Somos 5 hermanas, Mamá y Manuel. Parte 6

Hola Comunidad.



Bueno, por donde empezar...
No voy a hacer la intro tan larga, porque a fin de cuentas lo que importa es el relato, pero es increíble la cantidad de mensajes y comentarios que he recibido desde el último post, pidiendome la continuación, preguntándome que pasó, puteandome, dandome ánimos... en fin.. una locura.

Solo puedo decir que la pandemia nos ha afectado a todos, pero a algunos más que a otros.
Resumiendo, acá estoy, acá esta el relato.
 


Si sos nuevo y te estás sumando a esta serie, te dejo los links de los capítulos anteriores para que te pongas al día antes de leer este.

http://www.poringa.net/posts/relatos/3637808/Somos-5-hermanas-Mama-y-Manuel-Parte-1.html

http://www.poringa.net/posts/relatos/3643079/Somos-5-hermanas-Mama-y-Manuel-Parte-2.html

http://www.poringa.net/posts/relatos/3652762/Somos-5-hermanas-Mama-y-Manuel-Parte-3.html

http://www.poringa.net/posts/relatos/3660843/Somos-5-hermanas-Mama-y-Manuel-Parte-4.ht

http://www.poringa.net/posts/relatos/3667649/Somos-5-hermanas-Mama-y-Manuel-Parte-5.html



Les agradezco de corazón si dejan sus comentarios, sus ideas y sus puntos.
No los entretengo más, vamos al relato.








