
J.L.o y el Mendigo capitulo 5
La diva en manos del bien dotado pordiosero.
Jennifer quien se sintió despojada y desvalida ante el demencial encueramiento en el que se encontraba no opuso ningún tipo de resistencia debido al inmenso estado de miedo mezclado con nerviosismo ya que ahora sí que sabía que aquel inmundo pordiosero no se iba a conformar con solo simples manoseos, mientras sentía como la apestosa lengua del vagabundo buscaba con desesperación a la de ella en el interior de su boca, automáticamente su mente le volvió recordar de lo muy miserable que era el reducido espacio en donde un negro indigente pretendía cogérsela, cayendo nuevamente en cuenta que la miserable choza en que la tenían metida se encontraba en un mugriento emplazamiento en donde se acopiaban todas las inmundicias de la gran capital y que ella ahora era parte de las mismas, por lo que se avergonzó de ella misma, (valga la redundancia), pero extrañamente y maldiciéndose una y otra vez reconocía que esto en lugar de cohibirla y amedrentarla le subían la temperatura aún más, por lo que nuevamente se abandonaba a la espera del siguiente paso que quisiera dar el vagabundo.
La exuberante cantante Latina misteriosamente sentía ganas de seguir experimentando esas enajenantes sensaciones de las cuales estaba siendo asaltada, y que a lo mejor ese asqueroso sujeto que la estaba besando en esos momentos de una buena vez por todas se lo hiciera, y no porque le gustara aquel horrendo indigente de raza negra, sino que sus deseos eran nacidos por el verdadero llamado propio de la naturaleza al volver a graficar en su mente la destartalada e inmunda ratonera en que pretendían cogérsela según sus apreciaciones debido a los avances que iba haciendo el negro viejo, con esto la calentura empezó a subirle por cada centímetro de su cuerpo hasta al grado de admitirse a ella misma que también deseaba ponerse a culear al interior de esa cochambrosa y piojenta armazón hecha de palos y de basura, aflojándole con esto todos los tornillos de la escasa cordura que aún le quedaba en su mente dándole el favor a una creciente y descontrolada lujuria nunca antes sentida, a la hembra ahora sí que verdaderamente se le habían pelado los cables.
Jennifer con todas esas enajenantes sensaciones en su cuerpo mas el lamentable estado emocional antes descrito y mientras seguía siendo besada forzosamente por el viejo negro Tobías lentamente fue entrecerrando sus ojos y animada ahora por unas nacientes y gratificantes oleadas de escalofríos que estaba sintiendo en todo su cuerpazo, fue ella misma quien buscó la lengua del pordiosero con la suya, a la misma vez que con sus níveos brazos fue abrazándolo por la espalda en forma apasionada para entregarse al más ardiente e inter racial beso con lengua que la llevaron a estar en la antesala de una infernal y sexual sesión de apareamiento que ya casi deseaba mandarse con un piojento vagabundo.
Por su parte el viejo y negro pordiosero seguía metiéndole lengua intentando traspasar la campanilla de la mujer hasta sus mismas amígdalas, cuantiosas cantidades de babas mezcladas con residuos que se habían desprendido de su lengua se le acumulaban y los traspasaba a la dulce boquita de Jennifer quien al sentir aquellas asquerosidades no le quedaba más remedio que ir tragándoselas todas, incluso hasta ya perecían gustarle, disfrutaba tanto como su indigente pareja que en esos momentos se encontraba en el séptimo cielo.
El negro y viejo Tobías ya estaba casi seguro de que la hembra estaba entregada, así que junto con seguir besándola en forma desesperada y salivosa ahora también se daba a sobarla en distintos puntos de su cuerpo, sobajeos que él iba alternando con sus dos manos entre sus tetas y su dorada panocha, claro que sin meterle ningún dedo todavía ya que ese tipo de penetración la estaba reservando para su verga, pero si sentía que la intensa suavidad de su vientre antes de llegar a sus primeros pelos íntimos y dorados lo tenían al borde del colapso neuronal.
Así que ya estando mucho más caliente y exaltado que antes debido a tan ardiente situación que estaba viviendo con tan soberbia hembra en esos tan soñados momentos nuevamente la tomó por asalto besándola con más calentura que antes, ahora su negra estaca de carne caliente rugía por ser liberada de entre medio de sus harapos y Jennifer que ya se la creía sentir a la altura de su estómago en los momentos en que el mendigo se adosaba a su vientre ya no se aguantó más y en un puro e instintivo movimiento hormonal y calenturiento llevó su delicada mano para internarla por entre medio de todos esos tiesos andrajos que el vagabundo usaba por ropa hasta encontrarla y agarrársela.
