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Papá me convirtió en su hembra

Desde hace tiempo quería escribir sobre mis primeras experiencias sexuales. Aquí les comparto cómo fue mi primera vez, cómo me desvirgó mi papá.

En ese entonces, yo tenía 16 años y mi papá 38 años.
Mis padres aún vivían juntos, pero dormían en habitaciones separadas, por lo que yo podía convivir con ambos, sin resentir la ausencia de alguno.

No recuerdo el momento exacto en que me di cuenta de que él ya no me veía solo con amor paternal, a veces su mirada se volvía más curiosa e invasiva sobre mi cuerpo.
Al principio creí que yo lo estaba malinterpretando, pero en cuanto fui más consciente de su actitud me preocupé de verdad. Aunque con el pasar de los meses pude sentir curiosidad y tentación al descubrir que yo le atraía sexualmente a mi papá.

Al ser tetona y algo culona fue relativamente fácil comprender la atracción que mi papá estaba sintiendo por mí.
Físicamente me desarrollé rápido, sobre todo del busto. Desde mis 13 años fui la más chichona del salón, desde la secundaria y hasta la universidad; también de mi familia lo soy.
Uso brasier de talla 36-G, más o menos 146cm de pechuga, que resaltan a primera vista y aunque alguna vez me avergonzaron, actualmente las cuido mucho y adoro tenerlas de este tamaño.

Saber que le atraía mi cuerpo me dio otra perspectiva de su persona y me gustó lo que analicé. Papá es un hombre maduro, llenito (no obeso), fornido de brazos y espalda, más alto que yo por 13cm, castaño, de facciones masculinas y ojos color miel, que yo heredé, aunque los suyos reflejan más experiencia.

Así que empecé a usar minifaldas, vestidos sexys, escotes pronunciados y apretados. Me vestía para darme gusto, pero también me interesaba atraer la atención de papá y lo conseguí. Me encantaron sus primeras reacciones al verme con falditas que revelaban más de lo que deberían y escotes a punto de reventar por estar aguantando el peso de mis tetas.

Eso provocó que, a veces, mi papá soltara frases con doble sentido y se mantuvo así por un tiempo, sólo de morboso, sin intentar manosearme, ni por accidente. No estaba segura si en algún momento se atrevería a tocarme de más, pero mi padre en ese aspecto es impulsivo y lo aprendí bien desde la primera vez que me hizo suya.

Lo que debió ser un día común, se convirtió en una fecha grabada en mente y mi calendario íntimo. Fui desvirgada salvajemente por papá y desde entonces no ha dejado de excederse con mi cuerpo; sabe que nadie va a impedírselo, ni siquiera yo. Ha hecho de mí una hembrita complaciente para él y me encanta serlo.

***
Ese día era jueves, yo estaba de vacaciones y tenía el plan de hacer nada. Después de mi rutina y otras actividades simples, me dediqué a ver series y películas, hasta la hora en que mis padres regresaban de trabajar. Generalmente, después de las cinco de la tarde, a veces llegaba primero mi mamá y otras veces mi papá.

En cuanto recibí un mensaje de mi mamá, diciendo que llegaría pronto, subí a ducharme; elegí un camisón rosa, corto y muy escotado, me puse unas bragas de encaje, me pinté los labios y fue todo, había hecho lo mismo en días anteriores solo para divertirme con sus deseos reprimidos. Ya sabía lo que a papá le llamaba la atención de mi físico y no tenía reparo en demostrarlo.

Cerca de las seis de la tarde llegó mi mamá y las dos comenzamos a cenar, platicando de varios temas, como normalmente lo hacemos. Cuando terminamos, mi mamá subió a su habitación y yo me quedé lavando los trastes. A los pocos minutos escuché el portón automático abriéndose, mi papá se estaba estacionando.

Continué lavando sin problema, hasta que entró a la cocina y me saludó con un besito en la mejilla como siempre, pero lo sentí diferente esa vez. Le regresé el saludo y seguí con lo mío, viendo de reojo como curioseaba en el refrigerador, después se acercó a la estufa, en donde estaba su porción de la cena. Al ver que no se sirvió nada, giré mi cara para verlo, sonrojándome cuando hicimos contacto visual.

Es cierto que yo quería captar su atención, pero no dejaba de sentir pudor. No había experimentado esa tensión sexual con nadie y tampoco había tenido novio, nada que pudiera usar como referencia para saber cómo actuar y disimular mi pena.

