Los peores amantes: Capítulo XII

Capítulo XII: De amor y otras adicciones
 
Desde que arrancamos es más que obvio que haber pasado el día juntos y garchando como garchamos, fue superlativo. Pero no nos quedábamos con esa, siempre buscábamos más, en el mientras tanto obvio que seguimos cogiendo todas las semanas, auto o telo, de acuerdo al tiempo o el lugar donde nos encontrábamos. La relación del día con mensajes constantes alimentaban más las ganas, con lo que nos decíamos que queríamos o cómo queríamos, todo sumaba. Ni hablar cuando era la noche y la muy perra me mandaba una foto donde la veía totalmente desnuda, fotos que dejaban ver pero que no eran explicitas y dejaban abierto el juego a la imaginación. La última que me mando, desde su bañera, totalmente de perfil con una pierna algo flexionada, la silueta de su cola perfecta, su abdomen chato y la redondez de sus tetas… Demasiado hermosa, es la única realidad, y no exagero.
 
Salvo el día que estuvimos juntos nunca pudimos tener una salida, es decir, una noche salir, vestirnos bien, hacer algo distinto, a ver, no hay que olvidar que pasamos a tener un romance, no era solo garche hace rato, había sentimientos, ganas de cosas distintas y siempre la necesidad de vivir determinadas situaciones que quisiera vivir cualquier pareja, solo que como amantes se nos complicaba, pero si en algo nos caracterizábamos era en buscar el momento hasta lograrlo.
 
Pudimos arreglar para un sábado a la noche, complicado, arriesgado sí, pero no menos excitante, ella inventó una salida con una amiga como coartada y yo una cena con amigos, algo poco sospechoso. Quedamos que yo la pasaba a buscar por la casa de esa amiga, y de ahí nos íbamos a comer. Y así lo hicimos.
 
Ahora sí, por primera vez, era una “cita” lo que implicaba una producción, ropa fuera contraria a lo que usábamos cuando trabajábamos, lo que hizo que casi me infarte cuando la vi salir. Muy sencilla pero tremendamente sexy, la manera de lucirse, era única. Salió con un vestido negro, al cuerpo, de esos que te muestran la figura que hay debajo y que te deja con ganas de ver más, y que encima se lucen cuando debajo usan un corpiño dejando ver sus tiritas, no sé bien como se llaman o como se explica. Por encima de eso algo parecido a un saquito muy fino negro que llegaba a transparentar algo, que era de manga larga pero cortito apenas por debajo de su pecho. El vestido era corto, no de los que terminaban apenas por debajo de la cola sino un poco más abajo, bien fino, discreto pero altamente sexy. Cerraba con unos zapatos con un taco medio, nada exagerado, porque ella es alta, pero que hacían lucir sus piernas perfectas y darle más forma –si es que eso era posible– a esa escultura que tenía de culo. Y ni hablar de su caminar, algo único. La realidad es que estaba hermosa, sabía que donde fuéramos esa noche se iba a robar todas las miradas.
 
Ni bien subió al auto nos matamos a besos, nos dimos con ganas, estábamos más que desesperados. Tanto que nos miramos y sabíamos en qué pensábamos.
 
- Vos estás pensando lo mismo que yo no? –me dijo ni bien se separa un poco de mí.
- Estoy seguro de que sí… Más ganas de ir directo al telo que a comer, no?
- Siiii jajajaja, la puta madre, no sé si me quiero aguantar! Tengo ganas porque nunca salimos, pero al mismo tiempo, ya quiero que estemos cogiendo… –me responde riéndose.
- Me pasa igual, no sé qué hacer, ya estoy al palo y ni siquiera arranque!
- Ya de los besos siento la chuchi mojada –me dice y se lleva una mano debajo de su vestido para sacarla y apoyarme los dedos en los labios.
- Uffff… ahora peor Bea! –besando sus dedos y saboreando su jugo.
- Que hacemos, mira como la tenes! –me dice apretándome la pija y enseguida desabrocho mi pantalón.
 
Yo enseguida me acomode en el asiento para poder tocarle la concha también, era imposible resistirme, ella ya tenía mi verga en la mano pajeandola muy suavemente… Tire el asiento para atrás y como pude la levante y me la subí encima, apenas corrió su tanga y se ensartó sola, se aferró a mi boca y empezó a saltarme encima.
 