La realidadse detuvo. El tiempo se detuvo.
En cuestión de un microsegundo le pasaron a Manu todos los acontecimientos quese habían dado desde el día de su cumpleaños.
El ver por primera vez a Delfi como mujer, encontrarse su ropa en el baño, masturbarse con la misma, el ver a Estefi cogiendo con Renzo, el enterarse que Romina lo descubrió, descubrirla a ella tocándose en el baño, masturbarse junto con ella y acabar sobre su concha, que mamá casi los agarre, que Delfi se metiera el plug en el culo delante de él, que Romi le hiciera una paja hasta acabaren su cara, que Delfi los encontrara y se pusiera celosa, que le revoleara la tanga sobre la pija, que Romi le diga que podían divertirse todo el verano, las confesiones sexuales de Delfi, pasarle cremita por el ano y finalmente, que le hiciera una paja y se tomara toda su leche.
Realmente habían sido días de locura, de desconcierto, de aprendizaje, desorpresas, sobresaltos, enojo, risa, miedo, excitación, lujuria, placer, culpa…pero sobre todo, morbo, mucho morbo. Demasiado.
Y así como empezó, tiene que terminar.
Todo eso pensó Manu en un segundo, al ver a Estefanía parada mirándolo a él y a Delfi. Ella abriéndose las nalgas, acostada boca abajo y el con el pote de crema en una mano y un dedo lleno de crema recorriendo el ano de su hermana.
Manu no fue capaz de manejar esa presión y como todo un cobarde, decidió huir. Se puso de pie de un salto y corrió hacia su habitación, cerrando la puerta tras de sí, poniendo la traba, para luego saltar a su cama y meter la cabeza bajo la almohada, esperando que mágicamente todo se arreglara, o que de alguna forma su hermana olvidara lo que acababa de ver.
Por supuesto que Estefi intentó detenerlo y le gritó
 - “¡Pará Manuel, vení para aca!, ¿Dónde te crees que vas?”
Pero él estaba demasiado aturdido para escucharla.
Luego de esto, Estefi cerró la puerta de la habitación de Delfi, que en este momento ya se había puesto de costado y se había cubierto con la sábana y con su voz más enojada, con furia, le dijo
- “¿Podrías hacerme el favor de explicarme que carajo acaba de pasar Delfina?, estoy al punto del colapso nervioso y necesito que me expliques lo que acabo de ver”
Delfina estaba bastante en shock, pero tenía bastante más experiencia en hablar, mentir y salir de situaciones complicadas, así que trato de serenarse, respirar hondo y se dispuso a arreglar el quilombo en el que se habían metido con Manu.
- “Primero, tranquilízate. No flahees cualquiera, no es lo que pensas”.
Estefi sintió que se transformaba en super saiyajin, la quería cagar atrompadas.
- “¿Cómo carajo querés que me tranquilice si entro a la habitación y veo a mi hermana menor abriéndose las nalgas y a mi hermano menor metiéndole un dedo en el culo?, es de locos. Dame una buena razón para no cagarlos a patadas a los dos y decirle ya mismo a mamá lo que acaba de pasar”
Ante estas palabras, Delfi sintió como si una corriente le hubiera recorrido todo el cuerpo, dándole el empujón que necesitaba para salir del shock de una vez por todas.
- “¡No me estaba metiendo el dedo en el culo!, ¿Estás loca vos?”
Más allá de que le dolió el culo, Delfi se sentó sobre la cama y continuó explicando.
- “Mirá, yo puedo explicarte todo, pero necesito que me escuches y que te tranquilices, porque sino no puedo”, dijo esto ya con una voz más tranquila, apelando a la comprensión de su hermana mayor.
Estefi cerró los ojos, respiró hondo un par de veces, y tratando de serenarse un poco, se sentó en la punta de la cama de Delfi y se dispuso a escucharla.
- “Está bien, me tranquilizo, habla, dale”, le dijo finalmente, haciendo todo un esfuerzo por no pegarle.
En ese momento, Delfina comenzó un relato algo exagerado, sobre como había escuchado a los amigos de Manu burlarse de él a sus espaldas por ser virgen y como lo había encontrado llorando en el baño la noche siguiente a su cumpleaños y que estando tan borracho como estaba, Manu le había confesado todos sus miedos y sus traumas con las mujeres, como era que lo rechazaban y que nunca había podido tener sexo y que se sentía solo, feo, incapaz, etc. En fin, lo dejó a Manu como un acomplejado con miedo al rechazo, el cual nunca había podido hacer nada con una mujer, ni ver jamás a una mujer desnuda fuera de una película porno y como esa situación, sumada a su locura hormonal por tener 18 ya vivir con 4 mujeres, pero sobre todo ellas dos (Delfi y Estefi), que tenían esos cuerpos tan llamativos lo había llevado a sentirse culpable por mirarlas ya pensar que nunca jamás iba a conocer a nadie, ni a ver a una mujer desnuda y mucho menos a tener sexo.
Toda esta historia conmovió mucho a Estefi, quien se estaba enterando que su único hermanito sufría de todo esto, pero al mismo tiempo, no pudo evitar volver a enojarse y a preguntarle a Delfi
- “Todo eso lo entiendo, genial, ¿Pero que mierda tiene que ver con lo queestaban haciendo cuando entré a la habitación?, eso todavía no lo entiendoDelfina.”
