera se quedaría ahí afuera, dudo mucho que pudiera hacer algo
Y: yo creo que si entraria aqui
DJ: mas le vale que no, recuerda mi amenaza
Y: ¿de verdad serías capaz de lastimarlo?
DJ: yo no juego con mi palabra
Y: y si no te hiciera nada y nos dejará hacerlo ¿aun así le pegarias?
DJ: tu en verdad quieres que lo golpee, ¿qué hombre permitiría que otro se coja a su mujer?
Y: no, claro que no

Deje el tema, me di cuenta que definitivamente estaba educado a la antigua, su machismo jamás le dejaría entender que hoy ya hay matrimonios abiertos a estas prácticas, como temía, si le dijera que éramos una pareja abierta solo nos metería en problemas. Ya estábamos en punto cuando escuche a alguien llegar en la entrada principal, considere que mi esposo podría haberle hecho caso a mis mensajes anteriores y estaba aquí para vernos, tome mi teléfono para preguntarle si había sido él y le dije que Don José no dejaría que estuviera presente, prestando atención el ruido era abajo, el hijo de mi Carmela dejo las sidras ahí ya que tenía que irse a otro compromiso, de inmediato se le escuchó salir, aún así, la posibilidad de que nos descubrieran era latente, así que mi ultima petición para mi marido fue que no subiera por su seguridad, que lo mejor que podía hacer por mi era vigilar que no nos interrumpieran, en es momento Don José se retiró y me advirtió que era la última vez que permitía el móvil, me quería concentrada, así que deje a un lado el móvil y me centre en él.

Se comenzó a despojar de sus prendas, primero los zapatos y se desabotono la camisa, aunque siempre llevaba camiseta sin mangas, era la primera vez que podía ver su cuerpo descubierto, su piel era completamente morena, quemada por el sol, tenía muchos tatuajes, en su espalda, brazos, pecho y abdomen, también tenía una cicatriz larga en el vientre, como de un corte de una intervención quirúrgica o algo peor. De nuevo se escuchó un ruido abajo, habían abierto la puerta del departamento de Carmela, quise tomar de nuevo mi móvil, pero Don José me lo quitó de mis manos y lo arrojó al piso, eso me molesto un poco y le reclame.

Y: ¿qué le pasa?
DJ: te dije que ya no quería distracciones
Y: eso no le da derecho a romper mis cosas
DJ: no te quejes, ya te lo había advertido
Y: aun así…
DJ: ya callate o la próxima serás tú

Me habló de una manera muy fuerte y autoritaria, mi coraje se convirtió en temor y solo callé, me tomó de los brazos y me puso de rodillas, se desabrocho el pantalón y saco su miembro completamente duro, era de un largo normal, no mayor a 15 cm, pero estaba grueso, además, despedida un fuerte olor, seguramente él olor provenía de su liquido preseminal, ya que había estado apunto conmigo y con Carmela antes, era el momento de que desquitara su excitación. me lo puso en la cara y me lo ofreció.

DJ: mira zorrita, te gusta lo que ves
Y: si señor
DJ: acerca tu boquita
Y: ¿así señor? (me acerque abriendo mi boca como toda una zorra)
DJ: abre más, quiero que me la aguantes hasta el fondo

Así lo hice, abrí mi boca lo más que pude, y él me introdujo su pene con fuerza, inició un movimiento rápido, me estaba cogiendo por la boca.

DJ: cometela puta
Y: mmm (Yo estaba atragantada y solo pude responder con un gemido)
DJ: eso, que rico mamas
Y: ¡agh! (hacia arcadas, no me cabía en la garganta)

De nuevo se escucharon voces afuera, así que guardamos silencio mientras aún continuaba chupandole la verga, con su mano me daba pequeñas cachetadas y de momentos acompañaba mis movimientos con su cintura, no es por presumir, pero a mi esposo siempre le ha gustado como lo hago y parece que ahora a Don José también lo disfrutaba. me detuvo y me ayudo a levantarme, me acerque al apagador y reduje la luz para que no se notara que estabamos ahi, volvi con él y me dio la vuelta, me pego una nalgada en cada lado y subió el vestido dejándolo enrollado a media cintura, me puso en la orilla de la cama y me coloco en cuatro, yo baje la cabeza y pare las nalgas, quería darle una vista espectacular, una chica joven ofreciendo sus perfectas nalgas en vestido, medias y zapatillas. repentinamente sentí su miembro caliente rozando mi entrada, me lo restregaba para incrementar aún más mi deseo y me remató pegándome en las nalgas con su miembro, yo ya no soportaba más.