- Que ganas de cogerte que tenía mi vida! –le dije al oído.
- Yo también, no aguantaba más! Cuando me vestía me imaginaba ya cogiendo con vos, me mojaba de solo pensarlo –dijo y empezó a gemir muy relajada– Aaahhhhhh… Mmmmm…
- Cogeme entonces, después vamos a cenar… Cogeme hermosa… Me volves loco amor… –le dije y ella bajo fuerte y se quedó clavada un instante.
- Soy tu amor? Decime… Ahhhh… Decime… –tiraba su cabeza hacia atrás y se frotaba cada vez más fuerte pero con movimientos lentos.
- Si, sos mi amor, te amo mi vida… Ya lo sabes…
- Aaaaahhhh… Si? Pero nunca me lo dijiste así… Me amas? Ahhhhh… –evidentemente esa conversación en medio de la cogida le estaba generando algo fuerte.
- Si, te amo Bea… Si… Uffff… –su concha se puso hirviendo en un segundo, le cambió por completo la temperatura…
- Aaaaaaahhhhh… Siiiii… Amor! Sentime amor! –me gritaba en voz baja al oído y me agarraba fuerte del cuello– Mmmmm… Como me haces poner mi amor… Cogeme… Así…
 
Yo ya no podía decir nada, tenía que soportar la cogida de Bea y sobre todo la temperatura de su concha, tampoco podía acabarle adentro y no quería cortarle a ella su orgasmo, como podía soportaba el momento. Los sonidos que se escuchaban dentro del auto tampoco ayudaba mucho, pero no tenía muchas más opciones.
 
- Toma amor… Sentime… Te acabo… Así… Mmmm… Te amo… Te amo Fede… –dijo y empezó a acabar con fuego en su conchita, yo no quería ni decir una palabra que me cebe más a querer acabarle.
 
Ella pudo terminar su orgasmo y sus movimientos se ralentizaron, seguía con muchos besos y muy cariñosa, el amor nos pegó a los dos en el auto evidentemente. Se dio cuenta que yo estaba tratando de soportar todo eso.
 
- Te tuviste que aguantar mucho no? –dijo riéndose un poco.
- Y… vos imagínate… y mejor deja de moverte porque te lleno toda…
 
La muy perra me dio un par de sentones a propósito.
 
- Toda me queres llenar? –le cambió el semblante por completo de un momento a otro.
- No hagas eso mi vida… ya casi no aguanto –le dije ya con cierto sufrimiento.
- De que me queres llenar? De qué? Que tenes para mí? –se transformó.
- Salí putita! No me hagas así que te vas con la leche adentro!
- Tenes leche? Tenes leche para tu putita? Me la vas a dar?
 
Saltó dos o tres veces más y haciendo acrobacias pasando una pierna por sobre medio auto se ubicó de rodillas en su asiento y se lanzó de cabeza a chuparme la pija como endemoniada.
 
- Dame la leche amor… Glup, glup, glup… –fue lo último que se le escucho decir y reventé.
- Uhhh hija de puta… toma! Que puta que sos amor! Toma la leche! Ahhhh… La puta madre! Ahhhh… –se me tensionaba hasta el orto de la acabada que tuve.
 
Ella me la seguía chupando con amor, con mucha lengua y una delicadeza que si bien era habitual, se notaba distinto, tomo todo lo que salió sin derramar una gota pero se quedó ahí, con la pija en la boca un rato, no soltaba, seguía lamiendo, besando, dándole amor durante un buen rato, como no queriendo que el momento termine.
 
- Si seguís así un rato más lo vas a poner duro de nuevo mi vida… –le dije.
- Mmmm… no estaría mal no? Ya tuve la cena… sería el postre jajajaja
- Yo no tengo problema, es tu decisión… Hoy te doy a elegir a vos.
- Ayyy está buenito él? Hoy no me vas a mandonear? No me vas a dar órdenes? –si bien dejo de chupármela, seguía ahí abajo, por momentos le daba besos a la pija.
- Nooo, eso lo vamos a ver… Ahora solo te di a elegir si vamos a comer o vamos a coger… No te adelantes más que eso.
- En el menú está comer y después coger? –pregunto.
- Si, si vos no tenes problema de horario, el menú lo ofrece.
- Siiiii –dijo como nena que logra algo luego de un berrinche.
- Listo, entonces vamos –ella se incorporó y nos fuimos al restaurante.
 