— ¿No vas a comer? —le pregunté, para intentar ignorar la tensión entre los dos y no sentirme intimidada.

No recuerdo con exactitud todas las palabras que me dijo ese día, pero sí las que tuvieron mayor impacto en mí, por ser la primera vez que lo escuché hablarme de forma tan depravada.

— Tengo antojo de algo más rico —respondió, acercándose por un lado. Miró mi escote y posó su mano derecha en mi espalda baja— Una buena carnita fresca —dejé de lavar los platos e intenté alejarme un paso.

Por un momento pensé en irme y refugiarme en mi habitación. Me asustó pasar a un nivel mayor de perversión, sin darme tiempo a asimilarlo. Como sea, no pude escapar. Se colocó detrás de mí y apretujó mis senos con ambas manos; me sobresalté e intenté apartarlo, pero jaloneó mi cabello y chistó en mi oído como advertencia. De nuevo apretó mis pechos y su fuerza en las manos me hizo entender una amenaza implícita si me resistía. Tuve miedo de hacerlo enojar y pensé que la mejor opción era dejarlo manosearme un poco, ingenuamente creí que no me haría nada más ese día.

Me acarició por encima de la tela y delineó con sus dedos el borde de mi escote, luego repitió la acción por dentro de mi brasier y casi rozó mis pezones. Comencé a temblar nerviosa cuando intentó sostener todo el volumen de mis pechos entre sus manos.

Que bella creciste, mi tetona —se burló por no poder cubrirlas por completo y las elevó para dejarlas caer; yo agaché mi cara, avergonzada de ver mis tetas rebotando en sus manos— Disfruto mucho ver cómo te exhibes, preciosa, pero mostrar así las tetas y el culo frente a papá es peligroso, no soy de piedra —sus palabras me pusieron más nerviosa y de repente bajó los tirantes de mi camisón y mi brasier—Me gusta lo que ofreces para intentar seducirme, carnita joven, fértil y virgen para estrenarte como yo quiera —se burló, besando mis hombros y frotó una mano en mi vulva, acción que me hizo apretar las piernas y jadear inquieta— Apenas 16 añitos y ya te sientes capaz de tentar a un macho en su territorio. Pues voy a darte una lección, pequeña tetona —indicó, jaloneando mi cabello con su otra mano para intimidarme y asentí, insegura y asustada.

No podía creer que me estuviera tratando así. Antes había imaginado cómo sería conmigo al hacerme suya, pero empecé a entender que mi fantasía era más tierna de lo que papá me tenía preparado.

Me quitó el camisón de un tirón y me hizo girar para quedar frente a frente. Sus ojos y sus manos se posaron en mis pechos, apretándolos y rebotándolos para que se salieran de mi brasier; uno de mis pezones se asomó y mi papá lo besó y lo succionó, antes de lamerlo como si saboreara un chocolate, lo que provocó mis primeros gemidos de placer.

Rebotó mis tetas hasta que se salieron por completo, me quitó el brasier, las abrazó y hundió su rostro en medio, antes de besuquearlas por todo su volumen. Minutos después, me bajó las bragas, manoseó mi cuerpo de arriba abajo y de lado a lado; me sentí vulnerable, pero no me atreví a quejarme. Entre el miedo y la curiosidad, entendí el rol que yo debía cumplir por haberlo provocado.

Como hombre, papi tenía derecho a evaluar mi cuerpo para su antojo; a nivel instintivo como macho, merecía una hembra que se sometiera a él para ser preñada; y al ser mi padre, podía imponerme su autoridad para cumplir mi deber. Deber que adquirí desde que papá me vio como una mujer atractiva para saciarlo, una hembra ideal para fertilizar su esperma y, siendo su hija, adolescente y virgen, vio en mí un afrodisiaco prohibido.

Vas a ir aprendiendo cuál es tu lugar y tus obligaciones como mi hembra —no sabía todo lo que implicaba, pero anticipé que deseaba completa obediencia de mi parte. Sin soltar mis pechos, me guío hacia atrás para acorralarme en una esquina, juntó mis senos para unir ambos pezones y los lengüeteó al mismo tiempo, haciéndome gemir ansiosa— ¡Críame... críame con tus mamilotas! —exigió caprichoso, chupando y succionando mis pezones; hambriento de tetas grandes— ¡RICAS MAMILOTAS! ¡DAME TETA MAMI! —gritó sin preocupación, lo que me angustió por un momento; no éramos los únicos en casa, pero ni le importó y, por alguna razón, su actitud me generó ternura y excitación.