Delfi puso un tono algo impaciente y le dijo
- “Pero déjame terminar che, todavía no llegaba a esa parte”
Continuó su relato y ya hablando de ella misma y haciéndose la vergonzosa, le confesó que se había lastimado el culo al masturbarse con su consolador, que era demasiado grande. Le indicó a Estefi que mirara en el cajón de las bombachas y ella al meter la mano, sacó el consolador que días atrás había visto Manu al revisarle el cajón, el cual tenia unos 30 cm de largo por 5 de ancho, una verdadera locura.
- “¿Vos me estás queriendo decir que te metiste esto por el culo Delfina?,¿Estás loca o qué?”.
Delfi continuó con la puesta en escena y fingiendo pena le dijo
- “Si, ya se que me fui al carajo, pero bueno, estaba re caliente y me dejéllevar. Te juro que me arrepiento demasiado”.
Más allá de la sorpresa inicial por enterarse de que su hermana tenía un culo sin fondo, Estefi pudo entender la situación, ya que aunque no lo admitió en ese momento, ella no era ajena a los placeres anales.
Delfi continuó su explicación en la que finalmente agregó, que como se había lastimado tanto el culo (se abrió las nalgas para mostrarle a Estefi, la cual largó un gemido de dolor ajeno, entendiendo que su hermana la debía estar pasando muy mal) y le contó que como no podía ponerse crema ella sola, ni pedirle a mamá porque la iba a matar, ni a Romi porque era una monja, ni a ella porque le daba vergüenza, aprovechó que tuvo que pedirle la crema a Manu y pensó en “compadecerse” de la situación del muchacho y darle la posibilidad de ver un culo por primera vez en su vida, y aclaró que lo hizo de una forma completamente inocente, para intentar enseñarle y tratar de sacarle un poco de presión y peso de sus hombros, en todo lo relacionado al cuerpo de una mujer.
- “Yo necesitaba la crema y pensé que él necesitaba por primera vez en su vida,ver un culo y darse cuenta de que no es nada del otro mundo y así, quizás, conmenos presión, poder conocer a alguien y vivir su vida sexual normalmente. Te juro que no fue de sexópata, o porque estemos cogiendo o alguna locura así, fue con la mejor intención Estefi”, terminó su relato Delfi.
Luego de que ella terminara de hablar, se hizo un silencio entre las dos. Solo se miraban.
Delfi trató de mantener la calma y rezaba para sus adentro que la historia fuera lo suficientemente buena para que Estefanía entendiera lo que pasó y no se enojara y mucho menos le contara a mamá y también, que fuera lo suficientemente incómoda, como para que ella no interrogara a Manu sobre la misma, tratando de evitarle una vergüenza mayor a su hermanito.
Para su alivio, Estefi le sonrió. Le sonrió con cariño, con amor de hermanas, y paso seguido, se le acercó, le dio un fuerte abrazo y le dijo al oído
- “Perdón por gritarte así y decirte esas cosas. Entenderás que fue bastante chocante la situación. Pero posta que entiendo perfectamente. Y más allá de que no apruebo que te estés metiendo semejante cosa en donde no debes, me alegra mucho saber que te jugas así por Manu. Habrá cumplido 18, pero todavía es nuestro hermanito y tenemos que cuidarlo y ayudarlo a que sea el mejor hombre del mundo”
El abrazo duró bastante tiempo más. Estefi ya había terminado de hablar y otra vez estaban en silencio, pero seguían abrazándose.
Luego de un par de minutos, cuando ya se hizo insostenible, las hermanas se separaron, sonrieron las dos y cruzaron una mirada cómplice. Misma mirada que había cruzado infinidad de veces como adolescentes, una mirada que indicaba que estaban juntas, que se bancaban y que tenían trabajo que hacer.
- “Quédate tranquila que te voy a ayudar, pero que sea nuestro secreto. Tenemos que solucionar el problema de Manu, pero ojo, no nos pasemos de la raya, ¿Mira si el pendejo termina confundiéndose o enganchándose con una de nosotras?
Delfi largó una carcajada, que detuvo casi de inmediato, ya que reírse así le hacía doler el culo y le respondió
- “No te preocupes, eso no va a pasar nunca”
Inmensamente más tranquila, Estefi se levantó y le dijo a su hermana que tenía que bañarse y prepararse para una clase y se dirigió a la puerta, pero antes de salir, se volvió y agregó
- “¿Hablas vos con Manu y le explicas que está todo bien, que ya se todo y que lo banco, que puede confiar en mí igual que lo hace con vos?
Delfi la miró divertida y le dijo
- “¿Qué, vas a dejar que el pendejo te pase crema por tu culo cuando este roto?
Su hermana mayor largó una carcajada, ya aliviada de que la situación estuviera resuelta y le retrucó
- “Si me lo llegan a romper, sí. Y sino, ya veré que se me ocurre”, y cerró lapuerta
La verdad es que si se analiza con mente fría, la velocidad de Delfi para inventar una historia lo suficientemente buena para exonerar tanto a ella como a Manu de lo que acababa de pasar, es para meterla en el libro Guinness. Pero daba igual, el problema estaba momentáneamente solucionado o incluso, quizás, permanentemente. El único garrón, es que ahora tenía que “compartir” a Manu con otra hermana más y encima, tenía que decirle a su hermano que lo había dejado como un pelele virgen (cosa que tampoco estaba tan lejos de la verdad), pero bueno, lo había expuesto con tal de zafar los dos.