En el camino ella fue reclinada un poco a mi lado, acariciándome el cuello y la cabeza, en cada lugar que debíamos frenar nos comíamos la boca, seguíamos muy calientes, con ganas. Pero más ganas me dieron cuando al fin bajamos y la vi otra vez. Hermosa, era despampanante la morocha, y les juro, no les miento, todos se daban vuelta a mirarla, nadie se quería perder de ver a ese minón. Era como si fuera una superestrella que todos le abren camino para que ella pase. Literal que era así. Entramos al restaurante y las cosas se repetían, aquel que miraba para nuestro lado se quedaba sin habla o sin moverse mirando a mi morocha, y los que entendían que algo pasaba, giraban su cabeza para entender porque todos reaccionaban de esa manera, y vaya que lo entendían.
 
Nos dieron una mesa para dos en un lindo lugar, contra una pared pero no tan alejado. Un ambiente tenue pero no oscuro, mayoría de parejas, no se sentía ese griterío de restaurante, sino el murmullo tranquilo de parejas que hablan en voz mas bien baja. Se sentía que Bea había causado una fuerte impresión, porque no fue hasta que se sentó que recién ahí volvió el murmullo, las charlas entre personas.
 
- Estás hermosa, llamas mucho la atención, te diste cuenta?
- Gracias, vos también estás hermoso hoy, me gusta cómo te queda de camisa y zapatos, distinto a cómo te veo siempre.
- Si, si, pero la que enfermo al setenta por ciento de la población del restaurante fuiste vos… Los mataste.
- Por qué setenta? Si la mitad son mujeres! Jaja
- Porque a una gran parte de las mujeres las mataste de envidia –le dije.
- Ayyy tarado! No exageres! –reía poniéndose colorada.
- No exagero, es la verdad.
- Bueno, ponele que tengas razón, que haya llamado la atención de algunas personas, al que envidian entonces es a vos… Vos me coges…
- Si, eso es verdad, pero no piensan en mí, sino en cómo te cogerían ellos.
- Mmmm… no me importa, yo te quiero a vos y punto, que se hagan una paja si quieren, pero como vos no me va a coger nadie…
- Vos decís? Mmm… Eso no lo sabes…
- Es que no me importa, para mí es así, y me imagino que vos pensarás lo mismo… –me miró haciendo una mueca como ojito con lo que decís– bah! No me imagino… Igual lo sé! Nadie te va a coger como yo, de eso quédate tranquilo –dijo orgullosa y sintiendo seguridad en sus palabras.
- Cuando tenes razón, tenes razón… –le dije y nos reímos.
 
Vinieron a ofrecernos la carta, acompañados de una copa de champagne para cada uno y comentarnos cuales eran las sugerencias del chef de esa noche. En cuanto se retiró el mozo, hicimos un primer brindis con nuestras copas.
 
- Por nosotros –le digo y ella responde de igual manera.
- Por habernos conocido –propone ella también y brindamos primero con un beso y luego un trago.
- Después de que me hiciste remarla como la reme… mira ahora donde estamos –le dije– Nunca te hubieras imaginado llegar a esto seguro.
- Nooo, ni un poco. Cuantos años pasaron? Cinco ya –me pregunta confirmando respuesta al mismo tiempo.
- Si, casi cinco, por?
- Y me esperaste casi tres años hasta que me cogiste, no?
- Si, así es.
- Y te arrepentís de haber perdido tanto tiempo esperando eso?
- No, no perdí tiempo, esos primeros años gane una amiga primero, y después resultó en todo esto, acá estamos y así nos sentimos, aparte yo no era soltero ni casto que solo esperaba cogerte a vos… y vos lo mismo.
- Bueno, ya se eso, pero fue mucho, y nunca dejaste de buscarme, y siempre demostrando que realmente te interesaba estar conmigo, lejos, con tiempos de mierda… y siempre estuviste esperando que llegue el momento.
- Si, algo a veces sencillamente es… no sé cómo decirlo, creer en algo, no sé…, sentís que es distinto al resto, no sé porque pasa, pero me paso con vos –le dije.
- Por eso mismo, durante tanto tiempo me hiciste sentir especial y hoy no solo sé que soy especial para vos, sino que sos especial para mí, más que cualquiera –no termino de decir eso que se inclinó apenas levantándose de su silla y me dio un beso que por más simple que sea, demostraba todo, esos besos que te hacen sentir lo especial que sos para esa persona.
 