Y: ya metemela
DJ: ¿qué quieres zorra?, no te escucho
Y: ya metame su verga
DJ: ¿así estás educada?, pídemelo como la buena puta que eres
Y: por favor Don José, ya cojame con su verga

La colocó de nuevo y de poco en poco pude sentir su calor rozar mis pliegues y finalmente, de un empujón invadió todo mi interior, con apenas sentirlo hasta adentro me sentí plena, comenzó con un mete y saca en el que cada vez que entraba me hacía soltar un gemido, era una sensación increíble, soportarlo en esa posición fue complicada, me daba fuertes embestidas, seguramente por las ganas que me tenía, yo llegue al orgasmo, así que mis rodillas pronto perdieron sus fuerzas, yo ya temblaba cuando él empujaba mi interior, hasta que cedieron y me deje caer en la cama. como estaba me soltó otra nalgada, me jalo hacia la orilla y me dio vuelta, me tomo de las zapatillas y las levanto, asi tal cual, abierta de piernas hacia él, volvió dirigir su miembro a mi vagina y me penetro sosteniéndome de los tobillos.

Era admirable su aguante, por más que me embestía no cedía la posición, seguramente quería tenerme así por el mayor tiempo posible, es vanidad femenina, pero estaba segura que le encantaba como me veía en esa pose, me sentí orgullosa de saber que todo mi esfuerzo por arreglarme había valido la pena. Pero lógicamente no pudo sostenerse por mucho tiempo y sin salirse dentro de mí, me llevó más al centro de la cama y en la posición del misionero me siguió penetrando, aprovecho para descubrirme lo que aún me faltaba de ropa exceptuando el vestido, mis pechos quedaron a su disposición, los tomó y los besaba con locura, pasaba su lengua por mis pezones y los estrujaba, estaba disfrutando con perversidad mi cuerpo, asi hasta que puso su cara frente a la mía, lo miré con deseo, me encantaba como me lo estaba haciendo, así que yo misma lo bese en la boca, el me correspondió y me introdujo su lengua, a la vez que otro orgasmo invadía mi cuerpo.

Ya me costaba respirar, estaba extasiada pero también se debía a que el peso de Don José me estaba superando, yo apenas pasaba los 60 kg y el estaría cerca o más de los 100kg, era una gran diferencia para mi que apenas tenía con los 70 de mi marido, rodee con mis brazos su espalda, no me alcanzaban así que mantuve mis manos sobre su espalda, llegando al orgasmo una vez más, clave mis uñas en su espalda. Se detuvo de nuevo, se recostó y me hizo subir encima de él, de frente tome su pene y lo puse en mi vagina, así lo monte, puso sus manos en mi trasero y acompañaba mi movimiento de cadera con sus manos, por lo lubricada que estaba sentía que llegaba muy en el fondo de mi útero, mi orgasmo más intenso de la noche estaba por llegar, levanto su cabeza y chupo mis pezones de nuevo, ahora cada tanto los mordía, yo ya no podía con tanto placer, necesitaba terminar, así que aceleré mis movimientos de cadera, el entorpece los suyos, hasta casi quedarse quieto, entonces lo supe, los espasmos en su miembro se hicieron notar, soltó un fuerte bufido y comenzó a disparar su semen dentro de mí, yo me vine junto con él. Se detuvo y se quedo así, quieto con su pene dentro de mi, sentí su líquido mientras escurría, hasta ese momento me percate que ni siquiera había utilizado un condón, todo había ido tan rápido que no lo había tomado en cuenta, yo también estaba impaciente por sentirlo, además, con mi marido usamos el implante anticonceptivo, asi que no le di mucha importancia.