Delfina pensaba para sus adentros que él iba a estar agradecido por haberse librado de la muerte y no enojado por lo que ahora sabía Estefi, y la verdad es que no se equivocó. Apenas unos minutos después de que Estefi abandonara la habitación, Delfi se levantó y fue a ver a su hermano.
Le costó bastante que este accediera a abrir la puerta, pero cuando escuchó que su hermana decía
- “Abrí la puerta boludo, que tengo que contarte lo que pasó!, no tengas miedo que está todo bien”
Fue como si la puerta hubiera tenido un resorte. Se abrió de par en par, dejando ver a un conmocionado Manu, que tomó a su hermana del brazo, la metió en su habitación y volvió a cerrar la puerta.
- “¿Cómo que está todo bien?, ¿Cómo puede ser? Nos vio! Nos gritó! Parecía quenos iba a matar ahí mismo! ¿Cómo carajo hiciste?”, comenzó a balbucear nervioso Manu, frente a Delfi, que parecía bastante divertida con el ataque de pánico que estaba viendo sufrir a su hermano.
-“ Basta!, cortala y cállate!”, le dijo con voz firme, logrando por fin que el muchacho cerrara la boca.
Paso seguido, se sentó en la silla del escritorio, mientras que Manu lo hacia en la cama y le explicó todo lo que había pasado y la historia que le había contado a Estefi y como ella había reaccionado e incluso le contó el comentario picante con el que se despidió antes de irse a bañar.
Ni bien terminó, se quedó en silencio esperando alguna palabra Manu, pero enlugar de eso, volvió a divertirse viendo a su hermano saltar por la habitaciónagitando los brazos y festejando como si Argentina hubiera ganado el mundial.
-“ Vamos todavía, la concha de la lora!!!! No te puedo creer!!! Sos una genia!!!”
Poseído por la felicidad de saber que no era candidato a la silla eléctrica, Manu abrazó a su hermana, tan intensamente que la levantó del suelo (la verdad es que era increíble la facilidad con la que lo había hecho, como si ella fuera un peluche) y dejándose llevar todavía más, besó a Delfi en los labios.
Todo comenzó como un simple pico. Pero algo se movió dentro de su hermana, que en lugar de sorprenderse o de alarmarse, retrucó comiéndole la boca como jamás nadie lo había hecho.
Esos besos que te hacen sentir escalofríos de los talones hasta la punta de las orejas. Un chape 8,0 en la escala de Richter, le movió todo el piso, le derribó todas las estructuras.
Así estaba, con su hermana mayor en brazos, que no tardó en cruzar las piernas en su espalda, mientras que metía su lengua tan profundo por su garganta como era posible, era como si intentara llegar cada vez más adentro. Era un beso húmedo, baboso y ruidoso. Una obra de arte.
Lejos de terminar, la cosa parecía cada vez descontrolarse más, ya que en lugar de separarse, Manu ya tenía sus manos sobre las nalgas de Delfi y seguían con la desaforada forma de comerse las bocas, como si dejar de besarse significara morir.
Las grandes manos de Manu apretaban las nalgas de su hermana con fuerza, como si quisiera dejarlas marcadas y Delfi gemía sin dejar de chaparlo y abrazándo sea la espalda de su hermano, clavándole las uñas, como una tigresa en celo.
A todo esto, la pija de Manu ya estaba dura como un mástil, apretando fuerte contra la bermuda del joven, y Delfi que solo se había puesto un mini shortcito suelto para ir a hablar con él, no solo no podía dejar de sentirla contra su sexo, sino que no podía evitar calentarse todavía más, incluso pensar en hacer una locura.
Fue justo ese momento, en que más caliente y loca se había puesto, que la cordura se hizo presente, y separándose de la boca de su hermanito le dijo
-“ Basta, basta por favor! No puedo más. Cortemos esto acá, o vamos a hacer una estupidez. Acabamos de zafar de una demasiado grosa, imagínate si alguien abre la puerta ahora mismo”
Todo esto se lo dijo a su hermano, mientras todavía estaba colgada de él y mientras él seguía con las manos en su culo.
Al ver la cara de Manu, ella pensó que lo había hecho entrar en razón y que se había dado cuenta de que se estaban pasando e iba a bajar un cambio, pero así como Manu había quedado con cara de “que carajo esta pasando” en la ducha cuando ella se metió el plug en el culo, o cuando ella le dijo Juancho, fue su a turno, ya que su hermano, claramente más encarnizado que ella y sobrepasado por sus hormonas, hizo caso omiso de sus advertencias y pedidos de que pararan y sin previo aviso, aprovechando su fuerza y musculatura, como si estuviera hecha de aire, la levantó hasta dejar su sexo a la altura de su cara y abriéndose paso con su boca por el costado del short, comenzó a comerle la concha con la misma pasión y el mismo frenesí con el que antes había estado besándola.