Estábamos embobados, parecíamos dos adolescentes que festejaban su aniversario, pero es lo que era, y no era algo que podíamos ya manejar. Nos serenamos un poco y hablamos de la carta de vinos, para ver cuál elegíamos. También sobre la comida y así fue pasando el rato. Nos divertíamos bastante, hablamos de muchas cosas pero siempre todo lo terminábamos llevando al lado del sexo. El vino empezaba a jugar su papel, era la primera vez que tomábamos alguna copa juntos, de hecho ese era motivo de charlas nocturnas, de cuánto nos gustaría compartir un vino juntos, por lo especial que es la bebida en sí para un momento como el nuestro. Justo antes del postre llegue a notar que ella hacía movimientos en su silla, pero no interpretaba que, tampoco le di mucha importancia porque estábamos hablando muy entretenidos.
 
- Dame tu mano amor –me dice
 
Yo obvio estire un poco mi mano y la abrí, pensando que ella iba a apoyar su mano sobre la mía para que estemos tomados, y así fue, ella puso su mano. Pero cuando la apoya sentí que me daba algo.
 
- Que es? –le pregunto algo extrañado.
- Shhh… fijate si queres saber –me dice con una voz seductora que en serio pensé que me caía de la silla.
- Mmmm… es lo que yo creo que es? –le digo y su mirada estaba clavada en la mía.
- Fijate y decime vos –me decía y me derretía la manera en que me hablaba.
- Si, es lo que creo –dije usando mis dedos sin abrir por completo la mano– Mi vida… necesito verla, perdón si te molesta que la vea acá nomás –le avise por las dudas, aunque no iba a dejar de hacerlo.
- No me molesta, si alguien la ve que la vea, es tuya, y es para vos.
 
Abrí mi mano y se desplego la tela que formaba su tanga, una tanga nuevamente de encaje, violeta con un muy fino vivo negro que le daba armonía a la prenda, si bien la luz era tenue, logre ver bien eso, necesitaba ver más y no tuve vergüenza ni reparo en abrirla por completo, discretamente pero se notaba igual, y efectivamente era algo soñado. Lencería totalmente nueva, fina, delicada, irresistible para cualquiera que disfruta de algo así.
 
- Te gusta?
- Me encanta, sobre todo la manera en que me la mostraste… –le dije con una gran sonrisa en el rostro.
- Te brillan los ojitos –dice con una risita– Viste, me acorde que en las charlas alguna vez me dijiste que si salíamos me ibas a pedir la tanga. Me adelante!
- Me estoy muriendo… –no llegue a terminar la frase que me interrumpió.
- Los de la mesa de allá nos vieron…
- Te preocupa?
- Nooo… Para nada, me ratonea… –me respondió con ojos de fuego.
- Está mojadita, por no decir muy mojada…
- Y sí, me moje toda en el auto y cogiendo, y ahora acá también… debe estar empapada…
- Te quiero coger toda amor…
- No esperaba menos de vos… Más te vale que me cojas y mucho… Tengo la conchita al aire libre, le vas a tener que dar calor para que no se enferme.
- Cuando quieras vamos y le doy…
- Entonces pedí ya la cuenta, el postre me lo como en la cama.
 
No demoré más, guarde su tanga en mi bolsillo y pedí la cuenta. Una vez que pagamos y nos levantamos, ella bien desfachatada tomo la botella de vino y me agarró de la mano, ni bien nos movimos cuando pasamos por al lado de una pareja mayor que nosotros que eran los que nos veían, la mujer nos frena y nos dice en voz baja.
 
- Los felicito, ver lo que hicieron recién nos calentó un montón, son hermosos, se nota que lo disfrutan –soltó así sin más con una simpatía que hoy es poco habitual en extraños.
- Gracias! Y ahora vamos a disfrutar más en la cama –le dice Bea mostrándole la botella de vino– Ustedes también deberían hacer lo mismo.
- Después de verlos –acota el hombre– y te lo digo con todo respeto flaco, tu mujer es una hermosura, me lo decía también mi mujer, vamos a disfrutar igual que ustedes… Suerte! Pásenla lindo.
 