Al tiempo que me ordeñaba las ubres, apretujó mis glúteos, separándolos para juguetear sus dedos en mis dos entradas, como sintiéndose dueño de mi cuerpo. Mis gemidos empezaron a ser más ruidosos debido a su insistente lengua en mis pezones y sus caricias en mi vulva.

Poco a poco, me animé a abrazarlo y a acariciar su rostro. Creo que para él fue una señal, porque enseguida clavó dos dedos en mi vagina, gemí avergonzada y sentí un ligero ardor adentro, pero me gustó cuando expandió sus dedos para abrirme.

Te mojaste rápido, mi amor. Ya quieres que papi te ensarte, ¿Cierto? —dijo con ternura y dejó de saborear mis senos para besarme.

Eso me ganó, el beso de papá fue perfecto, exploró toda mi boca durante unos minutos, hasta dejarme sin aliento. Luego descendió por mi cuerpo creando un camino de besos en mi vientre, mi pubis y mis muslos. Desabotonó su camisa, se puso en cuclillas y elevó una de mis piernas sobre su hombro; quise evitar que acercara su rostro, yo sabía lo que iba hacer, pero me dio pena y me tapé los ojos, esperando su siguiente acción. Sin importarle mi conflicto, besuqueó mi vulva, ocasionándome un temblor en las piernas.

Que bonita la tienes —en cuanto dijo eso, abrió mis labios vaginales y deslizó su lengua entre ellos varias veces, adentrándola en mi cavidad— Sabes a hembrita en celo, deliciosa —afirmó, lengüeteando rápido mi entrada; apenas podía sostenerme de las encimeras y empecé a gemir más alto cuando su lengua rozó mi clítoris— Es el coñito más nuevo que he probado, quiero meterte hasta los huevos.

Los recibiré —quise intentar usar el mismo lenguaje morboso que él— Lléname con tu lechita, papá —dije provocativa, aguantándome la vergüenza de hablarle así.

Al escuchar eso dejó de atenderme, se levantó y jaló mi cabello, manipulándome brusco para arrodillarme ante él. Abrió su bragueta y bajó un poco su pantalón para liberar su erección; una verga gruesa, de 17cm de largo, que me encanta, aunque a veces duele… duele muy rico. ❤️

Primero muéstrame respeto, tetona, saluda con un beso y haz que sirva para algo útil esa boquita —ordenó, manoseando su miembro enfrente de mi cara sonrojada.

No sabía la manera correcta de hacerlo, pero obedecí, besé con cariño todo su pene y comencé a estimularlo con mis manos para familiarizarme con cada parte, al escucharlo jadear me animé a ofrecerle mi boca. Lamí, chupé y succioné su longitud, su glande y sus testículos varias veces; sabía amargo y salado, lo sentí endurecerse e intenté deslizar todo su miembro dentro de mi boca, pero es grueso y no pude. Así que me reprendió, dándome instrucciones y posicionó mi cabeza de forma adecuada para lograr metérmela hasta la garganta, primero lo hizo despacio dos veces y luego repitió la acción con mucha fuerza, asustándome cuando llenó de golpe mi boca y obstruyó mi faringe unos segundos. Poco le importó que yo no tuviera experiencia y, tomándome de la cabeza, forzó toda su verga en mi garganta, ahogándome con feroces embestidas mientras mi saliva y mis lágrimas escurrían, apenas me daba un segundo para respirar. Me sentí algo violentada, pero nada pude hacer para detenerlo, sólo rendirme y seguir chupándosela a papi.

Cuando ya estaba acostumbrándome a sentir como follaba sin compasión mi boca, papá interrumpió el acto y volvió a jalarme del cabello, levantándome para acorralarme en la esquina, en donde recargó mi espalda sobre la encimera. Se inclinó un momento para besarme y sostuvo mis piernas en alto, formando una V.