Quizás no tenía toda le experiencia del mundo, quizás su lengua no era la más entrenada en el arte de chupar un clítoris, succionar labios, o lo que fuere.Pero dada lo sorpresiva que fue la situación y el hambre con el que su hermano estaba comiéndole la concha, Delfi estaba recibiendo el mejor sexo oral de su vida.
Solo podía poner los ojos para atrás y arañar el techo, mientras que Manu se daba el festín de un rey, completamente sacado, navegando la tormenta de la pasión y el incesto, lleno de morbo y poniendo en práctica lo que tantas veces había visto en videos porno y que por fin se daba el gusto de experimentar. Y nada más y nada menos que con su hermana.
Fueron solo unos minutos de esto, o quizás 3 horas o 27 días o 10 segundos (la verdad es que era imposible para cualquiera de los dos el tener conciencia del tiempo), pero Delfi no aguantó más y agarrando con desesperación de los pelos a su hermano, le llenó la boca con su flujo.
Un orgasmo violento, que hizo que todo su cuerpo se estremeciera y forzándola a largar todo el jugo que su concha era capaz de generar.
Flujo, jugo, elixir, que Manu bebió cual ambrosía, con gusto, con satisfacción, con placer. Saboreando a cada momento el haber hecho que su hermana tocara el cielo con las manos (al menos el cielo raso).
Delfi seguía mirando hacia arriba, pero ya volviendo a tierra luego de esa erupción de morbo y placer, ya dejando que su cuerpo se aflojara y relajara, cuando se vió sorprendida nuevamente y en mayor medida que antes, ya que su hermano no había bajado de la cresta de la ola.
Cuando todo parecía que iba a terminar en ese orgasmo, Manu recordó que en los videos porno la cosa no terminaba ahí. De nuevo pareció que Delfi era un peluche, ya que su hermano menor, con una facilidad asombrosa, digna de alguien con mucha experiencia, la giró 180°, abrazándola por el medio de su cuerpo, dejando su cara a la altura de su pija, pero manteniendo aún la concha de Delfia la altura de su boca. Boca que no tardo en reanudar la tarea de comerse esa concha como si su vida dependiera de ello.