La morocha tomo más fuerte mi mano y encaró a la salida, parecía caminar orgullosa, haciéndose ver, con su botella de vino en una mano y su macho en la otra. Apuramos el paso hasta el auto y ni bien subimos ella se tiró encima de mí a comerme la boca, estaba eufórica.
 
- Me calenté mucho con toda la cena… Hasta las piernas mojadas tengo… –y abrió un poquito sus piernas para que yo pueda tocarla.
- Estás empapada… Sentate, vamos –y le metí la mano en su entrepierna– No vamos a ir al telo, vamos a ir al hotel que está acá, es más lindo, ideal para hoy.
 
Era a muy poquitas cuadras, así que llegamos en menos de 3 minutos, ingresamos a la cochera y fuimos rápido a la recepción, nos anotamos, pagamos y antes de subir pedimos dos copas para poder servir el vino. El cuarto era lindo, buena luminaria, el ambiente era el indicado para coronar la noche con una buena sesión de sexo. Ni bien dejamos las cosas, saqué su tanga de mi bolsillo, la olí aspirando profundamente el aroma a perfume de su conchita.
 
- Ponetela, quiero verte en lencería, quiero ver cómo te queda esta –mientras ella se ponía la tanga, aproveche y serví vino.
- Te gusta hermoso? –me dijo con los breteles de su vestido caídos a los costados de sus brazos y las tiras del corpiño arriba, bomba.
- Sos el mismísimo infierno amor… –me acerque, la bese y la puse de espaldas.
Fui quitándole el vestido de a poco, podía elegir hacerlo subíendolo o bajándolo, yo opte por bajarlo. A medida que lo hacía acariciaba cada parte de piel que se descubría, apoyándola por detrás para que sienta mi vigor y mis besos en su cuello y nuca. Continué bajándolo y cuando bajaba, mes besos pasaban a su espalda, lo mismo cuando muy de a poco descubrí de tela esa cola, mis besos se centraron en darle mucho amor.
 
- Mostrame, quiero verte toda –le dije separándome cuando ya el vestido había quedado en sus tobillos.
 
Ella se mostró muy sensual, con movimientos delicados, para que no pierda detalle. Luego de observarla bien fui a buscar las copas y volvimos a brindar parados cerca de la cama.
 
- Por la mejor salida! –dijimos ambos.
- Por muchas noches más como estás –dijo ella.
- Por muchas cogidas más como estás –le dije y bebimos.
 
Ni bien dejo la copa, se abalanzó, pego un salto y se subió a upa mío cruzando sus piernas por mi cintura y sus brazos detrás de mi cuello. Nos fundimos en un beso que ni siquiera podemos pensar en cuanto duro. A partir de ese momento, nos abstrajimos del mundo. Camine de a poco hasta el ventanal de la habitación y continuamos con los besos, no podíamos ni queríamos despegarnos, mis manos la sostenían de la cola y sosteniéndola le pedí que me desabroche el pantalón.
 
- Quiero tu pija ya… Metemela… –me dijo ni bien libero mi pija y volvió a tomarse de mi cuello.
 
La subí un poquito más y al bajarla la clave de a poco, quería que sienta cada parte de mí entrando en su cuerpo. Sus piernas hacían un poco de fuerza para que apure el movimiento, pero intentaba que baje despacio.
 
- Ayyy si, la necesitaba! Entra! Toda! –me pedía apenas separando su boca– Dale amor! Dámela!
- Despacito mi vida… De a poquito, sentime todo, quiero recorrerte despacio, no seas ansiosa –le decía calmo pese a no estar nada calmo.
- Amoooorrrr… Daleeeee… Me haces desear! Malo! Todaaaa!
 
La apoye por completo en el vidrio del ventanal y empecé a metérsela más hasta que llegue al fondo.
 
- Ahhhh siiii… Así quería… Cogeme… –y movía el culo como queriendo empezar el bombeo, estaba hecha agua su concha.
- Como me gustas mi vida… Me encanta que seas tan calentona…
- Vos me calentas! Me haces poner ansiosa, me haces querer pija todo el tiempo…
- Shhhhh… –y nos volvimos a unir en un beso lleno de humedad.
 