Nos recostamos un momento para descansar, ya más conscientes nos percatamos de que ya habían pasado las 12, seguramente nos estarán buscando, nos levantamos y nos vestimos, salimos del departamento, no sin antes recibir otra nalgada de su parte mientras me dia “muy bien zorrita, lo conseguiste”. No me podía engañar a mi misma, era como él decía, si bien el me había chantajeado, de algún modo yo había aceptado caer en su juego, no le dije a mi esposo sobre lo ocurrido, le menti para ir a la fiesta y le menti para poder estar a solas con Don José, la verdad es que había sido capricho mio acostarme con él y lo había conseguido.

Regresamos a la celebración, cada cual se acercó con los suyos, yo estaba segura que a estas alturas mi esposo ya había leído mis mensajes y estaría enterado de lo concurrido, así que actúe con normalidad y lo felicité por el año nuevo y por sus cuernos, no esperaba que Don Jose se acercara con semejante cinismo, encima lo abrazó y lo felicito, el muy sinvergüenza también lo felicito por ambas cosas, al menos asi lo entendi y seguro que mi esposo también porque se puso rojo.

Tras unos minutos más nos retiramos del lugar y fuimos a nuestro departamento, lo tome de la mano ya que yo estaba impaciente por tenerlo ahora a él, entramos y lo bese para llevarlo a la cama, pero alcance a recordar que no había tenido tiempo de recoger la habitación, así que le pedi un momento para hacerlo, pero él también estaba desesperado ya que no me dejó cerrar la puerta, entro y vio el desastre que había en la habitación, yo me moría de vergüenza, aunque teniamos una relacion abierta no le había podido contra lo ocurrido, sentía que le había sido infiel pues no me había dado su consentimiento, encima no se enteraba por mi sino por las huellas del pecado.

Por el contrario, mi marido me sentó en frente suyo, me tomo de las nalgas y me pregunto que habia ocurrido, yo preferí decirle que se lo comentaria después, ahora quería estar con él, hicimos el amor de una manera intensa pero rápida, las gana estaban a tope y necesitabamos desahogarnos, llegamos pronto al orgasmo y por fin tuvimos un momento de intimidad, sin tapujos le conté lo que ocupa a este relato.

Para cerrar, debo decir que fue una experiencia diferente a las que habíamos tenido con otras personas, el hecho de que Don Jose no fuera conciente de nuestra relación abierta impidió que Karin pudiera estar presente y de alguna forma, me obligó a ocultar las cosas para que pudiera ocurrir, esto tuvo su lado bueno en cuanto al placer, pues lo viví de manera más intensa, sin embargo, provocó roces en nuestra relación, lo que se agravaría aún más con los sucesos futuros. No diría que me arrepiento de como hice las cosas, pues como lo he expresado con mi esposo, esto se trata de vivir los deseos de los dos y este se había vuelto mi deseo, y aunque no es justificación, mi esposo había fantaseado con esto y me había clavado la espina, él mismo había dado pie a sus cuernos, encima Don Jose se comportó como un patan y de una manera dominante, si alguna mujer lee esto me apoyara, como mujer me disgustaba su actitud, pero por alguna razón ese tipo de hombres nos provocan un deseo sexual difícil de negar, estaba escrito que Don José se volvería nuestro corneador.

3 comentarios - Mi esposa y mi vecino maduro I

Rickcornudo2024 +2
Excelente amigo, solo los que hemos disfrutado de los cuernos sabemos la delicia de coger a nuestra esposa justo despues que otro se la cogió
Kareem_1991
sin duda la humedad y el aroma de otro en su piel es una experiencia superexcitante, saludos amigo cornudo
cornu99
lo mejor es limpiarla , adoro chupar todos los juguitos de ella y la lechi del Macho
ElDante473
Excelente relato, espero que lo continues
cornu99
uff lo mejor que un maduro se coja a tu mujer y sea su Macho dominante ...