Voy a preñarte, mi amor. La verga de papá quiere vagina, quiere culo —anunció y yo asentí, sonrojada por sus palabras y por estar haciendo contacto visual. Elevó más mis piernas, frotó su pene duro entre mis labios vaginales y presionó su punta en mi entrada— ¡Un coñito tan apretado y virgen se revienta ASI! —gritó, embistiéndome fuerte y enseguida chillé de dolor, pero no entró completo, eso a papi lo emocionó y, cuando quise detenerlo, él tomó más impulso para penetrarme— ¡QUE RICO SE ATORA! ¡RICO HOYO PARA ROMPERLO Y VIOLARLO! ¡TOMA! —me clavó con brutalidad, una y otra vez hasta romper mi himen. Grité adolorida, mientras que él gimió complacido, rodando sus ojos hacia atrás y me presumió su falo impregnado con la sangre de mi himen violado— ¡COÑITO TAN APRETADO-RICO-NUEVO! —vociferó excitado, sacando todo su miembro para introducirlo de golpe varias veces y desvirgarme cruelmente para su propio placer y ego.

Papi, espera… ¡Me duele-duele! —reproché lagrimeando y con quejidos llorosos, pero sólo se burló y, sin dejar que me acostumbrara a su verga, siguió ensartándome, sosteniendo mis muslos en alto— ¡Bestia!

¡DELICIOSO AGUJERO! —ignoró mi queja y me penetró con más saña, observando orgulloso como se hundía su falo en mi cavidad— Sólo tienes una opción, abrirte más para papi —se mofó, sabiendo que tenía razón; no se iba a detener, le gustó mi coñito y quería destrozarlo— A taladrarte, mi puta tetona —dijo, ansioso por disciplinar a su nueva hembra.

Medio acostada sobre la encimera, con mi trasero y mis piernas sostenidas en el aire, me sometió a recibirlo. Mis gemidos de dolor resonaron alto, pero también había algo rico en esa fricción y el morbo me sedujo; al mismo tiempo mis tetas rebotaban en círculos, hipnotizando los ojitos de papá, quien no dudo en estrujarlas y criarse con ellas.

Cada vez se escuchaba más el sonido viscoso de nuestros fluidos y mi sangre mezclándose en mi interior, lo que le ayudó a su falo gordo a entrar más profundo en mi vagina.

¿A quién le perteneces, tetona? —enseguida entendí lo que él quería escuchar.

A ti, papá, soy tuya —era la verdad. Sonrió ante mi respuesta y aceleró el ritmo, haciéndome gritar por él— ¡AUCH-PAPI-PAPI-AY-AH!

Aún me dolía, pero adoré la intimidad que se creó entre los dos y ver sus gestos de placer que no le conocía. Mientras más penetraba, más deseaba obtener su aprobación y satisfacerlo como él quería. Hombre dominando mujer, macho sometiendo hembra, papá abusando de hija.

En eso estábamos cuando, de repente, alcancé a ver que se asomó mi mamá por la puerta, en completo shock. Mi estómago se hundió por el susto de verla ahí, pero es tan extraña la perversión del ser humano; lo primero que pensé fue que no quería que él la notara y se arruinara su excitación. Papá no lo supo, él estaba de espaldas a la puerta, ignorando todo lo que no tuviera que ver conmigo.
Ante la mirada de mi mamá, besé a papá y abrí mucho las piernas, provocándole jadeos roncos al creer que lo estaba incitando a ser más rudo y así me lo hizo, mientras yo gemí chillona. Papi había encontrado en mí lo que ella no le ofrecía, además, a mi si me disfrutó virgen; incluso por instinto era lo que él prefería para adueñarse de mí. La vi irse resignada y regresé mi atención al caballero que parecía querer atravesar mi útero, causándome más dolor y placer. Volví a besarlo y acaricié su rostro, admirándolo, adoré verlo tan imponente y masculino.

Así, bien abierta y venerando a tu macho —dijo excitado, haciendo movimientos circulares con su pene y estimulando mi clítoris con sus dedos.

Esa fricción me provocó gemidos ansiosos, estaba abrumada de placer. Papá detuvo las penetraciones al ver que yo estaba a punto de tener un orgasmo y sólo bastó un minuto más de caricias en mi clítoris para perderme. Gemí tan alto y me estremecí como nunca, crispando mis dedos mientras mis piernas temblaban y mi coño se mojaba con mi propio fluido. Era mi primer orgasmo provocado por un hombre.

Me sentí tan feliz, que no me importó que me follara como una puta. Apretando mi cuello, me acostó sobre el piso frio y rápidamente colocó mis piernas sobre sus hombros y me ensartó sin cuidado; como si estuviera haciendo flexiones, continuó abusándome mientras yo deslizaba mis manos por su cara y entre su pelo. Pronto se sobre excitó y reclamó en voz alta su dominio sobre mi cuerpo.