Los movimientos empezaron a ser continuos, sin aflojar, pero no enloquecidos. Ella suspiraba y gemía dentro de mi boca. Nuestros cuerpos seguían siempre la misma sintonía, se entendían, se comprendían, se daban lo que necesitaban y cómo lo necesitaban, nunca hubo ni pareciera que iba a haber prueba y error.
 
- Te gusta? –me pregunta en voz suave apoyando su cabeza en mi hombro.
- Si… A vos?
- Si… Cuánto? Decime cuánto…
- Mucho hermosa… Muchísimo… Me volves loco por completo…
- Si…? Mmmmm… Vos a mí amor… Te amo… –su voz era apenas un susurro cargado de ternura.
- Yo a vos… –le correspondí sinceramente.
- Mmmm…
 
Por la ventana llegué a divisar algún intrépido vouyerista, siempre alguien está mirando, pero no le dije nada a Bea ni me importo, apenas si me tome más de tres segundos pensando en eso, estábamos en silencio y sintiéndonos, nada interrumpía nuestro momento.
 
- Aaaahhh… –seguía apoyada muy suelta y relajada– Como me pones… Um… –gemido más que entrecortado, distinto.
 
Me empecé a mover más largo, recorriéndola más, pero siempre lento, sujetándola desde la cola. Sus piernas empezaron a hacer fuerza, no para acelerar, sino porque se estaban tensionando.
 
- Mmmm… Amor… Ah… Um…
 
Sus gemidos estaban distintos, yo me daba cuenta, sus piernas cada vez más cerradas, y sus brazos cayeron hacia mi pecho y solo quedo agarrada detrás de mi nuca entrelazando los dedos. Se empezó a mover de una manera poco habitual, sus manos querían tirar para abajo, sus antebrazos hacían cada vez más presión sobre mi pecho, y sus gemidos eran cortados pero fue alzando el tono de su voz.
 
- Ah! Mm… Mm! Mmm! Mmm!
 
Su concha tuvo algunas contracciones. Se tensionaba su abdomen y su cara choco con la mía en el único lugar donde podía estar por la posición de sus brazos, su boca mordió mis labios y empezó a generar cada vez más presión. El calor que empecé a sentir en la concha era intenso, fue de menos a más. Sentí como empezaba a chorrear más jugos y como ese fluido algo denso recorría mis bolas –no, no era un squirt, aclaro– parecía como si ella no tuviera posición.
 
Sin hacer movimientos bruscos, y sin siquiera moverla a ella, camine hasta la cama, apoye mis rodillas y luego la fui bajando de a poco, una vez recostados, hice fuerza para que la penetración sea totalmente hasta el fondo.
 
- Ahhhh… Mmmm… Mmmm… –apenas perceptibles.
 
Los gemidos fueros disminuyendo de a poco, cuando su respiración seguía siendo profunda y la tensión de sus músculos y la fuerza que ejercía no solo no aflojaba sino que cada vez era mayor. Totalmente agarrada a mí de la misma manera que antes solo que ahora ella estaba en la cama y yo encima de ella. No lograba aflojarse hasta luego de un par de minutos que parecieron largos.
 
- Perdón… –se la escucho con una voz muy baja y de angustia.
- Perdón porque? –yo sinceramente no entendía mucho.
- Por apretarte tanto, todo… –su voz se entrecortaba, no por excitación, sino más bien el aumento de lo que yo creía que era angustia y note sus ojos llorosos.
- Que te pasa hermosa? Te molestó algo? Porque estás llorando?
- Perdoname amor… no lloro porque estoy mal, pero lo que sentí recién –me dio un beso muy tierno– jamás me había pasado… Me haces muy feliz… Siento mucha felicidad, no había tenido esta sensación antes.
- Eso es bueno mi vida entonces…
- Si, pero no sé qué tan bueno sea en nuestra situación, pero no me importa, ahora es lo que me importa, y lo que sentí recién, el orgasmo que tuve, jamás en la vida acabe con esta intensidad, sentí todo muy fuerte, muy distinto, ya cuando acababa me generaban ganas de llorar, te juro.
- Se sintió, fue totalmente distinto a todas las veces anteriores –le di un lindo beso y empecé a moverme suave dentro de ella.
 
Mientras la miraba cuando nos despegamos del beso, le limpié una lágrima que había caído por el costado de su mejilla, la volví a besar y enseguida baje también a besar sus tetas. Ella acompaño tomando mi cabeza y siguiendo los movimientos, sus piernas ya estaban más flojas pero de todas maneras seguían pegadas a mí siguiendo el recorrido de mi cintura cuando la penetraba.
 