La hermosa Latina volvió de una a la realidad ya que el ardiente grosor del cual ella estaba aferrada en esos momentos la dejó sin aliento, mientras seguía siendo besada por el pordiosero su blanca manita no alcanzaba a circundarla por completo, sabía que solamente era una “C” lo que dibujaban sus dedos, y esta enajenante comprobación lejos de espantarla hicieron que comenzara a tantearla aun entre medio de los harapos.
La hembra sabía que de la forma en que estaba actuando podría terminar en una sola cosa y esta sería con ella ensartada por el vagabundo y por esa gruesa lanza que estaba empuñando, y nuevamente sintiéndose caliente hasta más no poder y a manera de solapar sus puteadas que le nacían de lo más profundo de su acalorada mente recordó que fue ella misma por ser terca y salir sola en su auto por el desierto que la llevaron a esa situación.
Lentamente y en forma de abandono fue recorriendo la verga con su manita sintiéndola y palpándola mientras seguía siendo asquerosamente besada en forma salvaje, la manoseaba desde su base que fue de donde la agarró inicialmente hasta su esponjosa punta que era de la misma forma de un huevo gigante, la voluptuosa cantante por más que recorría aquella gruesa manguera de carne comprobaba que esta era enajenadamente larga e interminable, mucho más gruesa y extensa que todas la que probo en su vida, asimismo su vagina se iba encharcando y derritiendo a la misma medida de que ella iba descubriendo y comprobándolo todo, lo que la llevaron a ahora aferrase con sus dos manitas a ese venerable pedazo de carne caliente que en ningún momento la atemorizaron, por lo que se la apretaba una y otra vez sintiéndola y acostumbrándose a ella al mismo tiempo que ahora era ella quien se devoraba los gruesos labios del negro vagabundo para luego de haberla sentido todo lo que ella quiso soltársela para proceder a nuevamente abrazarse en forma impetuosa a la harapienta figura del feliz pordiosero.
Un momento antes el negro quien mientras se entretenía en besarla sintió esas suaves manitas agarrarle la verga, como así mismo experimentó el mayor de los placeres cuando se dio cuenta que la Famosa cantante que había logrado meter al interior de su inmundo cuchitril ahora le recorría su gruesa herramienta una y otra vez como si la muy zorrita no se convenciera de sus medidas y dimensiones vergales, y cuando cayó en cuenta que por fin se la liberaba la muy putinga con fuerzas lo agarró y lo empujó hacia ella para hacer más completa la conjunción de cuerpos determinando que había llegado el momento para enseñarle a la hembra lo que en pocos momentos se comería por el coño.

Jennifer quien ahora veía con sus propios ojos semejante monstruosidad carnal y de forma peneana cayó en un desesperado estado de enervante incredulidad, esa voluminosa manguera negra que estaba rodeada de un motudo bosque de pelos negros en su base que tenía ante su vista era demencialmente larga y brillosa que hasta caía en lo sobre natural, esta estaba surcada por llamativas y nudosas venas que sobresalían desde la carne de su oscuro tronco y que eran tan gruesas como los dedos de su mano (la de ella).
La hembra veía como esa negra y enorme serpiente se envaraba vibrantemente hacia arriba y pulsaba en forma agitada dejando salir de su punta ríos de líquidos transparentes y aceitosamente pre seminales que la recorrían hasta llegar a sus dos grotescos testículos azulados muy parecidos al de los caballos, su mente en forma neurótica le indicaba que en pocos minutos iba a estar fácilmente comiéndose por su tajo intimo y femenino una negra verga de casi 33 centímetros de largo por lo menos x 8 en grosor, (y el que no me la crea que vea videos porno en categoría inter racial), si bien ella misma la había sentido en sus propias manos y ahora el tenerla en vivo y en directo la hicieron caer en cuenta del porque el asqueroso vagabundo se la mostraba tan desvergonzadamente, la situación era obvia, ahora se la iba a culear.
CONTINUARA…
1 comentarios - J.L.o y el Mendigo capitulo 5