¡SI, CARAJO, SI! ¡AGUJEROS Y TETAS! ¡ESTO ME PERTENECE! —gritó, taladrándome sin piedad hasta donde topaba mi cérvix. Aguanté su brutalidad, gimiendo y chillando por el abuso— HEMBRA HERMOSA, OBEDIENTE Y SUMISA, TAN FERTIL PARA PREÑARTE

Aprovechó mi flexibilidad para doblarme más, levantando mi cadera y cintura del piso, mis rodillas casi tocaron mis hombros, lo que me obligó a soportar parte de su peso. Algo incómodo para mí, pero papá lo disfrutó mucho, dando violentas embestidas hasta que se corrió dentro de mí, entre sus jadeos roncos y mis quejidos alterados por sentir su leche fluyendo en mi cavidad, directo a nadar en mi útero. Sin sacar su pene, buscó mis labios para ahondar en mi boca.

Tú me provocaste, ahora disfruta mi semilla —se burló al verme preocupada. Pero entendí que su instinto se lo exigió, marcar bien a su hembrita con el acto más puro de dominación. Lo abracé con cariño y correspondí a sus besos— ¿Te gusta que papi te folle, que te de leche?

Me gusta… Gracias por tu preciosa lechita, papá —dije sinceramente, disfrutando la sensación de su falo y semen caliente dentro de mí. Me miró gratamente sorprendido.

Que buena putita vas a ser para mi —dijo con voz ronca, dejando besos marcados en mi cuello.

De algún modo agarró fuerzas cinco minutos después y, con la primera corrida aun dentro de mí, volvió a taladrarme ahí mismo, durante menos tiempo, pero con el mismo vigor y eyaculando de nuevo en mi interior. Cuando abandonó mi cavidad, recolectó el semen que escurrió entre mis glúteos y lo esparció por mi cara.

Increíble sexo, mi amor —suspiró cansado, mirando mi pecho— Y estas tetas, mamilotas, ubres preciosas —lengüeteó mis pezones, al tiempo que introdujo dos dedos en mi vagina para revolver nuestros fluidos y me hizo saborearlos y también limpiarle su verga con mi boca. Luego se levantó, cerró su pantalón y me observó con superioridad— Así se deja una hembra como tú después de usarla —sin decir más, se desentendió de mí, por un segundo creí que no lo decía en serio.

Me impactó verlo irse y dejarme tirada en el piso, con las piernas abiertas, mi coñito dilatado, rozado y aun expulsando su semilla. Había sido usada y abusada por un semental brusco y . Estuve un rato ahí en lo que me tranquilizaba, en el piso quedaron restos de semen y sangre, pero no lo limpié y subí a bañarme, aunque no sirvió de mucho, porque en la madrugada volvió a hacerme suya.

Me despertó a las cinco de la mañana, ni para ir al colegio me levantaba a esa hora, pero mi papá ya podía darse un gusto antes de ir a trabajar. Recuerdo que me desperté cuando él empezó a quitarme el camisón y no le importó que yo estuviera medio dormida, enseguida me quitó las bragas e intento acomodarse sobre mí. Quise empujarlo a un lado, no me agradó que me despertara así, pero cometí un error y no tardó en corregirme. Tironeó mi cabello y me acomodó a lo ancho de la cama, dejando por fuera mis glúteos y mis piernas.

Ignorando mis quejas, se sentó a horcajadas sobre mi abdomen y apretó mis senos, aún sensibles y con los pezones irritados. Colocó su pene entre ellos y dejé de resistirme cuando lo escuché gemir mientras bombeaba entre mis tetas.
Minutos después se levantó y volvió a tirar de mi cabello, girándome para quedar de espaldas a él, con mi pecho recargado en la cama y mis rodillas en el suelo. Lloriqueé cuando me pegó dos fuertes nalgadas en cada glúteo y, sin soltar mi pelo, apretó mi cuello con la otra mano.

¡Se obediente, chichona! Yo decido cómo y cuándo te ensarto, y mientras me divierto preñándote, tu obligación es abrir las piernas, recibir mi verga y toda la semilla que yo te dé! —sentenció, dando otro jalón a mi cabello y asentí intimidada por lo dijo.