- Me gustas mucho mi amor… –me dice.
- Vos a mí, se nota no?
- Siii… Estamos locos? O es normal?
- No sé si es normal o no, con que nos guste y estemos bien, me alcanza –le respondí y aumenté el ritmo de la cogida.
- Ahhh… Si… Como me gusta! –dijo y violentamente con la fuerza que la caracteriza, sin que salga de dentro suyo me dio vuelta y quedo ella arriba mío.
- Cabalgame amor… Movete… –era hermosa verla encima, con lencería, su pelvis y el contorno que hacía su cola y cadera al estar sentada, su abdomen y el formato de sus tetas perfectas enfundadas en encaje violeta, y esa cara de puta que ponía… Sublime.
- Como me gusta tu pija Fede… Me encanta como cogemos… –su vaivén adelante y atrás se hacía más rápido y tiraba su clítoris más a mi pelvis para el frote.
- Entonces no dejes de cogerme… Cogeme… Movete putita, dale… Como te gusta…
- Ahhhh… no me digas eso… Mmmmm… Me pones muy caliente… –dijo mirando y mordiéndose el labio algo más sacada.
- Si? Te gusta no? Te gusta que te diga que sos muy putita? Que sos mi putita?
- Ayyyy… Si! Me haces poner muy caliente y puta amor… Soy tu putita? –esto último lo dijo con beboteo.
- Siempre vas a ser mi putita, escuchaste?
- Si… Ahhhh… no me hagas esto… me haces acabar otras vez malo… Dameeee… Cogete a la putita que tenes amor… Ahhhhh… No pares… Vas a acabar? –me preguntó
- No mi amor… Acaba que aguanto, yo te acabo en la colita…
- Ahhh Aaaaaaahhhh que hijo de puta, no me digas esas cosas… Ahhh.. Aaaayyyy –sintió como mi dedo ya estaba en gran parte medito en su culo y como con delicadeza la hacía mover también desde ahí.
- Dame amor… –no termine de decir eso que salió de encima de mí, se tiró boca arriba en la cama toda acelerada, quería seguir rápido.
- Veni amor –yo me puse arrodillado delante de su concha. Ella subió las piernas y aproveche a quitarle la tanga– Haceme acabar mientras me llenas la cola.
- Uffff… me decís así y ya te tiraría toda la leche encima mi vida… –en cuanto tome sus piernas ella ya se estaba masturbando, yo la levante un poco para chuparle el culo y dejárselo lo más mojado posible.
- Dale amor, ponemela, dale, despacito, pero ya, ponemela así…
 
Yo me escupí los dedos y los volví a pasar por su culo, los metí un poco, volví a escupir y esta vez deje toda la saliva en la cabeza de la pija y el resto. Ella estaba tocándose y me miraba con ganas de más, con ganas de que avance, de que no tenga contemplación. Y le di el gusto. Así como apoye la cabeza presioné y avance, ella estaba predispuesta, era evidente que tanto la calentura que tenía como las ganas hacían fácil la tarea.
 
- Aaaaaahhhh –largo con una sonrisa que no mostraba signos de dolor.
- Estás bien?
- Muuuuyyy… Dale… Seguí… Toda…
- Uhhh amor… está entrando fácil… tenías ganas por la colita no?
- Metela toda… Sí… Muchas…
 
Yo fui despacio, más allá de que ella me alentaba, quería yo disfrutarlo también. Cuando se la termine de meter toda como ella pedía, mis huevos chocaron con su culo, ella enseguida me freno.
 
- Quedate quietito… Quedate ahí –me pidió ahora y me agarró de la cabeza para que me una por completo a ella y me empezó a besar.
- Estás bien? Queres que salga?
- Ni se te ocurra, quería, quería tenerte así, pegado a mí, sentirte, y acomodarme a tu pija también, no te muevas todavía.
 