 Delfi estaba en shock. Ella, que tanto sexo había tenido, que tantas veces se había revolcado, que tantas locuras había hecho… estaba completamente catatónica ante lo que sucedía.
 ¿Cómo podía ser que su hermanito la estuviera dejando perpleja de esa forma, haciendo con ella lo que quería, y dándole placer de alta calidad así sin más ni más, en la habitación, con Estefi que ya debía de estar por salir de la ducha, si es que no había salido ya, y con Romi estudiando abajo, sin importarle absolutamente nada?
Demasiado pensamiento, hora de actuar.
Así boca abajo como estaba y sintiendo el enorme bulto de Manu contra su cara, se dijo a si misma
-“ Este pendejo atrevido va a saber lo que es bueno”
Con la celeridad de un rayo, le bajo la bermuda y el boxer a su hermano de un solo movimiento y comenzó a comerse la pija de su hermano con voracidad.
Esa pija era de ella, tenía que ser de ella. Y si era de ella, había que atenderla como es debido.
La escena, vista desde afuera, era digna de la película porno más bizarra.
Hermano y hermana, dándose placer el uno al otro, sin importarles nada.
Pero ahora era el momento de Delfina. Ella tenía que brillar y demostrarle a ese pendejo atrevido que tenía por hermano, que quizás la había sorprendido porque la agarró con la guardia baja, pero a él le faltaba mucho si quería igualar las habilidades de su hermana mayor.
Ya habiendo entrado en calor la garganta, Delfina se comió los 21 cm de pija que tenía delante de un solo saque, tocando la base de los huevos con la punta de la nariz.
Manu casi suelta a su hermana. Era demasiado. Ya no podía comer más la concha de su hermana si ella le estaba chupando la pija así.
Se vio forzado a volver a girar a Delfi, que vale aclarar, nunca se sacó la pija de la boca.
Ahora su hermana estaba arrodillada frente a él, con la totalidad de su pija dentro de la garganta y él solo podía luchar por mantenerse de pie ante tal feroz pete.
Ella, ya en modo viciosa, lo miraba a los ojos con descaro, fijo, diciéndole a su hermanito con la mirada
-“ Sí, me estoy comiendo tu pija entera… y me encanta”
Delfi tomó la mano de su hermano e indicándole como debía hacerlo, pero sin sacarse la pija de la boca, le dio a entender a Manu que podía agarrarla de los pelos y cogerle la boca.
Luego de centenares de videos en internet, Manu tenía más que claro como hacer una garganta profunda, pero la verdad es que hacerlo con su hermana, superaba todos los límites o expectativas que él hubiera podido tener.
Afortunadamente no se dejó superar por la situación y obedeciendo a su hermana, la agarro con fuerza de los pelos y empezó a darle duro por la garganta.
¿Cómo explicar semejante momento?
Ya todo estaba sacado de proporción.
Era una completa locura.
Manuel vivía el pete más caliente de la historia, sintiendo el ruido característico de una garganta al abrirse por un pijazo, viendo a su hermana mayor dividida entre arcadas, la necesidad de respirar y el hambre por seguir comiéndole la pija y todo coronado por los chorros de baba que caían por la comisura de los labios de Delfi y que saltaban de su boca cada vez que Manu sacaba la pija para que ella pudiera respirar y volvía a enzartarla de un solo movimiento.
Todo esto ya era demasiado, pensó en un fugaz momento Manu, pero en ese mismo instante se dio cuenta que estaba equivocado, y se dejó invadir por el orgasmo más furioso que había tenido en la vida.
Solo alcanzó a decir
-“ Oh! Ahí viene, ahí viene”
A lo que Delfi reaccionó agarrando las nalgas de su hermanito y presionando su cuerpo contra ella, forzando así que toda la pija de Manu entrara en su garganta para recibir su leche caliente directamente en la pancita. O eso era lo que ella pensó, seguramente basada en sus experiencias previas, con las tantas pijas que se había comido. Pero hubo algo con lo que ella no contaba, y era la cantidad equina de leche que su hermano largaba cada vez que acababa.
Pareció directamente una explosión.
Era carnaval lácteo.
Delfi intentó en vano tragarla toda, pero la leche desbordó su boca, cayendosobre su cuerpo, saliendo por su nariz, es más, sintió casi como si le fuera asalir por los oídos.



 Había sido demasiado para ambos. Completamente inesperado, sorpresivo. Pero no por eso menos placentero.
Manu se sentó sobre la cama, tratando de volver a respirar tranquilo y tratando de asimilar todo lo que acababa de pasar y Delfina en el piso, cubierta de leche, tratando de hacer lo mismo.
No habían terminado de volver en sí, cuando la realidad los hizo volver de golpe, ya que en ese instante tocaron a la puerta y Estefi preguntaba del otro lado
-“¿Manu, puedo pasar?, necesito que hablemos”








Bueno, hasta acá por hoy.
No puedo prometerles nada, ni decirles cuando se viene la próxima parte.

Solo espero que la disfruten y espero poder traerla lo antes posible.

Gracias y disculpas.