Elevó mi cadera para facilitar su acceso a mi abertura. No intenté resistirme, su regaño fue suficiente para aceptar mi lugar en esa situación; cerré mis ojos y esperé por papá. Restregó su pene entre mis glúteos y presionó mi entrada vaginal, atravesándola cruelmente; enseguida resonaron mis gemidos llorosos y sus burlas de triunfo. Mientras su erección iba creciendo en mi cavidad, comenzó a embestirme con violencia.

¡COÑITO TAN RICO, HECHO PARA MÍ! ¡PARA REVENTARLO-VIOLARLO! —recitó extasiado, penetrándome cada vez más duro, sin pausas y sin atenciones para mí.

Dolió menos que la primera vez, pero me hizo chillar igual y pronto me obligó a mover mi cadera, atrás y adelante para intensificar la penetración; me estaba enseñando a disculparme y ser una mejor hembra para él. Me taladró ferozmente durante varios minutos, manoseándome por todos lados y jalando mi cabello para mantenerme bien sometida.

A papá le gusta echártelos adentro —dijo entre jadeos. Apoyó sus manos sobre mi espalda para erguirse, recargando en mí todo su peso, me folló un poco más y en una dolorosa ensartada para mí, eyaculó adentro una buena cantidad; mis ultimos gemidos fueron de dolor y ligero placer— Listo, bonita —me dio una nalgada y salió lentamente, recolectando su semen para esparcirlo en mis glúteos— Cada vez que terminé de usarte me darás las gracias, tienes el honor de ser mia.

Si, papi, muchas gracias por educarme —dije de manera sumisa y él jugueteó sus dedos en mi vagina, rozando mi clítoris levemente. Deseaba sentir mi orgasmo, pero no me lo concedió, ambos sabíamos que no me lo gané.

Si te portas mejor, haré que me salpiques con tu agüita de hembra —se levantó, apoyándose en mi cadera y, sólo por ser cabrón, me empujó con su pie para que me cayera de la cama— Te veo más tarde, preciosa —se despidió, usando su voz paternal y no ese tono degenerado que usa cuando me está follando.

Después de que se fue, acaricié mi coño recién violado, caliente y palpitando, con su leche escurriendo. Me levanté como pude y me acosté, reflexionando sobre lo que hicimos y asumiendo mi realidad. Más tarde escuché a mi mamá trapeando, supe que vería el desastre de la cocina, pero no me importó. Sólo podía pensar que, en apenas diez horas, papi ya me había preñado tres veces y solo era una muestra de lo que haría conmigo más adelante.
-❤-
Luego de esa primera vez, los encuentros con papá se volvieron parte de mi rutina, aun seguimos haciéndolo y me encanta.

En cuanto a mi mamá, nunca me ha recriminado nada, ni ha mencionado el tema, simplemente se retira cuando papá está rondando cerca de mí de forma sugerente. Creo que entiende que no seré yo quien lo acuse, mientras papi así lo quiera seguiré complaciéndolo.

He aprendido a satisfacerlo cómo a él le gusta, siguiendo siempre sus reglas para disfrutar nuestra perversión. Reglas que lo favorecen a él, dándole toda la ventaja para aprovecharse de mí. Cuando se trata de atender a papi mi posición queda clara, su personalidad dominante y lo dócil que soy con él es una combinación perfecta cada vez que lo hacemos.

- Papá es primero. Como su hembra, sirvo y obedezco para satisfacerlo en cualquier momento que él desee, sin importar las circunstancias o lo ocupada que este. No debo cuestionarlo, quejarme, ni sugerir algo diferente de lo que papi exige, sólo estar dispuesta a atenderlo en el instante que quiera usarme. Cuando papá quiere sexo, dejo todo para dedicarme a él.

- A papá le gusta dominarme. Debo mostrar sumisión durante todo el acto, siempre entendiendo que su placer es más importante y que puede someterme a su voluntad. Tan fuerte como quiera follarme y si llega a dolerme será porque papi así lo quiere, mi deber es motivarlo a seguir clavándome y nunca interrumpirlo en medio de su éxtasis. Además, él puede dirigirse a mí como quiera, pero yo debo mantener un tono servicial y sólo puedo llamarlo “papá” o “papi”.