Nos quedamos unos instantes así, ella estaba cariñosa y no paraba de darme besos, apenas movía su cintura como para darle algo de entretenimiento a nuestros sexos, el frote mínimo con su concha también la hacía mojar. Yo sinceramente con esa quietud parecía sentir más que cuando la bombeaba, se sentía todo en ese culito. Los besos eran más mojados y el chape más fuerte, las miradas fueron cambiando de tiernas y cariñosas a una expresión más pasional y salvaje, era mirarnos y querer destrozarnos. Su cadera apenas, muy poco, pero al menos algo más se movió y yo lo sentí. De golpe me empuja del pecho para que me incorpore y quede arrodillado, si bien supe porque, ella no demoró en hablar.
 
- Cogelo, rompeme… Cogeme fuerte… –y si bien no podía hacer mucho desde ahí abajo, ella mostraba con sus movimientos la autorización para empiece ya mismo y sin límites.
 
Automáticamente me hice hacia afuera y avancé rápido, no tan al fondo, pero con todo, ella me lo pedía, le empecé a dar estocadas rápidas, una tras otra y ella chupaba su mano y se la llevaba a la concha.
 
- Que cola apretada tenes hija de puta… Cómo me gusta! –la tome de sus muslos para sujetarla.
- Cogela, es tuya amor… hacele lo que quieras, disfrutalo… –me motivaba como si hiciera falta.
 
La situación era por demás excitante, tener a mi morocha que pedía que le rompa el culo y luego del feliz orgasmo que tuvo, lo tome como un regalo, un premio por hacerla tan feliz. No lo desaproveche. Hacía rato venía cogiéndola, y esta cogida brutal por el culo me generaban ganas de llenarla de leche. Le di cada vez más fuerte, más bruto, ya me había sacado.
 
- Te gusta mi cola? Te gusta cogerla? –me decía con ganas de provocarme y se frotaba un poco más rápido la concha.
- Me volves loco Bea, amo tu culo, me calienta, me pone loco… Es rico y encima se banca que lo coja con todo –me puse salvaje la verdad.
- Cogelo… Rompeme… Dale… Llenalo de leche… Dejame el culo lleno de leche mi vida… No pares!
- Uhhh… Uhhhh… No seas tan puta mi vida… Me volas la cabeza así…
- Soy tu puta… Rompele el culo a tu putita, dale! Ahhhh… Siiiiii... –largó cuando le di dos estocadas más fuertes. Ella no dejaba de frotarse la concha.
- Te acabo amor… Ahhh… Hija de puta… Toma la leche putita hermosa… Toma! –yo ya volaba, estaba a punto de explotar dentro de ese majestuoso ojete.
- Damela, la quiero toda… Dame lechita en la cola Fede… Ahhh Asiiii.. Me estas rompiendo la cola amoooorrrr…
- Toma mi vida!
- Aaaaaayyyy siiiii… –dijo cerrando los ojos y acelerando al máximo su masturbación– Asiiiiii!!! Aaaaahhhh Daleeee… Como se te hincha la pija amor, como la siento! Aaaahhhh… Te acabo mi vida!!!
 
No pude decir nada más, que se me pusieron duros los músculos y empecé a acabar como un animal, me fui hasta el fondo de su culo, me agarré fuerte de sus piernas y empecé a convulsionar dentro de su cola. Ella se agarró de mi brazo haciendo fuerza como queriéndome más adentro y movía el culo arriba y abajo, para estimular y exprimir bien toda mi leche al mismo tiempo que con su otra mano castigaba por completo su concha.
 
- Uffff… Ummmm… –solo atinaba a salir de mi boca… estaba extasiado.
- Asiiiii… Que rico se siente amor! Damela toda, toda adentro… Lléname! –y seguía apretándome la pija con su anillo de cuero, me apretaba y soltaba, me la acogotaba y descomprimía una y otra vez, se sentía hermoso.
- Me vas a matar hermosa… Que orto hermoso que tenes… Es un vicio… Sos un vicio…
 
Eso le saco una hermosa sonrisa, me tomo de la cabeza con su mano llena de su propia acabada me la pasa por la boca y luego por toda la cara, para luego bajarme al mismo tiempo que ella se elevaba, me encajó un beso cargado de fuego. Caí rendido encima de ella, aún con la pija metida hasta el fondo. Intentaba moverme un poco y ella me respondía de la misma manera.
 
- Viste que yo también soy un vicio para vos? jajajaja –se largó a reír.
- Ya lo sabías… Creo que ya no quedan secretos entre nosotros…
- Tenemos que repetir la cena y el vinito me parece… Creo que nos hace bien…
- Desde ya que vamos a repetir…

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