- Sólo él tiene derecho a elegir qué agujero taladrar. Uno por uno o mezclarlos a su antojo, en las posiciones y velocidad que más le complazca; tiene libertad absoluta de hacer y escoger todo a su gusto. Cuando quiere partir mi culo me lo anticipa para que yo misma me preparé y papá no pierda tiempo en dilatarme, sólo puedo usar dos dedos y el resto lo parte él, aunque a veces cambia de opinión y de un momento a otro ya está reventando mi culito.

- Papi es un semental. No hay restricciones para su preciosa leche, fue así desde la primera vez y sigue llenándome con su semilla casi todos los días, sin ningún remordimiento, ni tregua. Y aunque le gusta usar todas mis cavidades, él prefiere vaciarse en mi coñito como parte del morbo y la fantasía de dejarme preñada. Después de satisfacerlo, el resto es mi responsabilidad.

-Debo ganarme mis orgasmos. Mi obligación es garantizar el máximo placer de papá, mínimo 15 veces durante el mes, mientras que él no está obligado a nada. Todos los esfuerzos siempre están enfocados en el placer de papi y me gusta que así sea; claro que disfruto mis orgasmos, pero incluso me emociona más cuando él está a punto de correrse. Escucharlo jadear desesperado, sentir su rica verga chocando en mi útero, el calor de su lechita llenándome, todo mientras veo su cara de satisfacción, relajado y feliz, hace que valga la pena darle ese gusto a mi papá.

- En presencia de papá, mis escotes deben ser generosos y sólo puedo usar faldas o vestidos; ropa fácil para todo lo que quiera hacerme cuando él lo desee. Vistiendo así he provocado que hasta mi abuelo y mis tíos reaccionen por instinto, a veces metiendo mano y un poco más cuando se lo han propuesto. También debo ir depilada, conservando un triangulito de bellos en mi pubis, bien recortado.

- Castigo y disciplina. Cualquier desplante o rechazo de mi parte será corregido por papá, de la forma que crea conveniente, aun cuando yo sienta que no cometí un error; él sabe cuándo es momento de darme una lección. Generalmente, abusándome más de lo ya lo hace, con juguetes para experimentar conmigo durante horas seguidas.

Esto es apenas un resumen de lo papá me ha hecho. Lo nuestro fue muy predecible por todo lo que hubo antes, aunque resultó más salvaje de lo que yo imaginé, pero no lo querría de otra forma. Por todo lo que papi dedica para mí, lo mínimo que merece es su fantasía como la imaginó, él dominando y yo rendida a sus órdenes.

Espero les haya gustado lo que compartí, quizá, más adelante contaré otras experiencias que he tenido.

Les dejo unas fotitos. 😙😋

Papá me convirtió en su hembra

tetona

papa

22 comentarios - Papá me convirtió en su hembra

AldinGomez +1
con esos senos si fueras mi hija hasta yo te los mamaba y porque no te los puedo mamar pero en vida porque soy chilano mi vida
Chryskyng +1
Van 10 chichona hermosa!
Mariluda +3
Que lindo ese papi😍
Mariluda +2
@plomo992 si
Finalblacknao
@Mariluda Puedo ser tu papi
nicojaca37 +2
muy buen relato!! queremos saber mas de esos tios y que paso.. +10
Mariluda +4
Papis siempre tan lindos
destroyer37 +1
Me encantaría ser tú papá, abusarte cuando quiera, excelente relato, me dejaste demasiado caliente
WataUwU +1
Aquí esperándo la segunda parte
tiburon6238 +2
Q ricas tetas . Q daría por poder besarlaS
Si-Nombre +1
Excelente Post muy bueno gracias por compartir
felipenexon +2
que putita mas complaciente y que hermosas tetas
BBluma +4
Gracias, que bueno que te gusto. 😊 Es lo minimo que papi se merece.
Octavokun
@BBluma me puedes enviar o reenviar las fotos no las veo
Ami correo
Octavioysarah5@gmail.com
Gariel0012 +2
Que tetas tan preciosas 😍
Hyuga1999 +3
Sube la segunda parte. O como te ordenaron tus tios
rukhailo +4
Espero que viendo mi hija crezca sea igual de agradecida que tú conmigo
Rey117034
Con tantas veces que tú papá te lleno el panochon de leche me sorprende que no te dejará embarazada y por cierto tus tetas está uffff para hacer una rusa
pervertido_hot
Que buena perra sumisa, me gustaría tener una hija así descerebrada y dejarla preñada 😋